Al contrario que en el resto de hogares de las colonias estadounidenses, a RBBE no ha llegado Papa Noel. Lo ha hecho el Olentzero. Su regalo, un pico de visitas histórico en esta casa envuelto en sedas rojiblancas. Decía un filósofo natural del pequeño y entrañable herrialde de la Txina, Konfunzio, que «leer sin reflexionar es una ocupación inútil» a lo que añadió otro mozo muy jatorra, Jorgelu, del río Zilarreztatu, que más que como se hable o como se escriba, se es como se lee. Y poco tenemos que añadir nosotros, humildes servidores de Dios, encarnado en la persona de Su Majestad, el Rey, Juan Carlos I de Borbón y Borbón. Así que vamos a dejarnos de loas y alabanzas a ese bien tan escaso que es la inteligencia y pasemos a los parabienes. Lectores, en este año que acaba, hemos dados nuestros primeros pasitos. Ahora, vamos a por nuestro primer motocarro. Nos abrimos de patas. Recuerden la frase que el gran Luís García Berlanga puso en boca del Rey en su última película ‘París, Tombuctú’: «Sobre la cuestión capital, ya se pronunció Felipe II: España es todo aquello que fastidie a los extranjeros». Es decir, todo «lo nuestro» puede mutar, cuanto quiera, lo capital es que importune. Si se rompe la familia, la Patria y toma cuerpo la teoría de Cuerdas sobre el Universo, RBBE puede permanecer inalterable, pero no quieta: acogemos en nuestro seno a los maricones. Acudid, venid dichosos a nuestra sección ‘Mundo Gay’. Si en su momento ya decidimos dar una sección especial a esa extraña raza de hombres que gusta de jugar al fútbol con las manos, por qué no a todos esos invertidos y hechizados que deciden practicar el deporte en formas totalmente extra balompédicas. Hay que ser tolerante, comprensivo, ciudadan@s del siglo XXI como todos aquellos que «residan o trabajen en Euskadi» a los que se refería en su flan ese prohombre al que acudirá Deng Xiaoping gimiendo desesperado a consultar el devenir de la sociedad global: Juan José Ibarretxe. Por otro lado, unas palabras de nuestro animador lúdico, Don Manolo, nos hicieron reflexionar. Decía que nada de fútbol, que el balonmano era el único deporte de hombres. Se juega con shorts de Munich 74 y no se celebran los goles si no es con esa célebre fina y sutil cortesía heterosexual: chocar esos cinco. De todas estas cosas hablaremos en Mundo Gay. La F1 ya cuenta con un vasco de mal para ese menester, el del baloncesto es otro madrileño residente en Catalonias y seguiremos sumando. Ese será nuestro gran objetivo para 2008. A lo visto hasta ahora, enchufarle el ventilador y enmerdar todo el Transworld Sport.
Poco más hay que decir en esta señalada fecha en la que todo el país decide comportarse como en un día cualquiera de la vida de los redactores de RBBE. Hoy vosotros sois nosotros, así que dad la brasa en nuestro lugar. No metan la olla donde tengan la polla (y viceversa) y sean felices arrojándose en brazos de sus psicopatologías ¡Arriba Euskadi, Arriba Siempre!
[Nota de la Redacción: para aquellos que crean que hemos hablado poco del clásico Barça – Madrid y pretendan acusarnos de criptobarcelonismo, apuntamos hoy que, para compensar, en esta segunda entrada del Mundo Gay ni tan siquiera se mencionará el clásico bis disputado hace unas horas en el Palau Blaugrana.] Red Auerbach, legendario entrenador de los Boston Celtics, vivió en la época en la que todavía se podía fumar en los Estados Unidos, allá por los 50 y 60. Era un genio de la psicología deportiva y se cuentan miles de anécdotas sobre sus argucias para sacar de quicio al oponente con la complicidad del público del Boston Garden, que lo idolatraba. Una de las más repetidas era su costumbre de encender un enorme puro en el banquillo cuando consideraba que el partido ya estaba resuelto a favor de su equipo, para fastidio del contrario. Lo que no pasaba de ser una mera provocación se elevaba a categoría de (mala) arte psicológica cuando realizaba ese mismo gesto durante los minutos finales de un partido igualado. Los jugadores contrarios se acojonaban pensando que el gran Red había visto algo oculto para los demás que los condenaba a la derrota y el entrenador se descentraba preso de la ira por la petulancia del abuelo. Esa costumbre dio lugar a la expresión “fumarse el puro de la victoria” (smoking the victory cigar), bastante habitual en el argot deportivo yankie.
