Crisis del periodismo y ciudadanía digital

La semana pasada celebramos la primera sesión del V Congreso de Comunicación Digital. Por la mañana, presentamos la edición Comunidad Valenciana de ElDiario.es (puede consultarse aquí el resumen de la presentación). Por la tarde, celebramos un debate -que, personalmente, encontré muy interesante- entre Ignacio Escolar y José Cervera en torno al tema «Crisis del periodismo y ciudadanía digital». Es posible ver aquí el conjunto de las intervenciones de Ignacio Escolar y José Cervera, así como el debate posterior:

He escrito un pequeño texto-resumen para la web de Nau XXI (el espacio de debates en el que se enmarcaba esta mesa redonda). También se refirieron al mismo en El País Comunidad Valenciana.

El miércoles de la semana que viene, 4 de diciembre, celebraremos la segunda sesión del V Congreso de Comunicación Digital en la Comunidad Valenciana (entrada libre). En el programa definitivo, que reproducimos a continuación, figura también la relación de proyectos relacionados con Internet y la comunicación digital (proyectos tanto profesionales como académicos):

V CONGRESO DE COMUNICACIÓN DIGITAL EN LA COMUNIDAD VALENCIANA

Organiza: Grupo de Investigación en los Medios Digitales Valencianos
Coordinadores: Guillermo López García y Carolina Moreno Castro
Colaboran:
Vicerectorat de Cultura i Igualtat
Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
Departamento de Teoría de los Lenguajes y CC de la Comunicación
Unidad de Innovación Educativa de la Universitat de València

Miércoles 4 de Diciembre
Salón de Grados de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación

12.00 Mesa redonda: Twitter para periodistas
Modera: Guillermo López García (Profesor Titular de Periodismo UV)
Participan:
Salvador Enguix (Delegado La Vanguardia CV y Profesor de Periodismo UV)
Mariano Gasparet (Periodista. El Mundo Comunidad Valenciana)
Joaquim Clemente (Periodista. Valencia Plaza)
Isabel Olmos (Periodista. Levante TV)

16.00 Mesa redonda: Didáctica del Periodismo y Nuevas Tecnologías
Modera: Carolina Moreno Castro (Catedrática de Periodismo UV)
Participan:
Andreu Casero (Profesor Titular de Periodismo UJI)
Félix Arias (Profesor de Periodismo UMH)
Carmina Gregori (Profesora de Filología Inglesa UV)
Estefanía Pastor (Periodista Valenciaplaza.com. Graduada en Periodismo UV)
Francisco Álvarez (Periodista ElMundo.es. Licenciado en Periodismo UV)

18.00 Presentación del número 386 de la revista Saó. Monográfico sobre Redes sociales en la Comunidad Valenciana

Participan:
Representante Saó
Dolors Palau Sampío (Profesora Contratada Doctora de Periodismo de la UV y coautora del monográfico)

18.30 Presentación de proyectos de contenidos en Internet

Modera: Germán Llorca Abad (Profesor Contratado Doctor de Comunicación Audiovisual UV)
Participan:

Rafa Lupión (Sonido Online)
Irene Rodrigo (Elportaldelhombre)
Lorenna Ruiz (El blog de Lorenna)
Mireia Campillos: «Ciberactivismo: del uso de la comunicación digital como herramienta para la acción, a la inacción del mundo real»
Francisco José García Ull: «Cibermedios: personalización de la información, cookies y privacidad»



AVISO: cambio de fechas en el Congreso de Comunicación Digital

Hemos sabido recientemente que el Sindicato de Estudiantes ha convocado una huelga para el próximo día 20 de noviembre, que afecta a todos los niveles de la educación, y también al ámbito universitario.

Como esa fecha estaba previsto celebrar la segunda jornada del Congreso de Comunicación Digital, y con el fin de facilitar en lo posible la asistencia del público a las mesas redondas y presentaciones previstas para ese día, hemos cambiado parcialmente el programa del Congreso.

La primera jornada, prevista para el martes 19 de noviembre, se mantiene igual. La segunda jornada se celebrará el 4 de diciembre, miércoles. Es decir, dos semanas después de lo previsto (cuando hemos encontrado espacios disponibles en la facultad, teniendo en cuenta que queríamos mantener el miércoles como día de celebración).

Esperamos que el cambio no vulnere los planes de nadie y que todos los que estaban interesados en asistir al Congreso puedan hacerlo igualmente. Así queda, en conclusión, el programa definitivo:

V CONGRESO DE COMUNICACIÓN DIGITAL EN LA COMUNIDAD VALENCIANA

Organiza: Grupo de Investigación en los Medios Digitales Valencianos
Coordinadores: Guillermo López García y Carolina Moreno Castro
Colaboran:
Vicerectorat de Cultura i Igualtat
Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
Departamento de Teoría de los Lenguajes y CC de la Comunicación
Unidad de Innovación Educativa de la Universitat de València

Martes 19 de Noviembre

Mañana: Salón de Actos de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
12.00 Presentación de ElDiario.es Comunidad Valenciana
Modera: Guillermo López García (Profesor Titular de Periodismo UV)
Intervendrán:
Voro Maroto (Director ElDiario.es Comunidad Valenciana)
Ignacio Escolar (Director ElDiario.es)

Tarde: Aula Magna. La Nau, Centre Cultural de la Universitat de València (c/ Universitat, 2).

18.30 Mesa redonda: Crisis del periodismo y ciudadanía digital
Modera: Antonio Ariño (Vicerrector de Cultura e Igualdad de la Universitat de València)
Participan:
Ignacio Escolar (Director ElDiario.es)
José Cervera (Periodista y Bloguero)
Representante El País CV
*Este debate tiene lugar en el marco del programa Claustre obert.

Miércoles 4 de Diciembre
Salón de Actos de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación

12.00 Mesa redonda: Twitter para periodistas
Modera: Guillermo López García (Profesor Titular de Periodismo UV)
Participan:
Salvador Enguix (Delegado La Vanguardia CV y Profesor de Periodismo UV)
Mariano Gasparet (Periodista. El Mundo Comunidad Valenciana)
Marta Hortelano (Periodista. Las Provincias)
Isabel Olmos (Periodista. Levante TV)

16.00 Mesa redonda: Didáctica del Periodismo y Nuevas Tecnologías
Modera: Carolina Moreno Castro (Catedrática de Periodismo UV)
Participan:
Andreu Casero (Profesor Titular de Periodismo UJI)
Miguel Carvajal (Profesor Titular de Periodismo UMH)
Carmina Gregori (Profesora Titular de Filología Inglesa UV)
Estefanía Pastor (Periodista Valenciaplaza.com. Graduada en Periodismo UV)
Francisco Álvarez (Periodista ElMundo.es. Licenciado en Periodismo UV)

18.00 Presentación de proyectos de contenidos en Internet



Internet, un poco peor sin Libro de Notas

Esta semana ha comenzado de la peor manera posible: los amigos de Libro de Notas anunciaban que, tras doce años en Internet (llevan por aquí desde 2001), dejarían de actualizar contenidos en diciembre de este año. Las razones que comentan son variadas, pero la que claramente subyace es la del cansancio. Tras muchos años currando por amor al arte, viendo cómo un proyecto propio va creciendo y evolucionando, a él van sumándose otros (y otras personas), … al final, ese proyecto es una parte importante de la vida de uno, pero también quita mucho tiempo.

