Pornografía y erotismo

En 1916, la baronesa de Cascajales del Páramo, Fuencisla Gordillo –que hacíase llamar Lady Fuen por su educación británica, pues estuvo interna nueve meses en Gibraltar- afirmaba en su tertulia de los jueves, famosa por la agudeza y sarcasmo que alcanzaban las damas de alta alcurnia de la villa tras dos copas de orujo, que la diferencia entre pornografía y erotismo se encontraba en la cantidad de luz de sus aposentos. “Para mí –decía abanicándose con picardía- palpar a mi marido en la oscuridad resulta un reconocimiento pornográfico, mientras que contemplar el cuerpo de mis amantes a la luz de las velas podría considerarse un descubrimiento erótico”. Cuando el Barón murió de un síncope tras sorprender a su joven esposa entre sus maestros de esgrima y equitación (que justo en ese momento trataban sobre las diversas posibilidades de la estocada y el galope) a nadie le extrañó que la sarcástica noble llegase a afirmar que “el amor de su vida –que ya contaba con 87 años cuando se casó con ella- murió por un exceso de iluminación”.

Este pasaje de la historia sirve para introducirnos en el irresoluble problema de los límites y diferencias entre pornografía y erotismo, en caso de que no sean la misma cosa. Tal cuestión continúa estancada desde que algunos visionarios productores de cine, y entre ellos nuestro egregio Alfonso XIII, pusieran en marcha en serie y en serio las primeras películas galantes, y utilizamos este adjetivo por respeto a la corona española.

Por razones que se nos escapan nadie ha logrado delimitar la quizá inexistente frontera entre lo que es galante duro y lo que no pero casi. Tradicionalmente existen dos escuelas dentro de los que apuestan por la distinción:

a) La escuela explícita-implícita.- Para ellos, si un atlético boxeador utiliza su puño para asuntos de cierta profundidad y sus maniobras pugilísticas se pueden ver con claridad, e incluso a diez centímetros, el particular golpe se considera pornográfico. Si el mismo deportista trata de ahondar en la personalidad de su pareja pero la evoluciones se ven de lejos o están estorbadas ora por un misterioso apagón, ora por una gaseosa mosquitera que aparece en el momento más (in)esperado, se considera erótico. El volumen de los gritos corre, con perdón, paralelo a lo anterior.

b) La escuela poética.- Son aquellos que identifican al erotismo con el intento de crear belleza, con el propósito de cuidar y promover una determinada estética e incluso con el arte en mayúsculas, signifique lo que signifique esa expresión. La pornografía equivale a la falta de creatividad. Al final, el arte siempre suele estar más vestido, y la falta de creatividad vuelve a ser el puño en primer plano.

Ambas escuelas se funden con esos contrastes luminosos de los que hablaba al principio la baronesa, puesto que suelen negar el carácter erótico a los pasajes o escenas explícitas. El diccionario define erotismo como amor sensual/Carácter de lo que excita al amor sensual/Exaltación del amor físico en el arte. Pornografía como carácter obsceno de obras literarias o artísticas/Obra literaria o artística de este carácter/Tratado acerca de la prostitución. Al margen de esta última acepción, procedente sin duda de otros tiempos, podemos comprobar como ambos conceptos se diferencian en una cuestión de “gusto”, aunque no son contradictorios ni están lejanos: una obra literaria de carácter obsceno excita sobremanera el amor sensual o puede formar parte de un conjunto artístico. Creemos que la baronesa también tenía mano, nunca mejor dicho, entre los académicos.

INTERIOR. HABITACIÓN. NOCHE. Un efebo y una mujer madura declinan un par de términos latinos en la cama. El espectador no sabe nada más. No hay guión. Se puede pensar que un prólogo bien construido, donde el efebo se presente como alumno de la mujer, a la sazón profesora de flauta travesera, pueda dotar de contenido erótico a la escena si hay cierto cuidado con la escritura, aunque sea tan escasa como las ropas que llevan los protagonistas. La pregunta surge de nuevo ¿una escena explícita y carente de guión puede ser erótica? Creemos que sí en determinadas ocasiones. Y la otra interrogante: ¿puede ser erótica esa misma escena sin ser necesariamente “artística” o bella? También creemos que sí. Seguimos como al principio, fíjese usted.

