ACTUALIDAD DE ESPAÑA DICIEMBRE
DE 2003
04/12/03:
Aznar es un B-52
Recientemente apareció en
El País un considerable ladrillo de Humberto Eco en el cual
el intelectual italiano destripaba el modus operandi del que, muy
a pesar de los italianos y el raciocinio en general, es presidente
de la República italiana, Berlusconi. El artículo
venía a explicar algo más viejo que la tos, pero no
por ello menos importante: la desinformación. Eso sí,
tal y como la entiende el Mama Chicho, que es un método muy
efectivo y avanzado.
Para Eco no es de extrañar
que cuando Italia asumió la presidencia europea, Il Cavaliere
lo primero que hiciera fuese llamar "nazis" a los alemanes
con una finura y elegancia inequívocamente transalpinas.
Al día siguiente, la prensa europea se tiraba de los pelos
ante tamaño bombazo. Lo mismo que cuando comparó,
con su habitual tino, a Sadam Hussein con Benito Mussolini en estos
términos: "Mussolini nunca mató a nadie".
Los medios de comunicación se preguntan si el hombre es retrasado
mental mientras compiten por ver quién publica la columna
de indignación con mayor talante literario. Pero en realidad
-pobres corderitos- le están haciendo el juego porque Berlusconi
está encantado de que se hable de él aunque sea mal
y, muy especialmente, como él quiere y ha previsto. Está
siempre dando que hablar horas y horas, las suficientes como para
sepultar lo que verdaderamente hace como gobernante. Cuando tiene
que cambiar de tercio o la cosa se desmadra, rectifica y prepara
la siguiente barbaridad. Es un procedimiento metódico e,
incluso, repetitivo, pero que le da resultado a él, y a los
que son como él, nos referimos en concreto a Aznar, nuestro
presidente.
En primer lugar, Aznar llegó
al gobierno por medio de bombazos como los de Berlusconi, con la
salvedad de que, si Il Cavaliere lo que dice son payasadas dignas
del mamarracho que es, los bombazos de Aznar en su día eran
indiscriminados e hicieron que el estado democrático, que
se iba estableciendo tímidamente en la sociedad española,
llegara a tambalearse.
Cuando el caso de corrupción
era importante, se tachaba al gobierno de mafia peligrosa -viene
a la memoria cuando en el Congreso, fugado Roldán, se acusó
al PSOE de haberle asesinado para que no "cantara"- y
cuando no había nada, igualmente se tildaba al gobierno de
inoperante por los motivos más peregrinos. El caso era marcar
la agenda política, tener al PSOE dando explicaciones y desmintiendo
a diario, tal y como está hoy la prensa analizando, casi
hasta sintácticamente, la última burrada de Berlusconi.
Con la diferencia de que, mientras en España el PSOE se desgastaba
ante la opinión pública, la opinión pública
que le interesa a Berlusconi sonríe silenciosamente pues
el italiano siempre insulta y desprecia de acuerdo con valores encarnados
en los más bajos instintos de los que, al fin y al cabo,
le están votando.
Aznar, en su gobierno, ha hecho
uso de la misma política de B-52. Con él quedó
inaugurada la "oposición de la oposición",
que se practica actualmente en su mayor intensidad en esas ruedas
de prensa de Ana Mato que son de traca y terminan todas antes de
empezar con: "el PSOE está dividido, no es una alternativa
seria y los ciudadanos lo perciben. El PP hace un gobierno responsable
y los ciudadanos confían en él".
Aunque la mayor gravedad de estas
artes reside en las relaciones del Estado con el País Vasco
que sufrimos hoy en día y que, como muy bien apuntaba Pujol
en su entrevista de despedida en Tele 5, a unos les dan votos del
Ebro para arriba, a los otros del Ebro para abajo.
Los resultados a la vista están:
el estado de los hospitales públicos es el peor que se recuerda
en muchos años, los precios de todo están como están
y la vivienda que tenemos es la más cara del mundo, pero,
sólo cuando el fútbol y el corazón lo permiten,
en España se debate de hasta donde llega o deja de llegar
el lehendakari con sus planes de tebeo. Como la campaña electoral
se haga un poco más larga de lo debido, van a tener que enviar
a la Guardia Civil a detenerle, la Ertzaina opondrá resistencia
y ¡por fin! la ansiada Guerra Civil que parecen desear todos
los terroristas, los de las pistolas y los de las ondas radiofónicas.
En lo que respecta a la guerra de
Irak, seguimos aplicando la misma fórmula. Al principio,
según el presidente, "algunos estaban deseando que llegasen
muertos" Ahora que llegan ¿Quién es el guapo
que cede ante la presión de los terroristas violentos? La
deducción es sencilla, Aznar genera muertos y de ellos se
nutren sus argumentos. Ya que ahora, por fin, está instalado
en la situación más cómoda y a la que está
tan acostumbrado de "no voy a ceder ante la violencia".
Por lógica, cuantos más españoles mueran, más
y mejor legitimará el presidente sus decisiones. Por de pronto,
Zapatero ya ha dejado de pedir la retirada incondicional de las
tropas.
En el debate de ayer, el líder
socialista, en su línea de "política con honor",
quiso consensuar con Aznar la presencia española en Irak,
aunque para ello se cargase su línea de "oposición
frontal a la guerra" -en lo que es sin duda una forma de hacer
oposición, cuanto menos, bastante particular... por decir
algo bonito. Y es en este momento en el que nos topamos de bruces
con la máxima expresión de lo que es la política
con el sello personal de José María Aznar: le ofrecen
consenso y contesta que -atención- él es el que ofrece
consenso (???); resultado: no hay consenso, nadie toca las decisiones
del presidente. Aznar gana otra vez, pero sólo gana él.
Álvaro
(LPD) |