Planeta raro

Hace unos días cumplía 115 años una anciana rusa, concretamente del extremo noreste del país, el que está a mano derecha pegado a Alaska y que tiene un nombre muy raro en el Risk. Mientras en el saludable occidente nos esforzamos en alcanzar la inmortalidad mediante dietas sanas, deportes y sacrificios varios, siempre sale un chino o un ruso que desmiente las teorías de los médicos más reputados. Un español, aun siendo español, llega a duras penas a los setenta y muchos, y suele estar para el desguace diez años antes. El tipo ha tenido todas las comodidades en comparación con el resto del globo. Ahí lo vemos poco antes de diñarla. El trayecto entre la nevera y la mecedora, de doce metros, le lleva siete minutos, con el hocico a ras de suelo, que no sé qué les pasa a los ancianos españoles que en cuanto se jubilan parecen rastreadores de trufas. Vean ahora a su colega chino, con kimono incluido andando por el campo, incluso tiene fuerzas para hacer sus ejercicios de kung-fu matutinos. Y no digamos ya la rusa, que se desayuna con vodka de alambique del cosaco Manué. ¿Hasta cuando nos tendrán engañados con absurdas recetas para alcanzar los 200 años? Podemos pensar, atendiendo a los anteriores ejemplos, que la longevidad se amplía gracias a una vida de trabajo en el campo y la ingesta de hidratos de carbono de cierta calidad, siempre incluida en una dieta baja en calorías. Pero no tiene sentido. Sin embargo, ¿qué español puede equipararse a nuestros simpáticos protagonistas? Exacto, Carrillo, el único compatriota capaz de sobrevivir a la tortuga que le regalaron de chico. Fíjense donde está el secreto de la fuente de la eterna juventud, bueno, relativa juventud, bueno, momificación perdurable: en ser comunista, aquí o en China. Déjense de carreritas nocturnas y afíliense al partido de los partidos.

¿Cómo no se me había ocurrido antes? Leo que hay una página (savetoby.com) donde se solicitan donativos a cambio de no comerse a la mascota, un conejo, en un guiso. Bien, necesito ingresos para estos días festivos. Tengo un canario y muy mala leche. Ya pueden estar mandado euros frescos a mi cuenta o le… o le… o le… maldita sea, soy un blandengue, pero es que está ahí, en su jaulita, revoloteando, qué cosita… (así no voy a hacer carrera). ¿Me mandan algo para su manutención?

Ya lo decía el Informe sobre Ciegos de Sabato: estos invidentes son unos cabrones. Al parecer, el relato del escritor argentino tenía un contenido simbólico, pero como estoy muy limitado sólo cogí el literal. El caso es que han lanzado View, la primera revista con contenidos en braille. Necesitarán perros lazarillos, pero tontos no son, que se han buscado la excusa cultural antes de dar el siguiente paso: el Playboy en braille. Ahí estaremos ciegos y no ciegos hermanados por el tacto.

Según una noticia de la agencia AFP, ha cerrado en Australia el único hospital para ranas que había. Su responsable ha declarado que no atienden a más pacientes por falta de financiación, ya que las personas que llevan a los anfibios no suelen pagar los gastos. Miren, envíenle a este tipo lo que me iban a mandar a mí por lo del canario.