Ayer, aproximadamente a las 8 y media, justo cuando acababa de ponerme los pantalones del pijama y un jersey del Barça y darme cuenta que en mi casa no había más que tres latas de cerveza y que mi novia se estaba bebiendo una, recibí un mensaje de correo del Gran Timonel de esta página que decía algo como «HAZ LA CRÓNICA DEL BARÇA. Puta Barça, puta Cataluña. No sois españoles, sois hijos de puta. Hablamos de lo demás cuando tenga tiempo. Me voy a Nada Surf». No se extrañen, que ya es mucho más que la mayoría de las veces, que en esta bitácora nuestros sistemas de comunicación interna están basados en la telepatía y así nos va. De manera que si no era suficiente ver el partido a) con mujeres, b) sin cerveza, y c) con Álvarez bebiéndose el agua de los floreros en alguna sala de mala muerte, tenía que hacerlo con el portátil encima de los huevos, a riesgo ya no sólo de chamuscar a mi descendencia sino de que el aparatito saliera disparado en cualquier media ocasión que el Barça fuera capaz de generar el Old Trafford. La cuestión es que antes de empezar las cosas no pintaban del todo mal: Vidic y Rooney fuera por KO, Ferguson apretando el culo y repitiendo el esquema de Barcelona mandando a Ronaldo a la punta -y es que si Ronaldo apenas ha aparecido en la eliminatoria no es mérito de la defensa culé, sino demérito de su entrenador-, y Rainjar, al que le deben haber cortado el suministro de grifa, repitiendo también la alineación de la ida, sentando a Henry y jugando con los tres pequeños por delante del Gran Mandinga. Y todo eso con un Barça que llevaba semanas sin marcar, o sea, que cada minuto que pasara estaría más cerca de meter un gol que parecía más que suficiente para irse a Moscú y salvar la cara de entrenador, jugadores y presidente. Y así empezó el partido, con el Barça lanzado sobre la portería de Van der Saar pero lanzado de aquella manera que se lanza el Barça, despacito, como sin querer, presionándote pero sin grandes aspavientos, escondiéndote la pelota, ganándote ahora un metro por aquí, otro por allí, un par de pases y ya estoy en la frontal, que andaba yo pensando titulares para la entrada de hoy: que si «Jugaron como siempre y ganaron como nunca», que si «El Barça duerme al Teatro de los Sueños», que si «Vaya tropa de hijos de puta gandules que nos han estado tomando el pelo estas dos últimas temporadas» y otros lugares comunes que se fueron a tomar por culo en el minuto 15 cuando Zambrotta resbaló. Pero lo excepcional no fue que resbalara, que a eso ya estamos acostumbrados después de dos años de aguantarle, sino que lo excepcional fue que en la primera ocasión en la que Cristiano Ronaldo encaraba -desde cincuenta metros, eso sí- la defensa azulgrana con espacio suficiente para lanzarse en carrera kamikaze Zambrotta se levantó a perseguirle, sí, se levantó y corrió taloneándole hasta el lateral del área, donde ya esperaba creo que Puyol, saliendo al corte, y donde llegaría también décimas de segundo después el Mandinga Touré, TRES DEFENSAS DEL BARÇA EN DIEZ METROS CUADRADOS PARA ALGO QUE NO FUERA FORMAR UNA BARRERA, y entre los tres le quitaron la pelota limpiamente a un Ronaldo alucinado por ese dechado imprevisto de esfuerzo y solidaridad. Tan limpiamente se la quitaron que en lugar de mandarla a tomar por culo y vuelta a empezar parecía como si les supiera mal mancillar la exquisitez del juego culé, por lo que Zambrotta, crecido después de su mejor acción en dos temporadas, levantó la cabeza y la puso perfecta allí donde deberían haber estado bien Touré bien Puyol, sin pensar que era imposible que estuvieran pues todavía estaban echándole una mano. Y el que sí estaba, como lleva diez años estando, era Scholes, que acabó con la eliminatoria de un trallazo a la escuadra que Valdés sólo pudo mirar, y miró, sin ni siquiera estirar el brazo, como queriéndole quitar importancia al gol. Y a partir de aquí, La Nada. Todo muy digno, sin duda, mucho