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ACTUALIDAD DE ESPAÑA                          NOVIEMBRE DE 2003

 

17/11/03: Reforma estatutaria a la sombra de la bandera de Colón

Los resultados de las Elecciones Catalanas 2003 cierran el ciclo de consultas previo a las próximas Elecciones Generales, cuyo pistoletazo de salida puede darse por producido desde la noche de ayer. En el mismo instante en que los primeros muestreos de medios de comunicación y partidos políticos avanzaron la victoria por la mínima de CiU (en momentos en que el recuento oficial situaba todavía por delante al PSC) quedaron claras las posiciones de salida de los diferentes partidos políticos de cara a los próximos comicios.

Los resultados definitivos conforman un panorama de fondo que coincide exactamente con lo que, más o menos, todos preveíamos. Es decir, con la posibilidad de que tanto PSC como CiU gobiernen. Y con una realidad impepinable: que lo haga uno u otro depende de ERC.

Sin embargo, a esta situación globalmente coincidente con lo esperado se ha llegado con unos resultados sorprendentes. Al menos, en dos aspectos. En primer lugar, en lo que hace a la extraordinaria pujanza de ERC, que se come votos y espacio político tanto de convergentes como de socialistas en mucha mayor medida de la prevista por casi todos. La euforia que se vivía anoche en sus sedes en toda Cataluña es comprensible. CiU y PSC sufren un desgaste mucho mayor del esperado y, como segundo elemento de sorpresa, en casi idéntica medida, por lo que la correlación de fuerzas se conserva casi milimétricamente. En vez de la prevista pequeña ventaja de Maragall de 2-3 escaños, Mas ha conseguido ganar las elecciones merced, de nuevo, a una ley electoral que obliga al PSC a obtener en torno a un 3% de diferencia so pena de acabar como ahora... o como hace 4 años.

El panorama es pues brutalmente desolador para el Partido Popular y lo que representa. No por sus resultados (cuarta fuerza política, con un techo del 12% del electorado, condenado en los próximos 4 años a la más absoluta marginalidad) o por la patética situación que demuestra que los mismos sean considerados unánimemente como "excelentes". No. Lo grave es que, el panorama de fondo surgido de la noche electoral es tan pésimo como podía preverse (ERC decide) y el panorama emocional es todavía peor (ERC crece todavía más de lo previsto y es el gran triunfador mediático de la noche). Poco consuelo son los decepcionantes resultados del PSC, tras el boicot encarnizado de simpatiquillos caciques de la España profunda (Bono e Ibarra, apareciendo donde nadie les llamaba, se han asegurado el odio eterno de los socialistas catalanes, y más que justificado) porque la dura realidad es que Aznar se ha convertido en una garantía de votos para los nacionalismos de todo pelaje. Lo que representa el PP, en la práctica, es justo todo lo contrario de lo que predica. A la sombra de la banderaza de la plaza de Colón crece espectacularmente un sentimiento en España, que desde Madrid no se ve, a lo que parece, que viene a ser algo así como "por favor, no con nosotros".

El lúcido análisis de los gestores de la caverna es algo así como que los resultados de ERC son consecuencia de la irresponsabilidad del PSC, por tontear con los que amenazan la disgregación de la Patria. Brillante. Suponemos que también el incremento del voto nacionalista en Euskadi (donde su mayoría absoluta sólo peligra por la injusta ponderación de voto que beneficia a las circunscripciones pequeñas, como en Cataluña, pero que en este caso beneficia al PP) es también achacable a la irresponsabilidad socialista. O la creciente complacencia con la que desde la periferia cada vez más masivamente contemplamos estos fenómenos, absolutamente hartos de la imponente Españazzzzzzzzza que se cierne sobre nosotros.

La noche electoral de ayer fue deliciosa. La llegada de Carod Rovira, entre los entusiastas gritos en favor de la independencia de una militancia que manifiestamente se pasaba por el forro todas las pautas de conducta marcadas por la corrección política, era seguida por radios y televisiones estatales en medio de sudores fríos. Esta misma mañana, el siempre ponderado Iñaki Gabilondo, haciendo gala de su conocida mentalidad de apertura en lo que a la España plural se refiere, ha zanjado la discusión en torno a los resultados de la siguiente forma: "Y ahora vamos a ocuparnos del tema Irak, donde la situación también es desastrosa". Es comprensible. Desde Madrid, la lectura es clara: al frente vasco se ha añadido el catalán. Y, a diferencia del primero, los cabrones de independentistas de este segundo show incluso osan exigir el autogobierno en una lengua extraña y diferente al español. Y la solución, no nos engañemos, también es evidente para la zona centro: Bono o Ibarra piensan lo mismo que Jiménez Losantos, coma arriba, coma abajo. O, más bien, División Acorazada arriba, Brigada de Paracaidistas abajo. La ventaja de esta situación es que, entre pitos y flautas, va a tener nuestro Glorioso Ejército español que intervenir en tantos fregados al amparo de ese maravilloso artículo 155 de la Constitución (que, por cierto, el Gobierno del PP quiere desarrollar legislativamente, para que vean Ustedes cómo están las cosas) que tendremos que abandonar las actividades criminales a las que lo estamos dedicando en Oriente Medio.

De momento una cosa está clara. El 85% de los catalanes han votado por opciones políticas una de cuyas primeras prioridades es una reforma estatutaria. A la sombra de la bandera de Colón Piqué ya ha señalado que el mensaje de los catalanes es claro: se encuentran cómodos en el marco actual. Empezamos bien, y nos vamos a divertir. ERC es clave, el estatuto del PP en Cataluña es el de apestado ideológico y Españazzzzzza se desmembra. Para rematar la faena los resultados confirman que es prácticamente imposible en el futuro que CiU pueda apoyar a algún partido a nivel estatal. La gobernabilidad post-2004 puede ser un espectáculo. Nos vamos a divertir, mientras la cabra de la Legión empieza a practicar catalán en la intimidad.

ABP (València)

 
La Radio Definitiva