Red Plenty

Quisiera comenzar esta crítica literaria sobre una obra con un cierto contenido económico de la única forma en que puede hacerlo una persona de bien y temerosa de Dios: con mi más enérgica condena a Cuba y Corea del Norte, estados intrínsecamente malvados, y a sus dirigentes cleptocráticos, tiránicos y despóticos, contra cuyas dictaduras el mundo libre debe luchar, sin desfallecer ni dudar, hasta el último aliento.

La URSS hace llorar a Marx

La caída de la URSS –y con ella del comunismo como alternativa al capitalismo- no tiene una causa única a la que señalar con el dedo. Varias causas influyeron. Sin embargo, con el paso del tiempo, la historia cae en el olvido, e igual que hemos reducido la Guerra de Secesión a “esclavitud”, ahora la caída de la URSS ha quedado en el tópico “Gorbi se acojonó en Reikiavik ante el tamaño de los genitales de Reagan” y “el capitalismo ejj lo mejor”.

Este análisis nace de una cierta prepotencia: como “ganamos”, suponemos que entendemos mejor lo que pasó, y a la URSS mucho mejor que sus propios habitantes. Pues no. Este libro ayuda a entender mejor a la URSS. Entre otras cosas, que no solo “ganamos” por mérito, sino igualmente o incluso más por demérito ajeno. El autor, Francis Spufford, un profesor inglés de literatura que ni siquiera habla ruso, nos cuenta en escenas sueltas estampas de la vida en la URSS, aunque siempre con la economía como eje. Es una “novela económica”, si ustedes quieren. Aunque eso pueda echar para atrás (¿conocen alguna obra interesante protagonizada por economistas?), la obra es muy amena.

Spufford no quiere explicar la caída de la URSS, eso requeriría una biblioteca entera y un análisis mucho más concienzudo, ni si era factible su supervivencia, o si una democracia puede existir sin capitalismo, o si es viable una economía centralizada (aunque son preguntas que asaltan al lector de manera automática). Su objetivo, mucho más modesto, es plantear adecuadamente la siguiente pregunta: ¿podría la economía de la URSS haber ofrecido a sus ciudadanos un nivel de vida similar al de los estados occidentales de haberse llevado a cabo ciertas reformas en los años 60? Reformas por las que abogaron personas “del régimen”, economistas y matemáticos de las academias y universidades del estado, es decir, un intento de reformar el sistema desde dentro, no con perroflautas en la calle ocupando la plaza Roja con asambleas autogestionadas.

Para ello, se desvincula del contexto histórico previo, es decir, de las barbaridades del estalinismo. Se mencionan y queda claro que estaban ahí, pero no interesan de cara al tema principal, que es la economía y su desarrollo durante lo que podemos llamar la primera primavera rusa.

La edición en inglés que me compré por ese instrumento capitalista adictivo que es Amazón, solo que aquí sale sin la portada doblada

También, claro, hay que conocer como llegó la URSS a ese momento. Para empezar, explica Spufford, no era ni de lejos lo que Marx había predicho. Marx postulaba que la dictadura del proletariado llegaría inevitablemente cuando una sociedad industrializada cubriera con su enorme productividad todas las necesidades humanas imaginables, pero nadie pudiese comprar sus productos debido a la continua rebaja de los salarios necesaria para competir. La Rusia de 1917 era cualquier cosa menos eso; era un estado feudal y agrario cuyos nobles extraían rentas para pagarse unos lujos absurdos mientras la mayor parte de la población vivía en la miseria y la más oscura ignorancia. No se trata de decir “Marx tenía razón, pero sus implementadores se equivocaron”, pero sí de dejar claro que los bolcheviques no aplicaron un programa previo, sino que se tuvieron que inventar casi todo.

El libro arranca 40 años después de la Revolución de Octubre: la URSS parece tener un futuro brillante por delante. La victoria en la Gran Guerra Patria ha convertido a lo que era un país atrasado y volcado en sí mismo en una potencia mundial. Kruschev ha cerrado la época estalinista con una Transición a la rusa (y aunque aquello estaba lejos de ser una democracia, recuerden que in the Land of the Free en aquellos años a los negros los detenían por atreverse a sentarse en el lado equivocado del autobús), la colectivización del campo está cerrada, una industrialización forzosa ha permitido a la URSS montar un ejército que la hace inatacable y empezar ganando la carrera espacial, y se han superado más o menos las heridas de las guerras civiles y de la Segunda Guerra Mundial. Hasta tienen a la generación mejor preparada de la historia y todo. El crecimiento económico es asombroso. La sensación es de optimismo (y en Occidente, de temor y hasta de pavor). Es el momento, siente Kruschev, de legitimar el régimen ofreciendo a los ciudadanos un nivel de vida más elevado, comparable a las democracias europeas, e incluso aspirando a igualar a los Estados Unidos. La economía, orientada a la industria pesada y a grandes proyectos estatales, debe redirigirse hacia productos de consumo. Kruschev incluye en el programa del partido la promesa de una “plenitud roja” para 1980.

El libro abarca grosso modo los años de Kruschev y sus sucesores inmediatos (1958-1970). Mediante las vivencias personales de personajes reales e inventados, vemos como se toman las decisiones, y como las medidas van afectando a la gente. El libro es una obra de política-ficción, saltando de un lado a otro: igual acompañamos a Nikita Sergeyevitch en triunfal gira por Nueva York que en su defenestración, que acompañamos a unos economistas intentando ligar durante una fiesta veraniega, que vivimos junto a un “conseguidor” el día a día en la economía soviética. Finalmente, los intentos de reorientar a la industria fallan, las reformas fracasan, y al final se imponen los burócratas para dejarlo todo como está, “que esto al menos lo conocemos, y podemos darle a la gente comida y un techo”.

El principal problema de la economía soviética, lo que desbarajusta todo el sistema, explica el libro, es la imposibilidad de determinar el valor de las cosas. En el capitalismo, esto se hace mediante precios que oscilan según la oferta y la demanda. En la URSS, el estado impone los precios, llegando al absurdo de que una vaca le reporta al koljós 56 kopecs, pero criarla cuesta 88. El resultado es que no hay carne – salvo en el mercado negro, donde el precio sí es el real. Los economistas de la escuela “reformista” proponen una subida de precios para que estos reflejen el valor real, y la consecuencia es un inmenso descontento. Porque aunque de repente hay carne, resulta que los sueldos se congelan o bajan. Y mientras los economistas filosofan si es mejor que la carne sea barata aunque no haya suministro, o que la carne sea muy cara pero sí haya suministro, el ejército reprime a tiros las manifestaciones.

Otro de los problemas es que los planes quinquenales inicialmente imponen objetivos de producción, no de beneficios. Las empresas tienen que cumplir con su cuota –de acero, viscosa, textiles o juguetes-, no hacer beneficio, lo cual impide que se aprovechen las tímidas reformas encaminadas a introducir precios “de mercado”, aunque los reformistas por supuesto no se atreven a llamarlos así y hacen verdaderos malabares lingüísticos para dejar claro que ellos no son capitalistas. Se produce de acuerdo a los designios de un burócrata, no a necesidades reales. Al principio funciona, porque en 1930 la industria es un fin en sí mismo, y su principal objetivo es construir más industria y ampliar capacidades, y esa es una ecuación con pocas variables y un burócrata competente puede resolverla (porque la URSS tenía funcionarios competentes: ni Stalin ni Kruschev tenían problemas en decapitar –a veces literalmente- a la gerencia y poner gente nueva si no se alcanzaban los objetivos). Corea del Sur también es un buen ejemplo de tales planificaciones. Pero una vez hay suficiente industria ninguna burocracia es capaz de resolver un sistema mucho más complejo, como lo es una economía con millones de consumidores con demandas muy variables, con cadenas de valor muy alargadas y en continuo cambio. Los desajustes del sistema se trasladan a lo largo de la cadena y acaban castigando al eslabón más débil, que es precisamente el consumidor final.

