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Abril
de 2004: Milagro en la calle Génova
Lo han dicho Mariano Rajoy, Ánsar
y los medios de comunicación independientes. Es un milagro
que no haya habido una desgracia. O una desgracia mayor apuntamos
nosotros, a quienes la estela de destrucción, conmoción
y pavor que ha sucedido a la repetición pre-electoral del
acoso a sedes y militantes del Partido Popular nos ha causado honda
impresión.
Ante
la acumulación de indicios de intervención de una
mano divina, urge que el Vaticano tome cartas en el asunto y comience
a investigar en profundidad la naturaleza divina de la intercesión
por la vida e integridad de militantes y propiedades del Partido
Popular. Que de un acoso de tal magnitud no se hayan derivado todavía
más muertes y destrucción sólo así puede
explicarse.
Pero probablemente habría
que ir más allá. Y es que, no nos engañemos,
hay indicios que permiten apuntar a milagros si cabe más
espectaculares. O al menos eso pareciera apuntar la razón,
porque de otra manera sólo la mala gestión y escaso
celo del Fiscal General del Estado (quien a pesar de tener las sedes
populares sometidas a estrecha vigilancia y contar con la Policía
del país en el que se resuelve la tasa más alta de
delitos de todo el mundo civilizado todavía no ha logrado
encausar a nadie por los actos contra la propiedad y la vida acaecidos
por toda la geografía española) podría explicar
que no conozcamos a los autores materiales (al menos a alguno) del
acoso. Por todo lo cual, y descartado que nuestro Estado sea incapaz
de señalar al menos a algunos de los cómplices o autores
de esta masacre a gran escala a la que venimos asistiendo, sería
conveniente que también se ocupara el Vaticano de aclarar
las exactas circunstancias de los reiterados incendios en inmuebles
ocupados por los populares.
Un país que detiene en apenas
una semana a doscientos veintitrés islamistas directa y materialmente
implicados en la comisión de atentados terroristas de complejísima
logística e intrincada preparación, unas Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado que anualmente apresan a los miembros
del “Comando Dixán-Lava-Más-Blanco”, una
nación que cuenta con un Ministro del Interior como Ángel
Acebes no es posible que no haya logrado detener todavía
a como mínimo un par de los a buen seguro cientos de amigos
de los terroristas que campan por toda España quemando sedes
del Partido Popular. ¡Pero si tienen una cantera inagotable
en las juventudes del PNV o del PSC!
Ante la evidencia de que las sedes
arden diariamente y por los cuatro costados, mismamente como si
fueran imágenes procesionales de la Semana Santa sevillana
en versión siglo XXI a lo Tom Cruise, la ausencia de detenciones
no puede sino dejar perplejo. Las sedes arden, que lo dicen Ánsar
y Rajoy (y los militantes son brutalmente apalizados día
sí día también) y que lo explicaba Urdaci con
mucha gracia. Masivamente, por toda la geografía española.
¿Se van a ir sus autores de rositas? ¿Qué hace
la Policía? ¿Concibe alguien posible la pasividad
de Cardenal? ¿Qué está pasando aquí?
Con el asunto de la quema de sedes
del PP, como con la cuestión de la autoría de los
atentados del 11-M, hay todavía mucho misterio. No se sabe
nada. Y no puede ser. Si se tratara de delincuentes normales o de
terroristas filoetarras ya estarían apresados, ¿por
qué no es así?
O sea que, resumiendo:
a) las sedes se queman (esta afirmación la baso en que lo
dicen Ánsar y la Primera)
b) nadie las quema (esta afirmación la baso en que es evidente
que si no hay detenidos en este paraíso de eficacia policial
es que no hay autores)
De todo lo cual:
- sólo queda concluir la causación sobrenatural del
fenómeno.
Lo
que en el pasado fue la
zarza hoy es la sede del PP de Valdemorillo. Intervención
vaticana ya. Este milagro ha de conocerse en el mundo, y servir
para el inicio del proceso de beatificación de, al menos,
Ana Botella y José María Aznar, principales mártires
de la España ingrata y cainita de nuestros días. Se
lo merecen.
ABP
(València) |