sudor, muchos huevos, mucho pase horizontal y mucho Messi dimensionando el fenómeno Cristiano Ronaldo en su puta casa. En resumen, todo lo que no han tenido ganas de hacer los últimos meses y que quizá les hubiera evitado el bien merecido escarnio de hacerle el pasillo a los merengues en Conchaespina. Aunque con el gol de Scholes nada había cambiado en la eliminatoria y el objetivo del Barça seguía siendo el mismo, conseguir un gol, un único gol, no había indicios de que pudiera liberarse del bloqueo mental que atenazó del primero al último blaugrana sobre el césped. Eto’o sólo corría como un negro, los chuts de Deco ya no entraban de rebote y los de Touré salían flojos y desviados, a Bojan le fallaban los controles y la grada sólo podía celebrar que las internadas de Messi acabaran en córner ante una defensa inglesa que llegó a creerse que era una defensa inglesa de verdad y un equipo, el Manchester, que dejó pasar el tiempo sin sufrir ni una décima parte de lo que hubiera sufrido el Barça caso de ser la situación a la inversa. Los hay que le llamarán a esto fin de ciclo, pero yo no lo veo como fin de nada, sino como inicio de la Guerra Civil que estaba larvada en el barcelonismo y que se había silenciado con la vana esperanza de ganar en Moscú la tercera Copa de Europa. Aquí va a haber hondonadas de hostias y ya hay media docena de globos aerostáticos aparcados en el Camp Nou esperando el goteo incesante de salidas más o menos elegantes que vamos a vivir hasta que algún equipo de Europa del Este nos dé un susto en la ida de la previa de la Champions. Something is rotten in Barcelona. Porque ayer la de Txiki y Laporta no fue la única reunión; representantes de todo el mundo afilando los colmillos, clubes de segunda línea pactando la estrategia para sacarle los cuartos a los culés o para conseguir saldos en el vestuario del Camp Nou, presidenciables convocando a sus equipos de campaña, comités de redacción de la prensa deportiva tomando partido… Todo el mundo reunido mientras yo, a las 10 y media, más solo que la una cabizbajo en el salón porque mi novia había decidido que la compañía de todos los utensilios cortantes de cocina y de un horno de butano de 35 años de antiguedad era más tranquila, agradable y segura que la mía después de una derrota del Barça, recibí otro mensaje de Álvarez, esta vez a través del teléfono móvil: que si viva Franco, que si viva España…
Inglaterra es un país poco serio. No tienen Constitución y su religión es una chufla inventada por los políticos de la época por un quítame allá esa mujer. Vale, que sí, que nos hundieron la Armada Invencible (sic) y que han metido a tres equipos en las semifinales de la Champions, pero en qué queda eso ante una Constitución como la española del 78 (de la que se habla mucho pero no hay manera humana de tocar una coma) o la vigencia del concordato con la Santa Sede, con dos cojones, por no hablar de las nueve copas de Europa del MEMYUC. Porque a democrático y católico no nos gana ni el Vaticano, por mucha monarquía electiva que tengan (e incluso en fútbol, donde no es que no nos gane nadie sino que nos gana casi todo el mundo, fue la furia roja la primera en ganar a los ingleses fuera de las islas). Pero es que si Inglaterra es de risa, cuánto no será Escocia, que aún teniendo una liga de fútbol propia -que es el mejor método para dirimir disputas vecinales, infinitamente mejor que un tribunal constitucional- tiene que echar mano de los problemas de Inglaterra para hostiarse a base de bien en el campo, en la grada, en las calles y en las urnas. Que hay que ser pobre para no tener ni problemas propios. Porque sólo así se explica que en las gradas de los Old Firms haya más banderas irlandesas o británicas que escocesas, y que los aficionados des-animen al equipo rival con más insultos religiosos de los que se podrían escuchar en un Bayern de Munich vs. Hapoel Beer Sheba de la temporada 1938. Tal es la