Hacer un pan como unas hostias

Llevo escuchando la expresión “Hacer un pan como unas hostias” desde tiempos inmemoriales. No sé si se trata de un nuevo aragonesismo, como tocar chufa, que posteriormente se extendió entre la concurrencia, o si su origen no es aragonés. Desde luego, yo se lo he oído sobre todo a gente de mi familia y a mis amigos aragoneses, que emplean esta frase con auténtica fruición.

Su significado es simple: hacer algo mal, equivocadamente, sin tino. Pero en mi familia viene a ser más bien una acción fútil, que nos lleva al mismo sitio que al principio. Adoptar una decisión mínimamente arriesgada, o diferente a lo habitual, para evitarnos un problema que al final acabamos por encontrarnos igualmente, o incluso peor.

Una de las ventajas de mi trabajo es que incentiva, de muy diversas maneras (pagándote, proporcionándote tiempo suficiente para ello), para que hagas estancias en otras Universidades. En mi caso, irme fuera unas semanas o meses es una ocasión única para trabajar en proyectos de largo alcance (libros, artículos currados, etc.) y para leer bastante más de lo que puedo leer en Valencia.

Por otra parte, en los días previos a marcharme, nunca me quiero ir. Siempre pienso que, por razones desconocidas, esta vez no trabajaré a buen ritmo, pero que, al mismo tiempo, tampoco disfrutaré de la estancia viajando o saliendo por ahí. De manera que me encuentro ante un sórdido horizonte en el que estaré encerrado en la habitación, despacho o biblioteca, aburriéndome durante días y días.

¿Qué hacer? Pues, además de instalar el Civilization en el ordenador, mi principal válvula de seguridad siempre es llevarme un montón de libros. Literalmente, un montón. Si ya leo bastante más de lo habitual en la estancia, además me aseguro de llevarme suficientes libros para, en cualquier caso, poder escoger entre varias opciones cuando me termine un libro y vaya a por otro. ¡Derecho a decidir! Una vez en el lugar de destino, naturalmente, me compro más libros, en este caso en la lengua vernácula.

Para mi actual estancia en EEUU, de un mes de duración, me moderé bastante, y sólo me llevé 16 libros. Entre ellos una biografía de Hitler de 1300 páginas, otra de Mao de 1000 páginas, un libro de viajes en Yugoslavia en los años 30 que me recomendó Álvaro de 1200 páginas y, por supuesto, la continuación de Juego de Tronos: Choque de Reyes, con unas 900 páginas tan insustanciales y livianas como entretenidas. Una vez en destino, me compré ocho más.

Cabe decir que iba a la Universidad en la que ya había estado en 1987 y que cuenta con una biblioteca imponente (de la que en su día saqué los Episodios Nacionales de Galdós y me los leí, en un vano esfuerzo por ligar gracias a ello años después). Tan imponente que, una vez se me ocurrió escribir este post, me dije: “pues voy a buscar si tienen los libros que me traje a través del Atlántico, en un viaje que duró 26 horas y me obligó a coger tres aviones, tres”: Por supuesto, los tenían todos en inglés, alguno en castellano. Bueno, tampoco es para tanto, aunque me habría gustado leerme Choque de Reyes en la lengua original, para poder captar todos los matices de la narración.

La verdad es que me fui con el peso al límite (23 kg), temiéndome que me clavasen en la facturación los 50 euros que me clavaron la última vez. Para la vuelta, además, me traigo los 8 libros que me he comprado y unos cuantos regalos, ropa, un par de manuscritos de Bin Laden que me han pasado unos colegas… (¡Que no, que no! ¡Es broma! ¡ES BROMA!). En resumen, que me daba a mí que me iba a pasar de peso. Y de ninguna manera quería que en el viaje de vuelta me clavasen los 50 € de rigor en facturación.

De manera que resolví enviarme a mí mismo por correo postal unos cuantos libros que ya me había leído o que no iba a leerme (once, en concreto), y así aligerar el asunto. Cogí mi mochila, la llené de libros, me la cargué a la espalda, y anduve unos 35 minutos bajo un sol de justicia -en una situación que rivalizaba con mi infructuosa búsqueda de la catedral del Presidente Barlet semanas atrás-, hasta llegar al servicio postal de EEUU, o a uno de los cincuenta que supongo que tendrán, US Postal, dispuesto a configurar una hermosa caja de libros. Los precios parecían asequibles, unos diez dólares por caja.