Una trama secundaria explora la posibilidad de gestionar el sistema mediante potentes computadoras. Algo muy utópico, a mi entender, nacido de la fe casi ciega en las posibilidades de la tecnología que reinaba en los años 50-60, y que ha contagiado al autor. El caso es que las autoridades acaban desistiendo de invertir en ordenadores salvo para aplicaciones militares y espaciales. Para lo demás, corta-pega de IBM.

Los economistas “reformistas” insisten en que los precios fluctúen, pero los guardianes de las esencias lo ven como demasiado capitalista y, aunque hacen algunas reformas, los precios se quedan en manos de los burócratas. El Partido se impone al Estado. A partir de ahí, decadencia, momias en el Kremlin, y fantasías imperiales propias de los zares, como la expansión hacia “mares cálidos”, mediante la invasión de Afganistán. El sistema se sostiene durante 20 años más gracias al descubrimiento de pozos de petróleo en Siberia, que coinciden con la Crisis del Petróleo y permiten a la autárquica economía soviética importar productos de consumo y alimentos, pero el pescado ya está vendido.

 

¡Si no te gusta el sistema tal y como lo dejó el Padrecito Stalin vete a Cuba!

¿Habrían funcionado las reformas? A estas alturas ya resulta indemostrable y se queda en un mero debate académico. Ni siquiera el autor se atreve a afirmarlo con rotundidad, aunque no es su intención, solo dejar claro que existían alternativas. De hecho, alternativas más próximas al capitalismo: el comunismo podría haber sobrevivido de haber aprendido del capitalismo. La URSS se habría convertido en un híbrido, claro, y habría dejado de ser una economía planificada pura, pero quizás más viable. Y esa duda nos queda: si se pueden fusionar elementos capitalistas y comunistas en una economía. Al fin y al cabo, las economías capitalistas de la época no eran como las de ahora y tenían muchos más elementos de control estatal. ¿Les iba mejor? Pues defina usted en qué consiste una economía mejor: una más abierta o con mayor igualdad, mayor reparto de riqueza o más necesidades básicas cubiertas… pero ese es otro debate que excede el marco de esta crítica literaria. Lo que “Red Plenty” sí deja claro es que definir una economía como “mejor” solo porque crece más -casi siempre con la coletilla de “esto es para crear la riqueza, luego la repartiremos”- es un engañabobos. Porque la economía puede crecer como la de la URSS en 1960 –movilizando recursos e incorporando trabajadores, pero sin aumento de la productividad- o como la de Occidente en 2005 -con deudas masivas.

Servidor de ustedes no entiende de economía (requisito básico, por otra parte, para escribir en esta web), pero como nenaza hombre moderno uno está en contacto con sus sentimientos, y les aseguro que mis simpatías por la URSS y el comunismo no han aumentado, así que pueden leer el libro sin peligro para sus almas, incluyendo las muy recomendables notas al final. Sigo prefiriendo vivir en Estados Unidos a vivir en Cuba (aunque prefiero Cuba a Arabia Saudí, y Francia a Estados Unidos. ¡Francia! ¡Caprichos que tiene uno!). Nadie va a cambiar su ideología por leerlo, pero sí cambiará su imagen de los ciudadanos soviéticos: pasará de “esclavos famélicos con cadenas” a “pringados que les tocó un sistema que no los tuvo en cuenta para nada”. Aunque si nuestro querido capitalismo financiero sigue haciendo de las suyas, no descarten que en unos años la gente lea este libro y se sienta identificada con un moscovita de 1981. E incluso unos años más, y sentirán sana envidia. Porque el moscovita, al final, 10 años después logró derribar el sistema en el que vivía. ¿Escribirá alguien en 2060 el siguiente párrafo en una crítica a un hipotético “Liberal Plenty”?

Los economistas “reformistas” insisten en que las deudas se condonen o devalúen y los bancos centrales combatan el paro, pero los guardianes de las esencias lo ven como demasiado comunista y, aunque hacen algunas reformas, los bancos se quedan en manos de los capitalistas. La Economía se impone al Estado. A partir de ahí, decadencia, productos de marketing en la Casa Blanca, y fantasías imperiales propias de iluminados, como la “corrección” de Oriente Medio, mediante las invasiones de Irak y Afganistán. El sistema se sostiene durante 25 años más gracias al crédito barato, que coincide con la Expansión de China y permiten a la vacía economía occidental importar productos de consumo y energía, pero el pescado ya está vendido.


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  1. Comentario de desempleado (28/06/2013 17:43):

    El párrafo final de la crítica me ha encantado. Felicidades. Repito lo dicho, en castellano lo ha editado Turner (“Abundancia Roja”).

  2. Comentario de EgoSum (28/06/2013 18:08):

    Como bien dice por ahí: Ni idea de por qué la URSS cayó. Kruschev?? Un Golpista. Y sus medidas económicas comenzaron a desarticular el sistema soviético. Brezhnev? Más de lo mismo pero a vivir de rentas. Les joda lo que les joda, Stalin es el mejor dirigente de la URSS, con permiso de Lenin.

  3. Comentario de EgoSum (28/06/2013 18:19):

    http://lamanchaobrera.es/los-anos-brezhnev-estalinismo-o-revisionismo-por-ludo-martens/
    Ale para que lean.
    Por cierto, considerar que por que Rusia no se adapte a lo predicho por marx, el análisis marxista ya no vale, es de lo más dogmático que he leído en mi vida. Para que luego nos llamen a nosotros dogmáticos.

  4. Comentario de emigrante (28/06/2013 18:22):

    Chapeau, el último párrafo está genial. Me lo apuntaré para estas vacaciones. Pero no creo que el capitalismo caiga tan rápido como el comunismo. La URSS cayó porque había plan B, cuál es la alternativa al capitalismo?

    Cada día estoy más convencido de que los sistemas económicos sólo funcionan mientras se contruyen. Una vez terminada la industrialización, la reconstrucción tras la guerra o el plan de urbanismo nos quedamos parados pensando: y ahora qué? Necesitamos una guerra mundial o descubrir un nuevo continente para hacer borrón y empezar de nuevo manos a la obra. Pero como lo primero no es deseable y la colonización de Marte la veo un poco lejos podemos pasarnos uno o dos siglos languideciendo entre la precariedad y el paro. Al final siempre nos esperará una crisis de sobreproducción.

  5. Comentario de Latro (28/06/2013 18:59):

    Hurra! Me encanta ese libro de cual ya he dado la chapa por aqui unas 20 veces o más :-P

    Tanto que ahora me esta entrando gusanillo de releerlo.

    El ángulo cibernético no esta tan descabellado, aunque se quedase en nada, claro. Pero es que es tan, tan pero tan resúmen de la URSS que lo deja a uno fascinado. De un idealismo utópico que parece estar al alcance de la mano gracias a la ciencia y tecnología modernas y que ilusiona a sus sinceramente comunistas progenitores a ver como, desde el inicio aquello estaba condenado al fracaso no por la idea en si, nunca bien explorada, sino porque el sistema de la mediocridad hipócrita ya estaba mas que implantado y los “jefazos” no iban a abandonarlo, no sólo por no entenderlo, sino que … coño, ¿si sale bien, que pinto yo aqui? ¿Como voy a poder justificar cualquier tropelia y abuso presente y pasado si resulta que no soy ni necesario para calcular la forma óptima de traer el paraiso a todos? Mejor es lo que tenemos, que funciona mucho mas fácilmente – todos tienen que afirmar creer que vivimos en el mejor mundo posible gracias a nuestra infinita sabiduria, o les partimos la crisma. Que ordenadores ni que pollas.

    Eso, como digo, ya esta presente casi desde el segundo capítulo de la novela. Es salir de la mente de Leonid Kantoróvich y su ilusión matematicosocialista y que ya te encuentres a los primeros trepas que estan en el asunto para beneficio propio y que comprenden el verdadero sistema – ofrecete para todo, hasta lo mas repugnante, y los que mandan te cuidaran, ponte exquisito y te mandarán a Siberia.