implicación socioreligiosa de los partidos entre Rangers y Celtics que ni siquiera los jugadores pueden librarse de ella, hasta el punto que se pueden contar con los dedos de manos y pies de alguien que no sea Juanito Oiarzabal los católicos que han jugado de azul (entre ellos Carlos Cuéllar, católico ex de Osasuna, válgame la redundancia) y los protestantes de verdiblanco. Y aunque de unos años a esta parte las directivas de ambos clubes están haciendo los posibles para rebajar la tensión entre sus aficiones y que de puertas afuera se las dan de tolerantes y multiculturales aún quedan vestigios de lo que la rivalidad fue y confiemos que siga siendo: alabado sea el director técnico del Celtic que fichó al portero internacional polaco Artur Boruc -ferviente católico y fan del también polaco Wojtila, Papa póstumo de Roma a la sazón y blanco, como tal, de los insultos reiterados de los putos Billy Boys- que hartísimo de las contínuas faltas de respeto hacia la única religión verdadera, su Iglesia y la cabeza visible de ésta saludó al final del partido en el que derrotaron a los Rangers por 3 a 2 a la afición protestante con una camiseta que rezaba «God bless the Pope». Grande Artur. Y grande Gordon.
Cómo le ha gustado la noticia a la prensa esa que es mu seria. Yo la vi ayer antes de irme del trabajo a pillarme una mierda cojonuda (mi lunes es vuestro jueves), la comenté con mi compañero de francachelas, y nos reímos, pero menos que con el tanga de Sheva, por ejemplo. Y eso que mi compadre no comparte la devoción, respeto, cariño y admiración de esta casa por la figura sagrada, como las vacas en la India, de los trannys. Pero es que salta a la vista que es una noticia muy triste, una mala noticia como el encarecimiento de los alimentos o la persecución de la antorcha olímpica por simpatizantes de anómalas teocracias. Tenemos que creernos que Ronaldo, cuando se quiere ir de putas, el pobre es tonto y se puede equivocar en un detalle tan sutil como que tengan rabo o no. No levántaremos falso testimonio, pero simplemente señalaremos, a modo de enseñanza global, que cuando una persona se pasa años destrozándose la salud cambiándose de sexo para que tu la llames y venga a chuparte la polla, lo menos es pagar.
Es mucho más interesante, desde el punto de vista madridista, no haber ganado hoy la liga. Ir hambriento de puntos al Reyno de Escrivá de Balaguer y mandarlos a segunda, máxime con un arbitraje como acostumbran a sufrir últimamente los de San Francisco Javier, es un placer que sólo puede ser igualado por el pasillo del Barça en el Bernabéu siete días más tarde. Sí, están los astros bastante bien alineados en la Meseta, pero ¿y si, por un casual, óigame, campeona el Barça en Europa? Esto hay que decirlo claro, trazar una línea entre los que piensan blanco y los que piensan negro. Si el Barça es campeón de Europa, esta liga del Madrid, así como la anterior, no valen ni para tomar por culo. Papel mojado. Y todo aquél que ose replicar a un alarde barcelonista de ser el champiñón con el argumento de que el Madrid le ha sacado no sé cuántas decenas de puntos al dichoso champiñon, ese tío, ahí con su mirada bovina y su sonrisa inerte, esa cosa: es gilipollas.
Tres carreras disputadas, tres pilotos ganadores y BMW -sin ganar una carrera- en lo más alto. Pero el interés ya no está en evoluciones, roturas, incapacidades varias o demás parafernalia, sino en las peculiares filias del presidente de la parte «legal» del espectáculo, el nunca bien ponderado Max Rufus Mosley -hijo de Sir Oswald Mosley y una de las hermanas Mitford-, y más propio de las películas de Ozores, Pajares y Esteso que del glamour british que destila la F-1. ¿Acaso pensaba el abuelete que las furcias tenían el móvil a mano por si fallaba la canguro o se ponía malo el niño? ¿Será la forma que tiene Ron Dennis de cobrarse venganza por la multita de 100 millones y la pérdida del campeonato de constructores?