Tras pasarme veinte minutos configurando la caja, metiendo los once libros por allí y poniendo mi nombre en todas partes a lo largo de la caja, como si fuese el mismísimo Cristiano Ronaldo, disfruté de otros veinte minutos de cola. Al término de los cuales, me dicen que tengo que rellenar no sé qué documento de aduanas y que otra vez a la cola. Yo, al oir la palabra “aduanas”, estuve por preguntarle a la señora que me lo digo “Are you from the past?”.

En el documento de aduanas me pedían que estimase el valor de las mercancías que contenía la caja, y yo pensé: 50 dólares por Choque de Reyes y 50 céntimos por cada uno de los otros diez libros, me salen 55 dólares justos. Rellené el montón de datos, pesan la caja, calculan el valor del seguro que me hacen por si se pierden los libros, las tasas, los impuestos, y demás, y he aquí el resultado: 52 dólares. Es decir, exactamente lo mismo que me cobraron la última vez en facturación del aeropuerto. Por no hablar de todo el coñazo del envío, empaquetado, etc. A lo que se le llama, con propiedad, “Hacer un pan con unas hostias”.

Para la próxima vez me compraría un ebook y me ahorro tanto sacrificio, de no ser porque, con esto de los libros, el romanticismo me puede. Eso y que los libros digitales, desde la autoridad y solvencia que me da no haber manejado jamás ninguno, me parecen una cosa de Llourinhos perdedores.



22 comentarios en Hacer un pan como unas hostias
  1. Don Guillermo, es usted una biblioteca andante. El cliente perfecto para adquirir un Kindle o un iPad (aproveche ahora que Amazon acaba de abrir sus puertas en la tierra de Cervantes). Y después de estos minutos de publicidad, tans solo decirle que espero que al menos le diera tiempo de leerse las 5000 páginas, no haga como yo que paseo muchos libros en la maleta sin abrirlos cuando voy de vacaciones.

    Comentario escrito por emigrante — 19 de septiembre de 2011 a las 8:53 am

  2. No haga caso a emigrante, se empieza uno por comprar un cacharro de esos del maligno y termina por sorber té con menta comprado en tiendas de comercio justo, votar ecopacifista y dar la razón a los que entran a su blog a despellejarle por sus sutiles críticas a Juego de Tronos, como una «alianzodecivilizaciones» cualquiera, lo que viene siendo un Guardiola de la vida, vamos.

    Comentario escrito por Jiri — 19 de septiembre de 2011 a las 10:44 am

  3. Yo querría ser capaz de leer en Kindles o ipads. De verdad. Y después de una mudanza reciente, más aún. Pero joder, no hay manera de que, de momento, encuentre un aparatito que me convenza. Mientras tanto, eso sí, voy desarrollando una imponente manía por el papel, sus pompas y sus obras. Pero no soy capaz de renunciar a él.

    Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 19 de septiembre de 2011 a las 10:45 am

  4. Ciertamente, Don Guillermo necesita un Kindle ya. Aún recuerdo la última vez que me lié comprando libros en Reino Unido… y vine con una maleta sólo para ellos. Es que Cambridge está plagado de tiendas de esas de libros por una libra, caray.

    #3: Don Andrés, no me joda. Que no es lo mismo un e-Reader que un tableto. Yo también era talibán del papel, y mis estanterías y mi vida conyugal se resentían. El Kindle es un invento del diablo… del que ahora ya no puedo prescindir. Y, a lo tonto, he vendido un par de cientos de libros y tengo más sitio en las estanterías y más dinero… para comprar más libros de segunda mano. :(

    Comentario escrito por Camarada Bakunin — 19 de septiembre de 2011 a las 1:02 pm

  5. Si todavía estás por EEUU pásate por una tienda Barnes & Noble y prueba el Nook 2. No el Nook Color, que es un tablet disfrazado. Por unos 100€ al cambio tienes un lector facilísimo de manejar, ligero como un teléfono y del tamaño de un libro de bolsillo. En mi opinión mucho mejor que el Kindle. En España es imposible conseguir nada similar, y mucho menos a ese precio.

    Comentario escrito por CarlosV — 19 de septiembre de 2011 a las 2:31 pm

  6. ¿quienes son los autores de las biografías de Mao y Hitler?

