Con motivo de las celebraciones del Orgullo Invertido en la capital de España, cual ave migratoria, la capitanía general de la Redacción El Pardo de la RBBE pasó el fin de semana en la otra capital, la de Castilla y León, también conocida como Valladolid o Kiwi. Sí, la ciudad de los Kiwis, que es el código que adoptamos para reírnos de los lugareños en su cara sin que se dieran cuenta. Una sanísima costumbre que empezamos a poner en práctica en Nueva York denominando «cocos» a los morenos y «limones» a los chinos. Ahora se unen los «kiwis». Y más que vendrán conforme siga viajando. El caso es que, de bar en bar -por cierto, que me atrevería a decir que Pucela lo mismo es la ciudad con mejores pinchos de España, y a buen precio, etarras de mierda- en la amena lectura de los textos que hay en todo urinario público, comprobé que pocos locales no tenían su pintada «Viva Burgos, puta Pucela». Mientras me subía la bragueta arqueando las piernas y orientando la lengua hacia el orificio nasal derecho, medité la idea de que si no sería ese el rasgo más característico de los burgaleses. Unos tipos que dicen «puta Pucela». Ese y ninguno más. Porque qué más se puede extraer de una gente que habla poco, siente menos, se oculta en pueblos pequeñitos y vive una media de ciento diez años gracias a los cambios de temperaturas de menos ocho a cuarenta y tres en quince días. Pues que no les gusta Pucela y que están completamente esterilizados. Sin embargo, hubo un tiempo en el que Burgos figuraba en el mapa como marca de calidad. Fue una época en la que el Vampiro Balint, quien luego asaltara al micro a pie de campo de Televisión Española en el Mundial de EEUU cuando era utillero de Rumanía pidiendo explicaciones de por qué no le pagaba el club castellano lo que le debía, y quien se pareciera a Jack Nicholson con mullet, metía golazos como soles asistido por el autor, junto a Fonseca, de los mejores tantos de la 91-92, Ayucar. Burgos figuró en el mapa, otrora había alumbrado a Juanito, pero ahora era la localidad de jubilación tipo Marina D´Or de ilustres suplentes de grande, como Miguel Tendillo. Y también fue el primer equipo que experimentó las bondades de un sistema proto-Lillo con Theo Vonk y su Real Burgos de cuatro puntas que se fue a segunda como un chorongo succionado en el váter de un avión. Con el honor de haber presenciado el Real Madrid B 4 – Real Burgos 1 sentado junto a Miguel Bastón, con goles de Morales, hemos contratado los servicios de El Jerbo del Pinacho. Un noble caballero que sin más aspiración que el Honor y el servicio a Dios Nuestro Señor, colgó en Youtube un montón de videos de la elástica carmesí para mayor gloria lacrimógena de quien os guía. Hete aquí su visión, generosamente ilustrada, de aquellos días de ensueño. Con Ustedes, la historia del único club español con tres descensos federativos en sus vitrinas -y el cuarto ahí, ahí.
RBBE REDACCIÓN VARSOVIA Después de tanta insistencia, le hemos dedicado un rato perdido al tema de buscar fotos de los héroes de la liga número 31 del Real Madrid, para que os deis cuenta que se ha ganado con varios jugadores negros y para que podáis comentar los peinados de la plantilla, que esto más que una bitácora de fútbol empieza a parecer un cuarto oscuro de Chueca en la madrugada del 28 de mayo. Ale, en el interior de esta entrada dos simpáticos collages, realizados, en un alarde técnico, con el Microsoft Power Point 95, con todos los cromos del álbum. Liberad vuestra vena más femenina, locazas.