    El resumen de todo el asunto es esa parte final y esos métodos de parto “indoloro” a la soviética. ¿Para que trabajar en lograr cosas reales cuando puedes hacer que todos repitan las mentiras que quieras todas las veces que quieras?

  6. Comentario de Latro (28/06/2013 19:03):

    Y la historia de la fábrica y su maquinaria que es para mear y no echar gota. Todo el problema de la economía de la URSS resumido en una andanza tragico-cómica.

  7. Comentario de Carlos Jenal (28/06/2013 22:58):

    El párrafo final salió de casualidad: al releer la crítica pensé del párrafo que precede a la foto de Kruschev: “aquí cambias comunismo por capitalismo y te vale para aquí y ahora”.

    @EgoSum: ni Spufford ni yo pretendemos decir que el estado de Rusia en 1917 invalida el análisis marxista, sino que el desarrollo de la Revolución no es marxista porque no se ajusta a lo predicho por Marx. La URSS, viene a decir Spufford, es una sección de viento interpretando una partitura escrita para violines. Eso no invalida el trabajo del compositor.

    @Latro: yo conocí de la existencia de este libro a través de Politikon (http://politikon.es/2012/04/17/la-epica-del-planificador-red-plenty/), la tenía pendiente desde hace tiempo. pero si quiere animar al foro para que se atrevan con alguna obra, anímese, escriba una crítica y mándela al Gosplan LPDiano.

    Insisto que la planificación centralizada por omputadora me parece utópica. Trabajo bastante con ordenadores y con lo que ya cuesta que funcione el wifi, planificar algo tan complejo, aleatorio y abierto a desviaciones como una economía entera resulta utópico.

    Coincido: la parte de la fábrica es de lo mejorcito. Si no por otra cosa, la URSS debía caer por eso.

  8. Comentario de Latro (28/06/2013 23:33):

    El asunto de los ordenadores depende de a que nivel quiera uno descender, y ya algo de eso se menciona en el libro.

    A ver, el flash inicial de genialidad de Kantoróvich fue inventar la programación lineal (que inventarían los americanos… después, por su cuenta), y pensar en usarla para optimizar la economía. La programación lineal y los ordenadores van como un guante.

    La pregunta, claro, es hasta que nivel llegamos – tenemos TODAS las variables de la economía del país en las inecuaciones de un sistema lineal, como apuntaba uno de los teóricos en el mismo libro, en plan “y aqui el # de tuercas a producir en la linea 32 de la planta de …” . Ahi si que es imposible, mucho menos con los ordenadores de la época. Ah, pero ahi llegan los amigos reformistas con los asuntos de los “precios sombra” y otras cosas que yo ya me pierdo, pero eso, a fin de reducir el asunto a un menor número de ecuaciones estilo “¿cuál seria el precio óptimo de X si lo que queremos es que se produzca mas Y y hacen falta N X para hacer uno?”

    Hoy en día la programación lineal se usa en las economías planificadas que existen… que son las internas de las empresas, claro :-P Si tengo X proveedores con estas características, que si uno no me vende menos de tanto y a partir de tanto me hace descuento, que si el otro tarda X días, etc… cual es la combinación mas rápida y/o mas barata de pedidos que puedo hacer, cosas así. De nuevo, mientras no se pretenda ir al nivel mas bajo posible se le puede sacar partido.

  9. Comentario de Carlos Jenal (29/06/2013 10:45):

    Si, esa es otra línea de los economistas del libro, que a mi entender promete más: “decisiones descentralizadas”. No controlar cada tornillo desde Moscú sino dar autonomía a los actores. Pero con eso, de nuevo, nos alejamos de la economía planificada y nos acercamos al capitalismo. Y pierden poder los burócratas, que efectivamente son los que quieren dejarlo todo igual para no perder poder.

    No me parece un tema de capacidad de ordenadores, para mi es un problema de “garbage in, garbage out”: si alimentas al ordenador con datos falsos, te dará datos falsos. Y el libro muestra que, en la URSS, la información se convirtió en la divisa más importante, y que casi todos los actores tienen incentivos importantes para ocultar sus datos verídicos.

    En el desarrollo de software hay un dicho que se puede aplicar a la planificación de cualquier sistema muy complejo: “en toda metodología, no importa lo elaborada que sea, hay oculta en algún lugar una flechita que dice: ‘hacer magia aquí’.” A mi también se me escapaban algunos conceptos económicos discutidos, más aún al leer en la pérfida lengua albiona, pero me quedé con la impresión de que, en todo esa teoría, había varias flechas de esas.

  10. Comentario de El Edu (29/06/2013 16:23):

    Bajo Salvador Allende se promovió en Chile un proyecto serio de socialismo cibernético, el proyecto Cybersyn, también conocido como Synco, una historia fascinante.

    Dio lugar a otra novela ucrónica, escrita por Jorge Baradit, en la que Pinochet, después de sobrevivir a un atentado, se convierte en el más fiel guardián de Allende y Chile progresa hasta convertirse en una especie de Suecia del cono sur pero no todo es lo que parece.

  11. Comentario de de ventre (29/06/2013 21:47):

    yo tengo una propuesta para una destrucción creativa para volver a poner la máquina del dinero en marcha: el cambio climático.

    créanme, mucho mejor que otra guerra y otra manera de mover pasta de acá para allá para que todo se reactive.

    reconozco que no da pie a consignas, pero nos entretendríamos bastante

    j

  12. Comentario de Quevedin (29/06/2013 22:04):

    Uno de los documentales de Adam Curtis muestra unas descacharrantes entrevistas ochenteras con Nomenklatura con listados kilometricos de precios pero sonyando que los PC con floppys de 5″1/4 les resolvera la vida.
    Aqui se lo dejo
    http://www.youtube.com/watch?v=h3gwyHNo7MI

  13. Comentario de Álvaro (30/06/2013 11:35):

    Genial reseña. Me adhiero a su espíritu.

    Aunque no todo era ‘cuestión de economía de mercado’

    Otros dos problemas que tuvo la URSS a partir de los 60 fue la mentira estadística, la posibilidad de mentir en los objetivos del plan quinquenal tanto como en su consecución, lo que se traducía en caos organizativo y suministros que llegaban en oleadas irregulares a las tiendas, especialmente las de las grandes ciudades. En provincias, tenían un pelín menos de lo mínimo necesario para subsistir y el mercado negro hacía de ‘mano invisible del idem’

    También, por mucho que se venda la imagen de su, como dice Carlos, generación mejor preparada de la historia, ni, por un lado, existía la sociología -estaba en manos de la propaganda-, ni, por otro, se podía investigar en paz en el mundo de la ciencia en cualquiera de sus ramas. Bloquear a cualquier científico independiente de cualquier nivel por parte de camarillas, inquisiciones de guardianes de la ortodoxia y demás, era muy habitual.

    Como resultado de todo esto se españolizaron hasta el colapso.

  14. Comentario de Latro (30/06/2013 22:01):

    Precisamente lo que el libro muestra es una etapa donde, por un momento, eso de la investigación científica independiente de comisarios y paranoias funcionaba y parecía que iba a dar sus frutos.

    Y como se fue a tomar por el saco al poco rato, claro. Hay un par de capitulos en una de esas ciudades de la ciencia soviéticas que te muestra tanto la esperanza como el desengaño cuando se ve que efectivamente no estan por la labor de dejarte hacer lo tuyo.

  15. Comentario de Carlos Jenal (01/07/2013 10:06):

    Gracias Álvaro. Por supuesto que la URSS no cayó solo por su economía. Pero de haber logrado que esa aumentara de forma eficiente el nivel de vida de sus habitantes, tal vez habría durado más. Eso en China y en cualquier dictadura lo tienen bastante claro: dale televisores, coches y pisito en propiedad a la gente, y pasarán del poder político. Eso lo hemos tenido sin salir de España.

