RUMANÍA, ENVIADO ESPECIAL La actualidad se nos echa encima y nosotros nos la sacudimos para, como ya empieza a ser tradición, cargarle el muerto a otro. Porque necesitábamos que alguien que no fueran los becarios veraniegos de AS ni Marca (ni del Superdeporte, huelga decir) nos contará qué cojones está pasando en Valencia. Y no hablamos de las típicas amputaciones de dedos por malos usos de la pirotecnia, brotes de esquizofrenia masivos por abuso de drogas de síntesis ni tampoco de guettos rumanos o de agresiones punibles con la Ley de violencia de género en la mano, no, que todo eso ya nos lo sabemos (aunque habrá que empezar a buscar nuevas explicaciones distintas del efecto del viento de Levante entre los habitantes de la capital del Turia y alrededores, que a los del Empordà ya les han jodido el plan al aparecer recientemente un estudio -que ahora no encuentro en la red- que demuestra que la tramuntana no afecta, para bien ni para mal, a la salud mental de la gente). Lo que necesitamos saber con cierta urgencia es, concretamente, qué pasa en el Valencia Club de Fútbol, porque para el ojo no avisado ver en el lapso de tres días a Soler, Villalonga -del que no conocíamos nada bueno ni, mucho menos, relacionado con el fútbol más allá del fotón que encabeza este artículo- y un tal Soriano -que no es el Soriano del Barça, aunque en su afán por ser presidente aquí ya no descartábamos que hubiera optado por presidir otro club dels Països- se nos hace inexplicable: ¿Quién es el presidente? ¿El propietario? ¿Fichan a Aragonés y a Xavi? ¿O venden a Silva y a Villa? ¿La acequia de Mestalla es, en realidad, un pozo ciego del que emanan vapores sépticos que nublan el raciocinio de todo aquél que ocupa el palco? ¿Y el bigotón de Azkargorta, eh, eh? ¿A cuánto va el metro cuadrado de terreno en la Avinguda d’Aragó? ¿Y a cuánto irá mañana? Demasiadas preguntas que la prensa deportiva, a pesar de que lo más importante que tienen que cubrir esta semana son los amistosos de pretemporada y la tensión músculofacial de Cristiano Ronaldo que demuestre si va o si viene (dando por hecho que al Tour o al tenis le van a hacer el caso justo), son incapaces de responder de manera satisfactoria. Así que hemos acudido a Trotamudos Tartamundo para que siguiera con la serie iniciada con El mayor puticlub del mundo y nos dé las claves para interpretar por qué el Valencia va a bajar a Segunda B más pronto que tarde, si es que manifestaciones de decenas de miles de paletos que dejen pequeños los saraos protrasvase junto con onerosas inversiones a cuenta del erario público no lo impiden antes y nos llevan a la próxima liga tercermundista de 21 equipos. Con todos ustedes, el señor Tartamundo.
El FC Barcelona es uno de los equipos más importantes de España. Más que un club, incluso. Jugadores de su cantera son la columna vertebral de la eurocampeona selección española o La Roja. Es uno de los pilares de la Patria. De hecho, al grito de ¡Viva España! en la Plaza de Colón o del Descubrimiento de las Comunidades Autónomas de Ultramar celebraron el título. Es por ello que el buen aficionado español ha de prestar especial atención a lo que ocurre en el mesenterio del Nou Camp Nou. Se trata de la morada de Joan Laporta. Un tipo del que no se sabe si montó un equipo champiñón de puta coña o si lo que creó con mucho tino se le fue a tomar por culo por patán. Lo que es seguro es que perdió el oremus hace más de una temporada. Del cómo intentan arrancarlo de la poltrona nos informa Tacitus, uno de nuestros lectores más afanosos a la hora de colaborar para echar luz sobre eso, el club cuyos jugadores celebran los triunfos al grito de ¡Viva España! Digámoslo otra vez más, qué caray: ¡Viva España!
Nuestro certamen Reina por un día cuenta hoy con la participación de Alex. Se trata de una especie de charnego, pero al revés. O a la dupla. El hombre osa mentar a Castilla habiendo nacido en los Països, pero no en el III Seny de los mil años. El caso es que dede RBBE Redacción El Pardo lo vemos con simpatía, conservando la distancia, y le ofrecemos espacio para que descargue sus iras a la más españolé posible: contra el débil. Con todos Ustedes, un alegato en favor del Más Fuerte desde lo más hondo. Alex.