RBBE REDACCIÓN EL PARDO En lo que de que viene en siendo mayormente los moros de mierda, hay clases. No son todos iguales. Hay unos, llamados chiíes, que gobiernan la gran nación de Irán. Entre ellos, existe una tendencia que se denomina ‘imanista’. Se trata de una corriente de fe que espera la llegada del Imán Oculto, también conocido como Muhammad ibn Hasan ibn Ali, alias ‘Mahdi’. Resulta que este buen hombre era el duodécimo imán. Su padre era el undécimo, pero lo mataron. Momento en el cual, el zagal desapareció. Era el año 260 de la Hégira, nuestro 1 de enero de 874. Desde ese instante se le llama ‘El guiado’ porque esta comunidad cree que rige sus destinos desde las sombras en las que se oculta hasta un día en que le dará por volver como redentor y la liará parda. La fecha de su regreso es lo que no está nada claro, pero se le espera. Tanto es así, que el actual presidente de Irán y ex alcalde de Teherán, Mahmud Ahmadineyad, no ve la forma de tener preparado el ágape para tan feliz acontecimiento. Concretamente, en los consejos de ministros, siempre deja una silla vacía por si le da por regresar de la oscuridad al Imán Oculto. Detalle en absoluto sórdido si lo comparamos con la ocurrencia que tuvo en su etapa de regidor de la capital, cuando estudió la posibilidad de cortar todos los árboles de la Avenida Valiasr, la principal arteria de la ciudad, de 33 kilómetros de nada, por si acaso venía por ahí volando el Profeta Oculto y tenía problemas para aterrizar con tanta flora. Los iraníes de ciudad, que no votan porque consideran su sistema una pantomima y que ambicionan más o menos lo mismo que nosotros –pasarlo bien-, por su puesto, se parten el culo con las ocurrencias de su líder. Aunque ahora más bien ríen por no llorar ya que les ha empapelado la ciudad de fotos soviet size de los mártires de la guerra con Irak, terminada hace veinte años, que a la gente le dan mucho mal rollo, sobre todo porque vienen explicadas. El caso es que toda esta historia, en su conjunto, describe a la perfección lo que es el Real Madrid de hoy. Tras la firma de los contratos vitalicios, yo siempre llevo 300 euros en metálico en el bolsillo para invitar a cocaína y putas de primer nivel al Directivo Oculto que regrese de las sombras, coja a Raúl González Blanco y armado tan sólo con una fina y dolorosa vara de bambú de la policía antidisturbios de Kuala Lumpur, le expulse del club de Concha Espina al humilde grito de “¡pero hombre, por favor, ya está bien!”. Mientras tanto, esperamos y esperamos viendo cómo nos ponen delante de las narices escatológicas fotos del Mito, sudoroso, sin afeitar y contrahecho, con la desagradable narración de su obra y milagros, mártir por el Madrid. Analizaremos a continuación, siempre y cuando Raúl no opine lo contrario, al resto de jugadores que forman parte del club que preside Ginés Carbajal.
Que ha habido Champions, dicen. Pues vale. Vayan a la hemeroteca (a la nuestra, que ya tenemos un año, o a cualquier otra si quieren series históricas más largas), que no nos sobra el tiempo como para repetirnos, total, Inter, Milan, Liverpool y Madrid han hecho de nuevo lo que suelen. Ya nos ocuparemos de todo ello cuando lleguen los cuartos, que molan más. Hoy preferimos mirar de reojo a Valencia, que como se descabalgaron de la Champions (bastante) antes de tiempo han buscado otros métodos para entretenerse entre semana mientras no llegan las Fallas. Después de su exitosa primera colaboración con el One x One del Blavencia, les dejamos en manos de Tartamundos Trotamudo, que intentará arrojar luz sobre el asunto para que luzcan los reflejos y mechitas de Albelda.
En los mentideros deportivos de la Capitaldespaña sólo se tienen ojos para lo que acontece entre el Llobregat y el Besós (allende la M-30, claro está). Habitualmente. De igual manera, en los cenáculos condales se habla tanto del Barça como del “eterno rival”. Es así que tanto La Prensa de Madrid (en lo sucesivo, LPdM) como La Prensa de Barcelona (LPdB) son sistemas simbióticos perfectamente autosuficientes, que se dedican a hablar del Real Madrid y del Barcelona y que no necesitan a nadie más. Una vez expuesto este axioma se comprende que todo el espacio “informativo” que se dedica a otros equipos de fútbol (“de provincias”) u otros deportes, son migajas que Sus Graciosas Majestades, LPdM y LPdB, reparten generosamente entre sus súbditos. Pero, que quede claro, estas migajas son como las tapas en los bares que dan tapa: te las dan porque ellos quieren, pero no están obligados a dártelas. No obstante, al igual que en los telediarios de vez en cuando está bien hablar de un curioso descubrimiento científico, no está de más echar un vistazo de vez en cuando al submundo de provincias.