La cosa no va, nunca fue, de enriquecerse, o de triunfar en términos ególatras, sino de hacer algo que mereciera la pena, compartir nuestras obsesiones e intereses con otras personas y, en la medida de las modestas posibilidades de cada uno, abrir un espacio que no sólo nosotros, sino también la comunidad de lectores pueda percibir como propio. Sin duda, el proyecto sigue mereciendo la pena (de hecho, más conforme más y mejores contenidos aporta, más gente, y una trayectoria más prolongada), pero el problema es que si depende del voluntarismo de algunas personas (los colaboradores y, en particular, sus dos editores), a veces el éxito, y el interés intrínseco, del proyecto puede no ser suficiente. Cuando el esfuerzo es excesivo, cuando el cansancio (sobre todo, vital) acaba abrumando a los gestores, cuando, en definitiva, parece que el proyecto se mantiene por su propia inercia, por la dimensión que ha adquirido, por cierta ética de la responsabilidad.

Estoy hablando de Libro de Notas, pero podría hablar perfectamente de La Página Definitiva. Por muchas razones. Por un lado, porque, aunque ahora mismo no parece que tengamos ninguna intención de bajarnos de aquí, en el pasado sí que nos lo planteamos, en relación con diversas circunstancias. En mi caso, me pegué tres años virtualmente alejado de LPD, como proceso de desintoxicación tras la guerra de Irak, el 11M, y tantas otras emociones que nos reportó el final del Aznarato. Pero, por otro lado, y sobre todo, porque desde hace mucho tiempo considerábamos a Libro de Notas una página hermanada con LPD (disculpen el arrebato de metrosexualidad, pero en mi descargo diré que desde el título quedaba claro de qué iba el asunto). Por su enfoque, por la calidad de sus contenidos, por la personalidad locoide de sus moderadores, Marcos Taracido y Alberto Haj-Saleh, y significados colaboradores; por la pretensión de gestionar entre tan pocas personas (que además, no lo olvidemos, tienen trabajos reales, de los que viven; al menos, económicamente) un proyecto progresivamente más y más grande y complejo. Y sobre todo, por haber creado, a lo largo de los años, un espacio propio, con una comunidad de lectores y colaboradores cuya existencia, participación e interés son, en última instancia, las que motivaban la continuidad y crecimiento del proyecto (cabrones).

Libro de Notas, hasta donde tengo memoria, comenzó como un selector de contenidos. Diariamente, los editores escogían algunos de los contenidos que más les llamaban la atención de la Red, y los extractaban y recomendaban (no en plan “Periodista Digital”, es decir, pegándolo todo en su web, sino correctamente: un párrafo y un enlace a la fuente original). Ese propósito, que continuó todo este tiempo, y de hecho continúa siendo su lema (“Diario de los mejores contenidos de la Red en español”), se combinó con otras iniciativas, como un elenco de contenidos propios en los que albergaron a (literalmente) cientos de colaboradores en un momento u otro, o un suplemento infantil, e incluso una editorial. En todas estas iniciativas han mostrado siempre, al menos según mi opinión de lector, unas constantes muy claras: contenidos de calidad (de calidad de verdad, bien trabajados, interesantes, aportando cosas), afán por abrir espacios culturales en un país tan decrépito al respecto como España (decrépito y controlado / institucional, que no les voy a recordar a estas alturas todo lo de la Cultura de la Transición), y honradez intelectual. Una combinación cuyo resultado fue que sin duda puede decirse, sin miedo a equivocarme, que entre los “mejores contenidos de la Red en español” está, y desde hace mucho tiempo, Libro de Notas.

En resumen: como lector comprensivo que soy, estimados editores de LdN, amorosamente os digo: todo eso del cansancio y la espesura tras apenas 12 años currando por la cara está muy bien, pero a ver si se os pasa más pronto que tarde y volvéis. Cabrones.



Mi primera media maratón

Nunca me había atraído lo más mínimo correr (o, como se dice ahora en un afán por emplear un término en otro idioma, más largo y complejo que el original, “running”). Por aquello de que no me gusta sufrir y eso, pero, sobre todo, porque correr me parecía algo aburridísimo. Para mí, aguantar media hora corriendo sólo era posible si contabas con la forma física necesaria y, más importante aún, la disposición psicológica adecuada. Por mucho que pudieras llevar un mp3 con música o audiorreportajes, a la hora de la verdad, o uno se ponía a pensar obsesivamente en algo o difícilmente podría aguantar. Y por eso yo siempre había creído que la gente que salía a correr se pasaba todo el trayecto pensando en la unidad de España: en si España sobreviviría a los nacionalismos periféricos y tensiones internas; en si al final se la llevarían por delante pulsiones centrífugas; en si el Estado autonómico había sido un error, o si había que reformarlo, y cómo; en definitiva, a pensar en España, su unidad y su diversidad, en todos y cada uno de los segundos en los que estás, por lo demás, al borde del síncope mientras corres cual poseso.

A mí ese escenario de sufrir física y psicológicamente mientras piensas en la unidad de España no me parecía demasiado atractivo, por no hablar de que era ponerme a correr (por ejemplo, en un partido de fútbol) y a los treinta segundos ya estaba pidiendo la hora. Pero no tuve más remedio que cambiar mi perspectiva.

Todo fue por culpa del tabaco. En concreto, por dejar de fumar. Cuando fumaba, el veneno de la nicotina, el alquitrán, y demás, contribuían generosamente a mantener la línea a base de machacar mi salud, lo cual me permitía comer a gusto, sin preocuparme por los excesos. Si comía demasiado, pues luego fumaba más y arreglado.

Pero llegó un momento en que me dieron tanto el coñazo con “fumar es malo” que no tuve más remedio que dejar de fumar. Y entonces comenzaron mis problemas. Porque, sin el factor controlador del tabaco, empecé a engordar. Y claro, no era cuestión de dejar de comer (sobre todo, de dejar de comer las cosas que realmente merecen la pena, como chuletones, hamburguesas, una paella como Dios manda).

Justo en ese momento, aparecieron los catalanes con su independentismo. Un motivo tan bueno como cualquier otro para estar continuamente pensando en la unidad de España, y sobre todo en qué España estaremos los que nos quedemos si los catalanes se van, con delincuentes que vienen «desde Cuenca a Madrid para salvar España», entrando a punta de pistola en domicilios de tesoreros del partido en el Gobierno, y cosas así.

Correr se aparecía como una solución frente al doble problema de tener que pensar en la unidad de España y afrontar las graves consecuencias que comporta comer dignamente. Como corriendo te aburres como una ostra, pues hala, a pensar en la unidad de España, qué remedio. Y, como correr es una barbaridad que uno comete contra su bienestar y su salud casi como si te fumases dos paquetes diarios y ves cómo estás sufriendo a cada paso, pues la cosa efectivamente funciona desde el punto de vista de adelgazar (y, después, mantener), siempre sin que sea necesario reducir la dosis de chuletones y similares (particular línea roja que, en un afán por preservar mi dignidad, me he marcado).

Funciona, eso sí, siempre y cuando uno salga a correr con regularidad, y sobre todo lo haga por un tiempo determinado. Como, al mismo tiempo, es totalmente cierto todo lo que brillantemente contó en su día Alfredo sobre la psicología de los aficionados al “running”, una vez uno se mete en esta espiral es difícil parar.

