Habitualmente recibo entre 100 y 200 mensajes de SPAM al día. Administrar la dirección «madre» de LPD, junto a la mía, me permite acaparar un auténtico tesoro publicitario diariamente. Las 36 reglas de bandeja de entrada que por ahora llevo definidas mitigan parcialmente, el problema, pero aún así la cosa va creciendo inmisericorde. En EE.UU., como comenta Antonio Delgado, la saturación está alcanzando cotas inauditas.

En cuanto a mi correo, hoy, por ejemplo, ha sido un buen día: 95 mensajes en diez horas, de los cuales 94 eran SPAM (el otro, el Boletín de Riff Fanzine). Los mensajes, contrariamente a lo que cabría suponer, no son tan variopintos:

– La estrella, sin duda, es el mensaje tipo «Enlarge your penis«, milagro que prometen alcanzar mediante los más variados sistemas. Sin embargo, la abundancia de mensajes sobre el particular, y especialmente el hecho de que me los envíen a mí, abunda en la sospecha de que el SPAM no sólo es publicidad indeseada, sino además totalmente indiscriminada; no se busca al público objetivo, sino a todo tipo de público, incluso al que, evidentemente, no está interesado en esta clase de productos, ni los necesita.

– Luego hay muchos mensajes de tipo pornográfico, ofreciendo las perversiones más variadas. En este caso, aunque tampoco hayan hecho un estudio previo para acceder al público objetivo, la verdad es que les da exactamente igual. Tal vez se sorprendan ante mi siguiente afirmación, pero en efecto, en Internet hay cosas más rentables que las páginas web de información política, económica e incluso deportiva; en concreto, el porno.

– Abundan también últimamente los mensajes de tipo patriótico (de los USA, claro, que todo esto del SPAM, como casi todas las novedades que se «implementan» en Internet, viene de allí con independencia de que lo pidiéramos; de hecho, gracias a que nunca pedimos estos mensajes, pues el SPAM consiste exactamente en eso); hay que reconocer que estos son divertidos, especialmente las barajas de cartas que sacan empresas americanas de extrema derecha, primero la original con los «55 más peligrosos» de Irak, luego otra con los 55 héroes de la guerra (Rumsfeld, Bush, Franks, Blair, … no sé si está Ánsar, y de estar, ignoro si lo habrán llamado «Ánsar» o «Aznar», y cuál será su cargo: ¿G$ran Lacayo Tercermundista?), casi al mismo tiempo otra con los 55 malos de la política nacional e internacional (Michael Moore, Jacques Chirac, Barbara Streisand, Kofi Annan, …); y actualmente una, que se me antoja muy divertida, riéndose de Hillary Clinton.

– Y por último, el cuarto gran bloque del SPAM lo constituyen los mensajes de contenido supuestamente financiero, esto es, grandes ofertas de créditos bancarios, sorteos en los que el agraciado ha resultado ganador, … Mi favorito, no sólo en esta categoría sino en la totalidad de mensajes de SPAM, es el de la «Carta Africana«, que comentamos con JJ y Fernand0 en el Congreso de Pamplona.

La carta comienza más o menos así:

Tal vez Usted se extrañe de recibir un correo electrónico de alguien a quien no conoce (oiga, pues la verdad, no mucho, recibo unos 200 al día). Soy Malumba Mikondo, sobrino (o primo, o yerno, o lo que sea salvo amante) de Laurent Kabila, ex presidente asesinado de la República del Congo (también sirve cualquier otro país subsahariano que reúna las características «guerra civil» y «dictador bananero», es decir, casi todos).

El caso es que tengo por ahí un maletín con 300 millones de dólares que he conseguido salvar de las hordas rebeldes, y necesito un contacto para sacarlo del país. He pensado en Usted para proponerle una asociación (¡coño! ¡muchas gracias por la confianza!). Necesito que Usted me ayude a sacar el dinero del país e introducirlo en Holanda (o cualquier otro país europeo) para que nos lo repartamos a partes iguales (ni en los mejores negocios de especulación inmobiliaria se ofrecieron tratos tan ventajosos, o tal vez sí, yo de esto no sé mucho porque nunca me he metido en política).

Generalmente, el interfecto pide la colaboración para sacar el dinero, para lo cual, claro, hace falta que tú pongas algo de tu parte. La cosa, evidentemente, es un timo.

¿Evidentemente? La verdad es que yo nunca he contestado a ninguno de estos mensajes, y me imagino que nadie lo hará. Y yo me pregunto ¿y si es verdad? ¿Y si se trata realmente de Machimu Kilombe, desesperado en mitad de la selva con su maletín de 300 millones, esquivando ráfagas de metralleta y machetazos por doquier?

Imagínense al pobre hombre, él desesperado, ofreciéndonos un negocio inmejorable porque sí, desinteresadamente, y nosotros, en plan eurocéntrico, pasando de él, y todo porque somos unos escépticos irreductibles y no nos fiamos de él (y además el toque racista, pues recuerden Ustedes, Milonga Chobimbi es negro, o al menos eso parece).

¿Serán estos mensajes, y por extensión el SPAM, un fantástico mundo de ofertas increíbles que nos llegan como residuo de la Nueva Economía, cuando a todo el mundo le soltaban un pastón por cualquier cosa? �Estaré desaprovechando cada día 100 o 200 ofertas destinadas a cambiar mi vida, o al menos a alegrármela? (Bueno, salvo las de «enlarge your penis«, que ya hemos quedado que me dan lo mismo).