Libros 2013: estrepitosa humillación (42)
Como es tradicional, y casi preceptivo, en estas fechas, procedo a relatar mis lecturas del año 2013, en virtud del ya añejo Desafío de los 50 libros, que comencé en 2005 (véase también: 2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012). Consiste en apuntar todos los libros leídos a lo largo del año, con vistas a alcanzar el objetivo de los 50 (sin incluir los libros académicos que leo por razón de mi trabajo). La gracia del asunto, con el paso de los años, estriba en que me permite llevar un conteo de lo que voy leyendo, echar miradas retrospectivas a lo que leí en años anteriores, e indirectamente me hace leer más, porque soy consciente (a veces, como en los últimos meses, dolorosamente consciente) de si estoy sacando tiempo para leer, o si debería preocuparme por sacar más. Unos años he alcanzado el objetivo de los 50 libros (como en 2005, 2008, 2009, 2010 y 2012), otros no (2006, 2007 y 2011). Pero nunca obtuve un resultado tan escaso como este año, tan alejado de las expectativas. Normalmente bordeaba el límite o lo alcanzaba por la mínima, con un mínimo de 47 libros. Mínimo que la cosecha de 2013 desciende a la ignominiosa cifra de 42, a años luz del objetivo. ¡Soy el Mariano Rajoy de la lectura de libros!
Lo peor del asunto es que hasta finales de agosto iba muy bien encaminado. Pero luego hubo un hundimiento estrepitoso en los últimos cuatro meses, más y más pronunciado conforme nos acercábamos al final del año. Los motivos son variados, pero pueden resumirse en que a partir de septiembre mi tiempo libre se redujo prácticamente a cero, y el tiempo dedicado a las lecturas se redujo también en consecuencia. El primer semestre tengo mucha más docencia que el segundo, y también más actividades académicas regladas, que me han hecho dejar más de lado la lectura. Otros años había sacado algo de tiempo antes de dormir para poder leer aunque fuese media horita al día, pero este año ni eso. Y encima, cuando encontraba algún oasis de tranquilidad, allí estaba el Europa Universalis 3 (o, como yo lo llamo cariñosamente, “Falso Civilization”) para amargarme la vida (tras triunfar con Aragón, descubrí lo divertido, y deprimente, que puede resultar el intento de resucitar la gloria del Imperio Bizantino). Un hundimiento en toda regla que puede verse aquí desglosado:
Enero
1. Vicente Rojo. Retrato de un general republicano, de José Andrés Rojo
2. Bartleby, el escribiente, de Herman Melville
3. España contemporánea (1814-1953), de Jaume Vicens Vives
4. La transmigración de Timothy Archer, de Philip K. Dick
5. Fisonomía histórica de Chile, de Jaime Eyzaguirre
Febrero
6. Hitler, de Joachim Fest
7. El sexo y los políticos, de Fernando Bruquetas
8. MetaMaus, de Art Spiegelman
Marzo
9. La colega tatuada, de Margherita Oggero
10. Ladies of Spain, de Andrew Morton
11. Super Freakonomics, de Stephen J. Dubner y Steven D. Levitt
12. Historia del mundo contada para escépticos, de Juan Eslava Galán
13. Fundación, de Isaac Asimov
Abril
14. La marcha de la locura. De Troya a Vietnam, de Barbara W. Tuchman
15. Una Europa alemana, de Ulrich Beck
16. Cuentas pendientes, de Juan Madrid
17. Adiós, Princesa, de David Rocasolano
Mayo
18. Los valencianos de tiempos de Jaime I, de Enric Guinot
19. La agonía de Francia, de Manuel Chaves Nogales
20. Protector, de Larry Niven
Junio
21. El Tercer Reich en el poder, de Richard J. Evans
22. España contra el Estado, de Ángel López García
23. Termópilas. La batalla que cambió el mundo, de Paul Cartledge
24. Grupo de noche, de Juan Madrid
25. Danza de dragones, de George R.R. Martin
26. España, capital París, de Germà Bel
Julio
27. Comic Art Propaganda. A Graphic History, de Fredrik Strömberg
28. Brasil. País de futuro, de Stefan Zweig