    Comentario escrito por desempleado — 19 de septiembre de 2011 a las 3:11 pm

  7. Joder, Guillermo, ya entrando en la talludez y todavía no sabe entrar en la pagina de USPS para calcular el coste del envío antes de hacerse el pateo…Ahora me saldrá con que sigue virgen en Ebay….
    Es que los genes maños tienen mucha fuerza, y si se va al Pilar, se va al Pilar, quiera ó no San Pedro

    Comentario escrito por galaico67 — 19 de septiembre de 2011 a las 3:36 pm

  8. Si lo del papel está muy bien. Mucho mejor que el ibuk, pero bueno, si de verdad te gusta leer, te ahorras un montón de peso en libros en tus maletas cuando vas de viaje (aunque siempre te llevarás dos o tres en papel, por si se te jode el ibuk y por… el derecho a decidir).

    Y realmente es práctico lo del ibuk, sobre todo para la narrativa. Otra cuestión es la poesía, o un ensayo filosófico que se quiera llenar de subrayados y releer de vez en cuando. Pero para Juego de Tronos es lo ideal.

    Comentario escrito por l.g. — 19 de septiembre de 2011 a las 3:43 pm

  9. En agosto estuve un par de semanas en USA y me traje el kindle por unos 85 euretes.
    No podía imaginar que me iba a gustar tanto. Manejable y silencioso por las noches para leer en la cama y no molestar a la señora…

    Comentario escrito por Rafa — 19 de septiembre de 2011 a las 3:50 pm

  10. #9: Mira, en lo de silencioso no había cáido pero es verdad. Detecto que mi mujer se ha quedado frita porque llevo un rato sin oír que pasa una página…

    Comentario escrito por Camarada Bakunin — 19 de septiembre de 2011 a las 4:08 pm

  11. A mí me pasa como a Andrés. No me veo leyendo en ebooks, me parece un sucedáneo de la lectura en papel. Y seguro que luego me encantará y veré sus ventajas, como me dicen prácticamente todos los que tienen uno. Pero la cosa es puro sentimentalismo tradicional, inercia, costumbre: cosas que son difíciles de romper. A mí me gusta comprarme los libros, elegir cuál me voy a leer, dejarlos luego en la biblioteca (y sí, es una putada la cantidad de espacio que ocupan). Todo ese proceso perderá mucho encanto si la cosa se resume en abrir un archivo.

    Desempleado, la biografía de Mao es de Philip Short, estoy leyéndomela ahora. Está bastante bien, aunque se centra demasiado, en mi opinión, en los años «heroicos» (20-30), y muy poco en los siguientes. Intentaré reseñarla en LPD. La de Hitler es de John Toland, una biografía que apareció en los años 70 y que han reeditado en español.

    Galaico: como puede Usted figurarse, jamás he participado en una subasta de eBay. Pero no crea, sí que lo hice en iBazar (no sé si se llamaba así), allá por el año 2001.

    Un cordial saludo

    Comentario escrito por Guillermo López — 19 de septiembre de 2011 a las 4:33 pm

  12. Guillermo, el de Short me lo leí gracias a esos vuelos transoceánicos tan majos de 11 horas. Me gustó mucho. Ya verá que bien se lo pasa cuando MAO se ponga estupendo en la revolución cultural. Eso sí que es fundamentalismo ideológico del bueno y no los metrosexuales del tea party. Ya dirá respecto a la de hitler puesto que no la he leído, con las de Ian Kershaw y Joachim C Fest tuve bastante.

    Comentario escrito por desempleado — 19 de septiembre de 2011 a las 6:05 pm

  13. A mí me encanta el papel. Tengo recuerdos de pipiolo curioseando en la biblioteca de mi padre o en la de mi tío, donde encontré libros del año de la tana. También tengo mi pequeña biblioteca, pero la verdad es que estoy alucinando con los «iboos».
    Creo que es algo parecido a lo que pasa con los vinilos, CDs y el mp3. Todo es acostumbrarse…
    Además Guillermo, ese trasiego de tochos de arriba a abajo debe acarrearle más de un dolor de espalada!

    Comentario escrito por Rafa — 20 de septiembre de 2011 a las 12:59 pm

  14. Prueben los ebooks, no se arrepentirán.

    Yo ya voy por el segundo. Recientemente jubilé mi Iliad importado de Holanda a primeros de 2006 (por afán de coleccionista, no por desgaste) y cogí uno de los de Sony. Encantado con ambos.

    Eso sí, el ebook no es obice para que siga coleccionando papel sólo que ahora en lugar de buscar novedades estoy recuperando aquellos libros que leí de la biblioteca pública o de prestamos varios y me dejaron buena impresión. Es una solución de compromiso entre afán de posesión física y espacio limitado.

