Un emocionado recuerdo para las empresas demoscópicas
Tenemos resultado electoral y, una vez más, las encuestas han hecho el ridículo. Lo cual tiene mucho mérito, porque hay que tener presente que los resultados que ofrecían las diferentes encuestas eran muy variopintos. Y, aun así, ninguna de ellas ofreció un pronóstico suficientemente pegado a la realidad. Tal vez porque muchos sondeos se creyeron que Ciudadanos subiría como la espuma sin por ello afectar al PP, ese milagro de los panes y los peces conservadores que súbitamente podría permitir que el PP conservase casi todo su poder local y autonómico (y que ya vemos cómo ha funcionado). O tal vez, sencillamente, porque las empresas demoscópicas lo tienen mucho más complicado para aventurar resultados en situaciones de cambio y multipartidismo, como ya sucedió en las Elecciones Europeas. O por ambos factores.
En todo caso, el fracaso ha sido llamativo. Y no únicamente de los sondeos publicados por los medios; también por parte del CIS, cuya cocina huele cada vez peor. Porque no es sólo la estimación: es que resulta muy difícil creernos que hace un mes hubiera unos datos en bruto como los que tenía el CIS y luego aparecieran estos resultados. No dejen de leerse el magnífico análisis de María Navarro sobre los errores del CIS, aquí reproduzco uno de sus gráficos comparativos más espectaculares, referido a la Comunidad Valenciana:
El CIS, como en muchos otros lugares, hizo una estimación que sobreponderaba tanto al PP como a Ciudadanos y en la que, como resultado, le salían las cuentas de la mayoría absoluta (50 escaños). El CIS acertaba con el PSPV y con EU (fuera de las Cortes Valencianas), pero metía espectacularmente la pata con Podemos (a quien le asignaba un 50% más de escaños) y, sobre todo, con Compromís, cuya estimación era de 7-8 escaños… y luego sacó 18, más del doble. Algo, por cierto, bastante habitual, y no sólo con el CIS: históricamente, las empresas demoscópicas tienden a subestimar el voto a Compromís, sin ir más lejos en 2011, cuando casi ninguna supo prever que esta coalición lograría entrar (y además holgadamente) en el parlamento valenciano.
Si entramos en el tenebroso territorio de las encuestas encargadas por los medios de comunicación, la cosa no mejora mucho. Aquí un gráfico de Kiko Llaneras sobre la Comunidad Valenciana, en su completo resumen de encuestas:
El caso valenciano es particularmente espectacular, pero ni mucho menos el único. La sobreponderación de Ciudadanos se dio en prácticamente todas partes, y sobre todo en las ciudades, configurando una situación de partida en la que, aparentemente, ocho años de crisis económica, y sobre todo estos últimos cuatro años, con el PP en el gobierno de casi todas las instituciones y el fracaso de las políticas de austeridad, no habrían tenido ningún efecto sobre la composición ideológica de la sociedad: los que eran conservadores en 2007 seguirían siéndolo en 2015, seguirían votando con el mismo entusiasmo, y como mucho irían de la derecha casposa de siempre a la derecha civilizada y moderna que en teoría representa Ciudadanos.
La teoría de la conspiración al uso asumiría que aquí había un afán por moldear a la opinión pública, y su voto, a golpe de encuesta. Algo de eso hay, sin duda, porque es a lo que se han dedicado los medios de comunicación (y a veces también el CIS) desde hace décadas, y uno de los principales factores que explica que las encuestas cometan en España tantos y tan llamativos «errores». Y que, además, casi siempre los cometan en la misma dirección. Otra posibilidad sería que, sencillamente, las empresas de sondeos se hubieran dejado fascinar por Ciudadanos y su empuje como antes lo hicieran con Podemos, a quien también han estado asignándole resultados magníficos de cara a las Generales, a veces por encima del PP y el PSOE, y luego la cosa no ha sido para tanto, viendo los resultados de las Autonómicas. La diferencia, en todo caso, es que a Podemos tardaron en tratarlo bien (ninguna empresa demoscópica acertó los cinco escaños de las Europeas), mientras que a Ciudadanos lo han llevado en mantillas desde el principio, sobreestimando sus resultados en las Andaluzas y mucho más en las elecciones del 24M.