El advenimiento de Guardiola como entrenador es la noticia más catastrófica que ha caído sobre el Barça en los últimos veinte años. Cuando era jugador ya estuvo más que sobrevalorado: solo rindió hasta los 25 años, condicionó el sistema del equipo hasta que se marchó, ya que había de ser titular por cojones pero solo sabía jugar de cuatro (no era capaz de ocupar el puesto de interior o mediapunta, ni que fuera a ratos sueltos), adolecía de carácter, dureza y no marcó ni diez goles en otras tantas temporadas. Cuando se marchó Rivaldo, le dejaron tirar todas las faltas durante un par de años: no metió ni una el hijoputa (salvo una al Rayo desde medio campo en que el portero estaba fuera del área grande discutiendo con el árbitro). Hasta el buenazo de Abelardo se descojonaba de él en el campo. Tenía tan poca personalidad que cuando iba a chutar una falta, los rivales le ponían la barrera a ocho metros y no era capaz ni de pedir la distancia al árbitro, aún siendo el capitán del equipo (a diferencia de Bakero o Amor, que estaban pegando voces hasta que la barrera se ponía a sitio). Después de estar dos años sin jugar por una rarísima lesión de isquiotibiales, decidió ir a probar a otros países, según él, para aprender otras culturas futbolísticas. Y cuando estaba convencido de que habría hostias entre los grandes de Europa para ficharlo, esta fue su impresionante trayectoria : Brescia, Roma (donde no jugó), Qatar y un equipo mexicano al que no tardó en enviar a segunda, en comandita con Juanma Lillo, otro que tal mea. Estuvo a prueba en un equipo inglés de los malos y no se lo quedaron ni jugando gratis. En medio, un oscuro episodio de dopaje, del que salió absuelto hace poco por irregularidades en la toma de muestras. Que está sobrevalorado como jugador es un hecho incontestable: excepto en títulos, que no dependen de un jugador específico, Xavi ya le ha pasado en todas las estadísticas y aún le quedan varios años en el primer equipo. La prensa deportiva catalana ya ha hecho un amplio resumen de los méritos acumulados para ser entrenador del primer equipo: además de ser catalán de pura cepa y llevar toda la vida en el Barça (como Reixach, lo que no garantiza nada, más bien al contrario), parece que ha conseguido la machada de que el filial del Barça, ahora en tercera, se haya clasificado para el play-off a segunda B, ante rivales tan poderosos como el Manlleu, el Santboià (donde yo mismo llegue a jugar algunos partidos) o La Pobla de Mafumet (buscadlo en el mapa si hay huevos). En ningún momento se cita que tiene a siete de los diez mejores jugadores de la categoría. También se valora especialmente su mano dura: según leo, tiene tanta personalidad que incluso se ha atrevido a sancionar a un par de jugadores de diecisiete años por indisciplina. Si ha podido con estos, no me cabe duda alguna que será capaz de pegarle cuatro gritos a Deco o Eto’o en el descanso. Y otra virtud muy comentada por aquí: no solo apuesta por el 4-3-3, sino que además es un técnico con tantos recursos que incluso se atreve a cambiar el sistema a mitad de partido y pasar a jugar con un modernísimo 3-4-3. Y esto no es lo peor: vale que le guste la lectura, que me parece bien, lo jodido es que en lugar de leer la Guerra de las Galias de Julio César, o el Arte de la Guerra del chino aquel (Sun Tzu, creo) resulta que se dedica a leer poesía. Y no cualquier poesía, no, sino a Miquel Martí i Pol (tan gran poeta como inadecuado para un futbolista). Y sus gustos musicales no son mejores: hay una inenarrable imagen de la Pepa llorando en el concierto de despedida de Lluís Llach. Si un equipo se define por su entrenador, esto es lo que nos espera, apreciados culés. No romperé el carnet por no perder la antigüedad y el asiento, pero me cago en dios con meses de anticipación. Con suerte, el año que viene nos metemos en UEFA.
Y a todo esto, Mourinho sin equipo.
Nos gustó mucho cómo quedó el intercambio de tribunas entre pericos y culés. Hemos decidido repetir la fórmula y, como no podía ser de otra forma en estos días, abrir el melón con un artículo sobre la esencia del Real Madrid y sus valores. A los mandos de la nave estará durante esta entrada El Doctor. Antimadridista infatigable, residente en Balears, con domicilio en… uh. Ni que decir tiene que estamos ávidos de recibir más tribunas. Una en respuesta a ésta, por ejemplo. La suya, caballero ovetense, sobre el Sporting, la del de más allá, sobre el Betis, el Sevilla o por qué no los dos, cuando no todos los equipos andaluces con el Cai y, tú que eres joven igual no lo sabes, su afición másh hermosah de Ehjjhhpaña. Tan sólo pedimos que las buenas maneras redashionales y el estilo sean las propias de escribirle algo al Vaticano para que lo publique el Observatore Romano. El odio ciego y enfermizo también puede copiarse el de dicha institución. Sin más dilación, el Doctor.
