Las ¿dos? almas del PP valenciano
A continuación reproduzco el artículo que ha aparecido hoy publicado en Valencia Express (pág. 17). En él explico cómo el PP de la Comunidad Valenciana logró acceder al poder (en el Ayuntamiento y en la Generalitat) gracias al pacto con UV, un partido regionalista al que posteriormente canibalizó con extremada eficiencia, pero que dejó en herencia una sensibilidad regionalista en el PP que puede acabar chocando con Madrid.
Las ¿dos? almas del PP valenciano
Guillermo López García
Una de las razones que explica la fortaleza electoral del PP es su éxito en la integración del proyecto político de Unió Valenciana. El partido regionalista, hoy extraparlamentario, estuvo a punto de superar al PP en las cruciales elecciones municipales de 1991 que le darían la alcaldía de Valencia a Rita Barberá (previo pacto con UV), llegó a tener dos parlamentarios en el Congreso de los Diputados de 1989 y fue necesario socio del primer Gobierno de Eduardo Zaplana en 1995.
Pero, a partir de ese preciso momento, el PP se dedicó a socavar a UV. Integró a sus dirigentes de mayor relevancia en el PP. Propició las disensiones y problemas en el seno de UV. E incluso alentó implícitamente la creación de partidos políticos que le disputasen su espacio electoral. Y en sólo cuatro años, de 1995 a 1999, consiguió que UV se quedase sin entrar en Les Corts.
Con la integración de UV, el PP ha interiorizado un discurso regionalista progresivamente más importante, que cuenta con un enemigo exterior: el Gobierno del PSOE. Al mismo tiempo, es evidente que el PP es un partido de raigambre españolista (es más: agresivamente españolista). Hasta ahora ha podido conjugar regionalismo y españolismo sin problema alguno. Pero habrá que ver qué ocurre si el PP ocupa el Gobierno central.
De entrada, esto obligaría al PP valenciano a abandonar la muy rentable senda del victimismo. Y también podría crearle otro tipo de problemas con Madrid. No es ningún secreto que Rajoy no está nada cómodo con la permanencia de Camps al frente de la Generalitat Valenciana. Y el propio Camps ha escenificado ya varios pulsos con Génova a propósito de las consecuencias del caso Gürtel. El último de ellos, su nombramiento (por aclamación) como candidato del PP valenciano.
Profesor Titular de Periodismo en la Universitat de València
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El victimismo suele sustituirse durante unos años por las quejas sobre la «herencia» del gobierno saliente. Aún les queda cuerda que tirar, creo yo. La pregunta es cuánto les durará.
Comentario escrito por Otis B. Driftwood — 26 de marzo de 2011 a las 11:54 am
Otro problema es el nivel de la oposición. El gran problema, en realidad. El victimismo da mucho juego, pero con una oposición firme en sus posiciones contra una serie de prácticas del PP valenciano (ladrillo, grandes eventos, degradación de lo público, etc.) las cosas ya serían distintas.
Sobre UV he encontrado un análisis académico impecable de Anselm Bodoque, lo pongo por si a alguien le interesa. Es una historia de UV desde 1982 hasta la actualidad: http://ddd.uab.cat/pub/papers/02102862n92p197.pdf
Comentario escrito por Guillermo López — 26 de marzo de 2011 a las 1:53 pm
El PP Valenciano no tiene dos almas. Si se ha vuelto «regionalista» es para asegurarse de que no vengan de «ponent» a meterse en sus negocios. Y si mantienen aún el contacto es porque necesitan socios. Si no fuera porque a su cuenta no pueden pagar su parte del «arco mediterraneo» ó conseguir el agua, lo llevaban claro los «madrileños».
Comentario escrito por galaico67 — 26 de marzo de 2011 a las 6:53 pm
Muy interesante el texto de Bodoque. Gracias por el enlace.
Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 27 de marzo de 2011 a las 12:59 pm
Yo creo que el victimismo no va a acabar cuando esté el PP en el gobierno central. ¿Es que os habeis olvidado de los catalanes? Anda que no hay victimismo que hacer ahí. Y da igual que gobierno haya en Catalunya, esa gente siempre estará en contra de Valencia!
Comentario escrito por Razz — 27 de marzo de 2011 a las 2:36 pm
El texto de Bodoque es la crónica de una OPA amistosa del PP sobre el «valencianisme», pero llamar «regionalismo» ahora a lo que Bodoque casi define como «anticatalanismo folklorico» es mucho llamar.
Y la «primorosa» ley electoral valenciana, que obliga a un 5% en todo el territorio, no ha hecho más que apuntillarlo. De este «regionalismo» se puede decir casi lo mismo que de los «lealistas» en la Guerra de Independencia de USA . Son gente con el corazón en Valencia – y su huerta, para ser exactos – , la cabeza en Madrid y mucho miedo a los catalanes.
Comentario escrito por galaico67 — 27 de marzo de 2011 a las 11:02 pm