Una cita habitual sobre el tema dice que la pornografía es el erotismo de los pobres. Sin embargo, la pornografía como género consolidado surge de la financiación de personas con mucho dinero. Todos sabemos además que las perversiones nacen casi siempre en una mansión y no en los arrabales. Otros dicen que la pornografía se basa fundamentalmente en la imagen y el erotismo en la palabra, es decir, establecen una cierta oposición entre cine o fotografía y literatura. Aquí sí nos encontramos con algo interesante.

La literatura obliga a imaginar personajes, situaciones, ambientes y lugares, por exhaustiva y detallada que sea la descripción. En el caso de un pasaje erótico o pornográfico habrá que imaginar ropas, cuerpos, posturas e incluso algún que otro tipo de humores y fluidos. La imagen no deja tanto lugar a la imaginación, aún así creemos que muchas son eróticas en el sentido de bellas o creativas, además de excitantes. La clave no puede ser tanto el medio, aunque influya, sino la forma. La literatura suele ser mejor vehículo para lo que se conoce normalmente por erotismo simplemente porque la imagen requiere en este ámbito de un mayor talento para transmitir determinados mensajes. Si los turgentes pechos de la actriz de turno quedan liberados del sujetador a un metro de la cámara no son necesarias grandes descripciones.

Talento e información. Talento y comunicación. Si analizamos aquellas escenas, pasajes, fotos o cuadros explícitos que comúnmente se califican como obscenos y faltos de erotismo percibiremos que no contienen apenas información (si acaso anatómica). Rebobinemos y volvamos al INTERIOR. HABITACIÓN. NOCHE para verlo mejor. Existen dos versiones. En la primera, el efebo y la mujer madura realizan el acto sexual de una forma mecánica, coreográfica, mientras la cámara gira o se acerca para mostrar distintos momentos e incluso alguna que otra hazaña elástica. Ellos apenas hablan, se limitan a gemir y a indicarse de vez en cuando que pasan al siguiente episodio del Kamasutra. La segunda versión es muy semejante, pero ella menciona de pasada que su matrimonio va a la deriva, que su marido no la toca desde hace tres años e incluso que hay algunas prácticas que todavía no ha probado y quisiera. El efebo, pese a su cara de golfo, admite que tiene un amor platónico que no le hace ni puñetero caso, e incluso que es virgen. El espectador recibe así información vital que reconstruye como una historia completa previa, además de comprender la complicidad que habrá entre los personajes a partir de ahora. Las posturas son semejantes a las de la primera versión, salvo en el cierto cuidado que ella pone con su inexperta pareja y una diferencia de tonos en los gemidos, alguno de ellos de dolor tipo “me haces daño pero me gusta”, ya que la profesora, recuerden, casi no ha pasado del misionero. Hay algunos detalles más, por ejemplo algún intercambio de miradas, alguna sonrisa e incluso un par de besos cariñosos en la boca. Sí, somos unos románticos, pero al final ni se casan ni se fugan. Entre ambas versiones apenas hay unas mínimas diferencias en el guión, acaso cinco o seis frases y unos matices en la actitud del hombre y la mujer. Si se filma con cierto talento, la segunda puede ser erótica en el sentido clásico que le venimos dando a ese término. La primera difícilmente, aunque sea excitante.

Talento y comunicación. Talento e información. Concluimos que la diferencia entre erotismo y pornografía está efectivamente en el carácter explícito de esta última, pero en el carácter explícito del mensaje, no de la imagen; de la información, no de los cuerpos; de la narración, no de lo que hacen los personajes. En materia de obscenidad, en materia de sexo, una comunicación lineal, plana, se convierte en pornografía. Si la habilidad y destreza del autor de la obra permite transmitir una comunicación más rica tenemos, voilà, al erotismo. El arte que se quede en los museos.

Por eso una de las mejores escenas pornográficas del cine está al final de Ordet (La Palabra) de Dreyer, película “casta” donde las haya, donde una esposa, al reencontrarse con su marido tras volver a la vida después de muerta, muerde con los labios, sin dientes, los carrillos de su amado en varias ocasiones. Por eso una de las mejores escenas eróticas que he visto se encontraba en una película explícita de escasísimo presupuesto, donde un tipo hacía una “prospección” por la angosta vía de la dama, con extremo cuidado y delicadeza al principio, para ir más allá según ella le confirmaba con gestos, miradas y gemidos el acierto que suponía tal exploración.

