Crónicas domésticas (I): Fontanería ciudadana

Hace unos 20 años empezó a funcionar peor el cassette que utilizaba para cargar los juegos en mi Spectrum de 48Kb. Aquellos de Ustedes que tuvieron que sufrir el Spectrum recordarán que, para que los juegos se cargaran, a veces había que manipular un misterioso “tornillito” que cambiaba el volumen, o la frecuencia, la entonación, o Dios sabe qué, y lo que no funcionaba acababa muchas veces funcionando.

Bueno, pues yo comencé a experimentar, a ver cómo podía conseguir que se cargase el Elecciones Generales (mítico juego de las Elecciones de 1986), y la cosa cada vez iba peor. Empecé a enmarronarme más, y más, y cada vez más, hasta que, un par de horas después, mi padre entró en mi habitación y vio a su hijo atizándole martillazos a lo que quedaba del cassette (la mayor parte del cual estaba desperdigada por el suelo) “para ver si funciona”.

A partir de entonces mi padre tuvo un magnífico argumento para significar la incompetencia e inutilidad supinas, en lo que se refiere a hacer arreglos domésticos, de la siguiente generación (y, en concreto, de mí). Una incompetencia que después quedaría de manifiesto en otras ocasiones. Aunque cabe decir, en mi descargo, que aquel día comencé a aprender una gran lección: la mayoría de los problemas han de arreglarlos aquellos que están capacitados para ello.

En esta misma línea, hace unas semanas publicábamos aquí las autorizadas opiniones sobre la crisis del periodismo de Juan Varela y José Cervera. Este último comentaba en un vídeo, con mucha gracia, lo absurda que resulta la noción de “Periodismo ciudadano” aplicada a “la gente hace periodismo mucho mejor que los periodistas” (noticias, reportajes, periodismo de investigación; la opinión es otra cosa, claro), comparándola con unos hipotéticos “Neurocirujanos ciudadanos” (inexistentes, claro) a los que recurrir en lugar de a los neurocirujanos profesionales. Es decir, para hacer las cosas bien la especialización, la profesionalidad, es un valor evidente, y la mayoría de las cosas que hay que hacer (y muy especialmente las de mayor importancia) han de hacerlas –o conviene que las hagan- profesionales del ramo.

Sin embargo, esto no significa, a pesar de experiencias traumáticas como la que he relatado con mi cassette, que debamos abandonarnos exclusivamente a los profesionales y la hiperespecialización. Una de las más evidentes ventajas que tiene Internet, la democratización del acceso a la información, permite que el público pueda adquirir fácilmente conocimientos sobre casi cualquier cosa; conocimientos que en el pasado pertenecían a los arcanos de cada profesión, oficio o hobby. Y esto es algo que, por fortuna, tuve ocasión de comprobar en mis propias carnes en estas semanas.

[Mode Rosa Montero ON]

Hace tres semanas el desagüe de mi fregadero (y de mi lavadora) decidió atacarse definitivamente, con un atasco aparentemente indestructible merced a la –por lo visto- nefasta costumbre de tratar de desatascar los atascos con sosa cáustica (no me miren a mí, yo hasta hace unos días ni sabía qué era eso de la “sosa cáustica”, me sonaba a Intxaurrondo y Abu Graib).

Y yo hice lo que había que hacer: llamé a un profesional, un fontanero avezado que lo intentó en cuatro ocasiones, sin éxito. La sosa había cristalizado y formado un tapón indestructible en la cañería (sí, yo tampoco entiendo de qué sirve un producto desatascador que atasca más), un tapón ante el que los fontaneros le han echado de tó, han intentado perforarlo, etc., pero sin éxito: «hay que abrir desde abajo», me dicen. Romper el techo de escayola del vecino, encima del cual discurre la tubería, y cambiar el tramo obturado.

Por lo visto, la instalación de las tuberías de desagüe suele hacerse así, y además no puede accederse a ellas a través del suelo porque habría que atravesar el forjado (tampoco sabía que existía algo llamado “forjado”, pero todos los que pronunciaban esa palabra lo hacían con extrema gravedad, como diciendo “huyhuyhuy, con el forjado hemos topado, no hay ná que hasé”).

