El cadáver exquisito del Once de Marzo

No cesan las críticas al periodismo español, llueven los sopapos y las descalificaciones. Por un lado que si los telediarios son informativos superficiales basados en los sucesos, el deporte y la moda, por otro que si la radio ha quedado reducida a un desfile de tertulianos a sueldo, y más allá la prensa acusada de ejercer de brazo armado con una pluma del poder.

Un análisis más serio permite observar con mayor objetividad que justo el periodismo escrito está salvando a los medios de comunicación. Tras la rigidez del periodismo anglosajón, la savia que supuso el nuevo periodismo y la energía que insufló más tarde el periodismo de investigación política, los principales diarios españoles abrazan por fin el arte, ligando como nunca la urgencia de la información con la literatura.

Debemos mirar un momento a 1.925. Un grupo de surrealistas está reunido en casa de otro. Se dan como suele ser habitual al puro automatismo psíquico. Uno toma café y destruye la dialéctica estéril del dadaísmo. No ha terminado cuando otro trata de describir el proceso real del pensamiento mientras muerde una pasta. Un tercero interrumpe para liberarse de cualquier control de la razón y de las preocupaciones morales o estéticas un segundo antes de lanzar un perdigón de cruasán. Entonces no había televisión, consolas ni internet, y la gente se divertía de otras maneras. Inventan un juego. Cada uno escribirá algo sin saber lo que escribe el compañero. Al final se junta todo y a ver qué sale. Una de las frases resultantes bautiza el divertimento: Le cadavre exquis boira du nouveau vin, el cadáver exquisito beberá el nuevo vino. Desde entonces, el cadáver exquisito describe a cualquier obra colectiva encadenada donde los participantes no tienen conocimiento respectivo de sus labores.

Arte y prensa. El sueño de combinar la alta literatura con el periodismo. Muchos persiguen esa  meta desde hace décadas. El propósito ha generado sesudos debates y profundos análisis y ensayos. España, siempre innovadora en materia de periodismo, ha dado por fin un salto adelante con una audacia inigualable. Sin embargo se ha topado con la incomprensión de un amplio sector de la población, cegado por el miedo al cambio y por las propias preferencias políticas.

Y así las acusaciones vuelan de uno a otro lado. El Mundo es un conspirador, El País un diario que sólo obedece a Prisa, La Razón unos tales, el Abc unos cuales… el cainismo ibérico siempre ha funcionado como una ametralladora de quijadas. Pocos han sabido ver la obra colectiva, la innovación y el riesgo. ¿Que lo de Trashorras y El Chino no hay quien lo entienda? ¿Que los titulares de El País no se corresponden con lo que prometen? ¿Que La Razón repite argumentos de otros de una forma aún más confusa? ¿Que el Abc se contradice? Una vez más la sociedad española no está preparada. El arte y el periodismo se abrazan como obra colectiva realizada cada día por los diarios nacionales. Uno no sabe lo que va a publicar el otro, pero en el juego encadenado encontramos por fin la solución a las dudas del Once de Marzo, sucesos que se van explicando gracias al surrealismo y a la labor entre lúdica y visionaria de nuestros periodistas-artistas. Cada periódico por sí solo constituye una amalgama de datos superpuestos y sin sentido, pero una mezcla de todos atraviesa los corsés de la psique y aporta una luz nunca vista antes. Bebamos el nuevo vino con la claridad que ofrece mezclar un párrafo de El País, otro de El Mundo, otro de Abc y otro de La Razón, todos de hoy y relacionados con el Once de Marzo:

La investigación judicial del 11-M ha profundizado en asuntos dudosos que fueron aireados en el Congreso por el PP haciéndose eco de informaciones de sus medios afines. El PP ha formulado cientos de preguntas al Gobierno planteando sospechas respecto a una conspiración policial en torno al 11-M. El juez, tras tomar declaración a muchos de los testigos utilizados por los citados medios para sostener sus informaciones, ha descubierto que, en muchos casos, su testimonio había sido manipulado.

El registro policial ordenado por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en las dependencias de la Policía Científica, llevado a cabo entre las 15.00 horas y las 23.30 horas del viernes 29 de septiembre, avala punto por punto las tesis de los peritos que realizaron el informe que relaciona a la banda terrorista ETA con uno de los principales imputados por el atentado del 11-M.

Los tres peritos de la Policía Científica que sostuvieron la hipótesis de la vinculación entre ETA y el 11-M rechazaron la posibilidad de incluir esa observación en una nota informativa de uso interno para la propia Policía. Así lo declararon sus superiores ante el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que el pasado viernes imputó a los tres agentes -Manuel Escribano Escribano, Pedro Manrique Manrique e Isabel García Cidad- como autores de un presunto delito de falsificación de documento público por su pretensión de dar carácter oficial al borrador de un informe pericial.

En este sentido, se esgrime que en el auto de imputación que dictó Baltasar Garzón no existe «ninguna vinculación ni referencia alguna al origen del sumario», al del atentado cometido por islamistas contra la Casa de España en Casablanca, «ni ninguna conexión con delitos de terrorismo».

Ahora, y gracias a este proyecto común y revolucionario del periodismo surrealista, por fin los ciudadanos pueden llegar a saber algo fidedigno y sin contaminaciones interesadas sobre aquel gravísimo atentado y los días que le sucedieron. Tan sólo es cuestión de que los lectores amplíen sus miras y se abandonen al siempre saludable automatismo, liberándose de las prisiones mentales que obstaculizan el conocimiento de la poliédrica Verdad.
 

Comments

  1. Xispo wrote:

    Si quieres que nadie se entere de nada, cuéntaselo todo a un periodista…

    Ps. Mejor decir «vino joven» que «vino nuevo»…