En ambos casos había un rico mensaje, casi delicioso, y talento al transmitirlo, o sea, don de lenguas (en ese sentido no, pervertido lector, en el otro). Por eso el más explícito Henry Miller resulta erótico, por eso John Wayne y su cuñada se lanzan miradas pornográficas en Centauros del Desierto. Erotismo y pornografía se entrecruzan, van paralelos, se acercan o se distancian, se abrazan o se repelen… cuando se acoplan es que está bien hecho y son uno… de acuerdo, la profesora y su alumno se escapan y se casan en Las Vegas.

Comments

  1. Guillermo López wrote:

    Brillante. Pero, Alfredo, por favor…

    ¡El hilo musical! ¿Dónde está la referencia a ese peazo hilo musical inherente al buen cine pornográfico que nos permite, además, ubicar las mudas galanterías de Alfonso XIII en el marco regio de la galantería erótica?

    Un cordial saludo

  2. Alfredo M-G wrote:

    Ese hilo musical supone una perversión extrema, y no he querido tocar ninguna de esas prácticas aquí, por respeto a los niños que leen esta página.

  3. che wrote:

    Alfredo, a tus pies, como siempre!! Espectacular. Por otro lado, confieso que he empezado a leer con un poco de temor. He pensado: calla, que esto, con este título, acaba hablando del Plan Ibarretxe vs el Plan Marshall. Y es que tu blog es un oasis de estilo y variedad frente a las hordas politicuelas que te rodean, pero temía un contagio fatal. Gracias por alegrarnos la jornada con cosas bastante más interesantes, en general, que la pesadez de los traumas euskaldunes.

  4. Caracartón wrote:

    Siempre pasa lo mismo se toque el tema que se toque acabamos hablando de sexo.

    Por cierto ¿No pudiera ser que una mente sucia y abyecta convirtiera, al leerla, en pornográfica cualquier obra literaria erótica? A mi me pasa.

  5. che wrote:

    Cómo era aquella frase que lo definía tan bien? EROTICO es usar la pluma; PORNOGRAFICO es usar la gallina.

  6. Alemania wrote:

    Excelente.

    Ahora, por joder (que de eso se trata), podriamos darle la vuelta a todo este asunto (que siempre es una buena idea) y llegar hasta la definicion de arte. No es que me las quiera dar de listo (que si que quiero) pero es que me ha venido a la cabeza mientras leia: lo que diferencia al erotismo de la pornografia es lo que separa al arte de la mecanicidad (diria basura, pero eso seria injusto para la pornografia, que no tiene la culpa de nada).

    En alargado: un transeunte que «pasara por alli» y no alcanzara a ver los prolegomenos entre la profesora y su efebo, probablemente dira que aquello se trataba de pornografia, al igual que un inepto al ver un cuadro o una obra cuyo contexto desconociera (y no fuera evidente por tratarse de arte moderno) no veria mas que lo que comunmente es conocido como un «monton de chatarra».

    El erotismo consiste en sugerir, en ir mas alla de lo fisico (sin denostarlo, como el autor ha dejado claro) y provocar sensaciones a traves del intelecto, que es muchisimo mas poderoso en ese campo que nuestros sentidos. La misma separacion podria establecerse entre «follar» y «hacer el amor», ciertamente.

    Y no me interpreten mal, por favor, no he querido decir que el erotismo sea arte y la pornografia no, he querido decir que el arte es erotismo y que la vida es pornografia.

    Un saludo y la ya clasica reverencia,

  7. Casiopeo wrote:

    Muy bueno, como siempre Alfredo. Pero que pasa si en vez de verlo desde el lado del espectador lo vemos desde el actor? Cuando se folla, se folla, y si se aisla el acto, hasta dejarlo como único acontecimiento siempre será obsceno. El erotismo es posterior, es el producto de interponer un velo, un de tela , de culpa o de historia o de tiempo.

    Muac.

  8. Casiopeo wrote:

    O de amor.

  9. ElBaTeRia wrote:

    Muy bueno, clap clap clap.
    En algunas universidades hay cursos de estética dedicados al tema, por si a alguien le interesa, que estos blogs ya nos conocemos todos. Desde un punto de vista utilitarista, y por lo tanto ajeno al arte «per se», lo erótico podría cubrir un placer estético mientras que lo pornográfico… bueno, todos sabemos para qué sirve.
    Como definición de campo: «el erotismo se puede consumir como cualquier película al uso mientras la pornografía es habitualmente visionada con el volumen casi quitado y el mando del video a mano (en la izquierda y con el pulgar en el FF, claro está)».