29. Recursos inhumanos. Guardianes de campos de concentración (1933-1945), de Fabrice d’Almeida
30. ¿Quiénes mandan de verdad en España?, de Carlos Elordi
Agosto
31. Mongoliad, de Neal Stephenson y otros
32. ¿Cataluña independiente?, de Xavier Vidal-Folch
33. Guerra Mundial Z, de Max Brooks
34. Solo en Berlín, de Hans Fallada
Septiembre
35. Némesis. La derrota del Japón (1944-1945), de Max Hastings
36. El enredo de la bolsa y la vida, de Eduardo Mendoza
37. Marte rojo, de Kim Stanley Robinson
Octubre
38. La mentalidad soviética. La cultura rusa bajo el comunismo, de Isaiah Berlin
39. La España de Franco, de Manuel Chaves Nogales
Noviembre
40. En casa. Una breve historia de la vida privada, de Bill Bryson
Diciembre
41. La victoria nacional. La eficacia contrarrevolucionaria en la Guerra Civil, de Michael Seidman
42. En el mapa. De cómo el mundo adquirió su aspecto, de Simon Garfield
Desglosado por temas, tenemos 17 libros de historia (o relacionados), entre ellos dos compilaciones de textos de Chaves Nogales (que ahora todo el mundo ha descubierto, pero que en LPD ya estuvimos allí tiempo ha); cinco de ciencia ficción y dos de la emergente categoría “Familia Real Española” (el libro de Morton “Ladies of Spain”, que que en LPD hicimos dos reseñas, dos, y el libro del primo de Letizia Ortiz, que probablemente siga nutriéndome de apasionantes libros de cotilleo-ficción en años venideros (y a ver si también se anima algún periodista con los negocios de Sus Majestades, que a este paso los van a imputar a todos). Lo demás, narrativa y ensayo variopinto. Dos de los libros (la historia de nuestro amigo Bill Bryson sobre la vida privada y la mítica Fundación, de Isaac Asimov) son relecturas. Y, por supuesto, allí tenemos también una representación de la categoría “Libros de Juego de Tronos”, con el quinto volumen de la saga, “Danza de Dragones”, que está pendiente de tener reseña en LPD, aunque les adelanto que es, si cabe, peor que los anteriores.
Tampoco ha sido un gran año en cuanto a nuevas aportaciones, aunque no sería justo decir que ha sido un año “José Ignacio Wert” (nada puede alcanzar un nivel tan bajo, ni aunque me leyera cincuenta libros de José Luis Martín Vigil, una y otra y otra vez). Ha habido algunos libros que merecen la pena. En ciencia ficción me gustó mucho, por ejemplo, “Guerra Mundial Z”, que no tiene apenas nada que ver con la película (por fortuna), y es una especie de gigantesco reportaje periodístico sobre “cómo viví la invasión zombi”. Y mira que a mí lo de los zombies me interesa poco (¡si ni siquiera me creí en ningún momento la milonga de Madrid 2020!), pero hay que reconocer que la novela-reportaje está muy bien. Al igual que «Marte Rojo», de Kim Stanley Robinson, la primera parte de la trilogía sobre Marte, que muy probablemente caiga este año.
Por supuesto, me encantaron los dos libros de la categoría “Familia Real”, tanto el del primo como el del periodista cotilla británico. En Historia hubo decepciones y rollos, pero también libros excelentes. Sin que sirva de precedente, no me acabó de entusiasmar el libro de Barbara Tuchman «La marcha de la locura», más que nada porque era una marcianada en la que se mezclaban situaciones históricas (Vietnam, la Guerra de la Independencia americana, los Papas renacentistas, …) y enfoques que muy poco tenían que ver entre sí. Daba la sensación de que, más que un libro, estábamos ante un compendio de textos al que se le puso un título efectista (y poco ajustado al contenido), que igual es exactamente eso lo que se hizo (no sé si en vida de la autora o después). El libro de Enric Guinot sobre Jaume I el Conquistador se me hizo pesado. El libro de Eslava Galán sobre la historia del mundo me decepcionó un poco, aunque esto quizás se deba a que habitualmente espero mucho de su notable sentido del humor.