Se dirán muchas chorradas, pero la victoria del Madrid ha sido inapelable. Y además, bonita. Porque el fútbol es bonito cuando brillan los defensas. Heinze y Pepe han sido los mejores de un partido fácil. No hay que engañarse, los madridistas hemos estado acojonados hasta el último segundo, pero porque no hemos acertado a enchufar un cero cuatro tranquilamente, que era lo que pedía el encuentro, pero no el cuerpo. Había incredulidad. Pero así es la vida. Si eres un equipo que no puede dominar ni al Almería, coges, plantas un autobús y sales a la contra. Es una táctica más vieja que la tos, pero de valientes. Y el valor no abunda. Lo que más hay son cobardes incapaces de ver más allá de sus narices. Mucha tendencia a lo trampero. Too much Cruyffs n Valdanos. Lo que está por ver, en cualquier caso, es que los rivales europeos sean tan decadentes como el Barça. El papelón, por otro lado, en Barcelona, es morrocotudo. Nos cansamos el año pasado de decir cien veces que Laporta tenía que mover ficha. Que es muy fácil contemplar a un equipo ganador desde el palco. Una plantilla, la primera que haces, que va y funciona. Pero hay miedo. Mucho miedo a remangarse, asumir responsabilidades y cagarla. Añadir metros de pene negro no ha sido suficiente por lo que se ve. Y la deriva sigue. Cabe recordar, ahora que es más difícil hacerlo, que Lorenzo Sanz hizo campeón de Champions al Madrid por dos veces en tres años cortando cabezas que era un primor. Fichó morralla por un tubo, cuatro entrenadores, pero al final la cosa le salió. En ese pequeño mafioso de poca monta había un aficionado como los demás. E hizo lo que haría cualquier aficionado cuando se enteró de que Seedorf se comportaba en el vestuario como un mangarrán o cuando vio que la plantilla pasaba de Jupp Heynckens como un objeto rectangular elaborado con pasta de celulosa llamado libro. No es que su sin dios sea un ejemplo ni Gil el modelo a seguir, pero los hechos nos están dejando a los presidentes mu listos y mu modernos como Laporta y Florentino a la altura de la mierda.
La semana pasada logramos frenar el chorreo de pérdidas de las dos semanas anteriores. Era muy importante no perder. Tres semanas consecutivas con cien euros cada una tirados habría sido mortal. Ahora, con la autoestima un poco recuperada, afrontaremos la última semana de apuestas de este año con la intención de acercarnos a los números azules y la esperanza de que en el 2008 los gafes se muden de barrio y podamos por fin llenarnos los bolsillos. Y pudo ser una jornada mucho mejor. Qué putada el Murcia-Racing. Que era un empate que valía casi 150 euros y ya estaban en el bote cuando a diez minutos del final y con un brillante 1-1 en el marcador, un centro al área del Racing es despejado por el hijolagranputa de Moratón ¡con la mano!. Así, sin venir a cuento. No me digais que no hay un complot para estropear las martingalas. Porque si no es inexplicable. Esa mano es a posta, para perder. Moratón de los cojones.
‘Hijos de puta’, berreaba José Antonio H.Z., empleado eventual del ayuntamiento a la par que cobrador de las prestaciones del bendito INEM en los interregnos sin contrato a fuerza de interventor de un partido político de ámbito nacional en un perdido pueblo del interior de la España gris, ésa que ni a negra llega porque ni a los sucesos de ésta puede aspirar por su mediocridad. ‘Drogadictos de mierda’, proseguía, a la vez que con un casi imperceptible ademán con la cabeza hacia adelante señalando su vacío tubo solicitaba otro cubata de whisky, probablemente el décimo de la tarde-noche, ni él mismo lo sabía ya. Y los que habían de llegar durante y después del partido. Lo cierto es que los exégetas del suceso no acaban de aclarar si la publicidad de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción fue lo que alteró definitivamente los ánimos de nuestro protagonista o sólo fue una coincidencia por la proximidad del partido, pudiéndose haber encendido la mecha igualmente con la visión de un anuncio de Mimosín –qué hijo de la gran puta- o de compresas –chitón; aunque posiblemente la producción de RBBE sería más prolífica entre rejas, preferimos continuar publicando en libertad-, pero aun sin saber exactamente el porqué, la caja de los truenos se abrió en ese preciso momento, cuando el interfecto empezó a dirigir sus insultos no ya a un figurado yonki de, por poner dos ejemplos, Avilés, o Lagos, Nigeria, sino a un colectivo que en esas latitudes divide en dos a los autóctonos con inquietudes futbolísticas: los catalanes.
