La guerra de las ondas
Comentábamos hace unos meses el error garrafal que había cometido la Cadena Ser cargándose al director de Carrusel Deportivo, Paco González, por razones que, conforme pasa el tiempo, se antojan más incomprensibles (o más “te despido por mis cojones, que a chulo no me gana nadie y aquí el directivo con mando en plaza soy yo” por parte de Daniel Anido). Paco González llevaba toda su vida, casi literalmente, en la SER, haciéndolo, además, muy bien y con buenos resultados de audiencia, con lo que nos lo cargamos de mala manera y a otra cosa. Empresa 2.0 en estado puro.
Afortunadamente, como también comentábamos, el siniestro capitalismo de mercado del siglo XXI aún tiene una última cortapisa, en lo que concierne al periodismo: las estrellitas –y sólo ellas- tienen suficiente predicamento como para buscarse la vida por su cuenta y abrirse otras puertas. El periodismo en España funciona como la Liga española: para el poderoso todo, para el desvalido nada; y por eso a Paco González se lo rifaron una vez despedido, y por eso ha conseguido sin problemas un buen acuerdo nada menos que en la cadena COPE, archienemiga atávica de la SER por los contratos publicitarios y la agitación chabacana en las ondas.
Pero Paco González, “el poderoso”, no sólo se ha ido él a la COPE, sino que se ha llevado consigo a la mayoría de sus colaboradores y a buena parte de su cartera de anunciantes, dejando a la SER en cuadro. Y, por supuesto, no se han inventado nada raro en la COPE, sino que han hecho, exactamente, el mismo programa que hacían en la SER, mientras esperan la llegada de Manolo Lama, que por lo visto aterrizará en la COPE allá por el mes de noviembre (intentó irse antes, pero –dicen los confidenciales de Internet, y por una vez, a la vista de que también se intuye lo mismo de lo que dijo Paco González en su presentación en la COPE, habrá que creerles- en la SER le amenazaron con llevarle a los tribunales, así que esperará a que se acabe su contrato). De manera que la SER habrá perdido en espacio de unos meses al conductor de su programa deportivo líder, al tío de los anuncios (que, más allá de lo cargante que resulte, también es “el tío de los anunciantes”), a su mejor narrador y a un montón de colaboradores que llevaban años, a menudo décadas, en su puesto, con los contactos, experiencia, etc., que ello comporta.
A cambio, tienen el nuevo Carrusel Deportivo, que comenzó, al igual que la andadura de González en la COPE, este fin de semana, con la final de la Supercopa de Europa y el inicio de la temporada de Liga. Inenarrable. Para hacerles entender cómo es, tendré que retrotraerme a 1996. En aquella época yo estaba en París, disfrutando de una beca Erasmus. Vivía en una residencia en la que había bastantes españoles, la mayoría, como yo, aficionados al fútbol. Además, fue el año mágico de Bosman, de Capello y de la debacle del Zaragoza, que se pegó todos los meses que estuve en París en posición de descenso, así que mi grado de motivación fue, como pueden imaginarse, bastante alto.
Por desgracia, en las radios de que disponíamos sólo se pillaba Radio Nacional de España. Lenta, aburrida, monocorde. Sin chispa, sin análisis, sin diversión, sin nada: ¡aquello parecía un programa cultural! Tal fue nuestro grado de desesperación que dos cordobeses cedieron a los encantos (casi inexistentes; siento decirlo así, pero es que así era) de una inglesa que era su vecina de habitación y disponía de una radio potentísima, un lujo que pillaba la SER y la COPE con toda nitidez, con tal de que nos dejase su radio los domingos por la tarde.
De hecho, la cosa, que debería pasar a los anales del machismo español, llegó a racionalizarse muchísimo: los dos cordobeses se turnaban, semana sí, semana no, en pasar el sábado por la noche con la susodicha, para luego aparecer triunfalmente, el domingo a mediodía, con el radiocassette “Premium deluxe” que nos permitía huir, una semana más, del aburrimiento plomizo de RNE. Todo muy cómodo, sobre todo para los que no entrábamos en el turno pacífico y nos limitábamos a disfrutar de Carrusel el domingo.