[Artículo dedicado a Fidel Castro Ruz en el día de su retirada. Gloria y honor a los luchadores socialistas.] Una de las grandes novedades que introdujeron Carlos Marx y Federico Engels en sus aproximaciones a la sociología fue la de abandonar los antiguos patrones usados hasta entonces para estratificar a la sociedad, basados en variables por lo común inmateriales –la casta, el color, la sangre, la lefa y otras circunstancias determinadas por el mero nacimiento-, y decantar el análisis a favor del origen económico de las divisiones (y sus desigualdades consecuentes) existentes en el cuerpo social, reformulando la teoría de las clases sociales que ya había estado presente en el debate académico en boca de teóricos burgueses para situarla en el centro de su análisis hasta el punto de llegar a identificar la lucha entre tales clases como motor prácticamente único de la Historia, así, con mayúscula. Y, en menor medida, no sólo dio dimensión económica a las clases sociales sino que dotó a éstas de la posibilidad de la autoconsciencia, distinguiendo entre la pertenencia objetiva a una clase y la pertenencia subjetiva (algo que ya había adelantado el sucio anarquista Proudhon como condición sin la cuál no era posible la emancipación del proletariado). Estas teorías han sido recientemente ninguneadas hasta el punto de dejarlas al nivel del creacionismo y otros inventos paracientíficos, pero si bien es cierto que el marxismo primigenio ha perdido potencia explicativa en la sociedad actual, no es menos cierto que si cambiamos el foco y aumentamos el detalle de una parte muy concreta de esta sociedad, las constantes identificadas por Marx y sus amigos no es sólo que expliquen algo, es que lo explican todo. Como diría aquél: es la economía, estúpidos. Porque el fútbol, en el terreno de juego, será una sublimación de la guerra y de todo lo que ustedes quieran, pero fuera de él, en los despachos, es una lucha de clases tremendamente desigual, y no sólo por la potencia de fuego de que disponen unos y otros, sino porque unos, los ricos, tienen consciencia de clase, mecanismos de reproducción de las desigualdades y, sobre todas las cosas, el enemigo bien identificado –que, huelga decirlo, se encuentra allende los límites de su propia clase, con la que convergen en intereses- mientras que los otros, los desheredados, siguen con el lirio en la mano creyendo en un marco de relaciones pretendidamente democrático y enormemente permeable en el cual cada uno podrá medrar en virtud de una meritocracia deportiva y que, en el fondo, esto del fútbol es un juego. Pues no, es algo bastante más serio que esto.
Por váyanse a saber ustedes qué oscuros intereses del Gran Capital los redactores de la Real Bitácora Balompédica Española llevamos varios días mano sobre mano (y ambas, sobre los huevos) viendo la vida pasar com la vaca que espera el AVE en las inmediaciones de Sants bloqueados por un exceso de trabajo que somos incapaces de sacarnos de encima de manera que cómo íbamos a ser capaces de escribir para la RBBE, que no sólo no nos da dinero sino que nos da disgustos. Y es una lástima que este momento de explotación del proletariado haya coincidido con uno de los momentos de la temporada en los cuales, aún sin haber fútbol del de verdad, ha pasado un mayor número de cosas interesantes dignas de ser glosadas a través de las lentes deformadas con las que nos miramos el mundo: que si Clemente puede ir a Irán, que si Cruyff puede volver al Barça, que si Deco puede volver a conducir, que si los negritos están jugando en África una competición cuyo mayor interés reside en saber cuánto más pronto va a volver la estrella de turno a tu equipo que al del rival, que si los Sevilla – Osasuna vuelven a ser los Sevilla – Osasuna mientras que Aquí Hay Tomate baja la persiana aún sin haber aclarado si Jaime Cantizano y Javi Navarro viven un apasionado y viril romance, que si a Munúa le van a meter preso mientras que la tercera edad se apodera de las porterías, que si el Levante va a acabar jugando con los juveniles, que si en la JuanCarling Cup todos se han conchabado para llevarnos la contraria -a ver si hoy hay suerte y escribimos algo sobre esta apasionante competición-, que si Dios va al Calderón y Raúl no va a la Selección, que si el futuro Rey de España ya se nos ha hecho un hombretón y cumple 40 años… Lo que