El nuevo 20minutos.es

Hoy comienza su andadura la nueva versión de 20minutos.es. Tuve ocasión de participar ayer en una sesión de trabajo, previa a la presentación oficial, en la que los creadores de la web y el director y directora adjunta del periódico nos explicaron las líneas maestras y principales cambios que han introducido.

La verdad es que ante estas cosas uno se teme que todo haya sido colonizado por gente del marketing y las RRPP y que nos suelten un rollo vacuo de frases que no significan nada, pero por fortuna no ocurrió así, sino que hablaron los que tenían que hablar y la reunión resultó muy interesante, por lo que se dijo y por la apuesta que han hecho, muy centrada en la relación con los usuarios. Esto es algo en lo que 20 minutos ya había incidido en el pasado, mediante la apertura de los comentarios a las noticias desde 2005 o la presencia temprana de los blogs como complemento a la información.

De hecho, en una muestra de “creer en lo que se hace”, además del clásico sarao para exhibir poderío y hacer autobombo que siempre montan las empresas (mediáticas o de otro tipo) cuando lanzan algún nuevo producto (con mucho político suelto, en virtud del principio de que el medio muestra lo que manda según a quién trae, y los políticos pasan lista para no enfadar al medio y, sobre todo, para no arriesgarse a que vayan sólo los del otro lado, que ya saben que en España sólo hay dos partidos políticos), montaron la mencionada reunión previa, de unos 90 minutos de duración, con gente del entorno de Internet y las redes sociales, que es precisamente el ámbito hacia el que dirigen sus cambios.

La principal novedad que presentaron fue el concepto de “Eco de las noticias”, la repercusión que haya tenido cualquier información publicada en la web de 20 Minutos en términos de comentarios, aportaciones complementarias de los lectores, redistribución a través de las redes sociales, etc., integrados colectivamente mediante un algoritmo cuantitativo. La verdad es que no sé si esto es algo que se haya hecho en otros medios digitales, pero en España no conozco ningún caso similar.

También se da pábulo a las aportaciones que eventualmente puedan añadir los lectores (a noticias ya existentes o mediante temas propios propuestos por ellos), y se estratifica, de alguna manera, a los usuarios y los periodistas, generando perfiles específicos (voluntarios, en el caso de los usuarios registrados). Perfiles fundamentalmente representativos, es decir: para poner una foto o avatar, un link a alguna web y para registrar tanto los comentarios escritos por el usuario como los usuarios a los que sigue y que le siguen, en plan Twitter; o para indicar todos los artículos escritos por cada uno de los periodistas de la web.

La verdad es que la idea es buena, por una serie de motivos: aumentará la presencia del público como complemento de las informaciones, permitirá que se establezca la clásica competencia entre los usuarios para ver quién tiene más éxito (lo cual puede redundar positivamente en la calidad de los comentarios, muchos de los cuales son, hoy por hoy, ruido histérico), y facilitará que los lectores avisen al medio de los errores que se están cometiendo en la forma o el fondo de la información (es decir: erratas y errores). Y, en fin, dará la sensación de que el medio tiene interés en lo que los usuarios quieran aportar (y, claro, todos los medios pretenden que tienen interés por los usuarios, pero a algunos se les ve mucho el plumero). Además, y este es el factor que al final ha de sustentar cualquier proyecto que aspire a autofinanciarse mediante la publicidad, la integración del público con las noticias, la creación de una comunidad en torno al periódico, aumenta las páginas vistas, las reproducciones de anuncios y, en resumen, los ingresos, que es de lo que va la cosa.

Otra aportación que me gustó es la idea de exigir a los periodistas que desarrollen temas propios. Se supone que tendrán que proponer cada semana un mínimo de tres temas, y según los casos, si se considera que alguno de estos temas tiene potencial suficiente, dedicarán su tiempo a desarrollarlo, en lugar de centrarse en la labor favorita del periodista de hoy: copiar y pegar teletipos de las agencias.