En resumen: que el otro día me hice mi primera media maratón (21 km, 21). Estoy acostumbrado a hacer unos diez kilómetros, y lo máximo que había hecho eran 18, de manera que la prueba transcurrió como era previsible: muy gallito en los primeros diez kilómetros, adelantando posiciones a saco, y luego un patético hundimiento de los kilómetros 10 al 15 que fue mucho más patético en los kilómetros 15 al 20, y no digamos en el último kilómetro. Un puñetero suplicio, como casi siempre que uno sale a correr. Por otra parte, ese día me aticé para comer un ingente asado de cordero con patatas y se me ocurrieron muchas buenas ideas (que ya he olvidado) para buscar un encaje satisfactorio de Cataluña en España, así que no habrá más remedio que seguir por este sufrido camino. Por lo pronto, aunque no gané la carrera (la acabé en un honroso puesto 6885, de nada menos que 9328 participantes), sí que puedo acreditar que logré bajar de las dos horas, y sobrao. Ahí queda eso.



Programa del V Congreso de Comunicación Digital en la CV

Como todos los años por estas fechas, es un placer anunciar la programación del congreso de Comunicación Digital en la Comunidad Valenciana que venimos celebrando desde 2009. Siempre es una ocasión para debatir sobre cuestiones que nos interesan, como mínimo, a periodistas y académicos del periodismo y la comunicación, así como a los estudiantes que están formándose como periodistas en la Universitat de València. Por supuesto, y como en las anteriores ocasiones, la entrada al congreso es libre. También podrá seguirse el congreso a través del hashtag #comdigcv13. Como en ediciones anteriores, posteriormente a la celebración del congreso intentaremos poner a disposición del público las ponencias íntegras del congreso en vídeo.

A continuación, detallamos el programa de la quinta edición:

V CONGRESO DE COMUNICACIÓN DIGITAL EN LA COMUNIDAD VALENCIANA

Organiza: Grupo de Investigación en los Medios Digitales Valencianos
Coordinadores: Guillermo López García y Carolina Moreno Castro
Colaboran:
Vicerectorat de Cultura i Igualtat
Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
Departamento de Teoría de los Lenguajes y CC de la Comunicación
Unidad de Innovación Educativa de la Universitat de València

Martes 19 de Noviembre

Mañana: Salón de Actos de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación
12.00 Presentación de ElDiario.es Comunidad Valenciana
Modera: Guillermo López García (Profesor Titular de Periodismo UV)
Intervendrán:
Voro Maroto (Director ElDiario.es Comunidad Valenciana)
Ignacio Escolar (Director ElDiario.es)

Tarde: Aula Magna. La Nau, Centre Cultural de la Universitat de València (c/ Universitat, 2).

18.30 Mesa redonda: Crisis del periodismo y ciudadanía digital
Modera: Antonio Ariño (Vicerrector de Cultura e Igualdad de la Universitat de València)
Participan:
Ignacio Escolar (Director ElDiario.es)
José Cervera (Periodista y Bloguero)
Guillermo López García (Profesor Titular de Periodismo UV)
*Este debate tiene lugar en el marco del programa Claustre obert.

Miércoles 20 de Noviembre
Salón de Actos de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación

12.00 Mesa redonda: Twitter para periodistas
Modera: Guillermo López García (Profesor Titular de Periodismo UV)
Participan:
Salvador Enguix (Delegado La Vanguardia CV y Profesor de Periodismo UV)
Mariano Gasparet (Periodista. El Mundo Comunidad Valenciana)
Marta Hortelano (Periodista. Las Provincias)
Isabel Olmos (Periodista. Levante TV)

16.00 Mesa redonda: Didáctica del Periodismo y Nuevas Tecnologías
Modera: Carolina Moreno Castro (Catedrática de Periodismo UV)
Participan:
Andreu Casero (Profesor Titular de Periodismo UJI)
Miguel Carvajal (Profesor Titular de Periodismo UMH)
Carmina Gregori (Profesora Titular de Filología Inglesa UV)
Estefanía Pastor (Periodista Valenciaplaza.com. Graduada en Periodismo UV)
Francisco Álvarez (Periodista ElMundo.es. Licenciado en Periodismo UV)

18.00 Presentación de proyectos de contenidos en Internet

El congreso comenzará con la presentación de la sección de eldiario.es en la Comunidad Valenciana, para la cual contaremos con el director de ElDiario.es, Ignacio Escolar, y con el director de su sección valenciana, Voro Maroto. La presentación adoptará la forma de una charla por parte de ambos periodistas, que posteriormente se abrirá al debate con el público.

Esa misma tarde, y gracias a la colaboración con el ciclo de debates de la Universitat de València Claustre Obert, se desarrollará una primera mesa redonda que abordará dos cuestiones que se han venido desarrollando en paralelo en los últimos años, ambas de crucial importancia: por un lado, la crisis del periodismo (o, en puridad, crisis de las empresas periodísticas); por otro, el papel cada vez más activo que adopta una parte de la ciudadanía en Internet (y también a través de Internet, movilizándose y asumiendo decisiones que se derivan, en última instancia, de los flujos de información en Internet)).

El segundo día del congreso contará con tres sesiones. En la primera de ellas, estableceremos un debate sobre los diferentes usos y aplicaciones que tiene Twitter para los periodistas, que abarcan tanto la labor de filtrado y obtención de información como el análisis y la opinión sobre la misma. Y también sirve, sin duda, para interpelar directamente a los interlocutores sociales y políticos, a menudo menos accesibles por otras vías.

La mesa sobre didáctica del periodismo y las NTIC busca ver qué papel cumplen dichas tecnologías en la formación de los estudiantes de Periodismo. Qué podría hacerse y qué se está haciendo en un campo, a nadie se le escapa, cada vez más importante para todos aquellos que quieran dedicarse al periodismo. Conjugaremos la experiencia de otras Universidades y disciplinas con la de algunos antiguos alumnos. Así como, y al igual que en las mesas restantes, las aportaciones del público.

Finalmente, en este quinto congreso hemos incluido una sección de carácter abierto, pensada para que todos aquellos periodistas o profesionales de la comunicación que estén desarrollando ahora mismo –o vayan a hacerlo en un futuro próximo- un proyecto de contenidos en Internet puedan explicarlo en el congreso, si lo desean. Se trata de una experiencia que ya hemos desarrollado en ediciones pasadas, con muy buenos resultados. Aquellos interesados en participar en esta sección tienen que escribir un correo a Guillermo.Lopez@uv.es explicando brevemente las características del proyecto que querrían presentar.



Edurne Uriarte, su bolso y su cátedra

El otro día tuve ocasión de leerme este maravilloso artículo de Edurne Uriarte. En él, la autora explica que le gusta llevar bolsos de Gucci, y que se le manchó el otro día el bolso. ¡Menos mal que fue con vino blanco!

Pertenezco [a] ese grupo de mujeres que una amiga mía llama Barbie Complementos. Y lo asumimos encantadas, nos divertimos siendo Barbies Complementos, no lo vamos a negar, aunque a veces nos critiquen por ello. Piensan algunos que esa pasión por los bolsos debe de tener algo que ver con la exhibición de estatus, como lo de los coches y los hombres, lo de la presunción de poder a través del coche, de su marca y de sus caballos. Puede que sí, que haya algo de eso.