Entre las aportaciones, la biografía del general republicano Vicente Rojo, la segunda parte de la trilogía de Evans sobre el Tercer Reich, la enésima biografía de Hitler (de Joachim Fest en esta ocasión), el libro “La victoria nacional” sobre la España franquista durante la Guerra Civil y las razones de su éxito, todos ellos reseñados en LPD, y el entretenidísimo “En el mapa”, de Simon Garfield, que en breve intentaré reseñar también.
En ensayo me decepcionó bastante «Super Freakonomics», sobre todo porque Freakonomics me encantó y su continuación no estaba a la altura. Y, como también comenté en su día, me pareció horroroso el libro “El sexo y los políticos”, desde todo punto de vista.
En cambio, cabría destacar, por último, la aparición rutilante de una subcategoría de ensayo que podríamos denominar CATALANES, sobre el temita. Tres libros aquí, los tres muy recomendables: el de Xavier Vidal-Folch «¿Cataluña independiente?», el ya clásico de Germà Bel «España, capital París» (que generó una animada discusión en LPD en su día), y el de mi señor padre, Ángel López García, con el sugestivo título «España contra el Estado» (y que, oiga Usted, puede comprar aquí por un módico precio. ¡Compre! ¡Compre! ¡Compre Usted, y conjure así, definitivamente, esos rumores que dicen que se parece Usted algo a Alberto Ruiz Gallardón!).
Y no alude a la perniciosísima práctica del running, o lo que viene siendo correr, plaga que se ha extendido entre todos los treintañeros del mundo y que ha tenido al menos dos funestas consecuencias, dos: la proliferación de señores gorditos con camisetas estridentes conmemorando todo tipo de medias maratones y cuartos de milla y, como en el caso que nos atañe, el Hundimiento literario.
En otro orden de cosas…¿qué tal el libro de Hastings sobre la derrota de Japón, que tengo sobre la mesilla cubierto de polvo esperando que termine de corretear algún día?. ¿Merece la pena o sigo entregado al III Reich, y ahí no puedo por menos que exhortarle a que añada «The end», de Ian Kershaw, que le va a molar. ¡Feliz año!
Comentario escrito por SinanPacha — 08 de enero de 2014 a las 12:58 am
La caída de París es una mierda totxa, muy al contrario que otras obras del burgués fascista Chaves Nogales. El maestro Juan Martínez… es genial, y la vuelta a Europa en avión muy entretenida y muy ilustrativa de sus prejuicios.
Mi lista, por exhibicionismo y para ver si a alguien más le decepcionaron Antonio Baños y Alex Ross.
El gentil monstruo de Bruselas – Hans Magnus Enzensberger
Terror from the Air – Peter Sloterdijk
Escucha ésto – Alex Ross
Posteconomía – Antonio Baños
Alban Berg – Theodor W. Adorno
Las principales corrientes del marxismo: los fundadores – Leszek Kolakowski
La ópera: una historia social – Daniel Snowman
1948 – Yoram Kaniuk
Informe Lugano 2 – Susan George
The End of History and the Last Man – Francis Fukuyama
Man is Wolf to Man – Janusz Bardach
Jerusalén – Simon Sebag-Montefiore
Doktor Faustus – Thomas Mann
Contra toda esperanza – Nadiezhda Mandelstam
In Stahlgewittern – Ernst Jünger
The Economics of Forced Labor · The Soviet Gulag – VVAA
España, destino tercer mundo – Ramón Muñoz
Cartas a Éva Haldimann – Imre Kertész
War on the Mind – Peter Watson
El palacio azul de los ingenieros belgas
Recuerdos de Gustav Mahler – Alma Mahler
Más allá del Crash – Santiago Niño Becerra
La conquista de lo cool – Thomas Frank
Paisajes devastados – VVAA
El futuro es un país extraño – Josep Fontana
Exposición de primavera – György Spiró
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 08 de enero de 2014 a las 4:25 pm
Sinanpacha, no puedo estar más de acuerdo con la definición de la horrible secta de corredores viejóvenes en la que me integré tan alegremente hace un par de años, y sus perniciosos efectos para la salud (sobre todo, mental). Es una más de las cosas que te quita tiempo (si bien es cierto que también unos kilillos que luego se pueden recuperar en hermosos asadores, que esa camiseta de la media maratón hay que lucirla con orgullo de regordete). Me apunto la recomendación de Kershaw, que sin duda me gustará.