En esto que me fui a hablar con el vecino de abajo (a quien no conocía de nada), quien me dijo que no, que tururú, que ni hablar del peluquín. El vecino, como buen español, como única posibilidad (dado que, cuidao, está “el forjado” y lo del atasco no tenía, definitivamente, arreglo), me dijo que «bueno, ¿y cuánto me vas a pagar? Porque si no me pagas aquí no entras». Tal vez sea un buen momento para recordar que, incluso aunque un juez me diera la razón -que muy probablemente me la daría, porque así está hecha la casa y porque no se puede acceder desde mi piso-, a malas –previo juicio- la cosa podía ponerse fácilmente en cuatro o cinco meses, sin fregadero y sin lavadora (y créanme, con dos semanas fregando en el lavabo y llevando la ropa a casa de mis padres, como en 1999, había tenido suficiente).

Entonces se metió por medio el administrador de la finca, que envió a su propio fontanero para cerciorarse de que el puto atasco era tan resistente como parecía (fontanero que sentenció: «esto sólo se puede arreglar desde el piso del vecino, definitivamente»), y yo seguía, ya para tres semanas, sin fregadero ni lavadora. Durante toda la semana, el administrador intentó hacerse con el vecino, sin éxito (con buen juicio para sus intereses, el vecino pensaría “cuanto peor, mejor”, a ver si así podía sacarse más de la extorsión; vamos, digo yo).

Así que el administrador (que tampoco es que se haya lucido con su firmeza frente al terrorismo del vecino; en otros bloques ya le habrían aplicado la Ley de Vecindarios sin que le temblase el pulso) me sugirió el viernes pasado la genial y viril idea de que, ya que no había forma de hacerse con el vecino, le escribiese una carta explicándole, una vez más, el caso, y que, humilde y contrito, le pidiera que, por favorporfavorporfavor, me dejase acceder a su piso (previo pago, naturalmente), a ver si había suerte.

¿Pueden Ustedes creerlo? ¡Una carta! ¡Una «carta a mi vecino»! ¿Pero qué pasa aquí? ¿En qué me estoy convirtiendo? ¿Escribo esa «cartita» y luego, ya directamente, me pongo un par de tetas y soy una mujer, que dirían en Una terapia peligrosa?

Asqueado por el mero planteamiento de la posibilidad de tal engendro epistolar decidí que había que tomar una última medida antes de acceder al chantaje de los terroristas; una medida, claro está, desesperada.

Yo llevaba semanas leyendo por Internet qué hacer ante un tapón de sosa cáustica, básicamente lo que los fontaneros habían intentado ya sin éxito (echarle salfumán-meter un cable de fontanería para intentar perforar el puto tapón-meterle aire comprimido). Y pensé «Joder, al menos si lo hago yo no me cobraré 36 euros por hora». Y como era viernes por la tarde y tenía otras cosas que hacer, pero ninguna tan crucial como esta, me compré:

– Unos guantes de jardinero
– Tres botellas de salfumán
– Un cable de fontanería de 3M

Me puse los guantes, un anorak (para más señas, amarillo) en pleno mes de Mayo y en Valencia (con un par), y me dispuse a perforar, a horadar, a penetrar el puto tapón. Quería creer que, donde otros habían fracasado, yo podría triunfar: décadas de pornografía estaban conmigo. Y hete aquí que a los diez minutos de darle a la puta manivela se oyó el mágico sonido que desde entonces rememoro en plan Proust comiendo magdalenas como «el momento en que me acerqué a la divinidad»: Plop, plop.

Plop, plop. Unos 900 € de ahorro (tirando por lo bajo), más los meses de juicio contra el vecino y/o aceptar su chantaje (que, dado lo impresentable del mismo y lo cazurro – gallito – español que soy yo, ni de coña íbamos a llegar a un acuerdo pacífico en términos de extorsión). Y, sobre todo, claro, recuperar uno de esos momentos grandes en que te dan ganas, si no fuera por el sentido del ridículo, de subirte a un escalón, elevar las manos al cielo y gritar: «¡Soy el rey del mundoooooo…!». … ¿Y el vecino? ¡Compuesto y sin chantaje, el chaval, que ya se veía vestido con un traje de Armani pagado con mi dinero y poniéndose un apellido italiano glamouroso!