nos faltaba, saturados en el trabajo y también en la Bitácora, que ya me dirán por dónde le hincamos el diente a la actualidad. La sensación es parecida a tener que aparcar en el aparcamiento vacío del Carrefour de Leganés, que te pones nervioso y no sabes qué plaza escoger. Como tener un harén, vamos, que seguro que nosotros nos acabamos pajeando como un mono antes que decidirnos por tal o cual chochete. Y hablando de pajearnos, y teniendo en cuenta que no os íbamos a dejar en la estacada, hemos decidido dedicarle una entrada al tal Wilhelmsson, un jugador que ha recalado en el mercado de invierno en el Deportivo de la Coruña y del cual el que esto escribre sólo sabía que en el Pro Evolution Soccer 6 salía más baratito que Cristiano Ronaldo para cubrir el extremo derecho pero que a todas luces escondía cosas infinitamente más interesantes que su habilidad sobre el campo. Gocen, queridos lectores, y solacen sus perdidos ratos de ocio. De buen seguro que en el interior de esta entrada encuentran motivos suficientes para seguir visitando la Real Bitácora Balompédica Española aunque nos tiremos otra semana más sin hacer una sola actualización de calidad.
Vengo de comerme con mi viejo unas cigalas, rape con almejas, milhojas segoviano, martin codax, pacharanes y paseito al sol. Demasiado bueno como para mancharlo de presente. Así que al llegar a casa, antes de echarme a sobar, he tirado de hemeroteca. 7 de enero de 1977, I año triunfant del Punk. Julio César Iglesias: «Como aquel Felipito de la televisión que personificaba a un trabajador parado, Cruyff sigue. Ello significa que podremos seguir admirando sus regates; que seguirá internándose en el área de vez en cuando, con el balón controlado y ese flequillo suyo, que parece un anuncio de champú, por los aires. Y su decisión de seguir en España no puede ser más juiciosa. Porque si las apariencias no mienten, las cosas han cambiado notablemente en el Barcelona. Antes, Cruyff mandaba mucho; ahora manda muchísimo. A este paso. Cruyff for president. Hay que hacer, sin embargo, una importante aclaración antes de opinar sobre la irresistible ascensión de Johan Cruyff: en el mundo del fútbol, como en el de la alta Política, es arriesgado hacer conjeturas. Los clubs se han provisto de tal cantidad de expertos en bulos, tácticas y economía elemental, que ya no sabemos si Fulanito falla un gol porque se ha indispuesto con su novia, porque ha metido la pierna en vez de meter el pie, o porque hace cuatro meses que la directiva del club está ejerciendo el derecho de retención sobre su sueldo. Cuando Cruyff dice que se va (o cuando lo dice su suegro, que parece una sucursal suya, siempre nos preguntamos si el chico llora por nostalgia o por dinero) nunca se sabe si pretende volver a la tierra suya o si maniobra para que le mejoren la prima. Si un día se fuera, el Barcelona perdería a un relevante personaje. Se da por cierto que consiguió que echaran y readmitieran a Rinus Michels; que influyó decisivamente en el fichaje de Neeskens y en el despido de Weisweiler. Se afirma también que aquel incidente que desembocó en la dimisión de cuatro directivos «no constituye un su cese aislado, sino la consecuencia de un estado de cosas». De un estado que no es precisamente de buena esperanza para Agustín Montal, y que muestra el decisivo papel de Cruyff en todos los sucesos barcelonistas importantes. Además. desde el primer momento. Cruyff había aportado la novedad de ser un futbolista parlamentario en un indudable antecedente vocacional. Insatisfecho por las limitaciones propias de su cargo de capitán, tomó la determinación de interpelar todas las decisiones de los árbitros. Fue un destacado ponente en aquella reunión de futbolistas tan parecida a una asamblea. Y ha entrado en nuestros hogares para instarnos, desde el área vertical del televisor, a que hagamos pintadas en las paredes de nuestras casas. Como si el secreto del pase al hueco estuviera en la brocha gorda. ¿Para qué va a marcharse? Está claro que su autoridad ha salido ya fuera de banda y se rumorea que Montal no piensa presentarse a las próximas elecciones. Quiere decirse que con tina adecuada campaña presidencial y un poco de suerte… Por lo pronto, Cruyff lo tiene un poco mejor que Jimmy Carter.» -imagen: James Woods caracterizado como jugador de la naranja mecánica. Museo del Louvre.