Teodoredo, impresionante listado. La tónica general de los títulos y contenidos denota, eso sí, un optimismo irreflexivo, un gusto por el «broteverdecismo» y la retórica del «salimos»
Comentario escrito por Guillermo — 08 de enero de 2014 a las 7:01 pm
Guillermo,
según. El de Niño Becerra fue por echarme unas risas y porque no tuve que pagar por él. El de Ramón Muñoz en cambio acojona de veras. El de Paisajes devastados muy curioso: nos muestra que en todas partes fue lo mismo.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 08 de enero de 2014 a las 10:20 pm
Humillación la mía, que dije que iba a hacer esto el 2013 y ni anoté los libros que leí, pero no llegan a tanto ni de coña.
Lo peor es que a mi lo que me crecen son los libros «por leer». De «llevo 2 capítulos» a «me falta el final» tengo como 7 u 8 en cada momento, pero acabados….
Comentario escrito por Latro — 09 de enero de 2014 a las 10:57 am
Teodoredo: normal que no le haya gustado el libro de Alex Ross a la luz del resto de sus lecturas. A mí me pareció mucho más interesante «The rest is noise» (traducido aquí como «El ruido eterno» ¿?). Habla muy poco de la música del siglo XX y mucho de las circunstancias sociales y culturales. Cosas como el patrocinio de la música de los compositores americanos de la postguerra por parte de la CIA que van más allá del compendio de anécdotas sobre músicos famosos que suelen llenar este tipo de libros.
Por cierto, el libro de Kolakowski lo tengo por empezar. ¿Merece la pena?
Comentario escrito por Carlos — 09 de enero de 2014 a las 2:30 pm
El de Guerra Mundial Z, que me ha parecido muy original en el planteamiento, me ha tenido entretenido pensando dónde se habría puesto la zona segura en España. ¿O habríamos hecho una por autonomía? ¿antes pactar con zombies que con catalanes? ¿los zombies espanyoles ens roban? ¿están los muertos vivientes aliados con la ETA?
Comentario escrito por kirikiño — 09 de enero de 2014 a las 11:32 pm
Personas sin hijos pequeños que se quejan de que no tienen tiempo: sepan que son mi nuevo objeto de odio.
Servidor un libro al mes, y quitándose tiempo de comer y dormir. En mi lista triunfa la historia, aunque aumenta preocupantemente el número de libros sobre economía.
Comentario escrito por Regularizado — 10 de enero de 2014 a las 3:32 pm
Carlos,
a mí me pasa lo mismo con Ross. Todo lo que tenía maravilloso The Rest is Noise lo tiene de aburrido la secuela. Supongo que es normal que alguien que viene de la música seria le parezcan apasionantes Bjork y Radiohead, pero para alguien normal que sólo ha mamado la música pop…
El de Kolakowski es de duro. Sobre todo las primeras 60 o 70 páginas, que son filosofía pura, pajera. Luego pasa a desglosar las obras de Marx y ya se vuelve más ameno. Hasta el final todavía quedan trozos duros, sobre todo con las obras de Engels. Cabe suponer que las otras dos partes de la obra sean más amenas (nos pillan más próximas) pero todavía no he tenido fuerzas.
Creo que no es fácil de encontrar. ¿Lo pillaste en alguna librería de viejo, o en algún mercadillo? En la biblioteca de mi ciudad lo tenían.. en el depósito.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 10 de enero de 2014 a las 10:48 pm
Justo lo que pensaba, gracias por la minireseña. El libro en inglés sale por menos de 11 libras en Amazon UK. Baratísimo, aunque luego sólo vaya a servir de combustible. 1300 páginas dan para caldear unas cuantas noches de invierno. En castellano será más complicado, yo habiendo edición inglesa ni me molesto en buscar traducciones. El que sea hard-core es positivo para mí.