Uriarte es catedrática de Ciencia Política (en su día por la Universidad del País Vasco, actualmente de la Rey Juan Carlos de Madrid). También es colaboradora habitual de ABC y de otras publicaciones de similar corte ideológico, así como tertuliana profesional (también en todos los clásicos: COPE, Intereconomía, 13 TV), con hits tan notorios como comenzar a colaborar como tertuliana en TVE mientras era la pareja del ministro de Educación, José Ignacio Wert.

Leyendo sobre la interfecta, acabé mirándome bastantes cosas (acicateado por @Alfonsotwr) sobre la cátedra que ganó en la Universidad del País Vasco, en 2001. Hay, a propósito de esa cátedra, una polémica que en su momento trajo cola, puesto que Uriarte la ganó en una votación ajustada (tres votos contra dos) a un exdiputado de HB, Francisco Letamendia. O sea: droga dura.

(A continuación viene un rollo sobre la Universidad española. Normalmente, este tipo de cosas sólo interesan –aunque, eso sí, mucho- a los que trabajamos en la Universidad española, pero Usted no se preocupe, que también hablaremos de la ETA)

Conviene precisar que, por la fecha de la cátedra, lo más probable es que la convocatoria viniera de la que se conoció como “pedrea de la LRU”. La LRU era la ley universitaria del PSOE de 1983, que entre otras cosas consagró un sistema de selección del profesorado funcionario que acabó generando más y más endogamia. El departamento que convocaba la plaza elegía a dos miembros del tribunal. Los otros tres se elegían por sorteo entre todos los profesores, de cualquier universidad española, que cumplieran los requisitos. Esto, en principio, no tendría por qué haber sido malo en sí, porque intentaba combinar la selección aleatoria con los intereses científicos específicos del departamento en el que trabajaría el profesor. El problema era que en casi todos los casos la plaza convocada era la promoción de alguien que ya trabajaba en el departamento, con lo que los dos miembros del tribunal “locales” eran (más o menos) seleccionados por el candidato local, quien también solía tener todo el apoyo del Rectorado para que ganase la plaza (porque si la ganaba otro candidato “de fuera” la Universidad tendría que proveer gastos para dos nóminas, la del nuevo profesor y la del que ya estaba en el departamento, y seguiría estando).

A partir de ese momento, con dos votos seguros, todo era cuestión de convencer a uno de los miembros “de fuera”, y así consagrar la victoria del candidato local. Por si acaso, también se solían convocar plazas con un perfil específico modelo “mi tesis doctoral”. Por no hablar de las llamaditas del director del Departamento, el Rectorado, etc., a los miembros de fuera, explicándoles lo buen chico que era el candidato local y cómo todos lo querían muchísimo (recuerdo un caso, particularmente bochornoso, en el que el candidato local a una cátedra, en su presentación, dijo que su principal referente intelectual era… El Rector de entonces en su Universidad. ¡Y no era para menos, que para algo le había sacado la plaza!).

Con ese modelo, era bastante difícil que se generaran sorpresas. Casi siempre funcionaba el “hoy por ti, mañana por mí” (el miembro del tribunal “de fuera” hoy sería el local de mañana), las presiones, las desavenencias entre los miembros de “fuera”, y al final acababa ganando el candidato local, con independencia de que fuese mejor, igual, un poco peor e incluso mucho peor que un hipotético candidato alternativo, que en la mayoría de las ocasiones ni se molestaba en presentarse. No en vano, el candidato local, al convocarse la plaza, hablaba de “mi plaza”.

Este sistema, que hizo titulares y catedráticos por doquier (a veces, sólo con la tesis doctoral; sin ninguna publicación, ni ninguna estancia de investigación), llegó a su cúspide con la mencionada “pedrea” de la LRU. El PP de la mayoría absoluta (2000-2004) decidió meterle mano a la Universidad, con una serie de medidas que, globalmente, he de decir que la mejoraron. Desde luego, así fue, al menos, si nos centramos en la que aquí nos ocupa: la sustitución del sistema de contratación de la LRU por el de las habilitaciones: las plazas saldrían en convocatorias anuales para toda España, según las necesidades de las Universidades, y los candidatos serían evaluados por un tribunal de siete miembros, escogidos por sorteo. El sistema era mucho más duro que el anterior, evidentemente, y aunque no estaba (en absoluto) exento de todo tipo de injusticias y trapicheos, constituyó, al menos, un avance indudable respecto de lo anterior.

Y claro, cuando en 2000-2001 las Universidades se vieron venir ese sistema, mucha gente empezó a tener prisa por sacar “su” plaza a toda prisa, antes de que llegasen las habilitaciones y tuvieran que arriesgarla en un tribunal masivo y por sorteo. Se convocaron cientos de plazas, muchísimas más de lo habitual, para colocar a todo aquel que aún no había podido colocarse; e, inexplicablemente, el PP se tragó la convocatoria en lugar de frenarla.

Y aquí es donde llega esa maravillosa oposición Letamendia-Uriarte. Fue Letamendia quien convocó la plaza como promoción (era, por tanto, “su plaza”), y Uriarte la que se presentó como candidata alternativa. Uriarte gana por tres a dos, Letamendia recurre, gana en la revisión que hace la propia Universidad del País Vasco, se organiza un buen follón en los medios de comunicación (para entendernos, era un poco “La ETA contra la Brunete”) y al final la justicia revoca la decisión de la U. del País Vasco diciendo lo que dice casi siempre en estos casos: que los tribunales son soberanos para determinar a quién darle la plaza, pues para eso están.

Mirándome la información de esa época, queda claro que los dos miembros locales del tribunal votaron por Letamendia, y que fueron los tres profesores “de fuera” los que lo hicieron por Uriarte. Surgen dos cuestiones fundamentales:

¿Quién se merecía la plaza? En la época, Letamendia tenía dos tramos de investigación reconocidos (sexenios), por uno Uriarte. Lo mismo cabe decir del currículum: Letamendia tenía bastante más que Uriarte si contamos hasta 2001, aunque hay que tener en cuenta la diferencia de edad (57 años Letamendia, 34 41 Uriarte), que debería jugar más bien, a mi juicio, a favor de la segunda. Pero esa es mi opinión, que tiende a primar lo que muestra una trayectoria en términos cualitativos frente a la evaluación “a peso” del currículum, que obviamente favorece a los candidatos de más edad, y que es el criterio que suele aplicarse en mi área y en muchas áreas afines (Ciencias Sociales / Humanidades). Ahora bien, en este caso no creo que se pueda hablar de oposición entre una candidata joven brillantísima frente a un «elefante» universitario que se ha quedado anquilosado. A mi juicio, la trayectoria es similar, sólo que uno de los dos candidatos tiene más cosas, porque ha tenido más años para hacerlas.

La segunda pregunta que me hago es: ¿fue política la decisión del tribunal? A mí no me cabe la menor duda, la verdad. Tanto respecto de los dos que votaron por Letamendia, de su departamento y previsiblemente escogidos por él, como respecto de los tres que cayeron por sorteo, que fueron Antonio Elorza, Fernando Reinares y Joaquim Molins, los tres significados (en mayor o menor grado y con diversos enfoques) en posiciones hostiles hacia el nacionalismo vasco. Lo creo no sólo por eso (tampoco hay que pensar que la ideología lo explica todo; ya ven, tenemos al presidente del Tribunal Constitucional militando en el PP, y tan ricamente), sino porque, objetivamente y según lo habitual en la Universidad española, lo normal habría sido darle la cátedra a Letamendia, que tenía más cosas (por no hablar de que, caramba, … ¡era “su” plaza!”).

