ACTUALIDAD INTERNACIONAL                MAYO DE 2002

 

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13/05/2002: Vive la République (bananière) !

La irresponsabilidad de una clase política (derechas e izquierdas, tan unidos en esto como en su voto) como la francesa, organizando un coup d'état en douceur por medio del bombardeo, incesante y vergonzoso, realizado a través de los medios de comunicacion para lograr un masivo voto en favor del Presidente de la república, Jacques Chirac, ha conferido a Francia el dudoso honor de convertirse en la tierra de acogida política por excelencia de cientos de guineanos, congoleños, senegaleses… Efectivamente, todos ellos se habrán sentido como en casa en un país en el que todos los partidos políticos, dirigentes del Gobierno y de la oposición, "intelectuales ", periodistas, empresarios, líneas editoriales de medios de comunicación, profesores… alineaban una misma consigna electoral : El Presidente es bueno, el Presidente les quiere : !Voten por Nuestro Presidente !

Es un asunto ciertamente grave que toda Europa asista conmovida y solidaria a semejante farsa electoral, desde la convicción de que a ciertas ideas políticas hay que machacarlas como sea. Al margen de que estas reflexiones se encuentran probablemente en el origen de lo que podríamos llamar episodios de passage à l'acte , debiera suscitar una reflexión mucho más crítica que la que hasta la fecha hemos visto el hecho de que se vulneren con tanta claridad y sin que nadie lo critique, las reglas del juego democrático.

Nadie duda, en estos momentos, que en Francia el Ejército no ha dado un golpe de Estado en toda regla únicamente porque no se ha considerado necesario. Pero, por si acaso, todo estaba previsto y legitimado por adelantado. Con tal de evitar la llegada al poder de Le Pen, por mucho que la voluntad de los ciudadanos así lo hubiera querido, servicios secretos franceses y fuerzas militares, con el apoyo de la población crítica convenientemente movilizada y el soporte ideológico de toda la prensa, el mundo de las letras y las artes y el poder económico, lo tenían muy claro : NO PASARÁN.

El recuerdo de Hitler, como suele ser en estos casos, era convenientemente agitado, para explicar que la democracia sólo es válida en tanto suponga unos resultados asumibles por el stablishment, pero, a lo que se ve, no es un valor absoluto. Igual que la defenestrationis interruptus de Chávez fue saludada por las cancillerías occidentales con el gozo de quien sólo cree en la democracia que apuntala a aquellos que " deben mandar ", ¿acaso imagina alguien que hubiera levantado alguna crítica la subversión (violenta, pues la otra ya se ha hecho) del orden constitucional francés para evitar la llegada de Le Pen ?

Gracias a lo cual Chirac ha sido elegido con un resultado escandaloso, cuya única virtud es certificar con claridad el carácter de estas elecciones como las Primeras de la República Bananera Francesa. A partir de ahora, los irresponsables que han llamado a votar a Chirac son responsables de su acción de gobierno derechizante y lamentable, recién iniciada con el espectáculo de ordenar la suspensión de la Final de la Copa de Francia hasta que el Presidente de la Federación Francesa de Fútbol y el del Bastia (club corso que jugaba la final) se dirigieron por la megafonía a " toda Francia " para " pedirle perdón " por la " afrenta a los valores republicanos " que suponía el hecho de que parte de la afición presente en el campo hubiera " silbado el himno nacional ". Ante tan lamentable ejercicio de vil demagogia ultraderechista queda retratado que lo importante no era tanto no tener a un facha impresentable en el poder como garantizar que el jefe siguiera siendo " nuestro " facha impresentable.

En cualquier caso, el proceso de descomposición política de la República Francesa es ya imparable, y una refundación de su sistema urge. Refundación que se hará cada día más acuciante, empezando con las próximas e inminentes elecciones legislativas, donde, salvo que los políticos franceses empiecen a adoptar medidas realmente imaginativas (tales como hacer equivaler el voto a Le Pen a un voto nulo por " equivocado ") se volverá a constatar que existe una Francia de desheredados que, sencillamente, está harta. Y se puede pretender decir que " son los malos " y que hay que despreciarles e ignorarles. En esas estamos. La cuestión es ver cuánto puede durar eso.

 

01/04/2002: Mundialización, democracia y resistencia antifascista

Si lamentables fueron los resultados de la primera vuelta de las Elecciones presidenciales francesas, por muchos y variados motivos (evicción de un excelente candidato con un balance inmaculado como Lionel Jospin, consagración de Chirac como Presidente de la República, confirmación de la estabilización y consolidación del electorado de extrema derecha francés, incluso con un ligero aumento...), el espectáculo que están protagonizando elites culturales e intelectuales, políticos de todo pelaje y medios de comunicación en estos días previos a la segunda vuelta es sencillamente lamentable y vergonzoso.