Comentario escrito por Carlos — 11 de enero de 2014 a las 12:05 am
Carlos,
la inglesa también es una traducción. Aunque el primer tomo lo saqué de la biblio luego los he descargado todos en inglés de libgen, por si te interesa.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 11 de enero de 2014 a las 1:24 pm
Sí, sé que el original es polaco. Me refería más bien a que teniendo fluidez en inglés no suele merecer la pena buscar libros extranjeros en castellano porque o bien es más difícil de encontrar, más caro, o ambas cosas. Sobre todo si uno quiere comprar e-books, que salen tirados de precio en inglés mientras que el equivalente castellano suele ser un atraco a mano armada de los que convierten en bucanero al más acérrimo defensor de los derechos de autor.
Comentario escrito por Carlos — 11 de enero de 2014 a las 8:48 pm
Carlos,
depende. Aunque parezca increíble en los últimos tiempos ha habido no pocas traducciones al español que no es posible encontrar en inglés o en alemán. Siempre desde lenguas de países del Este y gracias fundamentalmente a Acantilado y Galaxia-Gutenberg. No sé cuánto tiempo durará la tendencia.
En cuanto a lo de los precios de los ebooks, totalmente de acuerdo. Pero no creo que sea exclusivo de los ebooks en español. Yo ahora mismo paso de pagar por un ebook, si estoy dispuesto a dar dinero por un libro me lo compro en papel y santas pascuas. Y con la música ídem.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 12 de enero de 2014 a las 5:32 pm
A parte de lo del precio de los ebooks, ya comentado, hay que recordar, y lo digo con conocimiento de causa pues tengo un kindle desde hace un par de años, que hubo un momento que no existía la versión legal de compra de libros del catálogo de las editoriales que fácilmente se encontraban de manera ilegal.
Comentario escrito por Francesc — 13 de enero de 2014 a las 8:28 pm
Francesc,
tanto no sé, pero yo me he descargado libros por la patilla, a montones, sin preocuparme de si se podían comprar legalmente o no, que seguro que sí. Los que me he comprado han sido en papel.
Con la música ídem de ídem. Sí que me ha pasado que me he acabado comprado cedeses que previamente había descargado y me habían gustado, pero no es excusa.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 14 de enero de 2014 a las 11:08 am
Es una cuestión de comodidad. Durante mucho tiempo las descargas ilegales eran el método más rápido y sencillo de obtener libros, música o películas. Pero actualmente cualquier libro que te interese se puede comprar en 1 segundo escribiendo «título» epub en el buscador, muchas veces por menos de 5€ al cambio. Lo mismo con la música, desde que me suscribí a Spotify no he vuelto a descargar nada. Con el simple truco de tener una tarjeta prepago Movistar en el cajón tengo acceso a todo, en cualquier momento, por 6€ al mes. Menos de lo que me gastaba antes en comprar CD que luego escuchaba dos veces a lo sumo. Cuando las editoriales españolas entiendan que lo importante es la comodidad del usuario volverán a ganar dinero con los libros. Lo que no pueden pretender es que un bestseller de tapa blanda cueste 18€ y el mismo libro en electrónico 15€ cuando se ahorran todos los costes de fabricación, distribución, tienda física, etc.
Comentario escrito por Carlos — 14 de enero de 2014 a las 3:12 pm
#16 Pues no hace mucho lei una entrevista de un pez gordo del mundo editorial, no recuerdo quién, que decía que lo del ebook iba avanzando poco a poco en Espéin y que es cierto que había que ir pensando en «ajustar precios» pero que de ebooks a 5€ nanay, que ni lo soñáramos.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 14 de enero de 2014 a las 4:49 pm
Teodoro, lo digo porqué hice la prueba cuando me regalaron el kindle: me puse a buscar ebooks que me gustaría leer y los encontraba de manera ilegal pero no legal. Por eso amazon tiene un botoncito que dice algo así como me gustaría poder leer este libro en formato digial.
