El hasta hace poco consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, lo ha conseguido. Y por “lo ha conseguido” no me refiero a hundir su empresa, que eso lo logró ya hace años. Me refiero a que, además de hundirla, en el proceso ha logrado trepar y trepar y trepar hasta, por fin, arrinconar a la familia Polanco y ser nombrado presidente de PRISA, merced al apoyo prestado por los nuevos accionistas de Liberty (no en vano, los trajo él).

Lo que sigue es un a modo de breve intercambio de pareceres entre el flamante nuevo presidente de PRISA y el aún ministro español de Hacienda, Cristóbal Montoro. No es real. Pero, como los telefilmes vespertinos, sí está “basado en hechos reales”.

Montoro: ¡Hombre, Juan Luis! ¡Tú por aquí! ¿Qué haces?

Cebrián: Pues aquí leyendo El País. ¡Menuda mierda de periódico!

Montoro: ¿Cómo?

Cebrián: Como lo oyes. Una puta mierda. Si pudiera, lo cerraría. O fundaría uno digital

Montoro: ¿Pero no es el buque insignia de tu empresa, el diario más influyente de España, la Biblia del felipismo…?

Cebrián: Psché. Yo lo veo y me aburro un montón. ¿No podrían poner más tetas? ¡Mira El Huffington Post, eso sí que es periodismo del bueno!

Montoro: ¿Pero eso no es un refrito de otros medios más cuatro columnistas de PRISA?

Cebrián: Pues sí. Pero eso es el nuevo periodismo, tal y como yo lo entiendo. Un periodismo innovador, rompedor, con talento, alejado de la naftalina de los viejos medios. Un periodismo fresco, joven, del siglo XXI. ¡Como yo, que para algo colaboro en el Huffington Post!

Montoro: ¿Y te pagan bien?

Cebrián: Nada. ¡No lo hago por dinero, lo hago por amor al buen periodismo! Bueno, por eso y porque creo que con los 13,6 millones de € que me pagan cada año, con los que podríamos pagar los sueldos, tirando por lo bajo, de unos 400 periodistas de PRISA, ya es compensación suficiente.

Montoro: Joder, y además es que es una firma “de la Real Academia Española”, que a ver dónde van a pillar algo así en Internet.

Cebrián: Eso y que en el HuffPo, como lo llamamos nosotros, hay otro ingrediente fundamental del buen periodismo: TETAS

Montoro: Es un placer ver que en PRISA redefinís el periodismo con la misma soltura con la que en el Gobierno redefinimos la realidad. ¿Y lo demás, qué tal va? ¿Te han premiado por el rutilante éxito de tus columnas en el HuffPo?

Cebrián: Y tanto: ¡me han hecho presidente!

Montoro: ¿Cómo? ¿De España? ¿Ya han echado a Rajoy? ¿Tú eras el tecnócrata tapado y yo sin enterarme? ¡Pues a tus órdenes, presidente! ¡A lo que gustes mandar!

Cebrián: No, no, del Gobierno aún no. Presidente de PRISA, que es casi lo mismo. Ya sabes, poder omnímodo, empresa quebrada, detentar privilegios a toda costa, …

Montoro: ¿Y cómo lo lograste?

Cebrián: Muy fácil. Yo he sido siempre periodista, pero logré arrimarme al poder y me hicieron consejero delegado de PRISA. Un puesto en el que, si te digo la verdad, no tengo ni puta idea de qué había que hacer. ¡Pero si me he pasado décadas ahí y aún no sé en qué consistía la cosa! Y claro, me puse a gastar, y a gastar, y a gastar sin freno, me metí en delirantes aventurillas empresariales, innové irreflexivamente como un Zapatero de la vida y, en resumen, quebré PRISA.

Montoro: ¡Qué huevos!

Cebrián: Lo sé. ¡No fue nada fácil! Comenzamos nuestra andadura en bolsa, sin ir más lejos, con la acción a 20 € y ahora, diez años después, la cosa anda por 0,30 €. ¡He dividido el precio de la acción por sesenta!