Los ribetes ideológicos de esa decisión me parecen particularmente claros en el caso de Antonio Elorza, que se permitió explicar que, claro, es que Letamendia estaba muy ideologizado y eso le restaba todo valor a sus investigaciones. Oiga, pues entonces igual tampoco tendría que haber votado por Edurne Uriarte, cuyas publicaciones claramente iban por los mismos derroteros, aunque fuera en sentido opuesto.

La historia acabó con Uriarte yéndose con su cátedra a la Rey Juan Carlos, mientras Letamendia se quedó compuesto y sin cátedra. Y, de hecho, hoy, doce años después y a punto de jubilarse (nació en 1944, así que le queda un año para cumplir los 70), sigue sin ser catedrático. En este texto que he rescatado de un foro Letamendia explica su postura, donde básicamente arrima el ascua a su sardina en lo académico (habla de la «tradición» para explicar por qué Uriarte no podía presentarse a la plaza), aunque he de decir que me parecen muy interesantes sus consideraciones sobre su vinculación con ETA que se apresuraron a hacer desde la Brunete:

Es grave ya adjetivar políticamente la actividad académica de un profesor que no tiene militancia alguna desde hace veinte años; es repugnante falsear una trayectoria intelectual presentándola como lo contrario de lo que es. Sean cuales sean mis opiniones políticas en el ámbito personal (las de un nacionalista vasco de izquierda), ha habido una constante en mi producción teórica de estos últimos 20 años: mi oposición radical al uso de la violencia como instrumento político. Esto no se ha expresado sólo en mis numerosos libros y artículos académicos; he comprometido mi firma y mi prestigio en comunicados personales de condena enviados a los medios contra los atentados mortales perpetrados, por ejemplo, en Hipercor, contra el ertzaina Goikoetxea, el dirigente del PP Ordóñez, el articulista López de la Calle, el profesor socialista Lluch… pero también contra los atentados perpetrados *y quizá ello moleste* por el terrorismo de Estado. Estos comunicados son comprobables en la hemeroteca. Me enorgullezco de que mi producción y actitudes hayan alimentado, junto con las de otros muchos, corrientes como la de Elkarri. Estoy muy sensibilizado con la situación de los amenazados porque la vivo en familia en la persona de un hermano mío concejal socialista en Gipuzkoa. Yo mismo recibí una carta bomba hace 24 años. Por ello, cuando la profesora Uriarte salió afortunadamente ilesa del atentado frustrado de ETA de fines de 2000, además de firmar el comunicado de condena del departamento, le di múltiples muestras personales de solidaridad.

La infamia de vincularme con ETA hace necesario guardar absoluto silencio sobre estos 20 años; ha habido medios como «Abc» que han puesto especial interés en rejuvenecerme, publicando exclusivamente fotos mías de los años 70 (años en los que, por cierto, el señor Llera me desbordaba por la radicalidad abertzale, pues militaba en EHAS, partido que formaba entonces parte de KAS). Esta campaña persigue un objetivo muy claro: vincular la primera bomba, no explotada, con la «segunda bomba» que habría supuesto para la profesora Uriarte *son sus palabras* la estimación del recurso presentado por mí.

 

Mi conclusión de toda esta historia es: no sé si Uriarte se merecía la cátedra o no (probablemente no), pero lo que tengo clarísimo es que la concesión de la cátedra, y el revuelo que se armó, la convirtieron en un juguete roto que escribe mamarrachadas sobre su bolso. Y no sólo sobre su bolso. Al revisar el perfil de Uriarte en Dialnet y mirar por fechas se ve cómo, hasta 2001, estamos ante una académica “convencional” (en un sentido positivo), en cuanto a las cosas que publica y dónde lo hace. Artículos en revistas reconocidas, y algunas bastante prestigiosas, capítulos de libros en editoriales académicas, … Pero es darle la cátedra y la mujer se pone a publicar ensayo ideológico-histérico en Temas de Hoy, Espasa y, por supuesto, la FAES del PP, donde ya en 2001 publicó un libro titulado “Democracia, nacionalismo y terrorismo”, y luego evolucionó por la maravillosa línea que puede seguirse en libros como “Contra el feminismo” (2008), que contrasta con las publicaciones que había hecho en los 90 sobre mujeres en política; o “Desmontando el progresismo”, publicado también en la editorial de la FAES.

Es más; en Dialnet tenemos nada menos que ¡dos! Edurnes Uriarte. Primero, la que he citado hasta ahora, y que allí figura como Edurne Uriarte Bengoechea, que recoge textos hasta 2003. Y luego una segunda Edurne Uriarte que tiene algunos textos y que, desde la concesión de la cátedra hasta 2010, sólo incluye un capítulo de libro y un artículo, publicado… en los Cuadernos de FAES. Un artículo, titulado «La soledad de los disidentes«, en el que básicamente Uriarte pelotea a Aznar y explica que él ha sido el principal paladín de la democracia y la libertad gracias a nosequé reunión que montó en Praga.

La verdad, no es que se perciba muy sola a Uriarte, la «disidente»; ¡siempre aparece rodeada de sus amiguitos de FAES!

En resumen, que teníamos una académica y la mujer se nos convirtió en tertuliana, y de la peor especie, abandonando totalmente su carrera universitaria (a juzgar por la clamorosa ausencia de publicaciones), que total ya soy catedrática, y ahora a vivir como intelectual independiente a sueldo de la derecha española. Supongo que a vivir muy bien, aunque sea a costa de convertirse en una caricatura.

Un camino, por cierto, común a Gotzone Mora, que también tuvo que soportar a los proetarras en la Universidad y al final se exilió… Para pillar un puesto surrealista de Secretaria Autonómica de Inmigración en Valencia, en un gobierno de Camps, dedicándose a partir de entonces a ejercer de tertuliana de guardia del PP y el campsismo en diversos medios locales. Un final triste, a mi juicio, para gente que –no me cabe la menor duda- tuvo que aguantar lo suyo en la Universidad del País Vasco por parte de abertzales energúmenos.



La bomba nuclear española

Me estaba leyendo un libro sobre la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico (“Némesis”, de Max Hastings), por aquello de constatar por mí mismo las ansias infinitas de paz consustanciales a los japoneses. Una cosa llevó a la otra y acabé leyendo en la Wikipedia este artículo, “Países con armas nucleares”, que también detalla qué países tienen la capacidad tecnológica para, en un plazo de tiempo relativamente reducido, fabricar un arsenal nuclear. Entre ellos, está España, que dispone de unas reservas de uranio que harían las delicias de cualquier jugador de Civilization y de las instalaciones y tecnología necesarias para hacer cosas grandes con dicho uranio. En concreto, una bomba.

Pero la cuestión no es sólo que exista el potencial, sino que en el pasado hubo intentos para hacerse con la bomba que llegaron a estar bastante avanzados. Lo que he leído por ahí, con alto grado de fiabilidad (¡si hasta sale en Google!), sobre el proyecto nuclear resulta fascinante. Como no podía ser menos, el proyecto comenzó a desarrollarse en los años 50, en pleno franquismo, y derivó de la obsesión de Franco y Carrero Blanco por hacerse con la bomba y, con ello, ganar respetabilidad.

Hermosa composición que ilustra un artículo de ABC sobre el tema

Inicialmente, el proyecto de bomba atómica española derivó del apoyo estadounidense para conseguir energía nuclear para fines pacíficos, un programa con el bonito nombre de “Átomos para la paz”. Pero el franquismo llegó también a acuerdos bajo mano con Francia para conseguir fabricar plutonio. Merced al apoyo francés, el Gobierno español construyó la central nuclear de Vandellós, donde se puso a generar plutonio a saco.