‘Hijos de puta’, berreaba José Antonio H.Z., empleado eventual del ayuntamiento a la par que cobrador de las prestaciones del bendito INEM en los interregnos sin contrato a fuerza de interventor de un partido político de ámbito nacional en un perdido pueblo del interior de la España gris, ésa que ni a negra llega porque ni a los sucesos de ésta puede aspirar por su mediocridad. ‘Drogadictos de mierda’, proseguía, a la vez que con un casi imperceptible ademán con la cabeza hacia adelante señalando su vacío tubo solicitaba otro cubata de whisky, probablemente el décimo de la tarde-noche, ni él mismo lo sabía ya. Y los que habían de llegar durante y después del partido. Lo cierto es que los exégetas del suceso no acaban de aclarar si la publicidad de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción fue lo que alteró definitivamente los ánimos de nuestro protagonista o sólo fue una coincidencia por la proximidad del partido, pudiéndose haber encendido la mecha igualmente con la visión de un anuncio de Mimosín –qué hijo de la gran puta- o de compresas –chitón; aunque posiblemente la producción de RBBE sería más prolífica entre rejas, preferimos continuar publicando en libertad-, pero aun sin saber exactamente el porqué, la caja de los truenos se abrió en ese preciso momento, cuando el interfecto empezó a dirigir sus insultos no ya a un figurado yonki de, por poner dos ejemplos, Avilés, o Lagos, Nigeria, sino a un colectivo que en esas latitudes divide en dos a los autóctonos con inquietudes futbolísticas: los catalanes.
Nacido en España, en la Comunidad Autónoma del Milanesado, Gianluca, que así se llama, contracción del hermoso nombre que no se ve mucho por estas tierras, Juan Lucas, es un excelente jugador de fútbol. Tan bueno, tan bueno que hemos decidido indagar un poco en el hombre. ¿Quién es él? La persona, el alma. Su sensibilidad, sus preferencias artísticas, sus pensamientos íntimos. Descubrir que no se trata sólo de un cacho de carne. Hay un alguien detrás. Merece la pena conocerlo, empaparse de Juan Lucas a través de una de las más formidables de las artes, la fotografía. Elocuente, impactante, colorista: el lenguaje de las vanguardias del siglo pasado. Demos paso, pues, a este hermoso decálogo, diez fotografías diez, que nos descubren a un ser humano fascinante. Algo único. Un ángel del cielo. Un tesoro. Una maravilla. Algo inigualable. Para llorar de emoción. La más perfecta criatura de la Creación.
