Internet, un poco peor sin Libro de Notas
Esta semana ha comenzado de la peor manera posible: los amigos de Libro de Notas anunciaban que, tras doce años en Internet (llevan por aquí desde 2001), dejarían de actualizar contenidos en diciembre de este año. Las razones que comentan son variadas, pero la que claramente subyace es la del cansancio. Tras muchos años currando por amor al arte, viendo cómo un proyecto propio va creciendo y evolucionando, a él van sumándose otros (y otras personas), … al final, ese proyecto es una parte importante de la vida de uno, pero también quita mucho tiempo.
La cosa no va, nunca fue, de enriquecerse, o de triunfar en términos ególatras, sino de hacer algo que mereciera la pena, compartir nuestras obsesiones e intereses con otras personas y, en la medida de las modestas posibilidades de cada uno, abrir un espacio que no sólo nosotros, sino también la comunidad de lectores pueda percibir como propio. Sin duda, el proyecto sigue mereciendo la pena (de hecho, más conforme más y mejores contenidos aporta, más gente, y una trayectoria más prolongada), pero el problema es que si depende del voluntarismo de algunas personas (los colaboradores y, en particular, sus dos editores), a veces el éxito, y el interés intrínseco, del proyecto puede no ser suficiente. Cuando el esfuerzo es excesivo, cuando el cansancio (sobre todo, vital) acaba abrumando a los gestores, cuando, en definitiva, parece que el proyecto se mantiene por su propia inercia, por la dimensión que ha adquirido, por cierta ética de la responsabilidad.
Estoy hablando de Libro de Notas, pero podría hablar perfectamente de La Página Definitiva. Por muchas razones. Por un lado, porque, aunque ahora mismo no parece que tengamos ninguna intención de bajarnos de aquí, en el pasado sí que nos lo planteamos, en relación con diversas circunstancias. En mi caso, me pegué tres años virtualmente alejado de LPD, como proceso de desintoxicación tras la guerra de Irak, el 11M, y tantas otras emociones que nos reportó el final del Aznarato. Pero, por otro lado, y sobre todo, porque desde hace mucho tiempo considerábamos a Libro de Notas una página hermanada con LPD (disculpen el arrebato de metrosexualidad, pero en mi descargo diré que desde el título quedaba claro de qué iba el asunto). Por su enfoque, por la calidad de sus contenidos, por la personalidad locoide de sus moderadores, Marcos Taracido y Alberto Haj-Saleh, y significados colaboradores; por la pretensión de gestionar entre tan pocas personas (que además, no lo olvidemos, tienen trabajos reales, de los que viven; al menos, económicamente) un proyecto progresivamente más y más grande y complejo. Y sobre todo, por haber creado, a lo largo de los años, un espacio propio, con una comunidad de lectores y colaboradores cuya existencia, participación e interés son, en última instancia, las que motivaban la continuidad y crecimiento del proyecto (cabrones).
Libro de Notas, hasta donde tengo memoria, comenzó como un selector de contenidos. Diariamente, los editores escogían algunos de los contenidos que más les llamaban la atención de la Red, y los extractaban y recomendaban (no en plan “Periodista Digital”, es decir, pegándolo todo en su web, sino correctamente: un párrafo y un enlace a la fuente original). Ese propósito, que continuó todo este tiempo, y de hecho continúa siendo su lema (“Diario de los mejores contenidos de la Red en español”), se combinó con otras iniciativas, como un elenco de contenidos propios en los que albergaron a (literalmente) cientos de colaboradores en un momento u otro, o un suplemento infantil, e incluso una editorial. En todas estas iniciativas han mostrado siempre, al menos según mi opinión de lector, unas constantes muy claras: contenidos de calidad (de calidad de verdad, bien trabajados, interesantes, aportando cosas), afán por abrir espacios culturales en un país tan decrépito al respecto como España (decrépito y controlado / institucional, que no les voy a recordar a estas alturas todo lo de la Cultura de la Transición), y honradez intelectual. Una combinación cuyo resultado fue que sin duda puede decirse, sin miedo a equivocarme, que entre los “mejores contenidos de la Red en español” está, y desde hace mucho tiempo, Libro de Notas.
En resumen: como lector comprensivo que soy, estimados editores de LdN, amorosamente os digo: todo eso del cansancio y la espesura tras apenas 12 años currando por la cara está muy bien, pero a ver si se os pasa más pronto que tarde y volvéis. Cabrones.
Vaya putamierda. Afirmo
:S
Comentario escrito por JaimeJoAlon — 30 de octubre de 2013 a las 10:49 pm