ACTUALIDAD INTERNACIONAL                    OCTUBRE DE 2001

 

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18/10/2001: La Guerra Bactereológica de la Señorita Pepis

Vamos a decir ya sin miedo lo que sólo Fraga y Villalobos han osado insunuar en público: nos reimos del carbunco (anthrax).

Recopilando los datos que están apareciendo en la prensa tenemos ya identificado el perfil del maligno agente:

1. Denominación: Por esas cosas que pasan en España llamamos carbunco (de toda la vida, oiga) a eso que los yanquis llaman anthrax. Así que el bichito se llama "carbunco (anthrax)". No confundir con lo que los españoles llamamos ántrax (bueno, lo españoles, será algún que otro bicho raro, que yo no lo había hecho nunca) y los yanquis denominan "carbuncle", especie de erupción cutánea casi inofensiva.

2. Peligrosidad:La confusión terminológica se explica porque si la erupción cutánea en cuestión es "casi inofensiva" hemos de reconocer que entonces tampoco se diferencia mucho del carbunco, la verdad. Del recuento yanqui nos salen, hasta la fecha, un centener de infectados y una víctima mortal. No es muy espectacular, la verdad. ¡Y eso que dicen que son cepas de laboratorio mutadas especialmente virulentas! El carbunco empieza a parecerme un bichito simpático e indefenso, al que la naturaleza no ha dotado con armas precisamente generosas para sobrevivir.

3. Posología: Por lo visto el carbunco en regiones donde la naturaleza no lo hace más o menos frecuente (como Estados Unidos) se suministra por medio de una carta con un polvito blanco. Para quedar infectado hay quien dice que es preciso aspirar muchas esporas, de forma que (al igual que el SIDA fue tenido por plaga anti-homosexual en su día) creemos que podemos estar, más que ante un ataque a la civilización occidental, ante una cruzada anti-cocainómanos. En países como España, en los que el servicio de correos garantizaría la absoluta inutilidad de un ataque masivo de carbunco por carta, el bichito ha mutado y emplea otros métodos de transmisión, más acordes con el carácter agrario de nuestra nación. Nosotros solemos tener unas decenitas de casos al año, sobre todo el las Castillas y Aragón, vinculados a la ganadería.

4. Contraindicaciones: El pánico ciudadano. Los medios de comunicación muestran contínuamente su preocupación por el "éxito de los terroristas", que están logrando generar pánico en la población. Paradójica reflexión cuando son los propios medios de comunicación los que bombardean a la población con alarmistas informaciones sobre la próxima muerte que nos puede llegar por medio de una aparentemente inofensiva carta.

Todo esto es, sencillamente, un despropósito. Tanta sigla (Alerta NBQ me encanta) y tantas películas hablándonos de lo terrible de la guerra bactereológica y luego todo se resume a una infección cuasi benigna que los pastores de los Montes Universales tienen controlada desde hace años.

Estos terroristas, sean quienes sean, son unos pringados. Augusto Pinochet, con unas cuantas tanquetas con gases lacrimógenos, lograba más muertes que estos tipo con su despliegue de carbunco por vía postal. Y es que hay quien demuestra en todo lo relacionado con la muerte un "toque" especial.

11/10/2001: El Tribunal Penal Internacional y la propaganda americana

Los Estados Unidos de América, con su negativa a suscribir el Acuerdo de Creación de un Tribunal Penal Internacional (TPI), se han convertido a la vez, y paradójicamente, en los mayores agentes propagandistas del mencionado órgano y en los defensores de la legalidad penal.

La Historia del TPI es una de tantas en las que confluyen factores como la ignorancia sobre el objeto de la discusión (y la nula intención de remediar esta situación por el único procedimiento posible: estudiar) con el abuso del tópico periodístico.

De forma que un observador imparcial descubre cómo los movimientos de agit-prop al uso han virado 180º. Antes, el TPI era un instrumento de Occidente inaceptable para juzgar a todos aquellos considerados "díscolos" de acuerdo con parámetrso occidentales. Ahora, en cambio, el TPI es la panacea para todos los males del mundo.

¿Qué ha ocurrido entretanto? Pues únicamente que la Administración Clinton y después la Bush no se han mostrado nada entusiastas con el Tribunal en cuestión. Y la mera negativa americana ha hecho que la opinión de la intelligentsia mundial variara, pues, como no puede ser de otra forma, si los EE.UU. están en contra, el invento tiene, forzosamente, que ser bueno.