Montoro: Pero entonces… ¿cómo continuaste?

Cebrián: Lo típico. Polanco estaba desesperado, falleció, nadie sabía qué hacer con PRISA y me encomendaron a mí, al tipo que se la había cargado, que la salvase. Ya sabes, lo que se conoce como el “modelo Goldman Sachs”: alguien se carga algo y le piden a esa misma persona, a aquella cuyas acciones determinaron la ruina de la empresa, que lo arregle, en lugar de despedirle con oprobio y cambiar la forma de actuar. ¡La mano invisible, que es muy rara!

Montoro: Si lo sabré yo. Hasta los cojones estoy de Guindos y su pose de señorito madrileño que hasta habla inglés. ¡Hay que ver cómo vende eso!

Cebrián: no lo sabes tú bien. Eso es exactamente lo que hice. Me busqué a un socio del mundillo ese asqueroso del capitalismo carroñero. Un fondo de inversión que se dedica a dilapidar empresas que, en justa correspondencia con la indignidad de su función, se denomina Liberty. Los colé en el accionariado y, como primer paso para cepillarse PRISA, me pusieron un sueldazo de 13,6 millones de € al año. Porque incluso en Liberty saben que, por muy especializados que estén ellos en destruir empresas, lo que he hecho yo en estos años es difícilmente igualable. Y ahora ya ves… ¡Presidente!

Montoro: Pues muchas felicidades. La verdad, es un alivio que no te hayan nombrado para el Gobierno. Porque claro, si ahora comienza un nuevo presidente a mandar, y no prescinde de mí, tendría que estarme unos cuantos meses más aquí al timón, en vez de retirarme. Porque, la verdad, qué quieres que te diga: me gustaría marcharme.

Cebrián: ¿Y eso? ¿Dónde se ha visto que alguien abandone un sillón, así como así?

Montoro: Pues mira, no nos engañemos: la economía española… ¡Es una mierda!

Cebrián: ¿Una mierda?

Montoro: Una mierda pinchada en un palo. Estamos quebrados, no hay forma de sacar dinero de ningún lado y tenemos menos credibilidad que Pepe en un anuncio de Unicef. ¡Y mira que me paso las ruedas de prensa explicándolo! Que si no hay dinero para pagar nóminas, que si tampoco podremos pagar a los acreedores, que si esto se hunde…

Cebrián: y has hecho un buen trabajo

Montoro: Gracias; pero aún queda mucho por hacer. Yo, la verdad, preferiría que lo hiciesen otros. De hecho, eso es lo que me dice siempre el presidente, en el descanso de los partidos o mientras vemos las etapas del Tour: “que lo hagan otros”; “que comparezcan otros”; “que inventen otros”.

Cebrián: ¿qué tal está el presidente?

Montoro: pues un poco alicaído con todo esto, la verdad.

Cebrián: es comprensible…

Montoro: Pero ya vemos la luz al final del túnel. En cosa de cuatro días, todo arreglado.

Cebrián: ¿Cómo? ¿Cuatro días?

Montoro: Sí, el viernes comienzan las Olimpiadas, poco después la Liga y ya dejamos atrás toda esta pesadilla de estas semanas sin fútbol. Pero no ha sido nada fácil. Además, lo de Nadal le ha dejado en cuadro al Churchill del PP: ¡era medalla de oro segura!

Cebrián: ¡Ojalá pudiera comprar los derechos de los Juegos Olímpicos por un precio desorbitado e imposible de rentabilizar…!

Montoro: Todos tenemos sueños. Yo, por ejemplo, quiero destruir todas las comunidades autónomas, porque en el bar de debajo de casa los parroquianos dicen que todo es culpa de los catalanes, que han gastado a lo loco, y que mucho mejor que cuando la gente tenga que hacer un trámite administrativo se coja un AVE cualquiera, pues todos conducen a Madrid, y lo haga aquí, en el ministerio, tan ricamente.

Cebrián: no sé lo que es un trámite administrativo, pero te deseo suerte, Cristóbal. ¡Un placer!

Montoro: ¡Igualmente!