Yo lo ví claro cuando salió un libro de mi autor de cabecera, en tapa dura 22 euros, en digital 18 (acabo de verlo ahora, y dos años después en ebook lo venden por la mitad, 9’5, en tapa blanda unos 14, y en dura 24). Al final me lo compré en tapa dura, evidentemente, pero esos precios son toda una declaración.
Comentario escrito por Francesc — 14 de enero de 2014 a las 7:10 pm
Ahora empiezan a aparecer las tarifas planas para libros. Todavía no hay mucho catálogo en español, pero pronto lo habrá. Los que ahora dicen que «ebooks a 5€ no» tienen los días contados.
Comentario escrito por Carlos — 14 de enero de 2014 a las 8:42 pm
Carlos, a lo mejor si alguién propone aquí lo de tarifa plana por 20 euros le pasa como a los propietarios del cine que frecuente, que por la desesperación de ver las salas vacías implantaron una tarifa plana mensual de 20 euros y, fíjate tu que cosas, ahora tienen el cine a cascoporro. Ahora, a ver que plataforma consigue derechos de suficientes editoriales como para que una tarifa plana de libros sea rentable.
Comentario escrito por Francesc — 14 de enero de 2014 a las 9:25 pm
Yo personalmente pienso que, dado el nivel de nomebajodelburrismo, el ebook tiene bastante poco futuro. No sé si decir que afortunadamente. Y el de papel… pues no sé. Por ahora hay unas cuantas editoriales que sacan cosas interesantes y a menudo en buenas traducciones directas desde idiomas periféricos (es decir, distintos al inglés): Acantilado, Asteroide, Impedimenta, Galaxia Gutenberg… cuánto tiempo durará ya no lo sé. La verdad es que cuesta creer que puedan estar sacando novedades tan buenas a este ritmo desde hace tantos años.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 14 de enero de 2014 a las 9:47 pm
Teodoredo, se referirá usted a España. Porque en el resto del mundo el ebook va en auge, tanto que hace ya dos años que se venden más ebooks en EEUU que libros en papel. Y allí hay buenas opciones de tarifa plana: https://www.oysterbooks.com/library o http://es.scribd.com/ por menos de $10 al mes. Que a mucha gente no le compensaría, porque si lee un libro al mes ya es suerte, pero sigue siendo un modelo asequible, conveniente y con futuro.
Lo cual no quiere decir que no se vayan a editar libros en papel, que tampoco es tan caro. Depende más del peso muerto de la editorial que de los libros en sí. No tengo cifras exactas, pero por ejemplo en la industria comparable del disco clásico sí. Por ejemplo, cuando a DG rompió su contrato con Gardiner para grabar las cantatas de Bach éste se montó su propio sello «Soli Deo Gloria» (SDG) para continuar grabando. Con ventas de 2.000 copias ya se mantenía, mientras que el sello grande necesitaba vender 10 veces más para no perder dinero. Con las editoriales pasa igual. Si hay que pagar salarios de millones de € a los Cebrianes de turno es lógico que no salga rentable el negocio.
Comentario escrito por Carlos — 15 de enero de 2014 a las 3:00 pm
Carlos, me refería sobre todo a Espéin, sí. Aunque a decir verdad un par de veces que he entrado en la web de Thalia no me ha parecido que tengan un precio asequible, precisamente.
Respecto a la música seria, no conocía el caso de Gardiner, pero bien por él. Aun así los álbumes en mp3 (algunos sólo están disponibles en este formato) tienen un precio que no es muy distinto al del cd. Y las ventas van en picado cada año, pero los sellos no paran de sacar novedades, interesantísimas. O sacan cosas que no son novedades pero que se me antojan muy difíciles de vender y de rentabilizar. Por ejemplo la lujosa caja de obras completas de Britten que ha sacado Decca este año. Edición limitada, vale, pero… ¿3000 personas dispuestas a pagar 200 y pico € por ésto? ¿Realmente las hay? Supongo que debe de haberlas, pero el caso lo veo muy parecido al de las editoriales: a saber cuánto tiempo aguantará.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 16 de enero de 2014 a las 10:35 am
Spain siempre por detrás. Milagro que funcione spotify; Netflix intentó establecerse aquí y las telecos los ahuyentaron pidiendo un enorme porcentaje de los ingresos. Es decir, porque compite directamente con las ofertas Internet+TV de Movistar, Ono y compañía.
