Mariano Rajoy te guiña el ojo

No es que haya muchas oportunidades para observar a Mariano Rajoy; sus comparecencias públicas ante los medios de comunicación son escasas y, cuando se dan, suelen ser con un vídeo de por medio, como diciendo «no es que no me vayan a hacer ustedes preguntas; es que no van a poder ni acercarse a mí». Y su participación en el espacio público, sea ésta formal (en el Parlamento) o informal (mediante vídeos, apariciones públicas, etc), todo lo limitada que sea posible, o que determine la complicada agenda público / deportiva del presidente.

Por eso hemos tardado tanto en observar un peculiar tic facial de Mariano Rajoy: el guiño del ojo derecho. Un guiño que se produce últimamente a menudo, en las más recientes apariciones de Mariano Rajoy, y que más parece ser un tic nervioso que una cálida aproximación al ciudadano del presidente, como diciendo «confíe Usted en mí y no se deje llevar por tanta insidia».

La guiñomanía estalló esta misma semana, tras observar detenidamente la comparecencia de Rajoy del pasado sábado, ante una cámara que a su vez emitía una señal en una televisión para los periodistas apelotonados en otra sala: Mariano Rajoy, cuando decía que él nunca había cobrado dinero negro… Guiñaba el ojo. ¿Significa esto que mentía? ¿Que, por el contrario, el guiño reforzaba la convicción de sus argumentaciones? O, como es más probable, no tenía nada que ver ni con lo uno ni con lo otro?

Este vídeo, que recoge algunos de los más notables guiños de Rajoy, parece sumarse a la teoría de la conspiración de que sí, de que, en efecto, Rajoy guiña al mentir:

Pero, tras ver tanto guiño, a mí, la verdad, la cosa me supo a poco. Recordé un verdadero festival de guiños que no aparece en esta compilación: el que daba Mariano Rajoy en el vídeo de «los catalanes hacen cosas». Un vídeo en el que (a partir de 3.05) asistimos a una especie de bombardeo por saturación, como bien me hizo ver Álvaro, no cuando Rajoy dice que los catalanes hacen cosas y exportan, sino cuando, justo antes, Rajoy enfatiza: los catalanes me caen bien, yo soy medio catalán, me gusta Cataluña. Allí… ¡Toma guiño, toma! ¡Un no parar!

Yo no sé qué decirles. La teoría del guiño tiene su gracia, pero a mí me da que, si tuviera visos de verosimilitud, deberíamos tener más, muchos más guiños en cartera a estas alturas. ¡Pues no ha mentido poco Rajoy en los últimos tiempos, y apenas si guiñaba…! Esta teoría me recuerda un poco a Casino Royale, la magnífica primera película del último Bond, Daniel Craig. Magnífica, por supuesto, porque casi la mitad de la película transcurre en un casino, en una apasionante partida de cartas en la que Bond se juega una fortuna contra un malvado jugador profesional, una desalmada máquina de calcular y desplumar llamado Le Chiffre.

A Bond le cuentan que Le Chiffre tiene un punto débil. Cada vez que va de farol, a Le Chiffre se le hincha la vena del ojo y se pone a tocarse compulsivamente el ojo para evitar que la cosa se salga de madre y se ponga a llorar… Sangre. Ya ven Ustedes qué pequeño inconveniente para un jugador de talla mundial. Tan pequeño que nadie se había dado cuenta… Salvo Bond, que lo apuesta todo basándose en ese supuesto tic y… Lo pierde todo (y sí, luego se recupera y vence, que para algo es Bond; pero inicialmente lo pierde todo). ¡Le Chiffre ha faroleado a Bond con su supuesto farol!

No sé si Mariano Rajoy es tan maquiavélico como Le Chiffre, pero tendría su aquel que el tic en el ojo izquierdo fuera una elaborada construcción intencionada para… No sé, para joder a Esperanza Aguirre, o algo. Aunque es más probable que el tic no tenga ninguna vinculación con nada, o a lo sumo sea una desesperada llamada de auxilio: «Por Dios, déjenme en paz, que quiero ver el fútbol».



7 comentarios en Mariano Rajoy te guiña el ojo »
  1. Me fijé en estos guiños en lejanas épocas, en el debate Zapatero-Rajoy de 2008. Aquello sí que fue un festival de guiños sin par, muy superior al video de los catalanes, guiños bien feos y otra clase de tics faciales muy poco agradables de ver. Una locura todo. Luego desapareció aquello de los tics y pensé que normal, que era tan cantoso que sus asesores de imagen se los tenían que quitar costase lo que costase.

    Os animo a todos a ver aquel espectáculo, si a éstas alturas lo encontráis.

    Comentario escrito por Catalanister — 07 de febrero de 2013 a las 9:03 pm

  2. En el vídeo se ve a la derecha, pero es su ojo izquierdo :D Esto demuestra que todo son inshidiash

    Comentario escrito por LaYenka — 07 de febrero de 2013 a las 9:14 pm

  3. Yo estoy con la teoría del guiño-farol.

    Pero, claro, es que me he afiliado al sector rajoyista de LPD.

    Comentario escrito por Tartamundos Trotamudo — 07 de febrero de 2013 a las 10:53 pm

  4. La escafandra y la mariposa.
    Guiña el ojo para mandar un mensaje oculto.
    Aún no sabemos si es analógico o digital.
    Si todo se limita a unos y ceros tendremos que montar el algoritmo, pero si es analógico puede llevar años.
    Lo importante es que de momento sigue ahí y por lo visto no quiere la eutanasia, que todavía hay mucho dentro que contar.

    Comentario escrito por Berdiaev — 07 de febrero de 2013 a las 11:48 pm

  5. Me voy a marcar un «yoyalodije»

    http://www.lapaginadefinitiva.com/2012/10/31/la-preocupante-zapaterizacion-de-rajoy/

    Al comentario #25 me remito, si que es soy de listo…

    Comentario escrito por Bunnymen — 08 de febrero de 2013 a las 7:23 pm

  6. yo creo que lo del guiño es un juego entre el corrillo de altos procónsules del Estado, se hacen bromas que sólo conocen ellos cuando están hablando al conjunto de la estúpida población, así se divierten, es algo así como si Arenas le dice a Rajoy «a que no te atreves a cuando estés diciéndole a los españoles que deben ajustarse más el cinturón para darles más dinero a los banqueros guiñas el ojo como un poseído», «ja, ja, ja, que no me atrevo, ya verás si me atrevo o no» responde Rajoy, y así se parten el culo

    Comentario escrito por Hongo Man — 13 de febrero de 2013 a las 9:13 pm

  7. Yo creo que no guiña cuando miente sino cuando teme las consecuencias de lo que dice -sean verdad o mentira-. Su natural inactivismo se ve violentado por la necesidad de hacerse responsable de sus actos, aunque estos suelan ser solo palabras.

    Comentario escrito por Jose — 17 de febrero de 2013 a las 2:58 pm

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