Es una putada. Es una putada que unos estudiantes de la Universidad de Barcelona, impedidos de usar el nombre de la ciudad, capitalizado ya por un grupo de extranjeros aficionados al football, funden un club con el nombre de Español sin ser capaces de anticipar cien años en qué charca maloliente se iba a convertir el oasis político catalán. Y que gracias a las amistades de uno de estos estudiantes consigas el título de Real de manos de Alfonso XIII, que iba a dar apoyo a una escasamente celebrada Dictadura allá por los años 20. Es una putada que el primer torneo serio que guardes en tus vitrinas sea la Copa española de 1929, justo el año en que se disputa la primera competición en formato de Liga y que se adjudica tu vecino ciudadano, situación que se repetirá varias veces –la de que el vecino gane algo las escasas veces que tú ganas- y que, pasados los años, se agravará hasta el punto que ni tan siquiera sea necesario que el vecino gane nada para que cualquier cosa que le ataña tenga más repercusión mediática que tu victoria. Porque es una putada, no me negarán, que los medios no te hagan caso: ni los catalanes por español, ni los españoles por catalán. Es una putada que en España se imponga por los santos cojones de un señor bajito de voz aflautada –y de varios millones de personas más- una dictadura militar y al club del otro lado de la Diagonal le maten de manera inmisericorde a su presidente: ni mil encarcelados por el caso Matesa, como el “modélico empresario” Vilà Reyes , pueden neutralizar el valor de un presidente mártir, por más que hayas recibido hostias de libertarios, nacionalistas y fascistas, todos a la vez, y hayas sido tan intervenido por el aparato del estado como cualquiera. Y qué me dicen de que de entre los centenares de miles de inmigrantes que llegaban con las famosas maletas de cartón en los no menos famosos trenes polvorosos la mayoría que silenciosamente pretendía integrarse lo hiciera abrazando con pasión los colores azulgranas (como bien recogieron los eminentes sociólogos de La Trinca) mientras que los blanquiazules quedaban la mayor de la veces para que se solazaran sin demasiado convencimiento los que venían ya convencidos de casa de que el Barça era el mismísimo diablo y que llegaban a Catalunya con cara de asco empujados por la servidumbre de comer caliente varias veces al día. No menos putada que mientras que el otro club de la ciudad era liderado durante décadas ya democráticas por empresarios de claro pasado –y presente- fascista, que no tenían empacho en ceder las instalaciones de su club para misas del Papa, campañas de AP o actos del Opus, el tuyo lo encabece el único presidente no vasco reconocidamente nacionalista y que se vea forzado a compartir alquiler con actividades tan subversivas como la Festa del Súpers o los partidos de los Dragons. Pero los hechos son tozudos y poco importa que tu máximo accionista, al margen de sus afinidades ideológicas, financie y mantenga varios medios de comunicación de carácter marcadamente catalanista o empresas con razón social sita en el Cap i Casal, ya que todo languidece ante el hoy presidente rival por el mero hecho de que este lleve Els Segadors en el móvil, sin prestar luego demasiada atención –o, peor, perdonándoselo- a los flirteos justificados de mala manera con la extrema derecha españolista por vía de la familia política. Y, tirando del hilo de la ultraderecha, tiene que putear sobremanera que en el único tema en el que acaparas infinitamente más atención mediática que tu vecino sea en el de los Ultras, ya que a pesar de contar ciertamente con varias decenas de fascistas recalcitrantes entre tu hinchada conocidos como Brigadas Blanquiazules, no sólo son inferiores en número a los que habitualmente albergaba el fondo del Camp Nou, sino que incluso cuentan los primeros en su haber con una víctima mortal a manos de los segundos. Que ya es putada que siendo -por oposición a tu vecino, cuya magnitud le convertiría en pocos años en el club del país- el auténtico club de la ciudad de Barcelona y de las familias que la señoreaban, te veas endeudado por la mala gestión de tus propias directivas y forzado a venderte tu histórico estadio en la zona noble de la ciudad para acabar convertido en el club deportivo de mayor nivel de Cornellà y buscando nicho de mercado en el ordinario cinturón industrial. Y hablando de Cornellà y de nichos, hay que ser muy masoca o muy perico para desear que los culés te sigan pisoteando de por vida o que un trasunto de Leandro enfundado en la zamarra azulgrana miccione en tu morada eterna.
La putada de ser del Español pues, es que exista el Barça (aunque esta centenaria existencia incómoda depare la posibilidad de protagonizar momentos inolvidables como éste). Delenda est Barça, entonces. Pero como desde la RBBE no podemos acceder a –ni tan siquiera colaborar con- tan elevados propósitos, lo que sí vamos a hacer es darle un soplo de aire fresco en la nuca de este histórico club para librarle de varios quilos de caspa gran reserva y, de la mano de un culé hard line, estampar siguiendo el dogma de la Ilustración Masculina recién teorizada los comentarios que nuestro lector Montecristo ha hecho del desempeño de las hordas pericas en el curso –sí, no se rían- 2006-2007. Porque el Español también es un club de Barcelona, moderno, cosmopolita, democrático, rico, culto, encantador y suertudo con las mujeres. Un club catalán, qué cojones, y como tal merece ser tocado por el meñique divino del diseño, y no se quejen, que peor hubiera sido que lo ilustrara Mariscal.