Sólo faltaba un pequeño detalle para dar el espaldarazo definitivo al proyecto, y ese era cómo conseguir la detonación de la bomba. Ahí es donde entra el afortunado incidente de Palomares en 1966, cuando EEUU perdió una bomba atómica en las playas españolas. Mientras el ministro Fraga se bañaba en Palomares para adquirir un bonito bronceado radiactivo, y poco antes de que un pescador español de Águilas (Murcia), “Paco el de la Bomba”, detectase la bomba que había caído al mar, los científicos españoles tuvieron tiempo para analizar el mecanismo de detonación de una de las bombas que cayó a tierra (una lo hizo en paracaídas y dos se estrellaron contra el suelo, provocando la detonación del explosivo convencional).

A principios de los años 70, España estaba a punto de conseguir la bomba; de hecho, se había dispuesto ya la realización de una primera prueba en el Sahara español. En esto que el secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, visita España y se reúne con el principal valedor del proyecto nuclear, el almirante Carrero Blanco. Kissinger se supone que le dice algo así como que “cuando España es importante, es peligrosa”, que es más o menos lo mismo que llevaba diciendo EEUU a cualquier país que quisiera desarrollar un arsenal atómico: en pro de la paz, mucho mejor que sólo EEUU tenga bombas nucleares.

Al día siguiente de la entrevista, Carrero era asesinado por ETA. ¿Casualidad?

Con la llegada de la Administración Carter y el coñazo que daba el hombre en pro de la no proliferación, en Gobierno español se achanta y paraliza el proyecto, que es finalmente desmantelado –se supone- una vez España firma, a mediados de los 80, el Tratado de No Proliferación nuclear. Años después, España también comienza a desarrollar, en comandita con socios tan fiables como Iraq y Egipto, un misil, el “Capricornio”, en teoría destinado a usos civiles y pacíficos (poner satélites en órbita). Pacífico. Sí, claro, claro. Que nos conocemos todos. El Capricornio era capaz de lanzar armamento nuclear a más de 600 km de distancia, pero finalmente el proyecto también se abandona.

La verdad es que habría tenido sus ventajas la adquisición de un arsenal nuclear. La principal, garantizar que EEUU nunca, nunca, nunca podría realizar un bombardeo preventivo-humanitario para defender la democracia en España. ¡Hermanados con Corea del Norte como países intocables para EEUU!

Luego los españoles de centro reformista podrían ir diciendo por ahí que “con Franco se podía dormir con la puerta abierta, había pantanos y teníamos el dedo sobre el botón”. Y, en el supuesto de que ZP no hubiera desmantelado el arsenal nuclear-franquista y se lo hubiera regalado a la ETA islámica, no quiero ni pensar el juego que daría esto en las tertulias, con continuas alusiones a la oportunidad de usar la Bomba española contra Gibraltar, contra los moros, contra los sindicatos, contra la ETA y, naturalmente, contra los catalanes, “que así aprenderán”. Hermann Tertsch con el dedo sobre el botón, I have a dream!

¿Y qué decir del nacionalismo catalán? Ya me los imagino haciendo su ya tradicional discurso: “España y los españoles son una mierda subdesarrollada; ¡Españoles, vagos! ¡Españoles, ladrones! ¡Fachas! ¡ja, ja, ja! Pero oye, que nos queremos ir de esta puta mierda sin malos rollos, como hermanos, con doble nacionalidad, en la UE, sin deuda y digamos que con el 50% del arsenal nuclear, que para algo se construyó en Vandellós. ¡Tecnología catalana!”.



Grandes momentos de Madrid 2020 y la #MarcaEspaña

Había muchas expectativas con lo que podía dar de sí el patrioterismo español en relación con la candidatura de Madrid 2020. Y aunque, al final, Cobri no logró su objetivo, lo que sí que consiguió es hacer una exhibición discursivo-mediática como pocas se han visto a propósito del ridículo lastimoso de la candidatura. Es muy difícil decantarse por sólo unos pocos ejemplos; hay mucho talento, y variopinto. Gracias, sobre todo, a Andrés por su compendio de enlaces descacharrantes efectuado mediante la cuenta de Twitter de LPD, de donde provienen la mayoría de los ejemplos.

El Príncipe… ¡está preparado!

La gran noticia de la decisión del COI es que el Príncipe, al parecer, hizo un gran trabajo. Es más: fue espectacular lo bien que habló, su empaque, su simpatía, y su inteligencia. ¡Si hasta habló ni en uno ni en dos, sino en tres idiomas, tres!

A este carro se subieron muchos, pero ninguno lo hizo mejor que Antoni Gutiérrez Rubí en su blog de El País, con un artículo de servicio a España y a su monarquía que a mí me recuerda a la anécdota de cuando el Conde Duque de Olivares besó el orinal del entonces príncipe de España (y futuro Felipe IV) como símbolo de devoción y compromiso máximos con su figura.

La noticia que nos trae Gutiérrez Rubí es que el Príncipe, Preparado I, sabe hablar en público. Parece que los 46 años que lleva preparándose para ello, su única labor conocida, no han sido en balde. Por lo visto, sabe vocalizar y lleva adecuadamente el ritmo y la entonación. ¡Incluso va mirando a unas personas y a otras del público, conforme habla!

En todo momento, sabía a quién hablaba y dónde estaban las cámaras. Su orientación y alineación de la cabeza estaban siempre en coherencia, buscando la comunicación visual con cada grupo de destinatarios.

La noticia es, en resumen, que el Príncipe está muy bien Preparado. Pero eso ya lo sabíamos. Y, si me permiten la insolencia, no sé si para que el jefe del Estado hable en público es necesario tener una monarquía. O, al menos, una Monarquía borbónica. ¿No podríamos hacer rey a Matías Prats, que también sabe hacerlo muy bien, y además forma parte de otra dinastía con solera?

El problema, en el que Gutiérrez Rubí y demás palanganeros no parecen incidir demasiado, es que siempre nos habían contado esa maravillosa capacidad de la Familia Real para movilizar voluntades y concitar adhesiones por el bien de España. Ya saben, la agenda de Juan Carlos de Borbón, siempre al servicio de los intereses del país. Que aquí coge el Rey el teléfono y nos contratan un AVE en Arabia Saudí. Suelta un par de frases campechanas y Obama ya nos tiene mucho más en cuenta. Y así todo.

Pero, claro, luego llega Madrid 2020, el Príncipe, Preparado I, pone toda la carne en el asador y… Fuera a las primeras de cambio. El más ignominioso de los ridículos. A la puta calle. ¿Preparado, exactamente, para qué? ¿Para qué nos sirve esa majestuosa peazo agenda internacional que sólo los Borbones, en su munificencia, pueden proporcionarnos? ¿Para quedar los últimos?