    No sé cuan buena era esa generación, pero teniendo en cuenta de donde venían, con alfabetizar al 50% de la población ya habrían tenido la generación mejor preparada.

    Efectivamente, Latro: con Kruschev pareció por un momento que las cosas iban a cambiar. Y luego, cuando se vé que no pueden cambiar las cosas “un poquito”, sino que hay que optar por un gran cambio o dejarlo todo como está – se imponen los inmovilistas. El resto es historia, el propio Spufford dice en sus notas del final (insisto: muy recomentables) que el libro es un “preludio de la perestroika”, que al final fué la única alternativa a acabar como Corea del Norte.

  16. Comentario de de ventre (01/07/2013 13:29):

    stalin lo tenía todo en el cuaderno azul y había hecho la prueba del nueve y todo: un par de poblaciones autóctonas reubicadas, media docena de purguillas de nada, un manojito de progomos y la nueva jerusalén, oigan

    j

  17. Comentario de Álvaro (01/07/2013 13:53):

    bueno, lo que quiero decir es que esos problemas citados impedían que esa economía se desarrollase. hubo un informe que salió de una ciudad secreta de estas, filtrado a la prensa no sé si por andropovistas, para impulsar las reformas que iba a acometer, que enumeraba una por una las causas por las que la cosa se dirigía al desastre. Los papeles de no sé dónde se llamaban, luego lo miro.

    De todas formas, el orden lógico de los acontecimientos hubiese sido mano dura con la disidencia y chinificación, pero Gorbachov salió raro.

  18. Comentario de Carlos Jenal (02/07/2013 09:38):

    A lo mejor Gorbachov salió raro porque la disidencia en la URSS era diferente que en China. La primera cristalizó en las nacionalidades étnicas (sobre todo paises bálticos), la de Tianamen era más ideológica. El ZP soviético tuvo que lidiar con el “la URSS se rompe!” y pensó que había que intentarlo por las buenas.

    Pero de esto entiendo menos que de economía.

  19. Comentario de Enrique Zaragoza (02/07/2013 11:01):

    Enhorabuena por la crítica literaria, me ha gustado mucho.

    Me vienen a la cabeza las palabras de Federico Mayor Zaragoza: “el comunismo fracasó porque enfocado en la igualdad, olvidó la libertad, el capitalismo corre el mismo riesgo porque enfocado en la libertad, ha olvidado la igualdad…

  20. Comentario de Mauricio (02/07/2013 11:54):

    Desde luego para estudiar el comunismo desde un punto de vista económico es mejor una novela de ficción, que un análisis serio. Tan solo unos comentarios:

    Me choca la aparente alegría del autor al subrayar que el comunismo no solo cayo por merito del capitalismo, si no, o al menos principalmente, por demerito propio ¿Acaso eso lo hace más llevadero?

    Luego está el comentario de Spufford sobre que el comunismo tenía que ser el último estadio del capitalismo o en roman paladin: si no hay, no se puede repartir. Y es que Marx de tonto no tenía un pelo. La cuestión es qué papel debería jugar el comunismo hasta el colapso del capitalismo ¿Qué deberían haber hecho en Rusia? Porque si era esperar a que esta pasase de un estadio feudal-rural a que su industria colapsase…

    Al final todo se resume en que sería la leche que los sistemas comunistas dejasen de cometer los errores propios de los sistemas comunistas…una boutade que por ingeniosa que aparentemente sea no deja de ser aquello de “si mi abuela tuviera ruedas…”

    Siguen atrapados en aquello que Juaristi definió como el “bucle melancólico”.

  21. Comentario de Santi (02/07/2013 13:04):

    Lo que está claro, al parecer desde varias décadas antes del colapso, es que no podían competir en el terreno propio de la democracia de mercado: la universalización de televisón, vídeo y automóvil personal. Lo intentaron, y ello da muestra de que, desde luego, aquel régimen no era, en sentido estricto, nada del otro mundo. Y es bueno que nos hayamos quitado de encima a la falsa alternativa. Hecho lo cual, podemos centrarnos en lo que Mauricio implícitamente pide: el debate sobre si lo que es bueno para el capital, para su movimiento, crecimiento y multiplicación, es bueno también para la gente. Por que, oigan, en esa fe parecen basarse tanto el chiringuito como las propuestas de encauzamiento del mismo.

    (Yo también me he dejado mecer por la voz en off de Adam Curtis. Otra recomendación: ‘The Mayfair Set’.)

  22. Comentario de Carlos Jenal (02/07/2013 15:39):

    @Enrique, una de las cosas que me sorprendieron del libro (y que supongo que demuestran mi ignorancia) es que en la URSS no había el igualitarismo a rajatabla que pensamos. ¡Los directores de fábrica tenían bonus y todo! Y no poco: la diferencia entre el 99% y el 103% de la cuota no era un 4% de sueldo, podía ser hasta un 40%.

    @Mauricio, de alegría nada, simplemente es la diferencia entre ir cantando el “Campeones oe oe oe”, y saber que si no es por autogol ajeno aún estaríamos jugando la prórroga. Lo que deberían no lo sé, pero lo que podrían haber hecho es lo que hizo China: construye una base industrial y asegúrate recursos con tu sistema comunista, y luego suelta al capital para que les saque rendimiento. Eso si yo fuese el tirano comunista de turno y quisiera mantener el chiringuito que me he montado.

    El comunismo se hundió porque los guardianes de las esencias solo podían ver en blanco y negro. Llámeme melancólico, pero creo que lo mismo está pasando en el capitalismo.

    @Santi: a mi me chirría una expresión como “democracia de mercado”. Lo uno es un sistema político, y lo otro un orden económico. Hasta que punto van de la mano es un debate que daría para mucho, pero ahora que vemos dictaduras capitalistas como China, no parece que sea el único binomio posible.

  23. Comentario de Latro (02/07/2013 16:10):

    Hay una frase en el libro que queda redonda, pero como el libro esta en casa y yo en la oficina lo que va a salir es de memoria y mal

    Decia algo asi como que si la primera generación de lideres de la URSS eran criminales que pensaban que eran científicos sociales y la segunda criminales con la esperanza de ser científicos sociales, la tercera ya era de criminales a secas. Las ideas utópicas y el fervor se habian disuelto en una miasma de arribismo, de trepas con un conocimiento exhaustivo de como medrar en el tinglado que estaba montado y ni puta idea, ni ganas, de nada mas.

    Evidentemente eso era en parte mejor que iluminados cuya visión de la utopía incluia cargarse sumariamente a millones de personas con cualquier pretexto, pero también era garantia de que estaban los dias contados porque el aparato vivia para si mismo y se desviaba cada vez mas de la realidad, y sin voluntad de corregirse.

    Básicamente en el libro a uno le puede caer simpático Krushchev, aun con todas sus limitaciones se le pinta como un sincero creyente que queria, de verdad, ver como se podia llegar a superar al capitalismo desde el comunismo y darle a los soviéticos una vida mejor. Cuando entra Brézhnev todo eso desaparece y lo que queda es el aparato de poder, los privilegios y la voluntad de mantenerlos y me importa una higa lo que sería mejor o peor para la masa, si hay que gastarse toda la pasta en armas pues se gasta y punto.

    Lo de que Marx no predijo el comunismo en una sociedad como la de la URSS es verdad, y en parte explica el espejismo que se vivió en la era que describe el libro. Un crecimiento descomunal de la economía soviética que dejaba en pañales a cualquier economía occidental y que prometia una utopía cercana… si se pudiese mantener, cosa que claro, no era tan fácil porque partiendo de la nada y haciendo esfuerzos sobrehumanos se sube mucho (de 0 a lo que seas capaz de producir), pero una vez ya estas industrializado no se pueden tener aumentos de productividad extraordinarios todos los años, no hay ni recursos ni población ni nada para mantenerlos.