    Comentario escrito por cgaudes — 20 de septiembre de 2011 a las 4:29 pm

  15. Pues a mi los ebooks me dejan algo frio. Van bien para leerse Juego de Tronos ó las memorias de Mao, pero para lecturas de estudio/trabajo, nada mejor que ese vetusto material que te permite ir de un sitio a otro sin dejarte los ojos

    Comentario escrito por galaico67 — 20 de septiembre de 2011 a las 6:58 pm

  16. Para, para, no nos apropiemos de expresiones. Eso de hacer un pan como unas hostias, o su equivalente, hacer un pan como unas tortas, se lo llevo oyendo a mi madre toda la vida, y esto es en Castilla la Vieja, entre San Millán y Silos, así pues, nos toca (y punto).

    Yo, hace mucho, mucho tiempo, cuando viajaba a lugares muy, muy lejanos (como en la Guarra de las Galaxias), digo, también me llevaba libros gordos, aunque no tan gordos como los suyos, faltaría más. Pero… con el transcurrir del tiempo uno se da cuenta que los viajes transoceánicos suelen ser de noche, te dan un piensito nada más subir al avión, te apagan las luces, y como las gallinas, todos a dormir, luego no lees. Llegado a destino, uno acaba de tan mala hostia por el trabajo, o de tan buena hostia por el mismo que… hay que salir a celebrarlo, luego no lees. ¿Y los fines de semana? Los fines de semana, puesto que estás en el fin del mundo, habrá que dar una vueltecilla, ¿no?. Luego no lees. Endetotá, no cargo mi conciencia ni mi maleta con el pesar de libros no leídos.

    Libros en pdf tengo sienes y sienes, pero soy de los viejos, no me va leer en digital las cosas que aprecio o quiero apreciar. En digital solo para el trabajo, los libros que quiero tener los compro en papel (aun teniéndolos pirateados en digital), tengo cariño al papel, a su tacto, a su olor, además, los lleno de anotaciones.

    Comentario escrito por Asín...nos va — 21 de septiembre de 2011 a las 4:05 am

  17. ¡Que en un eReader también se puede subrayar y anotar, hatajo de cebolletas!

    Comentario escrito por Camarada Bakunin — 21 de septiembre de 2011 a las 9:45 am

  18. ¿Si? ¿Y se puede ir adelante y atrás como en un libro? ¡ No jodas! Tienes que enseñarme a hacer eso con los pdf que tengo en el ordenador, ir de una página a otra sin pasarse por las 50 de en medio tien que ser la ostia…

    Comentario escrito por galaico67 — 21 de septiembre de 2011 a las 11:03 am

  19. @galaico67

    Sí, se puede, aunque la facilidad y fluidez depende mucho de la buena o mala construcción del documento a tratar y de las mayores o menores capacidades del ereader y lo justito o no que vaya de hardware

    Sin embargo probablemente los pdfs no sean el mejor formato para manejar en un ereader pues al menos la mayoría que yo he usado son una colección de imágenes escaneadas que al pasar a una pantalla de 6″ofrecen un texto minúsculo y que al no reconocerse como texto no ofrecen diccionario ni posibilidad de crear hiperlinks (más que al nº de página).

    Entiendo que esa es la dificultad que tiene pues si no no comparto la expresión “dejarse los ojos”

    Incomprensiblemente, para mi, no acaban de arrancar los ereaders con formatos DIN A4 que para prestaciones profesionales serían muy útiles.

    Comentario escrito por cgaudes — 21 de septiembre de 2011 a las 11:17 am

  20. Que no, joder, que de momento no me vais a convencer, aunque hagan ereaders que me la chupen.

    Salud.

    Comentario escrito por Asín...nos va — 21 de septiembre de 2011 a las 2:30 pm

  21. A ver, un par de apuntes:

    Los pdf pueden tener texto incrustado, de manera que sea reconocido como tal por una aplicación. Permitiendo además la escalabilidad al tamaño deseado. Pero eso es una cuestión técnica que se resuelve en el momento de la creación del documento. Otra cosa es que estemos hablando de un escaneado simple y pelón… Tiempo al tiempo.

    Estoy de acuerdo en que el formato de un ipad/galaxy tab es lo mínimo aconsejable para una lectura un poco relajada.

    Comentario escrito por Gekokujo — 03 de octubre de 2011 a las 5:27 pm

  22. Creo que llevo un montón de años equivocado con esta expresión: yo se la oía decir a mi difunto abuelo, que era aragonés pero de esta manera: “HACER UN PAN CON HOSTIAS”. Que creo que quería decir que por muy divina que sea la masa (cuerpo y sangre de Cristo a gran escala )te iba a doler el estómago.

    Comentario escrito por xxl — 09 de octubre de 2011 a las 9:24 am

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