Hay que destacar uno de nuestros comentarios. El de Keizz. Dice que el balonmano es el único deporte viril. Los hombres juegan en shorts y no celebran los goles. No es que no se den palmaditas en el bullarengue o besitos como los ‘galácticos’, es que echan a correr para defender como putas. Joder, hay que pensarlo. Es como ser un invertido latente, pero deportivamente hablando. ¿Es el balonmano el deporte que realmente nos gusta y no lo sabemos? Preguntas, estas, que se esfuman gracias a la primera parte del Real Madrid Osasuna. Decía Di Stefano en la retransmisión de la final de la Copa del Mundo del noventa mientras KlinSSman se retorcía en el suelo de una hostia: «si se mueven mucho es que no les han lesionado». Qué razón. Los jugadores de Osasuna el sábado, en la primera parte contra el Madrid, no se retorcían. Sólo gemían. Eso es que les hicieron daño. Lo comprendo perfectamente. Los blancos venían de jugar la Champions (pocas ganas de correr) y les dijeron: repartid, dad estopa y que corra y juegue su puta madre, además, los osasunos si no son etarras, son al flor y nata del PP, así que matadlos a hostias que dios lo quiere y el Rey lo manda. En fin, el mejor partido del Madrid en toda la temporada. Por lo demás, buena la reaparición de Eto´o en tierras apocalípticas. Sin punta de velocidad, pero el talento intacto. Sigue acojonando.
Pasemos, en todo caso, a vomitar una colección de breves balompédicos deluxe gold-line que no se los salta una pertiguista. Allison Stoke, por ejemplo. Por citar, una, una cualquiera. Como en la tómbola.
Y, concretamente, hay que cambiarla por esto. Y es que ya estamos un poco hasta los cojones, para qué engañarnos. ¿Que no quieren caldo? Pues cuatro tazas en forma de cabeza de moro cortada, que a ver qué se han creído, que los sardos y los aragoneses ya pasean este trapo por el mundo -pero, como ustedes supondrán, también con polémica-. Y a la próxima que nos toquen las narices propondremos ponerles tetas a nuestros futbolistas y que celebren los goles en campo infiel quitándose la camiseta, tocándose el culo y dándose piquitos (que aunque no lo parezca, hay cosas más importantes que la virilidad). Y es que si les molesta la cruz de San Jorge (para los socios culés, Sant Jordi) es porque les recuerda a los cruzados templarios a los que ya pintaron la cara en San Juan de Acre (que ya me contarán, otra cosa sería que los soldados del Temple siguieran alojados en Jerusalén meándoles la cara), porque no creo que los adoradores de Alá se hayan pasado de hoy para mañana al veganismo radical y a la liberación animal y se ofendan porque el tal Jordi se hiciera unos bratswurts de dragón con el objetivo nada católico de ensartar a la princesa de turno. No podemos decir que no estuviéramos sobre aviso, es cierto, pues el Inter ya tuvo problemas por jugar con su camiseta conmemorativa en Turquía, ese modélico estado laico. Pero qué hostias, entonces casi nos hizo gracia… y no nos acordamos del bueno de Bertol Brecht y de aquello que primero fueron a por los judíos, y luego a por los comunistas, y luego… bah, y ahora van y vienen a por nosotros. Que a nosotros nos da igual, que allá cada cual con sus vicios, pero lo que no puede ser es que la sacrosanta camiseta blaugrana la vendan en los zocos de Riad con el escudo cambiado. Y no se confundan, que no es por el escudo. Es por la certeza que eso no son camisetas originales y que, en consecuencia, de ahí no trinca pasta el Barça sino que algún chino se está pasando de listo y en aras de la multiculturalidad se está embolsando una guita que no le pertenece. Vamos, que todo el respeto para su religión, pero que ellos respeten también la mayor de las religiones catalanas, el pelismo, y se rasquen los bolsillos para que el Barça pueda seguir alimentando a Ronaldinhos de la vida y suministrando hormonas del crecimiento a cuanto Messi haga falta, pero también rescatando de los cayucos a los muy musulmanes Toure y Abidal. Que vale ya de ceder, oiga, ni de coña: desde la RBBE proponemos que a la mínima que se plante un equipo turco, saudí, iraní o de Martorell en tierra de cristianos viejos, en la comida entre directivas les sirvan un Cinco Jotas y un Rioja reserva que no se lo salte un gitano. Reciprocidad, pura y dura, y a ver si hay suerte y el bombo nos regala un Barça Fenerbahce en octavos de la Champions
, que ya tenemos ganas de volver a ver a Roberto Carlos. En cualquier caso, dejen de lado por un momento sus colores, sean los que sean, únanse al clamor y repitan con nosotros: por Dios y por España, Visca el Barça.