Faena de aliño (si se me permite la expresión taurina) la de la semana pasada. En una jornada fea, que no me gustaba, y en la que jugaba por obligación, la consigna era no perder los cien euros en juego. Y lo conseguí. Si sabes que no puedes ganar, lo mejor es no perder. Como esos toreros que se tienen que enfrentar a un toro manso, que no embiste y cuando lo hace va al cuerpo en vez de a la capa. Es imposible hacer faena, no hay forma de cortar oreja. Si no puedes triunfar, al menos no fracasar. Cuatro pases como puedas, con cuidado para que no te enganche, y entrar a matar en seguida. Y si los puristas del Tendido 7 protestan, que protesten.
Hay veces en que la censura no es buena, pero en otras no es que sea buena, sino que es absolutamente necesaria y deseable. No crean que ahora la RBBE se preocupa de la salud mental de los españoles y su nivel cultural, de la seguridad nacional o de la estricta observancia de la ética periodística, no, ni de coña. Lo que en realidad queremos es acabar con la competencia de una manera asequible, que ni 3.000 euros juntamos entre todos para dejar a Roncero y Segurola con unos andares tan gráciles como los de JJ a modo de advertencia. Y oigan, aunque no se han cumplido exactamente todos nuestros deseos (entre los que se contaban felaciones de la mujer de Wilhemsson a todo el equipo redashional o la reunificación de Corea por absorción de sus territorios meridionales por parte del régimen del Norte), ha tenido que ponerse una señorita embarazada al frente de las Fuerzas Armadas Españolas -con el permiso de Su Campechanidad- socialista, catalanista y pacifista, para más inri, para dar pie a que la RBBE empiece a dominar el mundo. Porque los militares no podrán visitar ni As ni Marca. Ni Interviú. Pero nuestros contactos en la escuela de oficiales nos han informado esta misma mañana de que la RBBE, al menos a día de hoy, se puede leer con toda la normalidad que se pueda leer la RBBE. ¿Y qué página del mundo aúna mejor que ésta fútbol y mujeres en tetas con el überespañolismo más rancio y cutre y la heterosexualidad militante? Eso es: nadie. Por lo cual queremos, en primer lugar, saludar a Carme y a su decisión a la par que la animamos a no desfallecer ante la más que previsible tormenta de críticas de los interesados grupos de comunicación (familia de Polanco, no se preocupen, ya facturamos nosotros por ustedes, que viene a ser casi lo mismo) y, en segundo lugar, saludamos desde ya a los miles de militares que irán llegando en un goteo incesante como ionquis chandaleros a Las Barranquillas a esta página para informarse de las cosas realmente importantes del fútbol y solazarse en sus ratos perdidos de ocio con fotos de señoras de buen ver. Disculpen pues, lectores habituales, posibles problemas de acceso a partir de hoy provocados por un tráfico que ríete tú de la A7 dirección Algeciras el 1 de agosto, generado desde cuarteles, casernas, comandancias, despachos ministeriales, Herat, Hebrón, Afganistán y cualquier sitio desde donde un militar español esté defendiendo a Dios y a España. Ministra, mande firmes: viva el Rey, viva España.