  24. Comentario de Mauricio (02/07/2013 18:01):

    Carlos,

    Pues todavía más da esa sensación de entrenador en plena rueda de prensa diciendo que nos han marcado gol en acciones puntuales, que no hemos podido circular la pelota como queríamos y nos ha faltado gol… pero que el 5-0 (nada de autogol en la prórroga) es cosa nuestra y por tanto también cosa nuestra mejorar, y viva el Betis manque pierda.

    China ¿antes o después del gran salto adelante? ¿Cuántos fracasos y cuantos millones de muertos son aceptables para encontrar el punto justo de comunismo? ¿Alcanzar las condiciones del proletariado chino es el objetivo? En el fondo el mayor problema del comunismo no es económico, si no de índole moral.

    En cuanto el económico, hacen referencia a la imposibilidad de conocer el valor, precio de las cosas y efectivamente lo es, pero no el principal, tampoco la imposibilidad de hacer rentable una “fabrica” que no compite en un mercado libre, si no la falta de incentivos. Por mucho que intenten cuadrar el círculo, una economía sin incentivos, es una economía sin futuro. El comunismo no funciona, un poco de comunismo, tampoco.

    Por cierto ¿No les parece patético que como predijo el propio Marx el comunismo solo sea teóricamente aplicable en sociedades donde el capitalismo hubiera triunfado? ¿No es acaso una demostración palmaria de incapacidad extrema para ser una alternativa? Es lamentable que nadie “les explicase” a la multitud de países 3er mundistas que vieron en el comunismo una forma de escapar de la miseria que Marx “no predijo el comunismo en sus países”…millones de muertos lo hubieran agradecido.

  25. Comentario de JoJo (02/07/2013 18:23):

    #24 “¿Alcanzar las condiciones del proletariado chino es el objetivo?” Sí, ése es el objetivo al que quieren llegar los que nos gobiernan, no sólo en España también en Europa, en el FMI, en las grandes corporaciones… Jornadas de trabajo cada vez más largas, sueldos cada vez más bajos, condiciones laborales cada vez peores y siga sumando. Desde luego no es mi objetivo, por sus palabras deduzco que tampoco el suyo, pero sí lo es para los que acabo de citar.

  26. Comentario de Santi (02/07/2013 20:18):

    #24 Pues eso, Mauricio, dejémonos de milongas y vanos entretenimientos. El comunismo no fue capaz de proveer de televisiones y mató mucho. Se hundió la supuesta alternativa del socialismo real. Vayamos entonces a lo que nos ha caído encima: ¿lo que es bueno para que el gran dinero crezca, es bueno para la gente? Porque la asunción implícita, conservadora, reformista, socialdemócrata, da igual, es que sí. ¿Hablaban de fe en una utopía? “Podemos resumir el contenido del Estado homogéneo universal como una democracia liberal en la esfera política, combinada con un fácil acceso a los vídeos y cadenas estéreo en la esfera económica”.
    #22 Por supuesto, tiene razón. No obstante, a mí, en estas cosas, me gusta hablar sucio.

  27. Comentario de Latro (03/07/2013 09:55):

    Sobre “lo que nos ha caido encima”, leia el otro dia un artículo que colocaba como “la idea mas tonta del mundo” aquella que popularizo Milton Friedman de que, al final de cuentas, la única responsabilidad de un ejecutivo es aumentar el valor de las accíones, y que cualquier otra cosa seria un delito por su parte de gastarse la pasta de otros en cosas que no tienen que ver con la razón por la que compraron acciones (lease, forrarse). Y que como corolario de lo mismo hay que darle paquetes de acciones a los ejecutivos para alinear sus intereses con el de hacer crecer el valor de las acciones.

    Pues bien, analizando lo que ha pasado en las últimas décadas tenemos:

    – La tasa de retorno sobre el capital invertido de las compañías estadounidenses ha bajado del 1965 al 2009, perdiendo 3/4 partes del valor del 65.
    – Entre los 60 y los 80 la compensación que recibia un CEO por dolar de ingresos de su compañia cayó un 33%. Entre 1980 y 1990, con el “shareholder value” como mantra, se duplico. Entre 1990 y 2000 se cuadruplicó.

    O sea, que siguiendo las recomendaciones de la ideología dominante se ha logrado exactamente lo contrario de lo propuesto – los ejecutivos chupan cada vez mas pasta pero los ingresos de las compañias se estancan o retroceden.

    Si el edificio comunista se vino abajo por la insistencia en no ver la realidad y refugiarse en dogmas que no funcionaban, capaz que nosotros estamos en la misma…

  28. Comentario de Latro (03/07/2013 10:31):

    http://www.forbes.com/sites/stevedenning/2013/06/26/the-origin-of-the-worlds-dumbest-idea-milton-friedman/ para el que quiera leer el original

  29. Comentario de Mauricio (03/07/2013 12:43):

    Santi,

    Lo del comunismo lo despacha con cierta frivolidad; una cosa es no tener televisores y otra no tener papel con el que limpiarse el culo. Sobre los muertos habría que diferenciar entre aquellos que asesino para imponerse y mantenerse en el poder, inherentes a todo sistema totalitario, y los millones que causo por la puesta en práctica de sus políticas económicas, propio de sistemas que fracasan estrepitosamente.

    La economía no es un juego de suma cero. La riqueza no se genera a costa de terceros, luego todo aquello que favoreciese la generación de riqueza debería ser beneficioso o neutral al resto. El problema es que hay más entidades públicas y privadas dedicadas a apropiarse de la riqueza existente que a generar nueva riqueza. Obviamente lo que beneficia a estas últimas es perjudicial para todos. Lamentablemente entre estas últimas se cuentan los Estados que controlan la emisión de dinero, su valor, la forma de ponerlo en circulación través de oligopolios, la capacidad para confiscarlo y por si fuera poco, cuentan con el monopolio de la violencia.

    Claro que a lo mejor me equivoco y el problema es gente como Amancio Ortega que paga sueldos de miseria mientras se enriquece. Pero eso implicaría que metiéndole en la cárcel y nacionalizando Zara el problema se solucionaría. Me temo que lo único que se conseguiría es dejar en el paro a 50.000 personas más.

  30. Comentario de Santi (04/07/2013 14:42):

    Mauricio, permítame que vaya directamente a su segundo párrafo.

    Parecería de repente que estamos hablando de comunismo, discúlpeme la broma: ¿así que el régimen que nos contempla es bueno para la generalidad de la gente siempre y cuando se aplique bien? Por otro lado, ¿quién es capaz, dadas las circunstancias, de trazar la línea que separa la genuina creación de riqueza y la mera apropiación de la existente? Entiéndame, no es que yo personalmente crea que no hay tal diferencia, pero el grado de abstracción que ha alcanzado el concepto de riqueza en este sistema o método o procedimiento, que usted le llama, que nos ha caído encima excluye precisamente ese tipo de consideración: no hay diferencia, más que de grado de abstracción, entre crear riqueza y especular o, dicho de otro modo, la especulación es una forma de generar riqueza (tengo para mí que en este estado de cosas la especulación es el caso de generación de riqueza por antonomasia, pero esta afirmación requeriría de pruebas contantes sobre el volumen que alcanzan esas operaciones con respecto al total, una clara definición de lo que se entendería por especulación… de modo que renuncio sin más a ello, pues basta a mis propósitos con dejar claro que no entiendo que la realidad económica que nos aherroja permita incorporar esa idea tan de sentido común -de que una cosa es una apuesta, y probablemente con trampa, y otra arreglar unos zapatos- a un análisis del concepto de riqueza realmente existente.