A pesar de tantos errores, y tan espectaculares en algunos casos, la verdad es que tengo mucha curiosidad por ver… ¡una encuesta! Más que nada, porque las empresas demoscópicas configuran sus estimaciones, como es lógico, a partir de lo que dicen los encuestados, pero también basándose en los resultados reales. Y ahora el material más reciente con que cuentan es el del 24M. Con lo cual, es previsible que las próximas encuestas ofrezcan un panorama más volcado hacia la izquierda, y con el PP en situación de mayor debilidad, tal vez como segunda fuerza política. Y lo mismo cabe decir de Ciudadanos, que en buena lógica debería ubicarse en unos números más moderados que los que hemos visto últimamente.
Pero no se preocupen: conforme se acerquen las Elecciones Generales, los sondeos paulatinamente irán detectando una recuperación del PP, de Ciudadanos o de ambos (según qué resulte más creíble), dado que seguro que, esta vez sí, los españoles comienzan a ser conscientes de la recuperación económica, a la gente le da mucho miedo el venezuelismo bolivariano de los municipios en los que no gobierna el PP y que, en fin, cuando comience la campaña electoral… ¡Las cuentas vuelven a salir otra vez! Y oigan, a mí eso tampoco me parece tan mal. Más emoción, y muchas risas en la noche electoral.
Hombre, Guillermo, no tengas duda ninguna. Ten en cuenta, además, que a medida que se acerquen las elecciones se acentuará la maravillosa recuperación económica de la que hoy mismo cuentan maravillas todos los medios de comunicación. Una recuperación que, además… ¡ya notan los ciudadanos, eh, YA LA NOTAN EN SUS BOLSILLOS!
Y más que la van a notar…
En otro orden de cosas, es increíble que a estas alturas las encuestas sigan fallando así. Por ejemplo, y en Valencia, lo de Compromís es un espectáculo. El CIS ha fallado con Compromís en las elecciones autonómicas de hace cuatro años, en las generales siguientes, en las europeas… y ahora ha vuelto a fallar. Es difícil no pensar en que hay cierta intencionalidad o, como mínimo, una sesgo subjetivo enorme y muy poco profesional que hace que uno acabe por no ver, sencillamente, lo que no quiere ver.
Resulta interesante imaginar qué habría pasado en Valencia si las encuestas hubieran mostrado la realidad: que el PSPV y Compromís estaban virtualmente empatados a nivel de Comunidad autónoma (con Compromís por delante en Valencia y el PSPV por delante en Castellón y Alicante). En todo caso, nunca lo sabremos y estas son las reglas del juego. Por eso, intuyo, los partidos tienen tanto interés siempre en controlar el CIS y los mensajes que, nos guste o no, acaba por mandar.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 27 de mayo de 2015 a las 11:01 am
Las encuestas son como los legos: puedes fabricar muchas cosas con las mismas piezas y con el mismo resultado práctico o sea no sirven para nada excepto adorno. O para entretenerse. O como las estadísticas económicas oficiales o de las empresas, quien se las crea es ingenuo.
Llevo años contemplando lo mismo con las encuestas y estadísticas boloñesas de calidad, satisfacción del cliente y tal. No aciertan ni de casualidad, no sirven para nada útil a excepción de currículum para sus artistas y como con toda estadística, se pueden conseguir los resultados o conclusiones que convengan a sus promotores mediante el adecuado paso por la cocina. Y como con las electorales, la realidad es otra cosa distinta de lo que se publicita.
Quizá sean otra arma electoral cualquiera como las promesas falsas y mentiras, para animar a unos, contentar a otros y engañar a los rivales.
Comentario escrito por Toño — 29 de mayo de 2015 a las 6:07 pm