Esta jornada es tiempo de regresos y reconciliaciones. Comenshemos por el más esperado en esta casa, el de Coñete. El guardameta madrileño vuelve a entrar en las convocatorias. Lo de este hombre es impresionante. No sólo toda España se ríe de él y le llama hijo de puta sin ton ni son cuando no le mea en el bote de agua para que se la beba, como le ocurriera en el Villamarín, sino que en el Valencia le han hecho mobbing. Además de apartarle del equipo, le obligaban a entrenar todos los días. Incluido el día de Reyes. Y Coñete tiene tres churumbeles, Carlota, Lucas y Olivia. El hombre se ha tenido que cagar en Dios. En silencio, eso sí, aunque echando doble de vaho en la carrera continua en solitario. No sería de extrañar que le dieran una titularidad en bandeja de plata, porque además de ser el que peor lo ha pasado y el que más mimos necesita, el nuevo segundo entrenador es Ochotorena, con quien Coñete obtuviera dos Zamoras bajo su tutela antes de partir con Benítez al Liverpool a enseñar a un polaco a parar penaltis en finales de la Champions. Pero las miradas más vitriólicas que se cruzarán en el vestuario che serán las de los tres exiliados con Rubén Baraja. Albelda, Angulo y el susodicho –que con las mechas de uno, las orejas del otro y el tinte del de más allá parecen, así en trío y de paisano, traficantes de porno gay barely legal en la RDA- acusaron indirecta, pero bastante directamente, a Baraja de no dar ni medio chavo por la suerte de sus compañeros apartados de mala manera de la plantilla. Ahora, con Salvador González “Voro” al frente, a ver qué tal combinan en la medular. Todo ello en el caso de que no se convierta al pucelano en el nuevo apestado, con el agravante que tiene a efectos olfativos haber nacido en el Pisuerga y crecido como jugador en el Manzanares. Con todo, debe reinar el optimismo en la ciudad más poblada del desierto sureste español. Salvador González “Voro” es un onvre. Baste señalar que jugó en el Tenerife porque carente de ideales antidemocráticos, cumplió el servicio militar allá donde le mandaron. Luego se chupó el descenso y ascenso del Valencia a finales de los ochenta y, lo más hermoso, lo que Di Stefano dijo de él en referencia a su juego: “desayuna tornillos”.
Cambiando radicalmente de región española, también habrá un esperadísimo regreso en el norte de Burgos. Es el del centrocampista Gurpegui, apartado dos años de los terrenos de juego por no haber tomado la nandrolona que no le dio Sabino Padilla, a la sazón ex médico del ciclismo, deporte donde no hay doping, prácticamente. Algún que otro chicle de biodramina para las etapas de montaña, que traen muchas curvas. Gurpegui dio positivo de este anabolizante en 2002. Tras la dimisión del comité de Competición, que denunció “injerencias” en el caso del jugador vasco, Sabino Padilla se fue a la Universidad de Extremadura a hacer un estudio para demostrar que segregaba por sí mismo la drogaina. Después de un tira y afloja con los despachos, al final toma cartas en el asunto la Audiencia Nacional y el secretario de Estado para el deporte, Jaime Linchistranchis, porque no hay puta forma de que el mozo cumpla la sanción. Entonces Villar anuncia una especie de movida como la que hizo el PP para rehabilitar a su juez Gómez de Liaño, una amnistía por expreso deseo del Papa. Pero pasa el verano y Villar se raja. No hay medida de gracia, no se sabe por qué. Trampeando, el Athletic permite a Gurpegui jugar los amistosos. Les tienen que ir a decir que no. El león entonces recurre al Constitucional, que le manda a hacer gárgaras y hasta hoy, que Caparrós lo va a poner ni más ni menos que de titular. Sabino Padilla, un año después de la pantomima del estudio universitario, reconoció que le inyectaba no sé qué y que luego, su cuerpo, por sí mismo generaba la nandrolona. Cosa que no dijo en su momento. Pero ya sabemos que para un vasco, a la hora de justificar sus fechorías, dos más dos son el logaritmo neperiano de Pi más seis menos ocho. El caso es que le dieron la patada –echarle estaba en el programa de los dos candidatos no oficialistas- y la sanción se cumplió religiosamente. A Deo rex, a rege lex.