    Un concepto de riqueza así no puede sino tener una problemática relación con los bienes sobre los que, en último término, se sustenta, y no tan simple como la que usted parece sugerir. Me explicaré, si puedo, pero a lo que voy es a negarle con toda rotundidad su afirmación de que, como la economía no es un juego de suma cero, la generación de riqueza en el sistema capitalista tiene en el peor de los casos efectos neutros para los terceros. En primer lugar hay algo que mueve inmediatamente a la sorpresa en su afirmación: ¿qué terceros? Se refiere usted a los lotófagos de la isla de Yerba? ¿Acaso los bienes sobre los que se genera valor podrán ya jamás ser disfrutados al margen, con independencia del método como han sido producidos? ¿Acaso hay quien escape de la más abstracta posible de las condenas, y no obstante la prisión física, papable y material de verse obligado a contar su vida a tanto la hora? Supongo, dicho sea de paso, que no soy el único que se pregunta a santo de qué, al margen de que el fantasma del paro tenga el perverso efecto de hacer bueno, es un decir, al maldito Trabajo (lo escribo con mayúscula inicial para distinguirlo de lo que estaríamos diciendo en esta frase, por ejemplo: “estoy excavando un pozo, me va a llevar varias semanas de trabajo”).

    Yendo al caso de la forma en que puede tomar esa riqueza que a todos nos encanta y encadena no seré yo el que trace la línea entre necesidades y lujos, que no creo que haya Dios que la pueda trazar, así que no se me acuse de ello. Pero sí parece palpable y evidente a estas alturas que de lo que se trata es de producir, la bicicleta no puede parar. Y si alguna vez ha habido un tiempo en que la producción respondía a un estímulo exterior comprobable, unas necesidades, deseos, caprichos de la gente ajenos a la rueda misma de creación de riqueza, eso es algo que honestamente hoy en día no podemos más que imaginar, dado el grado de sofisticación, abstracción, auto-referencialidad, no sé muy bien como decirlo, que ha alcanzado el procedimiento. El consumo debe ser función de la producción y no viceversa. Ahí tenemos a la mano visible de la mano invisible, la publicidad o industria de creación de consumidores, como botón de muestra. Que nos puede llevar a recordar otro ejemplo, estrechamente relacionado, de lo que hace la “creación de riqueza” con los bienes, y que nos debería poner sobre aviso acerca de la siniestra naturaleza del procedimiento: la obsolescencia programada, y si no, acelerada de cacharros de todo tipo. Seguro que hay quien, mucho más ducho en cuestiones técnicas de economía, nos puede poner más y mejores ejemplos prácticos del desprecio que el sistema implica hacia los concretos y palpables bienes y servicios destinados a satisfacer necesidades y deseos de la gente (¿destrucción de cosechas para que el precio no se desplome?). Pero desde luego no puede sorprender: a ojos del método que usted parece defender (al menos en su ideal recta aplicación), todas las cosas son dinero, da lo mismo un auto que la cosecha de remolacha del año que viene, ya contada, y vendida, o yo mismo, hablen con un actuario de seguros. Fungibles, intercambiables, ideales, como los hombres que componen la Humanidad que algunos defienden mientras torturan y asesinan al hombre concreto (entiéndame, no quiero atacarle con este paralelismo: creo que es una regla generalizable: lo que sucede con las cosas cuando se someten al ideal).

  31. Comentario de Santi (05/07/2013 11:35):

    @Carlos Jenal: fíjese, se me acaba de ocurrir, superando en suciedad a lo de ‘democracia de mercado’, la expresión ‘capitalismo de Derecho’.

  32. Comentario de Mauricio (05/07/2013 11:51):

    Santi,

    Podría decirle que efectivamente hay zonas grises entre las empresas que crean riqueza y las que se apropian de la misma, entre crear riqueza y especulación…pero no lo hare, y me esforzare en poner un ejemplo que responda a los interrogantes que plantea:

    Usted pone en marcha una empresa y crea una aplicación para smart phones.

    – De entrada usted paga unos impuestos por constitución de la empresa, etc. Aquí ya hay riqueza que cambia de manos sin que se genere valor. Además tiene que pagar a un notario, un gestor, etc, lo mismo, la ineficiencia del sistema hace que usted deba desprenderse de parte de su riqueza sin que notario o el gestor haya aportado ningún valor a su producto

    – Usted ha consumido un recurso: su materia gris ¿Quién además de usted podría haber hecho uso de ese recurso? Igual serviría si hablásemos de una planta de energía eólica o solar. Casos muy obvios, pero es exactamente lo mismo para un reloj cutre made in China…aunque más difícil de ver.

    Apple le compra la aplicación por 1 millón de euros.

    – Usted ha generado riqueza, antes de su idea y su ejecución, no existía. Usted no se apropia de ningún recurso, ni del dinero de nadie ¿A quién perjudica?

    Usted decide gastar parte de su dinero en alcohol y mujeres, y el resto malgastarlo invirtiendo en acciones de Apple.

    – A veces la riqueza no se crea, ni se apropia de ella por la fuerza el Estado, sencillamente cambia de manos. Los bares, joyerías, hoteles están encantados, y el Estado que se queda con un porcentaje de todos sus gastos (vía ingresos de bares, joyerías, etc) aun más. Por otro lado usted invierte en Apple, generando valor. Apple utilizara su dinero en investigar, desarrollar productos, abrir tiendas, ganar más dinero y agradecerle en forma de dividendos que les prestase su dinero. Por supuesto el Estado se quedara con su porcentaje ¿Hasta aquí no veo quien puede salir perjudicado?

    Ahora viene la parte jodida. El Banco Central decide poner en circulación N mil millones más, desde ese momento su millón vale menos, este dinero llegara primero a los bancos, que respetando el coeficiente de caja y prestando el resto multiplicaran por X los N mil millones, su dinero aun valdrá menos, la mayor parte de ese dinero llegara a fondos de inversión, brokers, traders, etc, que invertirán pongamos parte en Apple. En un principio esto hará que las acciones suban pero sabemos que ese incremento se basa no en su idea cuyo uso genera un bien intangible, pero un bien al fin y al cabo, y por tanto dinero, si no por unos papelitos que imprimió el estado, que se multiplicaron al pasar por ese oligopolio estatal conocido como sistema bancario, que regaron arbitrariamente los circuitos financieros pero que no tienen ningún valor real que los sustente más allá de la credibilidad que tenga el banco central que lo emitió: en épocas de crisis, ninguno, y por tanto capaz de acabar con una empresa cuyo resultados fueron inflados artificialmente y con su millón de euros, ganados legítimamente sin perjudicar a nadie. No es el exceso de producción lo que obliga a consumir, si no el exceso de dinero que lo abarata y por tanto hace más fácil el consumo, las burbujas, la “impredectibilidad” del mercado, la inflación, la alteración de los precios, etc y en general todo eso que acaba jodiendo a la gente.

    Lo mejor de todo, es que el Estado que a lo largo de todo el proceso se ha quedado con parte de todo el dinero que usted gano y gasto, es el responsable de que al final usted lo acabe perdiendo todo, y encima echarle la culpa a otro. Así que se puede crear riqueza, puede cambiar de manos, se puede uno apropiar de la misma y finalmente acabar con ella.

    Respecto al consumismo, yo no entro en si los niños deben jugar con su aplicación o con una caja de zapatos. Hablamos de economía, no de moral. Como vera soy bastante prosaico y poco tendente a la metafísica.