Teniendo en cuenta el precio de fabricación y distribución de un disco físico (alrededor de 1€ en realidad) no tiene sentido cobrar mucho menos por un mp3 de alta calidad. Los costes asociados a la grabación (estudio, músicos, productores) y a la promoción (anuncios y reseñas en medios especializados) es lo que hay que amortizar. Una grabación clásica cuesta entre 20.000 y 40.000, de ahí que vendiendo 2.000 discos a 15-20€ no se pierda dinero. Otra cosa es mantener los costes de personal de una empresa grande como EMI o Sony-BMG, donde sólo los salarios de la cúpula superan con mucho a la inversión en grabaciones, sobre todo en los últimos años en los que se graban 20-30 nuevos discos al año. A los grandes sellos sólo les quedan dos caminos: el de los tres tenores/concierto de año nuevo (vender cientos de miles de un único disco con tirón popular) y rentabilizar sus catálogos. La caja Britten por ejemplo es puro beneficio. Les costará menos de 20€ manufacturarla y las grabaciones se amortizaron allá por 1970. Mientras los sellos boutique, como el mencionado de Gardiner, se dedican a seguir ampliando repertorio y el modelo Naxos sigue siendo rentable.
Comentario escrito por Carlos — 16 de enero de 2014 a las 12:31 pm
Carlos,
¿puedes pasarme algún link con esta info de costes de publicación de música seria? Me interesa el tema.
Lo de la caja Britten con coste de fabricación 20€… no sé yo. Son 65 cedeses. Las grabaciones no son nuevas pero no todas son de Decca. Imagino que algo habrán pagado a otras casas por usarlas, aunque no sea mucho. Éso y que, joder, son 65 cedeses estampados. La caja lleva liner notes a barullo, un libro ilustrado y los libretos de las óperas. Aquí se va pasta. La diferencia de precio entre una ópera de Decca con libreto y la misma sin libreto se nota (aunque, como no, puede deberse a las EIR, expectativas irracionales de beneficio). Yo lo veo una inversión arriesgada. ¿Cuánta gente hay que le guste tanto tanto Britten como para comprarse éso?
Naxos es rentable, pero creo recordar que no paga a los músicos que intervienen en sus grabaciones.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 16 de enero de 2014 a las 12:49 pm
Así a botepronto puedes echarle un vistazo al libro de Lebrecht «Maestros, Masterpieces and Madness: the secret life and shameful death of the classical record industry» que tiene mucha información al respecto. También entrevistas online con Klaus Heymann, el fundador de Naxos y Bernard Coutaz, el de Harmonia Mundi son muy informativas.
Naxos paga a los artistas, entre 500 y 2000 dólares por sesión, pero no royalties.
En cuanto a la caja Decca, puede que me haya pasado con los 20€, pero desde luego que el coste es muy bajo. Sí es verdad que en ocasiones las compañías solían realizar lanzamientos sabiendo que iban a perder dinero con ellos por cuestiones de prestigio, orgullo patrio o simplemente contractuales. Pero eso se acabó hace mucho.
Comentario escrito por Carlos — 16 de enero de 2014 a las 4:22 pm
[…] y caballeros, hete aquí un nuevo año y una nueva entrega del Desafío 50L, ya saben, aquello de meterse entre pecho y espalda cincuenta libracos antes de las doce campanadas, que soy yo el único friki del club que se lo plantea (pero no lo […]
Pingback escrito por Desafío 2013: OUIEA!!! | El Club de los Poetas Tuertos — 16 de enero de 2014 a las 8:07 pm
Madre del amor hermoso! Esto se parece a un Club de Caballeros en toda regla. Seguro que tienen al servicio preparándoles un solomillo Wellington mientras ustedes escuchan esos discos de los que hablan con un copazo de cognac en la mano…
Yo sólo venía a comentar que este año lo he conseguido: 52! Aunque es verdad que he tenido problemas a la hora de contar cuantos libros me he leído, y eso que soy de ciencias! Desde aquí lanzo el guante a quien quiera sentar unos estándares para el año que viene.