[Mode Rosa Montero OFF]

Y vamos, de lo que he fardado ya ante padres (¡el trauma de la destrucción creativa del cassette, superado por fin!), amigos y conocidos ni lo cuento: que si Internet ha vencido a la especialización y el oficio, que si mira cómo la nueva generación hace mucho mejor las cosas, que si hay qué ver qué cojonudo que soy…



15 comentarios en Crónicas domésticas (I): Fontanería ciudadana
  1. Bravo Guillermo, bravo!!

    ¿Sabe usted porque ha conseguido desatascar su lavabo sin requerir los servicios de esos chupasangres modernos llamados fontaneros y lo que es mejor sin plegarse a las condiciones de uno de los mayores males que la construcción carpetovetonica en plan colmena ha dado lugar, lease los vecinos de abajo/arriba?

    PORQUE USTED TIENE ESTUDIOS Y LOS FONTANEROS NO.

    Es decir, gracias a lo que en un principio usted considero inutil y esteril, la asignatura que curso en 2º de BUP, llamada Fisica y Quimica, le enseñó una verdad inmutable y universal que pasaría a grabarse a fuego en su subconsciente y que no es otra que…

    ACIDO + BASE = SAL + AGUA

    ACIDO (Salfumán o Acído Clorhidrico) + BASE (Sosa o Hidroxido Sódico) = SAL (NaCl Soluble) + AGUA (para los patos)

    Y así con el simple uso del conocimiento y la paciencia se ha ahorrado usted un pastizal amen de quebraderos de cabeza varios que habrían puesto en peligro su continuidad en LPD.

    PD. La proxima vez emplee una serie de geles «viscosos» que venden en droguerias y no provocan estos problemas.

    PDII. Estaba yo ahora dandole vueltas…¿y si en lugar de un remedo químico, simplemente ha actuado la física y el trombo/tapón se ha desplazado según los dictados de Newton a una planta inferior provocandole el mismo problema a su vecino estorsionador?

    Juas, Juas, Juas….

    Comentario escrito por Garganta Profunda — 19 de mayo de 2009 a las 6:17 pm

  2. Vaya, qué oportuna y útil información. Precisamente tengo el mismo problema en el bidet (es menos grave que si fuese la lavadora, claro, que los españoles de verdad no usamos esas mariconadas francesas) y tenía serias dudas sobre los riesgos que podía correr mi integridad física si me ponía a jugar con el salfumán. Pero visto que Guillermo ha conservado al menos una mano para poder relatar su hazaña, creo que me arriesgaré.

    Un saludo.

    Comentario escrito por Bah — 20 de mayo de 2009 a las 6:19 am

  3. ¡Eso sí que es cambiar el modelo productivo y sustituir ladrillo por sociedad de la información y el conocimiento! Y además el efecto multiplicador hace que Bah también pase de su fontanero. Venga, más paro todavía, desconsiderados.

    Comentario escrito por Andrés Boix Palop — 20 de mayo de 2009 a las 12:44 pm

  4. otra demostración de que la crisis del perodismo está más que justificada

    Comentario escrito por Antoine — 20 de mayo de 2009 a las 9:23 pm

  5. Guillermo, es usted mi heroe.
    no se apiaden de los fontaneros, por dios, esa mafia que te hacen esperar una semana para dignarse a venir y darte presupuesto…

    Piensen ustedes en los niños de … de … que estan embotellando el salfuman y el poniendo el talco dentro de los guantes de goma.

    Hoy me dio por mirar en el metadona del barrio y sosa si habia en varias presentaciones, pero salfuman ya no les quedaba… Esta usted creando escuela!!!

    Comentario escrito por lolo — 20 de mayo de 2009 a las 11:13 pm

  6. Una gesta moderna en toda regla: ¿estamos superando la condena de Nuestro Señor de la división del trabajo y desterrando para siempre al fontanero marxista Mario Bros-Stalin al infierno del que nunca debió salir? ¿Es Guillermo el primer protagonista de la versión valenciana de Héroes, con Ximo Rovira como narrador?

    Éste y otros enigmas, en próximas entregas, donde descubriremos los poderes de Andrés Boix, Manuel de la Fuente…

    Comentario escrito por Mitrídates — 21 de mayo de 2009 a las 4:32 am

  7. Jefe,

    Muchas felicidades, mi propuesta es que cuelgues un video reconstruyendo la gesta siguiendo los cánones estéticos de las noticias de Antena Trash.