En el lado negativo, personalmente creo que este tipo de planteamientos aumentan exponencialmente la carga de trabajo. No sólo porque, con independencia de que se desarrollen más o menos temas propios, la máquina de copiar y pegar ha de continuar funcionando, sino porque las relaciones con la comunidad absorben mucho tiempo: por un lado exhibiendo la presencia de los periodistas (en Twitter, en los comentarios, etc.), por otro moderando las aportaciones de los lectores (con buen criterio, seguirán sin moderarse los comentarios, 300.000 al mes, según nos dijeron).Y no me quedó claro si estos cambios comportan un aumento de la plantilla o si tendrá que arrostrarlos la redacción actual.

También creo que este cambio potencia indirectamente uno de los principales problemas que tiene, a mi juicio, la mayoría de los productos periodísticos en Internet: la obsesión por puntuar, por calificar, por hacer rankings y medir el impacto cuantitativo de todo lo que se publica, y por sacar conclusiones en el plano periodístico. La idea de que algo es bueno si tiene más audiencia, cosa que, en Internet, puede comprobarse con suma facilidad por parte del medio, y que tiene profundas repercusiones en el medio y largo plazo: cada vez la organización de la información se organiza atendiendo más a las noticias de éxito (que no necesariamente coinciden –de hecho, casi nunca coinciden- con las más importantes), y cabe esperar también que el modelo de periodista que busquen los medios se ajuste más a los intereses de la audiencia en el corto plazo, aunque para ello este modelo de periodista abandone el rigor en pro del colorido (vean la quinta temporada de The Wire para salir de dudas o, si no tienen tiempo, esta magnífica entrevista con David Simon, el creador de la serie)

En el caso que nos ocupa: hace unos años 20 minutos (en papel) se consolidó, más o menos, como el gratuito de mayor calidad, una especie de “El País” de los gratuitos. Ahora esa consideración ha quedado un tanto diluida por la presencia habitual de no-noticias, o noticias frívolas a las que se les da muchísima relevancia, entre otros factores porque es el propio público quien les otorga esa relevancia. Llaman la atención, el público las lee, las distribuye, las recomienda, y se aúpan en la cúspide de las más leídas. Y eso, en un contexto en el que es sencillísimo medir cuánto se lee cada cosa, resulta para el medio demasiado tentador: ¿cómo no poner más y más noticias así, si es lo que, con toda evidencia, triunfa entre el público, y si tenemos detrás el frío hálito de los accionistas y los directivos que sólo entienden de números y cortoplacismo, de que el balance del mes que viene sea mejor que el del anterior?

Desde luego, este no es un problema creado por el nuevo modelo de 20 minutos.es. Tampoco es exclusivo de 20 minutos, sino común a prácticamente todos los medios digitales (echen un vistazo a la lista de las noticias más leídas en cualquier periódico y ya verán lo que aparece). Un problema cuyos efectos se dejan sentir en el medio y largo plazo, conforme el cibermedio se deja llevar más y más por la corriente de la audiencia, y que es mensurable en términos de credibilidad. Y no es nada fácil, una vez perdida, recuperarla, aunque las visitas aumenten.

Claro que aquí de lo que se trata es de rentabilizar un producto, que no se pueden hacer tortillas sin romper huevos, etc. Pero a veces uno siente nostalgia de los buenos tiempos en que Don Jesús de Polanco dictaba por teléfono los resultados del EGM y todos vivíamos felices, en la ignorancia (relativa) de qué le gustaba realmente al público. Como esos tiempos difícilmente volverán (al menos, en los grandes medios, sujetos a la dictadura de las audiencias masivas, sumada a la de las empresas e instituciones), la verdad es que la apuesta por propiciar la presencia e integración de los lectores (aunque en la práctica sean una minoría del total los que adopten un papel activo) es mucho mejor que limitarse a hacer lo de siempre.



2 comentarios en El nuevo 20minutos.es
  1. Guillermo, Guillermo. Que sin darte cuenta te conviertes en un microsiervo cualquiera hablando del nuevo modelo Nokia después de haber sido invitado a una de las torres de la Ciudad Deportiva.

    Comentario escrito por Torcuato — 28 de noviembre de 2010 a las 10:47 pm

  2. Hombre, yo creo que si participo en una cosa de estas lo suyo es contarlo. Otra cosa es que aplicarle un estilo corrosivo a la crítica en casos como este, sinceramente, me resulta muy incómodo. Creo que es porque estudié con los curas

    Un cordial saludo

    Comentario escrito por Guillermo López — 28 de noviembre de 2010 a las 11:30 pm

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