Ana Botella también está preparada

Ha habido mucho cachondeíto con la intervención de Ana Botella ante el COI y sus frases del Café with Leche y demás. Pero que sepan que, según el diario La Razón, en realidad ustedes no vieron lo que a todas luces vieron, sino más bien una espectacular exhibición de poderío políglota por parte de la aún alcaldesa de Madrid:

La cadena inicial de los tres políticos podía haber resultado farragosa; pero Rajoy elevó el tono, González fue contundente y breve y la sorpresa agradable provino de Ana Botella, natural, inglés fluido, y relajada. El cierre con el Príncipe, de nuevo excepcional. Se dirigió a la asamblea como uno de los suyos; hizo el guiño a Grecia, el origen, con su madre, la Reina, y apoyó su discurso con una fotografía de las infantas Sofía y Leonor. No se puede poner un pero a ninguno de los ponentes que intervinieron en la presentación

 

El COI es malo y corrupto

Ha habido muchas reacciones en este sentido, que parecen resumirse en que la prensa española ha descubierto que el COI no es fiable y se mueve por oscuros motivos. Es la misma prensa que hace unos días se congratulaba de que Madrid 2020 ya tenía amarrados 50 votos. Que seguro que los consiguió sólo merced a la solidez de la candidatura y la simpatía natural de Preparado, que resulta verdaderamente arrebatadora.

La mejor, a mi juicio, es esta espectacular teoría de la conspiración contra Madrid 2020, trufada de maravillosas propuestas de próceres españoles, como que a partir de ahora el COI vote a mano alzada. Como en Bulgaria. ¡Así, al menos, sólo les pagaremos si el soborno funciona de verdad!

La candidatura de la austeridad

Una corriente de opinión defiende que Madrid perdió por su recia austeridad castellana, que contrastaba vivamente con el despilfarro que prometían otras candidaturas. Y quizás hasta tengan razón. Lo que quizás no se tenga tanto en cuenta es que Madrid ha sido austera ahora, a la tercera tentativa, una vez se ha fundido todo el presupuesto público en sucesivas obras faraónicas (que globalmente suponen un gasto similar, sin ir más lejos, que el de las últimas Olimpiadas de Londres), algunas de ellas orientadas al “sueño” de tener un montón de infraestructuras que no sirven, y previsiblemente nunca servirán, de nada. Tokio, en cambio, apabulló con gestos de derroche tales como proponer que el estadio de 2020 sea el mismo que el de las Olimpiadas de 1964.

En todo caso, para cubrirse de eventuales críticas del COI y para que no dijeran que íbamos de pobres, la comitiva de Madrid 2020 demostró que se puede ser austero con estilazo. Y que, por ejemplo, se puede llevar a más gente en la comitiva (180) que las otras dos candidaturas juntas (100+75). Y que se puede incorporar a esa comitiva a todo tipo de políticos españoles, paniaguados y aprovechados, para que quede claro que a Madrid 2020, a española, no la ganaba nadie.

A la “fiesta” del viaje a Argentina se apuntaron también alcaldes y concejales de las ciudades subsedes de Madrid: Rita Barberá (Valencia) -que lo hizo en pleno proceso de imputación por el “caso Urgangarín”-, Córdoba (José Antonio Nieto (PP), Málaga (Francisco de la Torre, PP, con una extensa delegación), Getafe (Juan Soler, PP), así como representantes de Barcelona, Zaragoza, Valladolid y hasta de Paracuellos del Jarama, pues se vio también a su alcalde, Fernando Zurita (PP).

Aunque a mí el más gracioso –pero no, ni mucho menos, el más reprochable, que el hombre iría porque le invitarían para hacer su trabajo- me parece el Campeón Mundial de corte de jamón, el arma secreta de la candidatura española.

Luego nos enteramos de que en esa maravillosa comitiva se fundieron, en la ida, toda la reserva de gintonics del avión (350 botellines). Esto significa, teniendo en cuenta que la comitiva iba formada por 180 personas, que tocaron a dos gintonics por cabeza. Pero hay que considerar que posiblemente se beberían también otras cosas, al menos hasta que lograron acabar también con el hielo, como si el avión fuese un garito de mala muerte. Quizás por eso, en la vuelta, unos cuantos políticos españoles, como Ignacio González, Ana Botella y Lucía Figar, optaron por irse en los jets de Florentino Pérez (siempre disponible en las empresas que pueden beneficiar a España) y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que seguro que iban bien provistos de copazos para el viaje de vuelta. No fuera a ocurrir que en el avión de línea no hubieran repuesto completamente las existencias de ginebra. Que las penas, con alcohol, se llevan mejor.



Debacle en Libertad Digital

Las ventajas de montar grupos de comunicación desde el poder, o apoyados desde el poder, son muchas: concesiones a la carta, publicidad institucional, acceso privilegiado a exclusivas, … El problema, cuando se hace en un país como España, es que el poder, en España, es como todos sabemos que es: su intervencionismo, su parcialidad, y su afán por ocupar el espacio público, no tienen medida. El poder, en España, no piensa que quizás sea mejor tener al menos una apariencia de imparcialidad con vistas a influir sobre más gente; en lugar de esto, tiende a pensar que es mucho mejor ofrecer un mensaje absoluta y explícitamente afín al propio poder, no sea que algún despistado se les pierda. Eso, en el supuesto de que asumamos que el poder piensa algo, que esa es otra.

El problema de apoyarse en un poder así es que, si se pasan de frenada, los resultados, periodísticamente hablando, son tan malos que llegan al ridículo, e incluso provocan el efecto contrario al que se busca. Es el conocido efecto “portadas de La Razón”, un periódico sin apenas lectores, pero con mucha gente dispuesta a reírse de sus portadas o a indignarse con las tonterías que suelta su director, Francisco Marhuenda, en las tertulias. Y es que Marhuenda no es periodista, sino propagandista, al igual que Julio Ariza: los dos vienen directamente de la militancia en el PP, y no del ámbito del periodismo profesional.

Pero hay otro problema que puede derivarse de que tu proyecto esté sustentado en el poder, y es que dicho poder, por la razón que sea, te abandone. En ese caso, tu proyecto, que nunca quiso librarse de las muletas de la subvención y el favoritismo, sufre mucho más que un medio normal, precisamente porque no sabe operar en una situación de competencia, ni está preparado para ello. Es lo que ocurrió en su momento con Público, y lo que está pasando ahora con Intereconomía y con Libertad Digital.

Naturalmente, estos problemas no son, ni de lejos, tan graves como las ventajas que comporta comer de la mano del poder en España, y ahí está gente como Mauricio Casals, privilegiado fajador entre Bárcenas y el PP como lo ha sido todos estos años en beneficio de sus empresas. O, más sencillamente: como puede testimoniar el hecho de que casi nadie renuncie, al menos en parte, a hacerlo, aunque generen disfunciones que a veces pueden llegar al absurdo.

El caso de Libertad Digital es, si cabe, más espectacular. Por una parte, porque su caída es pronunciada, desde unas alturas donde logró verdadera influencia social, y se cameló a bastantes jovencitos de derecha que querían creer que su rollo ideológico conectaba con la modernidad, y no con la caverna reaccionaria de siempre (a estas alturas aún no sé si es que se lo creían de verdad o querían hacerlo creer). Y por otra parte, porque su pátina de modernidad se basaba en el liberalismo, en una crítica acerba al intervencionismo de los poderes públicos y a la exaltación de la libre competencia.