¿Pues no dijimos que ofrecíamos un espacio para que cualquiera de los españolistas que frecuentan esta Bitácora pudieran responder a las afrentas lanzadas por Al Bundy, vanguardia del culerismo, aquí? Y no sólo lo ofrecimos como aquel que ofrece tabaco a sabiendas de que nadie fuma, sino que recibiendo un par de respuestas a nuestra llamada a filas nos hemos decidido a publicarlas. Vale, que lo dijimos hace casi dos meses, pero lo cierto y aplaudible es que hemos acabado encontrando un hueco en el que retroalimentar esta polémica centenaria con ganas de que dure cien años más o hasta que una de las dos facciones desaparezca de la faz de la tierra, de la manera más violenta posible. Y no hubiéramos encontrado mejor día para hacerlo, ya que mañana se disputará en el Camp Nou, conocido como El Orinal en el otro lado de la Diagonal, el derbi más descafeinado en años, tanto para los unos como para los otros. Para los unos porque tienen la cabeza en el día de Sant Jordi y todo el interés del partido de mañana se centra en rodar un poco a Deco y Messi para que lleguen níquel a jugar el miércoles (tan importante es el miércoles que tal y como está el patio ganar a los vecinos de Sarrià dudamos que pueda apaciguar los ánimos de la parroquia culé, pero tampoco incendiarlos definitivamente caso de no obtener una victoria convincente). Para los otros, porque a diferencia de decenas y decenas de temporadas mediocres, sostenidamente mediocres, este año lo acabarán con más o menos los mismos puntos que de costumbre pero cosechados de una manera un tanto peculiar, tanto que durante toda la primera vuelta no es que se atrevieran a decir HUEFA, sino que alguno hasta dijo Champions. Y pasa lo que pasa, que por pasar ni tan siquiera les pueden joder la Liga a los culés porque de eso se han encargado ellos solitos durante muchas jornadas. Vamos, que si por ellos fuera este derbi no se jugaba, se pactaba un empate a nada (ni lesiones, ni humillaciones) y aquí paz y después gloria. Y esta molicie afecta a todas las esferas de ambos clubes, desde la clase dirigente al lumpen: Laporta «siente-a-un-pobre-en-su-mesa» invita a comer a Sánchez Libre y este le dice que no le esperen. Por no hablar que ni la Curva Jove va a ir al Camp Nou, en señal de protesta por no se sabe bien qué, y que los Brigadas son cuatro y el cabo pero aún así van a ser más que los Boixos exiliados de su propio estadio. Dicho de otro modo: que ni tan siquiera estos, que no tienen que evitar lesiones sino producirlas a razón de a cuántas más, mejor, y que seguramente afronten el partido más importante de la temporada, van a alegrarnos la tarde dando un poco de espectáculo. Soberano coñazo. En fin, levantemos un poco los ánimos, o caldéemoslos. Primero dándole la palabra a Colores, en los tres primeros párrafos en el interior de la entrada, a modo de sinopsis del sentir perico. Después, y hasta el final, dándosela a Montecristo, más extenso, sutil y meditado pero con la misma dosis de hiel y anticulerismo. Sin más preámbulos, que suficientes han sido, Colores und Montecristo strike back.