La cuestión es que he leído bastantes clásicos que vienen compilados pero no dejan de ser distintas obras, y así no hay quien se aclare. Además también he leido un poco de poesía (pongan aquí sus risas enlatadas) que en el fondo es hacer un poco de trampa porqué la mitad de la hoja está en blanco.
Pero bueno, no le quiten la ilusión al chaval…
La lista y el comentario en el enlace siguiente (y así hago un poquito de spam, pero sin que se note mucho).
http://poetastuertos.wordpress.com/2014/01/16/desafio-2013-ouiea/
Salut
Comentario escrito por isblagi — 16 de enero de 2014 a las 9:00 pm
#27 Pues sí, de hecho cuando dijo lo de los 20€ se me cayó el monóculo al suelo !
Gracias por las pistas Carlos; no conocía a Lebrecht, o mejor dicho, sí lo conocía… el libro de Mahler lo tienen en la biblio y había sopesado pillarlo, pero no me había fijado en el autor. He encontrado por ahí una crítica del libro que mencionas, nada positiva; por lo visto debe de ser criticón y de cotilleos a saco, lpd en estado puro ! Apuntado queda. He mirado también la famosa entrevista con Heyman que sale en la web de Naxos y no sé si me gusta mucho su actitud de «yo soy un businessman que sabe lo que hace, el resto no».
Yo creo que para businessman Manfred Eicher. El tío ha creado una imagen de marca coherente, no se apea del burro respecto al precio de sus discos (yo al menos nunca he encontrado ecms de saldo) y te vende hasta los empapadores usados de su anciana madre, si te descuidas. Hace unos meses montaron en Seúl una exposición ¡sobre sí mismos! y luego vendían los pósters que la anunciaban al módico precio de 15€. ¿No habla de él en su libro el bueno de Lebrecht?
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 17 de enero de 2014 a las 10:29 am
Me ha llamado la atención la lista que nos muestra Teodoredo, se huele material. No he leído ninguno de dichos libros, excepto el de Niño-Bercerra. Justamente me ha sorprendido que le hiciera reír. Yo creo que es aún más siniestro que lo que pueda decir Juan Muñoz, cuya tesis es difícil no compartir. Niño-Becerra insinúa que la mayoría de la población, independientemente de donde viva, irá paulatinamente desconectándose de lo que entendemos sociedad, esto es, del circuito económico. Hagan cuentas y piensen en las consecuencias.
Y bueno, no soy muy de cognac, más bien de armagnac y el picantón, que no solomillo, me lo he cocinado yo. Tengo dudas de si eso entra en la categoría de caballero o no, por dios aclárenmelo.
Comentario escrito por Gekokujo — 29 de enero de 2014 a las 1:38 am
Geko,
a Niño Becerra es que se me hace difícil tomármelo muy en serio. Creo que es por la cantinela con la que lleva años machacando (que si «la crisis no es culpa de nadie, ésto no podía ser de otra manera», que si «había que crecer de algún modo» y sobre todo sus pajas sobre el futuro «de tremenda eficiencia»). Lo de la «desconexión del circuito económico» ya hay gente que lo ha tratado mucho antes en el pasado, empezando por Brzezinski. Pero vamos, que no hace falta mucha imaginación para darse cuenta de que el porcentaje de población superflua va a ir a muchísimo más.
Precisamente por ser mucho más sobrio, cuando JM asevera que el default es inevitable me acojona mucho más. No es un especialista, da una impresión de mayor seriedad.
Saludines
Comentario escrito por Teodoredo — 29 de enero de 2014 a las 4:10 pm