  33. Comentario de Santi (06/07/2013 14:10):

    Mauricio:
    En primer lugar, el caso práctico que amablemente me plantea no es defendible como argumento. Está usted hablando de dinero que gano, genuina creación, y de otras cosas que dan por supuesta la existencia del Estado, pero usted sólo da entrada al éste para robarme a mí lo ganado con el sudor de mi frente. Hombre, no vale aislar lo que nos gusta de este procedimiento de lo que nos disgusta. Aclaro que yo no vengo aquí a hablar de mi libro, o sea a defender al Estado frente al Capital (permítame las mayúsculas honoríficas). No hay uno sin otro, y al revés.
    En segundo lugar, lo mío tampoco es moral (aunque tengo que decir que para no entender de morales, está usted trazando unas intuitivas diferencias entre los frutos del sudor de la frente y el robo; por no mencionar que, claro, si uno se declara iusnaturalista la moral se ha convertido de repente en naturaleza, lo cual es comodísimo, pero pueda dar lugar a lío, ya que no todo el mundo tiene la misma idea de la naturaleza. Más aún: el conocido mantra liberal pertenece también al campo de las justificaciones morales: vicios privados, virtudes públicas). Eso que toma usted como tal de mi intervención no es más que una descripción superficial del grado de autorreferencialidad, o como sea, que ha alcanzado la rueda de la economía, que supongo que no me negará, y que es uno de los ejemplos que le puse de la mentira que supone, en mi opinión, decir que el sistema económico está destinado a satisfacer necesidades y deseos de la gente (es decir, por definición estaban previamente allí, esos deseos y necesidades, y el mercado acude a socorrerlos). Algo más al respecto. Cuando usted coge mi análisis y lo convierte en un asunto moral (el “consumismo”), es decir, perteneciente al fuero privado de las personas en tanto que consumidores, está de hecho dándome un cambiazo (bastante habitual, por otro lado). Mi descripción de un sistema en que el consumo es función de la producción, y no viceversa, pertenece a muy otro campo que la moral: la política. Y repito, no está en mi ánimo diferenciar, chez les hommes, necesidades de lujos, no van por ahí los tiros. Me limito a constatar que igual que yo, ni nadie honradamente, puede trazar esa línea, los propagandistas del sistema capitalista tampoco tienen derecho a proclamar que se trata del sistema más efectivo en la asignación de recursos de una economía y en la satisfacción de necesidades, pues esas necesidades tiempo ha que se perdieron de vista: es como justificar la necesidad de, digamos, un ordenamiento jurídico basado en que hay muchas conductas delictivas: evidentemente, no vale. No sé si me explico y si esto le dice algo a usted. Y créame, nadie más prosaico y materialista que yo, sobre todo los lunes, y precisamente ahí mi radical reconvención a su renuncia de la metafísica, como usted dice: lo abstracto es lo concreto, lo material es lo ideal. Reflexione un segundo sobre el carácter del dinero (no sobre sus imagenerías históricas, sino sobre lo que merece tal nombre hoy día: de diez ceros en adelante, impalpable, sublime, no viaja en furgonetas blindadas) y convendrá conmigo en que, a pesar de ese carácter, o gracias a él, se nos impone a todos (no hay felices lotófagos en este mundo) como la más dura y sólida de las determinaciones. En ese sentido, como le digo, yo soy muy materialista, pero que le vamos a hacer si lo material resulta ser lo más ideal y lo concreto (el lunes en el almacén) resulta de lo más abstracto.

    Otro argumento que veo que le ha pasado ni rozando es el de que el concepto ‘riqueza’ que usted maneja intuitivamente habrá que analizarlo tal y como se nos presenta en el sistema económico vigente. Se ventila usted la chicha (está mal que yo lo diga) de mi comentario en su primer párrafo, sin ni siquiera acusar recibo de mi tesis. Y mi tesis era que no hay derecho, desde esa única posible perspectiva, a distinguir entre apuestas -y probablemente con trampas- y crear una nueva aplicación para el telefonino. Convendrá conmigo que incluso renunciando a defender que, por volumen con respecto al total, la mayor parte de la “riqueza” generada por el sistema económico es del primer tipo, el hecho de que el tinglado que nos ha caído encima no diferencie en el fondo entre ambos es indicativo de que los bienes (que son los que a fin de muestras satisfacen realmente los concretos humanos deseos y necesidades) van por un lado y la “riqueza”, el valor, por otro. Y con esos mimbres ya me dirá usted que cestos nos salen: la “creación de riqueza”, en primer lugar, no entiende de terceros, y en segundo, desprecia a los bienes concretos (le puse otro caso de esto: la obsolescencia programada o, si no, acelerada, de bienes con la clara intención de elevarlo a categoría). De ahí que de ninguna manera pueda tenerse como verdadera la siguiente cadena de razonamientos: “La economía no es un juego de suma cero. La riqueza no se genera a costa de terceros, luego todo aquello que favoreciese la generación de riqueza debería ser beneficioso o neutral al resto.”

  34. Comentario de Mauricio (07/07/2013 12:27):

    Santi,

    Su retórica escapa a mi capacidad de comprensión. Me es difícil encontrar argumentos a los que asirme, y tan solo consigo entresacar un posicionamiento general basado en sus preferencias, las cuales no me veo incapaz de rebatir, al ser incapaz de encontrar el argumento que las sustentan. Yo no puedo discutirle que no le guste la miel, tan solo si me dice que es amarga.

    El ejemplo que utilizo no le parece valido porque ilustra mi opinión de forma extrema. Efectivamente ese es el propósito de mi ejemplo, y creo que el de cualquier otro. Insisto más allá de que no lo guste la conclusión la que conduce no encuentro argumento alguno que lo invalide ¿Cuál de mis supuestos es erróneo o falso?

    Entiendo que el tema es el concepto de riqueza y si este es, o no, un juego de suma cero. Le pongo un ejemplo que a su vez contiene varios ejemplos más de creación de riqueza que no perjudican a terceros, y no le sirve porque ejemplifica que efectivamente no perjudica a terceros. Agradecería indicase me indicase que supuestos utilizo que sean erróneos o en general invaliden el ejemplo.

    Que el Estado solo “aparezca” para apropiarse de la riqueza, si quiere es maniqueo, pero absolutamente irrelevante para el tema principal de la discusión. Si bien el Estado es inviable sin financiamiento, la riqueza si se da sin estado. La ley del más fuerte no precisa de estado que la legitime.

    Por otro lado creo también responder a su objeción principal o que yo encontré expuesta de forma más concreta en su anterior intervención. La utilización de un recurso priva a terceros de la utilización del mismo por lo que no hay efecto neutro. Hoy en día más que nunca un planteamiento de este tipo carece de fundamento: las empresas tecnológicas o las energías renovables son el mejor ejemplo. Le invito a que me ponga un caso concreto que ejemplifique lo contrario.

    Respecto al grado de autorreferencialidad de la economía…pues si se la niego. La prueba es la cantidad de productos apoyados por grandes operaciones de marketing que fracasan constantemente. El hombre es muy vano y nuestras sociedades cada vez más sofisticadas. Hasta las cosas mas insustanciales a nuestro parecer, cubren uno de esos aspectos.

    La teoría de la obsolescencia es muy interesante. Dándola por cierta claro. El ejemplo que se pone normalmente al respecto es el de la famosa bombilla que dura para siempre. Es obvio que el inventor y probablemente fabricante de dicha bombilla, lo primero que tendría claro es que solo podría vender ese producto una vez, a un número limitado de gente que estuviera interesado en ese producto y que tuviera conexión a la red eléctrica. Algo no tan habitual en el s.XIX. Llego a las siguientes conclusiones: 1. Dependiendo de los costes de desarrollo del producto, el fabricante renunciase a este, privando a la sociedad de esa tecnología 2. Que lo desarrollase y para compensar gastos y la imposibilidad de vender una segunda vez, lo vendiese pero a un precio prohibitivo, privando así a gran parte de la sociedad, la más humilde, de esa tecnología 3. Que lo desarrollase, vendiese pero ante la falta de alicientes económicos, no invirtiese en su desarrollo, por lo que hoy en día estaríamos utilizando tecnología del s. XIX.

    La riqueza no es algo abstracto, es la diferencia entre la calidad de vida de una familia de un suburbio de Nairobi y la del barrio más pobre de España. La diferencia no es nada sutil

    “los propagandistas del sistema capitalista tampoco tienen derecho a proclamar que se trata del sistema más efectivo en la asignación de recursos de una economía y en la satisfacción de necesidades” pues a menos que usted sea capaz de citar algún sistema que lo haga mejor, muy a su pesar, los propagandistas del capitalismo podremos seguir afirmando que es el mejor sistema, que no perfecto.