Ha vuelto. Al Bundy, después de inocular el virus de la discordia entre las filas barcelonistas, abriendo de nuevo una brecha, la del cruyffismo y el anticruyffismo, que parecía que felizmente iba cicatrizando, hace acto de contricción y reaparece con el único argumento capaz de unificar a todo el barcelonismo en peso. No, no es el nacionalismo. Ni el gusto por el buen fútbol. Ni siquiera el sentimiento de inferioridad respecto al Madrid. Es el desprecio hacia el Real Club Deportivo Español de Barcelona, el otro equipo de la ciudad (por poco tiempo). Todavía eufórico por los efectos no tanto de la épica victoria ante el Levante del pasado domingo sino de las cervezas que se pimpló antes, durante y después de dicho partido, Al Bundy hace un repaso sin pretensión exhaustiva de los motivos que justifican la mirada de ascopena con la que los culés miran a los españolistas. Pero como en la RBBE somos así de ecuánimes, miramos con desprecio por encima de ambos hombros. O sea, que nadie crea que la Bitácora está tomando partido por el Barcelona. Que cada perro se lama su pijo, que esto es una Tribuna abierta y los artículos están firmados. Pero por eso mismo ofrecemos desde ya la posibilidad a algún periquito cachondo de que recoja el guante que les ha lanzado en todo el jerolo Al Bundy y escriba una réplica con algo de gracia, que será por miserias y cadáveres en el armario del barcelonismo. Ya lo sabéis, queridos pericos: el que calla, otorga. Y en época de debates electorales nos parecería de mal gusto que no reaccionarais ante tamaña ofensa. Colores, Erri Berri… os invocamos. Y a los que todavía no habéis salido del armario, también. Culés vs. Pericos, round one, ¡fight!
Que ha habido Champions, dicen. Pues vale. Vayan a la hemeroteca (a la nuestra, que ya tenemos un año, o a cualquier otra si quieren series históricas más largas), que no nos sobra el tiempo como para repetirnos, total, Inter, Milan, Liverpool y Madrid han hecho de nuevo lo que suelen. Ya nos ocuparemos de todo ello cuando lleguen los cuartos, que molan más. Hoy preferimos mirar de reojo a Valencia, que como se descabalgaron de la Champions (bastante) antes de tiempo han buscado otros métodos para entretenerse entre semana mientras no llegan las Fallas. Después de su exitosa primera colaboración con el One x One del Blavencia, les dejamos en manos de Tartamundos Trotamudo, que intentará arrojar luz sobre el asunto para que luzcan los reflejos y mechitas de Albelda.
En los mentideros deportivos de la Capitaldespaña sólo se tienen ojos para lo que acontece entre el Llobregat y el Besós (allende la M-30, claro está). Habitualmente. De igual manera, en los cenáculos condales se habla tanto del Barça como del “eterno rival”. Es así que tanto La Prensa de Madrid (en lo sucesivo, LPdM) como La Prensa de Barcelona (LPdB) son sistemas simbióticos perfectamente autosuficientes, que se dedican a hablar del Real Madrid y del Barcelona y que no necesitan a nadie más. Una vez expuesto este axioma se comprende que todo el espacio “informativo” que se dedica a otros equipos de fútbol (“de provincias”) u otros deportes, son migajas que Sus Graciosas Majestades, LPdM y LPdB, reparten generosamente entre sus súbditos. Pero, que quede claro, estas migajas son como las tapas en los bares que dan tapa: te las dan porque ellos quieren, pero no están obligados a dártelas. No obstante, al igual que en los telediarios de vez en cuando está bien hablar de un curioso descubrimiento científico, no está de más echar un vistazo de vez en cuando al submundo de provincias.
Aún a riesgo de fomentar un debate que no es tal, y un debate no es tal por mucho que debatan los medios deportivos catalanes sobre ello, traemos hoy un nuevo artículo sobre Johan Cruyff (el segundo que habrá en la primera página), un nombre que en el fútbol en general y en Barcelona en particular despierta pasiones encontradas y difícilmente conciliables… a no ser que seas Al Bundy, un lector de esta Bitácora que nos ha ofrecido su cubista punto de vista sobre el tema, que le llamamos cubista por no llamarle directamente esquizofrénico, y a través del cual no sólo nos aporta las claves para tener opinión y congraciarse con uno u otro bando, según convenga, sino que nos apunta interesantes flequillos de los que pueden salir más y mejores historias. No sabe nada, el tío: insinúa más que muestra, y si nos gusta, ya le llamaremos. Sin más dilación, Al Bundy -socio culé desde hace lustros- sobre Cruyff.
¿Qué, reconocen a ese señor que lleva la camiseta del Hércules de Alicante? El que está al lado de Goicoechea. Sí, aquel medio batallador del Valencia Club de Fútbol que asombraba a Europa con el ocho a la espalda allá por el cambio de siglo. ¿Cuánto tiempo sin verlo campar por ahí, eh? Quizás ustedes se preguntarán, ¿cómo ha llegado hasta ahí? ¿cómo ha caído tan bajo? No se preocupen, el Doctor Glategoja -natural de lo que él llama
Comunidad Valenciana Regne de Valencia y con consulta de éxito especializada en neurodegeneraciones provocadas por las drogas de síntesis- se lo contará, que él lo sabe de primera mano.