  10. l.g. wrote:

    Pues vaya. Yo esperaba algún link que pudiera ilustrarnos sobre la diferencia entre una cosa y la otra, y me encuentro con un tocho que ni Scardanelli.

  11. Luis wrote:

    Coincido con I.g.: lo mejor para percibir la diferencia son un buen par de ejemplos.

  12. Alfredo M-G wrote:

    ¡Oh inocentes lectores que sólo utilizan la red para leer periódicos, mandar cartas y jugar a matamarcianos! También internet cuenta con alguna página de desnudos, eso sí, muy poquitas, dado que la gente apuesta por el arte y la erudición. Pongan en el google fist fuckin on the rocks y se encontrarán con algún ejemplo de pornografía. En el caso del erotismo accedan a voyeurweb.com (http://www.voyeurweb.com/main/Main.html). Si no la conocían ya me lo agradecerán eternamente. Y que conste que sólo la he visto alguna vez por cuestiones de estudio y análisis social.

  13. hglf wrote:

    Cuando hablo de estos temas, pues la verdad, no es una cosa que lo diga a voz en cuello, por pudor diran muchos o porque así, digo yo, debe ser tratado el tema: mas íntimamente, mas «egoistamente». No obstante, daré mi opinión:

    Bien, creo que se puede definir si una obra es pornográfica u erótica, u otra cosa, por el porcentaje de escenas directamente relacionadas con actos sexuales entre una, dos o mas personas,(quizá tambien, animales, objetos inanimados, elementos fantásticos, y etc,etc)que hay en esa obra. Y por obra me refiero por ejemplo a una pelicula, o libro (incluido cómic, por si acaso), o serie fotográfica. Cuando se trata de partes mas elementales, bien eso sí ya resulta mas dificil de definir.

  14. Garganta Profunda wrote:

    ¿Pornografía?¿Erotismo?

    Queridos contertulios, cuan estériles son todas estas polémicas, propias de antiguas guerras intestinas…La frontera entre la pornografía y el erotismo nos aparece como una leve franja desdibujada y confusa a más no poder…

    Un servidor de ustedes utiliza la pornografia para masturbarse (que soez, pensarán algunos). Y espera que ustedes también utilicen la pornografía para tales fines.

    ¿Podemos aseverar que la diferencia fundamental entre erotismo y pornografia es la capacidad que tiene esta última para provocar que hombres y mujeres nos dediquemos a manosear nuestros sexos compulsivamente en nuestra privacidad? He ahí la cuestión.

    Intentaremos definirla de una manera más explicita. ¿Es posible pajearse viendo una peli erótica o calificada «S»? Respuesta: Es posible…pero es algo verdaderamente frustrante! Ya que el espectador, en plena vorágine masturbatoria, siempre pide mas de lo que una peli erótica puede darle.

    Y es que ver durante algunos segundos un seno femenino, mostrar el trasero depilado de un buen macho fornido, disfrutar con el abrazo de una pareja desnuda, pura y virginal en una cama con sabanas de raso, no puede compararse al acto animal de mete-saca, al cúmulo de guarreridas españolas inimaginables, en suma, a un SEÑOR POLVAZO de 25 minutos en cualquier peli-porno por muy mala que sea.

    Por tanto, no reside ahí la diferencia entre eroticidad y pornografia aunque los leves matices que encontramos en este aspecto bien pudieran ser un comienzo para albergar esperanzas «clasificatorias».

    Un saludo.

  15. Alemania wrote:

    Ese es tu error, amigo Garganta, creerte todo lo que te dicen en la tele, o en la cartelera en su defecto. Que a las pelis en las que no se ensenya nada, o casi nada, las llamen eroticas es solo una forma cutre y chunga de quitarle el significado a la palabra. Pero lo que el colega M-G queria decir es que por Erotico el entiende aquello que trasciende los sentidos y exalta nuestra mente. Asi, con una escena introductoria sugerente y alguna frase bien dicha, una pelicula pornografica puede ser altamente erotica y por tanto muchisimo mas efectiva en conseguir su objetivo.

    La propia pornografia busca siempre el erotismo dividiendose en secciones, pues los suenyos y fantasias son todos productos eroticos y si la nuestra coincide con la subcategoria buscada, el erotismo lo aporta nuestra cabeza y la pornografia se baja… de internet.

    Tambien puede uno intentar masturbarse como un animal (como uno piensa que un animal lo haria, aunque quizas los animales tengan su propio erotismo), es decir, sin pensar, pero estoy seguro de que aportara mucho menos placer.

    Un saludo,