Si la Navidad ya es depresiva de por sí, lo es todavía más si los Ombres no podemos siquiera acudir al único refugio que nos quedaba: el fútbol. Porque hay que ver, menudas putas mierdas de jornadas nos están regalando en Europa, en España y donde haga falta -Inzaghi se ha ido hasta Japón en misión evangelizadora para universalizar el oprobio, pero los asiáticos, con la fe del converso, no le hacen ascos a nada-, y encima, que hay que joderse, nos lo dan por La Sexta, por Telecinco y por las autonómicas (¡el mismo puto partido!, un partido que se puede resumir en dos titulares y ya: «El Barça reestructura su defensa», con el retorno de Eto’o, y «El crack estará en el clásico», ya que Touré salió sin cartulinas de la ciudad de Valencia), en un efecto multiplicador del asco sin parangón que únicamente tiene como reverso positivo que las féminas con las que compartimos vida se jodan y no tengan apenas la opción de hacer záping con algún telefilm prenavideño lacrimoso (en el que ella llora de pena por la protagonista y tú, por la película en general). O sea, que el asco se extiende como un blandiblú gigante que nos atrapa con su abrazo cálido que nos invita a dormir y no despertarnos jamás. Mira si produce sueño todo esto del fútbol que al bueno de Guillermo Amor casi le cuesta la vida por echarse una cabezadita encima del volante. Es por ello que los redactores de esta santa casa, acojonados ante la visión del serrucho oxidado con el que nos quieren hacer la poco disimulada lobotomía, nos hemos levantado, hemos cogido del cajón de la cocina los billetes que habíamos guardado para pagar el mes de hipoteca y al cuarto roncola ya no sabíamos ni donde teníamos el pie izquierdo. Porque sólo así se explica que hayamos huído del fútbol -temporalmente, que en una semana se nos viene encima el Barça Madrid, que muy probablemente será la cima del asco de la temporada pero que fieles a nuestra oligofrenia nos negamos a perdernos- para refugiarnos en antros donde señoritas que calzan un cimbrel de mayor calibre que el tuyo te invitan a copas pagando tú mientras en el hilo musical suena Baccara y Serge Gainsboroug. Que todo esto es una deducción, porque sino dónde y de qué habríamos establecido relación de franca camaradería los redactores de la RBBE con un señor que nos contó las bondades de un deporte que no sólo no era el fútbol, sino que era practicado por señores de color negro que visten camisetas de tirantes y, horror, juegan el balón con las manos. Baloncesto, nos dijo que se llamaba. Y en otras mesas de esa misma Sala de Fiestas había otros señores que pretendiéndose heterosexuales hablaban sin parar de que ir en coche o en bicicleta puede llegar a ser considerado un deporte. Sin balón. En serio. Pero estos no tuvieron cojones de decírnoslo a la cara, se ve que com Ombres de verdad no hablan, que para que te concedan el honor de interactuar contigo tienes que ponerte tetas. En fin, la cuestión es que para superar este impás de nada-de-magnitud-inconmensurable, y ya en estado de lucidez, decidimos prestarles un espacio a esta serie de personas extrañas que ustedes jamás se habrán cruzado por la calle ya que viven en el exilio autoimpuesto de la noche y las sombras (a ver si desgrava, por eso de la integración y las cuotas). Una gente que nos hizo darnos cuenta de que sólo de fútbol vivimos los Ombres. Pero que los maricones tienen su corazoncito y sus lorzas y por eso también practican algo parecido al deporte. Hoy, estrenando de manera espectacular esta nueva sección, el señor Lobo nos habla de Kevin McHale, que lo conocerán en su casa a la hora de comer. Pero desde hoy, y gracias a la RBBE, tú también puedes asegurar que le conoces, que nunca se sabe cuándo vas a tener que mantener una conversación con un homosexual y a ver de qué hablas cuando ya has comentado que parece que, por fin, refresca.