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11/04/06:
La fe de los sencillos es sencilla
En los albores de este siglo que
comienza y que sin lugar a dudas cambiará de arriba a abajo
el mundo que hemos heredado, es patente que existe una gran crisis
de valores y de fe. A lo largo de la historia en todos los periodos
de transición el hombre se cuestiona todas sus convicciones,
ocurre de forma colectiva, por lo que mientras se conforma la nueva
realidad, la fe, la identidad y los valores más profundos
se convulsionan en una nueva batalla intelectual.
El mayor de los conflictos que afronta
hoy el individuo es ideológico. La globalización económica
ha situado a la izquierda europea en el limbo. Completamente fuera
de la realidad y ciñendo su debate a rasgos estéticos
de la sociedad que aún se pueden exprimir. En lo tocante
a la economía la izquierda no puede plantear protección
social y al mismo tiempo mantener una inversión en donde
gobierna. Del lado contrario, las ideas conservadoras se dan también
de bruces con la realidad. El consumismo, el egoísmo, la
superficialidad general y dictadura de la estética características
de nuestra actual forma de vida no parece el método indicado
para que prevalezcan valores como por ejemplo, la familia.
Entre
medias de ambas ideologías, que en el gobierno se caracterizan
por seguir las directrices europeas de forma tan estricta como grata,
se encuentra lo que Sartori denomina el Homo
Videns. Se trata de generaciones que se han criado con la televisión.
Población que, a su juicio, es incapaz de hacer un razonamiento
complejo, de modo que el sufragio universal deja de tener sentido
para el pensador italiano. Cree en él, pero ahora no puede
creer.
Qué decir por otra parte
de la identidad nacional. El servicio militar también está
atrapado por el egoísmo congénito a esta era y ha
quedado relegado como opción para los que tienen menos recursos
o viven en regiones poco agraciadas. Es decir, la defensa vuelve
a ser cosa de los pobres, ya no hay nación, ahora vivimos
en un PIB. Por otra parte, el individuo vive a caballo entre sentirse
individuo, tribu o, ni una cosa ni otra, occidental. Lo que sí
tiene claro es que es un consumidor que observa como una res, entre
lo dulce y bobalicón y el embestir con la cornamenta, como
extraños sujetos de colores variados se desplazan de forma
infrahumana hasta la verja de nuestro cortijo a ver si ellos también
pueden ser consumidores.
Sobre este contradictorio mundo
en crisis ideológica y moral, habla el documento aprobado
en la última asamblea plenaria del Episcopado español,
el cual analiza el papel de la Iglesia en esta época turbulenta
con el título de “teología y secularización
en España a los 40 años de la clausura del Concilio
Vaticano II”. El estudio detalla las causas que han ido menoscabando
"la fe de los sencillos", es decir, todo lo que nos ha
llevado a este estado de confusión y desesperanza. Entre
los factores principales, destaca uno primordial, la absolución
general del pecado de "la masturbación, la fornicación,
las actividades pornográficas y las prácticas homosexuales".
Son muy de agradecer los esfuerzos
que lleva a cabo la Conferencia Episcopal para desenmarañar
la crisis de fe de una forma tan contundente, que sólo podría
ser superada si se quemasen todos a lo bonzo.
Álvaro
(LPD) |