    No menciono en ningún lado el derecho natural.

    El consumo determina la producción y no al revés. Clarificar respecto a mi ejemplo anterior que el consumo es la base de la riqueza. Obviamente el consumo basado en el excedente de nuestros ingresos y no en el crédito o las “burbujas monetarias” que crean los bancos centrales, y que, entrado en temas morales, alimentan el consumismo desaforado. En cualquier caso afirmar que la producción alimenta el consumo, carece de cualquier fundamento económico.

  35. Comentario de PETER (07/07/2013 20:16):

    “El consumo determina la producción y no al revés… En cualquier caso afirmar que la producción alimenta el consumo, carece de cualquier fundamento económico.”

    Tanto como carecer de cualquier fundamento economico…. ¿te suena?

    http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Say

  36. Comentario de Mauricio (08/07/2013 10:57):

    Sí, y estoy en total desacuerdo.

    Dejando de lado la perogrullada de que no puede haber demanda de un producto que no existe. La cuestión principal que se concluye dando por buena la ley de Say es que las crisis solo podrían ser de producción ¿no? algo que no solo desmiente la crisis actual ¿el problema que no se vendan casas es que no se construyen suficientes? si no que niega la posibilidad del ahorro.

    Para su info hay bastante liberales que defienden esta teoría porque evidentemente a la larga se cumplirá la ley, y todo el stock de viviendas se acabara vendiendo, aunque sea a un precio por debajo del coste de “producción” y por tanto destruyendo riqueza. Pero esto es como una adivina que le vaticina que usted morirá, pues efectivamente un producto se acabara vendiendo aunque sea a 0 € porque los únicos que destruyen mercancías son los agricultores.

  37. Comentario de Mauricio (08/07/2013 11:18):

    Ojo que lo anterior no se puede desligar de lo que menciono anteriormente. Es decir no se puede concluir que entonces las crisis son de demanda y por tanto esta debe ser estimulada mediante crédito o planes E. Cuando la demanda está basada en un excedente de riqueza, la producción se adapta de forma natural a la demanda. Evidentemente hay malos empresarios y por otro lado con el intervencionismo estatal (desgravaciones a la compra de vivienda) y la reducción del precio del dinero por parte de los BC (bajada intereses) los empresarios sencillamente no pueden saber en qué se basa la demanda y por tanto cuanto deben producir.

    En un mundo liberal perfecto la ley de Say se cumpliría porque eliminaría a los productores ineficaces y los eficientes, por definición, venderían siempre lo que producen. En cualquier caso, insisto, esto no es aplicable al contexto de la discusión con Santi sobre consumismo.

  38. Comentario de Santi (09/07/2013 13:32):

    Mauricio:
    El ejemplo que puso no me vale como argumento no porque se lleve a su extremo (eso sí sería un argumento de toda la vida), sino porque sus personajes juegan con papeles trucados, le diré por qué. El Estado que usted menciona a partir del segundo o tercer acto para robarme los frutos de mi creación estaba allí desde el principio, o dicho a lo histórico, no ha habido dinero sin alguna forma de Estado, que sepamos. Es que no se puede hacer un análisis de la realidad tomándola cronológicamente como si de una novela se tratara salvo que… por ejemplo, cuando dice que el héroe randiano de su novela obtiene del sudor de su frente, del genio de su espíritu tantos dineros al colocar no sé qué cacharro en el mercado, recuerde que el Estado estuvo allí desde el principio, por ejemplo garantizando (más o menos) el valor de ese dinero y cuidando de que las carreteras estén seguras y, qué coño, de que haya mercado y carreras hasta él. Pero releo esto que acabo de decir y me encuentro lamentablemente socialdemócrata, cuando mi intención sí que es precisamente llevar el argumento a su última consecuencia y dejar claro que me parece directamente un error cognitivo, si se puede decir así, el separar funcionalmente a Estado y Capital. La foto de la realidad es una: ambos van de la mano, y no hay firmante del BOE y de declaraciones de guerra que pueda siquiera soñar que hay otra lógica de las cosas que la del movimiento y multiplicación del gran dinero.
    Así pues, el tema, como usted dice, es la riqueza, aunque es importante precisar: tal y cómo ésta se considera por el propio procedimiento de “generación de riqueza”. Y usted me puso un ejemplo de riqueza loable y se olvidó de que el sistema no permite distinguir, se lo repito por tercera vez, entre apuestas y fabricar zapatos. No es mi opinión, es la lógica de las cosas. En otras palabras, su ejemplo no es válido como argumento porque si lo elevamos a caso general, nos damos cuenta de que solamente describe, si es que lo hace, una parte, incluso minoritaria del tipo de operaciones que se consideran creadoras de riqueza.
    Una cosa más sobre la que me interesa insistirle debido a la forma de ventilarla en su comentario del otro día. Dice usted, citándome a mí: ““los propagandistas del sistema capitalista tampoco tienen derecho a proclamar que se trata del sistema más efectivo en la asignación de recursos de una economía y en la satisfacción de necesidades” pues a menos que usted sea capaz de citar algún sistema que lo haga mejor, muy a su pesar, los propagandistas del capitalismo podremos seguir afirmando que es el mejor sistema, que no perfecto.” Pero resulta que me cita de forma incompleta, de modo que mi argumento resulta desnaturalizado, hecho lo cual puede ser contestado con el mantra habitual. Mi frase seguía donde usted la corta: “pues esas necesidades tiempo ha que se perdieron de vista”. Es decir, que la nuez de mi razonamiento esta en “necesidades” no en la comparación con otros sistemas, cosa que ya desde el primer comentario en este hilo denuncié como una inutilidad. Siguiendo mi argumentación, la referencia a las necesidades humanas por quienes se ven en la obligación de defender el chiringuito que nos ha caído encima, es gratuita y convierte la justificación del sistema económico vigente como el más efectivo en la satisfacción de las necesidades, efectivamente, en propaganda, en pura ideología. En fin, para negar la bondad de una cosa no hay por qué afirmar la de otra (ni siquiera la de su supuesto contrario).
    Un saludo.

  39. Comentario de Mauricio (11/07/2013 16:42):

    Santi,
    Si prefiere saque de mi ejemplo todas las veces que me refiero al estado como confiscador de riqueza. No cambia nada en absoluto. Por otro lado si es factible el dinero sin interferencia del estado, de hecho existe, otra cosa es que nadie más que la FED pueda imprimir dólares.
    Pensar que sin Estado no habría carreteras es como pensar que tampoco habría hospitales o escuelas, cuando los estados incorporaron estos a su “portafolio” bastante después de que estos existieran. Si para bien o para mal es otra discusión En cualquier caso el Estado como proveedor de servicios no guarda relación alguna con el objeto de discusión.
    Como le apunto la riqueza se crea y cambia de manos, a veces mediante apuestas ¿Qué tiene de malo? Lo relevante es de donde surgió esa riqueza, del ahorro, del trabajo o de la multiplicación artifical del dinero sin valor que lo sustente.

    “los propagandistas del sistema capitalista tampoco tienen derecho a proclamar que se trata del sistema más efectivo en la asignación de recursos de una economía y en la satisfacción de necesidades pues esas necesidades tiempo ha que se perdieron de vista””

    Su añadido no creo que varié para nada lo que afirmo. Tan solo amplia mi argumento. A menos que conozca usted un sistema mejor para detectar cuales son las “necesidades reales”, el capitalismo seguirá siendo el mejor en detectarlas y satisfacerlas. No sé si wifi gratuito o un papel higiénico que no rasque son grandes necesidades, pero hay demanda de estas y sin embargo no las hay de pelapipas automáticos ¿Se le ocurre un sistema mejor para detectar que necesita y que no necesita la gente?

    Un saludo

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