Convendría aclarar el debate de forma mínima acudiendo al propio Estatuto del Tribunal Penal Internacional en cuestión, y aportar información sobre algunos de sus puntos. En concreto:

- ¿se ha informado convenientemente de que el mencionado Estatuto otorga al TPI una competencia lógicamente universal (para algo pretende ser un Tribunal internacional) al estilo de algunos órganos ya existentes como los Tribunales ad hoc creados en La Haya?

- ¿es sabido que esta competencia universal no depende de la aceptación del Acuerdo?

- ¿se conoce que existe la posibilidad de ser acusado y condenado penalmente acudiendo a la violación de meros principios, sin que exista un listado cerrado de conductas incriminatorias que deba ser previo a la comisión de las mismas?

El resumen de todo esto es que el TPI es un órgano con unas garantías, más o menos, equiparables a las del Tribunal de Orden Público franquista (y cualquier diferencia es a favor de éste y no de aquél). La negativa de los Estados Unidos a firmar el Acuerdo no es pues, desde una perspectiva garantista, tan descabellada.

Y es que la idea de crear un órgano supranacional encargado de la represión es excelenete si se hace respetando la tradición garantista de las democracias occidentales, pero extraordinariamente peligrosa si se convierte en una habilitación en blanco para juzgar a cualquier ciudadano en función de normas morales o éticas reconvertidas en jurídicas en el momento de dictar sentencia, pero no plasmadas como tales (y convertidas en normas) con anterioridad.

Al revés de lo que les pasa a muchos grupos (que no querían un tribunal internacional, pero les encanta este desde que a EE.UU. no les gusta), un órgano como el TPI creemos que es necesario y un gran avance, pero no este TPI. La negativa de EE.UU. ha sido en este sentido una excelente noticia, pues ha pulverizado cualquier resistencia a la creación del órgano, que previsiblemente en un futuro no encontrará en consecuencia grandes opositores.

Ahora sólo es necesario que el TPI, cuando exista, no sea un Tribunal de Orden Público Internacional.

10/10/2001: Guerra contra el talib

1. EE.UU. no ha atacado Afganistán. El Gobierno legítimo de Afganistán, reconocido por Naciones Unidas y por casi 200 países en todo el mundo (por ejemplo, todas las embajadas de Afganistán en el mundo están ocupadas por ellos) no sólo no ha sido atacado por EE.UU. sino que está cooperando militarmente con ellos.

2. Lo que EE.UU. ha atacado es una parte del territorio afgano ocupada ilícitamente en términos de Derecho internacional. Y una parte con la población sojuzgada por un totalitarsismo teocrático como los que uno creía que ya no existían en el mundo.

3. Sentadas estas ideas (difícilmente atacables) está claro que una intervención auspiciada por Naciones Unidas legitimaría un ataque de la comunidad internacional para exterminar al régimen talibán, caso de que se produjera. Se trataría de una acción en defensa de la Carta de las Naciones Unidas y de los Derechos Humanos perfectamente legítima y ajustada a Derecho.

4. Además, los acontecimientos del 11 de septiembre habilitaban en ciertas condiciones a Estados Unidos a reaccionar militarmente contra el régimen talibán. El ataque de EE.UU. al mismo estaba justificado si (y sólo si) se confirmaba tanto la implicación de Bin Laden en los atentados como la connivencia talibán con él. Una vez han quedado claras ambas cosas el ataque estadounidense se ajusta también perfectamente a Derecho.

Es una obviedad que con este ataque se van a producir víctimas afganas. Lamentablemente vivimos en un mundo en el que en ocasiones se han de sacrificar bienes como la vida humana en aras de mayores beneficios. Y en este caso:

1. La intervención norteamericana no sólo es legítima sino necesaria. La única forma de tratar de evitar nuevos atentados es detener y juzgar a sus autores mediatos. Y la única forma de hacerlo es (dada la falta de cooperación de los talibán), entrando a por ellos.

2. La intervención norteamericana no sólo es legítima sino beneficiosa para Afganistán, para sus ciudadanos y para los derechos humanos. Sobre esta afirmación sólo puede discutir quien considere honradamente como aceptable la actual situación de ese país y sus habitantes.

 

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