¿Se han escapado vivos, ha perdonado Cristiano Ronaldo, está todo en el aire o está todo adjudicado? Cómo se ha salido de guión el partido, señora. Los que sabíamos que el Barça será campeón de Europa esperábamos un dos a cero, pero no han sido capaces de tirar una sola vez con verdadero peligro. El espectáculo ofrecido por el Manchester en defensa ha sido impresionante. Qué velocidad, qué pocos huecos, qué –lo más importante- hostias más bien dadas. Se ve ahí la personalidad de un equipo que quiere ganar. Cuántas veces en el Nou Camp los contrarios se arrugan y tratan de desequilibrar con la caderita, que si te agarro que si no. Los de Ferguson nada de eso. Si te superan: yoya. La pena ha sido el espejismo del juego inglés. Sólo se han atrevido a tratar de dominar un poco los primeros quince minutos. A partir de ahí, monólogo del Barça. Y buen monólogo, pero faltaba la versión del mejor Eto´o y las escabechinas de Ronaldinho por la izquierda y a balón parado para recordar al campeón de hace dos años. Por el contrario, Rooney ha sido la vergüenza del país. Qué gordo y qué nulo. Y eso que tenía enfrente un plato fácil de digerir: Abidal. Cristiano Ronaldo, por su parte, además de tirar a la basura una pena máxima en el minuto dos –es mandamiento cristiano perdonar, sobre todo al débil por eso de la compasión-, pese a sus indudables cualidades, no parecía tener mucho sentido en sus intervenciones. Poco pase a la primera, fácil y ya, poco vamos a hacerlo coherente -sinónimo de asesino Mr Wolf way en este deporte-. Se dice que Fernando Martín estuvo a punto de ficharlo para el Madrid y que la operación se jodió por su salida a patadas del club. Sea como fuere, da la impresión, por la escasa sensatez sobre el campo del jugador, por mucha técnica que tenga, de que en Chamartín se malograba en cero coma. Por lo demás, la eliminatoria no puede estar más abierta. Yo me voy a atrever a cambiar el pronóstico. El Manchester va a repetir la solidez defensiva y va a marcar Rooney, el tapado por la hez vista hoy, un golazo. Dará comienzo entonces la era Guardiola.
En España todo el mundo es de izquierda, excepto los catalanes de CiU y los madrileños que votan a la Dama Negra de Mordor. El PSOE es socialista, IU es mu comprometida y mu seria porque es mu de izquierdas, el BNG tiene gente dentro que hace diez años quería nacionalizar la banca, ERC, ojo, es asamblearia, y PNV y EA se sienten socialdemócratas, al igual que el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, que ha proclamado este finde que apuesta por una sanidad y educación públicas (manda cojones que esto no se lo haya escuchado nadie durante la campaña) «porque no todos tenemos las mismas oportunidades en la vida». Con este manifiesto comunista del que ya se veía que con esa barba en el fondo, no es que fuera maricomplejines, sino un rojo de tomo y lomo, qué va a ser nuestra liga más que un vivo reflejo del país. En este sentido, los equipos se reparten los puntos amablemente. El Recre hace el partido de su vida contra el Barça, pero luego se arruga contra el equipo de todos los maños y las mañas, que lo necesita más. El, todos a una, mujer desfavorecida por la sociedad que es explotada sexualmente y la culpa es de los clientes, Osasuna, aúpa al club Deportivo y sociedad anónima Deportiva a la lucha por la Uefa. Pero es que lo han pasado muy mal. Lotina, de hecho, tiene deuda histórica con la liga, en la que no ha hecho más que pasarlas putas. Hasta cuando ejercía de Salinas en el Logroñés. Y el Getafe para qué se va a asegurar la permanencia si le puede regalar tres puntos a unos tíos que no cobran. Al menos que luzcan gallifantes en la clasificación, diría Granero, con esas pintas, subido a la cruceta en un mitin improvisado. Es adorable su gesto altruista, se ve que está cerca el cuarenta aniversario de Mayo del 68. Lo de Sevilla no tiene nombre. Faltó que tras el partido, pico y pala en mano, los palanganas construyeran un trasvase del Guadalquivir para hacer regadíos en el desierto de Almería. En el Atlético, tras la fabulosa intervención de Perea lanzándose, sin pensarlo, embargado por la pasión, sabe Dios a dónde, pero siguiendo los dictados de su corazón, que es lo importante, no es bonito cómo Pablo, el central que casi ficha el Madrid, corre detrás de Capi. Brazos en cruz, aire en la cara, flequillo al viento, habrá que preguntarle al medio bético, pero me juego las deudas de Don Manolo a doble o nada a que iba cantando algo de Jarcha.