Pero, naturalmente, se trataba de liberalismo español; liberalismo bien entendido, en el que la competencia siempre ha de darse con ventaja para los míos, que se benefician de absolutamente todas las prácticas que se les critican a otros, con el argumento de consumo interno, para medio justificar el expolio de dinero público y privatizado (publicidad de las grandes empresas españolas), de que “nosotros somos los buenos”. Y eso justificaría las muletas de dinero público “liberal”. Causa estupor leer estos meses a Federico Jiménez Losantos hablando sobre el caso Bárcenas. Que si Rajoy es un corrupto, que si tendría que dimitir, que si qué vergüenza… ¡Oiga, que a usted, a Libertad Digital, le hemos pillado financiándose con dinero negro de Bárcenas y del PP! ¡Un poco de vergüenza, aunque sólo sea un poco!

Por si quieren más: ayer (vía José Carlos Rodríguez) leí este estremecedor testimonio de un extrabajador de Libertad Digital, Miquel Rosselló, sobre las condiciones de su despido y el funcionamiento interno de Libertad Digital. La cosa no tiene desperdicio, y está vinculada con la marcha de César Vidal (afamado doctor por la LOGOS University y que, en afamada expresión de Andrés Boix, es “la única persona del planeta de la que puede asegurarse que sería un tipo cultísimo sólo con haber leído los libros que él mismo ha escrito”), uno de los pilares de Es Radio, un proyecto que nunca funcionó bien, como evidencia su escasa audiencia, aún más escasa influencia social, y la propia marcha, un tanto intempestiva, de Vidal.



Europa Universalis: el juego perfecto para independentistas catalanes

Tras dieciséis años jugando al Civilization, ya iba siendo hora de expandir horizontes. Conminado por Mishima, me hice con el juego Europa Universalis 3. Un juego que permite desarrollar una nación desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XIX (también se puede comenzar más adelante, para reducir la duración de la partida). Tiene la desventaja, respecto del Civilization, de que el mapa es siempre el mismo (el mapa del mundo). Pero, dado que es posible jugar con cualquier nación, y hay cientos, esa desventaja es muy relativa. Sobre todo porque, hay que reconocerlo, el juego, aunque tenga sus “cositas” (si juegas con la Corona de Aragón la capital está en Barcelona, cuando debería estar en Zaragoza, por múltiples razones culturales e históricas que se resumen en “soy aragonés”) y una interfaz algo rara (figúrense: ¡no es la interfaz del Civilization a la que llevo más de una década acostumbrado!), es muy entretenido.

Naturalmente, comenzar el juego en la Baja Edad Media supone, para un aragonés de pro, la mayor ocasión que vieron los siglos: coger la Corona de Aragón, en un momento en el que ya había entrado en decadencia (por culpa, obviamente, de los catalanes, que impidieron que Aragón cumpliese su destino manifiesto de llegar al mar por Tortosa para, desde ahí, dominar el mundo, y del catalaniste Jaume I el Conqueridor, que nos birló el Reino de Valencia que habíamos conquistado nosotros), y corregir el rumbo.

Por desgracia, el juego está muy bien hecho, y eso implica que llevar a la Corona de Aragón es una pesadilla. Emparedados entre los colosos demográficos de Francia y Castilla, es complicadísimo sobrevivir. Sobre todo porque los cabrones de los castellanos, tarde o temprano, se lanzan a conquistarte para formar España. Y, como son ciento y la madre y atizan unas hostias como panes (frente a la pusilanimidad llorona de mis tropas, otra herencia catalana que se podría haber evitado si Aragón hubiera llevado las riendas desde el principio), resultan siempre imparables.

 

Frente al bárbaro imperialismo militarista castellano, constructivo pactismo pacífico aragonés. Lo primero que hacía siempre, conquistar Navarra "para protegerla"

Frente al bárbaro imperialismo militarista castellano, constructivo pactismo pacífico aragonés. Lo primero que hacía siempre, conquistar Navarra «para protegerla»

La única opción para impedir que Castilla te arrase es pactar con Francia en plan esbirrillo chungo que hace todo lo que Francia pide, pero eso implica meterse en un montón de guerras absurdas francesas de las que se puede salir muy malparado. Y eso que lo intenté todo. Primero intenté la opción Margallo de “la Corona de Aragón es grande”, que a las primeras de cambio te sueltan una yoyah y descubres lo grande que llegas a ser. Luego, la opción Aznar de “la Corona de Aragón es grande y, para demostrarlo, nos arrastraremos patéticamente frente a los poderosos para que nos escupan en la cara”. Esa opción te permite sobrevivir a costa de no tener dignidad ni independencia algunas… Hasta que tu aliado te deja tirado, lo cual suele suceder pronto. Y como, además, para cuando llega ese momento tu país es una porquería aún mayor de lo habitual, puesto que se ha visto involucrado en cientos de guerras absurdas, la caída es inmediata.

Incluso intenté hacer un Rodríguez Zapatero, sonriendo a todo el mundo con un ansia infinita de paz. Y en efecto fui el Estado-nación más popular del instituto, hasta que llegó Castilla y, como siempre, me aplastó. Mis primeras, digamos, diez partidas al Europa Universalis 3 fueron tan breves como frustrantes, y casi siempre acababan igual: los cabrones de los castellanos, con los que me llevaba muy bien a fuerza de pelotear y de sonreír, tarde o temprano me insultaban (tal cual), se reían de mí, me declaraban la guerra y me aplastaban. Y a otra cosa. Que yo también entiendo que para un castellano de pro no hay nada peor que unos catalanes de la ETA navarra, pero ya podrían dejarme disfrutar de mi heterodoxia progretarra un poco más, digo yo.

Mientras Castilla te deje en paz, te queda al menos el consuelo de intentar alguna forma de expansionismo mediterráneo, oponiéndote a los “reinillos” y ciudades-Estado italianas que hay por la zona. Pero, de nuevo, allí te aparece un problema: el cabrón del Papa y su manía de excomulgar a los emprendedores por aquello de que quieres hacerte con Cerdeña. Cada vez que lo intentaba, zas, excomunión, y acto seguido te declaraban la guerra un montón de países y al hoyo. Mucho mejor, en este sentido, intentar expandirte en el norte de África, a costa de los malvados moros. A diferencia de los reinecillos italianos, uno descubre en el juego que los moros no le importan a nadie (a nadie verdaderamente poderoso, se entiende). Sí, es verdad que cuando le declaras la guerra a algún país musulmán un montón de países hermanos en la fe se ponen a gritar, se escandalizan y te montan una mega alianza… Pero luego no dan ninguna señal de vida y, a la hora de la verdad, te dejan hacer: ¡exactamente igual que con Israel y los palestinos!

 

Alianza de Civilizaciones: yo mando, tú obedeces

Alianza de Civilizaciones: yo mando, tú obedeces

 

La única partida en la que he logrado prosperar (a costa de pelotear a Castilla por encima de todas las cosas y de no meterme en ninguna “aventura”) ha resultado muy gratificante porque, al menos, he logrado seguir vivo para llegar a la época colonial y montar mi Imperio hacia la Cruz del Sur. Un imperio débil y endeble, que en cualquier momento los castellanos (o los portugueses) pueden conquistarme. Es decir, un imperio colonial a imagen y semejanza de mi débil y endeble nación, siempre achacosa, siempre acojonada por Castilla. Si yo fuera Oriol Junqueras, regalaría el juego con los boletos de “La Grossa”, para que todo el mundo compruebe por sí mismo lo desagradables e inhóspitos que pueden llegar a ser los castellanos, en la confianza de que a estas alturas, al menos, la opción militar no es una opción (aunque vayan Ustedes a saber, que si los castellanos de la realidad son la mitad de agresivos que en el juego, ni eso descartaría yo).

Sentando las bases del independentismo en otros continentes

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