    Saludos,

    Comentario escrito por popota — 21 de mayo de 2009 a las 1:26 pm

  8. pues felicidades!

    Aunque no sé si le quita mérito el que hayas hecho lo mismo que ya habían hecho uno (dos o tres?? )fontaneros previamente: echar un buen acidaco que corroa todo lo que pille y darle con la puntita golpes al tapón.

    En cualquier caso, tengo atascado el lavabo del baño y esto me acaba de animar a ponerme manos a la obra… aunque empezaré con cloroetilo puestos a aspirar vapores!!

    Comentario escrito por Singer Morning — 21 de mayo de 2009 a las 5:44 pm

  9. Joder con los vecinos. Habría que matarlos a todos para poder derogar la Ley de Propiedad Horizontal.

    En mi casa procuro hacer yo mismo todos los arreglos antes que tener que llamar al técnico especialista de turno. Últimamente estoy un poco preocupado porque me huelen las cañerías y por muchos productos que eche siguen oliendo. ¿Me tiro a los ácidos?

    El problema que tiene el periodismo de estepaís es que tiene la misma credibilidad que la palabra del fontanero chupuzas.

    Cuando te dice por primera vez que «esta misma tarde voy y te lo arreglo», te lo crees. Cuando al día siguiente te dice otra vez que esa misma tarde va, ya no te lo crees.

    Cualquiera que sepa las reglas de oro del Periodismo y redacte con un poco de coherencia podría ser periodista en España. A la vista está la calidad del periodismo-fontanero que tenemos.

    Comentario escrito por Torcuato — 21 de mayo de 2009 a las 11:48 pm

  10. Buen trabajo!

    A ver si con esta experiencia te animas a hacer un nuevo intento con el elecciones generales de 1986, que me he quedado con las ganas de un repaso a ese juego.

    Comentario escrito por Jordi Uriel Moltó — 22 de mayo de 2009 a las 10:58 am

  11. Usar tambien unas gafas de protección, y leeros esas letras que aparecen en todos los envases y que se denominan «instrucciones de uso». Os podeis quedar tuertos si no andaís con cuidado, el acido puede reaccionar con cualquier resto que este dentro y salpicar a alta velocidad.
    Aunque siempre podeis usar este post y demandar a Guillermo….

    Comentario escrito por galaico67 — 24 de mayo de 2009 a las 12:25 pm

  12. Había otra posibilidad aún más española.

    No sé como será de viejo su edificio. Y si era solo el tramo del desague y de plomo no había nada que hacer, pero apretando en una bajante de fibrocemento puedes partirla en un pis-pas y el marrón pasa a ser de su vecino al que una humedad le destroza la casa. Y cuando se queje y le lleve a jucio que pague el seguro. Y mientras tanto usted disfrutando del mencionado videojuego y sacando a cubos el agua de la bañera despues de ducharse para echarla por el desague roto y aumentar la humedad…

    Comentario escrito por Otto von Bismarck — 25 de mayo de 2009 a las 12:53 pm

  13. A qué esperas para bajar y decirle al vecino que ya has arreglado el problema, que gracias por su ayuda, y que lo tendrás en cuenta si en el futuro él tiene algún problema similar?

    Comentario escrito por Coltrane — 08 de junio de 2009 a las 1:24 am

  14. «Cualquiera que sepa las reglas de oro del Periodismo y redacte con un poco de coherencia podría ser periodista en España. A la vista está la calidad del periodismo-fontanero que tenemos.»

    Es más, en teniendo los ministros que tenemos, y los portavoces del gobierno que padecemos, y los periodistas que algunos leemos (y no me refiero al as, periódico diario más leido de España), cualquiera con un bote de rimmel y un canuto podría ser periodista.

    Comentario escrito por pepito71 — 08 de junio de 2009 a las 12:34 pm

  15. Digo yo… imagináos que con la gracia, al meter salfuman se rompe la tubería y el techo del vecino se convierte literalmente en una esponja que chorrea. En ese mismo instante, es cuando uno piensa….. ¡maldito Internet!

    P.D. De parte de uno de tus alumnos de quinto, felicidades por el discurso de la graduación.

    Comentario escrito por migue — 12 de junio de 2009 a las 12:02 am

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