Pues bien, el “nuevo” Carrusel es más o menos eso: un programa plano, sin rasmia, pero que al mismo tiempo muestra ya un incipiente toque progre-guay “Cadena SER” bastante repugnante. Maniobra genial, en suma, de Daniel Anido: tenía un programa líder indiscutido, con audiencias millonarias, y ahora la SER ha dejado de controlar los deportes. Habrá que ver cuál es la cuantía del descenso de audiencia, pero se me antoja bastante claro que va a ser importante. ¡Pobre Cebrián, lo que va a tener que currarse el próximo EGM para tapar agujeros!
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por mí podrían quedarse sin lama. es el toque auténticamente gárrulo del programa anterior, y en este nuevo proyecto, se lo podrían saltar. el programa es el mismo en la cope, y se han llevado a los colaboradores más jugosos. al pobre martín vázquez se le vio (oyó) un poco perdido para seguir el ritmo del ‘cachondeito’ habitual, pero al menos nos ahorramos al ‘me escucho’ cañizares. yo era de la ser en todos los programas, jamás se me habría ocurrido escuchar la cope, pero me parece que ya tuve bastante juanmaortega cuando no había más luces en mi cabeza que para escuchar los 40. qué hartura de tío.
si que noté que el primer programa en la cope, o el primer finde, parecía estar hecho exclusivamente para ‘los directivos de la cope’ o para iniciados en el asunto de la guerra de las ondas, con dobles sentidos y tal. podrían haber ido más al lío futbolístico y dejarse de tontunas.
en fin, a ver si hay suerte y no ficha lama.
hoy en noticias cuatro le han mandado un recadito. ‘si no estás aquí a las nueve de la noche, date por finiquitado’. así, sin más.
¿y el toque ese progre-guay? ¿cuál es?
Comentario escrito por Karpov — 31 de agosto de 2010 a las 5:56 pm
A mí er jurgol es que me la suda, pero puestos a hablar de ceses sonados, se agradecería que un experto en medios de comunicación como Usted nos deleitase con algún comentario sobre la salida de Diego Manrique de RNE3, que también está dando mucho de sí.
Comentario escrito por Guille — 31 de agosto de 2010 a las 7:31 pm
Muy bueno lo del transitor. En los bosques escandinavos del 2001 también resonaba la chicharra del Carrusel Deportivo, aunque por suerte ya había banda ancha.
Comentario escrito por Salieri — 31 de agosto de 2010 a las 8:08 pm
Lo de poner un micro a Miguel Angel Portugal durante el partido para escuchar todos los berridos en directo, tapando los «agudos» análisis de los comentaristas, ha sido un intento impagable de radio bizarra.
Comentario escrito por Caracartón — 01 de septiembre de 2010 a las 5:03 pm
Yo no soy aficionado al fútbol, pero sí oyente del Carrusel de toda la vida (lo cual da una idea de mi opinión del programa y de por qué me gustaba). He seguido todo este asunto con mucha atención y suscribo todo lo que se dice en el artículo.
Comentario escrito por Ksiaze — 02 de septiembre de 2010 a las 10:27 pm
El resultado real es que la Cope y la Ser realizan la misma programación en materia de deportes; el contenido y el enfoque ñoño de la información es idéntico, así que ahora tenemos el carrusel y el carrusel bis, el larguero y el larguero bis. Si alguien conoce alguna emisora que emita programas deportivos que no den ganas de vomitar más allá de lo imprescindible (que no tengan ese toque empalagoso) que se manifieste.
Que la prensa deportiva se invente las noticias y realice razonamientos de todo a 100 para proteger a sus filtradores es inevitable pero la cursilería que ha abucido a esta tropa me resulta vomitiva. Después de renunciar a los medios escritos deportivos ya toca renunciar a la radio.
Comentario escrito por menipo — 03 de septiembre de 2010 a las 12:11 pm