Vuelta al siglo XIX
No sé si han leÃdo el chapapote que escribà hace unas semanas sobre el régimen de neoesclavitud que nos depara la tan mentada globalización. Trabajo descualificado económicamente pero para el que se exige sobrecualificación, trabajo inestable y mal pagado, teorÃa del palo y la zanahoria («muy bien, chaval, llegarás lejos, pero cuidado con Jiménez que viene con ganas, y tengo 200 detrás que matarÃan por hacerlo gratis»), obscena competencia entre trabajadores por incumplir su horario laboral «al alza» (80 horas semanales de las que se pagan 40, asà que si te limitas a cumplir tu horario «te miran mal» porque «no te sacrificas por la Empresa», nuevo Pantocrator), … Delia ofrece en su weblog un ejemplo espeluznante de cómo son las cosas. Y hoy un amigo me ha hecho llegar un nuevo testimonio, aplicado al campo de la educación, que permite enmarcar las consecuencias de la desvalorización del trabajo a largo plazo en una dimensión más amplia: No sólo los alumnos no aprenden nada de nada y pasan su tiempo haciendo ridÃculas fichitas:
Fragmento de libro: «Y entonces Platero se revolvió, le pegó una coz a la calabaza que su dueño tenÃa en la mano».
Resumen (fichita): Platero le pega una coz a la calabaza que su dueño tenÃa en la mano
Sino que el virus de la ignorancia se extiende también a los profesores. Jugosos ejemplos en el registro oral:
– «Hoy hace un tiempo anodino» (vaya mierda de clima, qué burrimiento, a ver cuándo tenemos un dÃa en que llueva, haga sol, nieve y un huracán se lleve por delante un par de casas).
– «He buscado en el Google al azahar y no he encontrado nada» (sinceramente me resulta difÃcil conceptualizar en qué medida el perfume del azahar, o sus cualidades terapéuticas, tienen algo que ver con la suerte, a menos que nos refiramos a una variedad especÃfica de la flor, en cuyo caso sorprende la familiaridad)
Y en el escrito, un clásico «Haber si puedes enviármelo pronto». Los tres ejemplos, el mismo dÃa, ayer. No es cuestión de echarle las culpas al profesorado; bastante tienen con aguantar la LOGSE, o la LOCE, o la LOCA, o como se llame ahora.
Dicho lo cual, parece que podemos redefinir nuestro envidiable futuro laboral a veinte años vista, la desaparición casi total de la clase media y su sustitución por una minorÃa de millonarios y un enorme colectivo de desheredados que serán la envidia de todo admirador del marxismo – leninismo; ya no sólo volvemos al siglo XIX laboral, sino también educativo. Una masa de harapientos analfabetos. Eso sÃ, no se preocupen, el déficit cero está garantizado.
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Qué está matando la ortografía en este país? Quizá sean los SMS?
Apostaría, sin embargo, por un déficit de lectura alarmante entre nuestra juventud. Un adolescente de 15 años no es capaz, hoy en día, de redactar un texto medianamente coherente sintácticamente (-ente, -ente, -ente), ni alcanzar el nivel 0 en cuanto a faltas de ortografía.
Sin embargo, es capaz de enviar un SMS en menos de un minuto. Será que tienen los pulgares más desarrollados?
Comentario escrito por Anónimo — 19 de junio de 2003 a las 4:19 pm
Me ha encantado la expresión de que «hemos vuelto al siglo XIX laboral». Es cierto, sólo que a las condiciones de trabajo del XIX hay que añadirle más de un siglo de sabiduría sobre cómo joder al pobrecito trabajador.
Desgraciadamente, no he tenido aún el suficiente valor como para abrir un negocio, así que soy un pobre asalariado que las pasa canutas para no volverse loco en el trabajo: compañeros envidiosos, jefes malsanos…
Comentario escrito por Nacho — 19 de junio de 2003 a las 4:31 pm
El problema es que abrir un negocio en España, si no tienes detrás una inversión económica fuerte o apoyos de otro tipo (o sea, si no tienes al Santander detrás o te llamas Borja Mari de Ybarra y Oriol de Urquijo), normalmente las dos cosas juntas (Borja Mari trabaja de consultor en el Santander y su banco le monta un negociete con él al frente), es complicadísimo por las trabas de todo tipo (económicas, jurídicas, logísticas, ..)con las que te encuentras.
En cuanto a la educación de los jóvenes, no puedo estar más de acuerdo contigo, aunque yo no le echaría la culpa a la tecnología, sino al absoluto desinterés por, además de llenarlos de productos tecnológicos, formarlos mínimamente (el modelo es todos a la escuela, muy bien, pero además todos aprobados hagan lo que hagan, generalmente nada, y sobre todo no traumatizarlos, pobrecillos).
Comentario escrito por Guillermo López — 19 de junio de 2003 a las 5:47 pm
La pregunta NO es: ¿qué mundo le estamos dejando a nuestros hijos? sino ¿a qué hijos estamos el mundo? porque eso de «pobrecillos»… te aseguro que de pobrecillos tienen más bien poco
Comentario escrito por toni — 19 de junio de 2003 a las 6:20 pm
se me ha olvidado «dejando» en la segunda pregunta
Comentario escrito por toni — 19 de junio de 2003 a las 6:21 pm
Qué está matando la ortografía en este país? Quizá sean los SMS?
Los malos ejemplos que dan algunos profesores. Los malos ejemplos que dan los periódicos. La excesiva oferta de ocio-basura que aliena a los jóvenes de la lectura. La LOGSE. La futura LOCE. La televisión de ahora, que no fomenta la lectura, sino el consumismo. Los padres, por supuesto, que leen tanto o menos que sus propios hijos. Etc. y tal. Y sin embargo, algunos entusiasmados de la modernez seguirán apostolando en columnas diarias que en toda la historia de la humanidad ha habido tanta cultura y alfabetización como ahora. Bueno, de ilusión vive el hombre.
Saludos.
Comentario escrito por JR — 19 de junio de 2003 a las 6:29 pm
Bueno, lo de «pobrecillos» iba en coña, de hecho el problema es que por un lado nadie puede tomar medidas coercitivas para que los que no quieran aprender aprendan, porque claro, son niños aunque tengan 15 años y hayan aprendido ya en la calle y en la escuela todo un muestrario de impunidad delictiva, y por otro lado encima se pone a todos los delincuentes más acreditados en los mismos grupos. Imagínate lo bien que se lo pasarán los profesores que tengan que soportarlos.
Por otro lado, y estando de acuerdo con el comentario de JR, sí establecería una distinción: no creo que la cultura basura sea la principal culpable de destrozar la educación, prefiero achacarle las culpas a la educación misma, al absoluto desinterés por parte del Gobierno para convertir la escuela en una fábrica de ciudadanos, no de cafres consumidores como hasta la fecha. No seré yo el que defienda la cultura basura, pero creo que siempre ha estado ahí, aunque nunca fuera tan obscenamente visible.
Comentario escrito por guillermo lópez — 19 de junio de 2003 a las 6:54 pm