Le Pen representa (más que defiende) ideas ciertamente reprobables junto con otras muchas, en gran medida causantes de su éxito, que responden al germen de cultivo ideológico de muchos europeos.

En efecto, aunque a Le Pen se le supone racista y violento, nunca ha superado la barrera del "pasaje à l'acte". Y por mucho que su programa contemple medidas como la prohibición radical y absoluta de la inmigración, la preferencia nacional para acceder al trabajo y la deportación de todos los inmigrantes irregulares (medidas todas ellas que a juicio de LPD son un absoluto sinsentido), no deja de ser cierto que la democracia consiste precisamente en que los ciudadanos elijan de entre diversas opciones, sin que algunas de ellas (como las expuestas) deban ser proscritas por mucho que a algunos (o a muchos) les repugnen éticamente y les parezcan inadecuadas políticamente.

Por otra parte, paradójicamente (y nunca mejor expresado), Le Pen se ha beneficiado (se beneficia todavía) enormemente, de la moda "anti-globalización" de nuestros días. En efecto, si como suele pasar las gentes suelen preferir el original a la copia descafeinada, hay que reconocer que Le Pen fue el primero en denunciar:

- El imperialismo económico y cultural de los Estados Unidos (profundamente antiyanki, Le Pen considera nefasta la invasión cultural y sobre todo ideológica que se ha producido, pues entiende que los valores que se transmiten no cuadran con los que debe imperar en una Europa unirracial y no excesivamente liberal).

- La política genocida del Estado de Israel. Le Pen es coherente con sus mayores y tiene claro que contra los "moros de mierda de banlieu" no tiene nada mientras no sean unos delincuentes anti-franceses (esto viene a significar que, en la práctica, tiene bastante contra ellos en la mayor parte de los casos, peero esto ahora tiene una importancia relativa a efectos de nuestra explicación). En cambio, contra el sionismo internacional, que controla económicamente y domina las democracias occidentales a través de comprar al "stablishment" y perpetuarlo para poner en marcha políticas de libertad ideológica y pro-inmigración.

- No es de extrañar que, con estos mimbres, la mujer de Le Pen sea la Presidente de la más importante ONG europea de denuncia del genocidio contra los niños irakíes protagonizado por EE.UU. e Israel, con la que colabora toda la intelligentsia anti-globalización francesa y española, antiamericanismo obliga.

- Por supuesto, también Le Pen ha sido un precursor el en discurso de que "todos los políticos son iguales", "vendidos al libre mercado", "incapaces de actuar contra los intereses económicos", "sirviendo sólo al capitalismo y no a los ciudadanos".

- Como consecuencia de ello, Le Pen es prácticamente el único que ha señalado con el dedo acusador el proyecto globalizante a pequeña escala, homogeneizador y contrario a los intereses de los ciudadanos que es la Unión Europea, una Unión de los mercaderes que, como se sabe, sólo está al servicio de los flujos de capital y de los ricos. Su máxima representación, el euro, tampoco le gusta (como consagración de esa unión que no respeta la soberanía y capacidad de decidir libremente de los pueblos y como culminación del triunfo de los intereses económicos de los poderosos).

Esta rápida visión de algunas de las ideas esenciales del pensamiento lepeniano deberían permitir a ciertos intelectuales que defienden exactamente las mismas posturas reflexionar sobre lo fundado de sus planteamientos. Evidentemente, nada de ello se ha producido y, de hecho, son más o menos los mismos que comparten ideológicamente gran parte de sus convicciones con Le Pen los que más ardientemente han salido a la calle a defender el honor de Francia contra la extrema derecha.

Y estamos asistiendo en Francia, gracias a ellos, a una de las más dramáticas experiencias antidemocráticas que Europa occidental ha vivido desde el final de ls Segunda Guerra Mundial. En estos momentos, todo el mundo llama a votar a Chirac contra Le Pen, agitando el fantasma del peligro de la extrema derecha, y lo hacen empleando todos los medios.

Por ejemplo, las campañas que están llevando a cabo todas las televisiones, públicas y privadas (así como el resto de la prensa), para satanizar a Le Pen saltándose a la torera y descaradamente las normas que rigen una contienda electoral limpia debieran hacer sonrojar a cualquier demócrata. Los telediarios se dedican exclusivamente a laudar a Jacques Chirac y a emplear el tiempo que han de otorgar en compensación a Le Pen a informar de las actividades de los cabezas rapadas en Hungría, a llamar a intelectuales para "analizar" el programa electoral de Le Pen y a promocionar y difundir las imágenes de las "espontáneas y numerosas" manifestaciones que se producen contra la extrema derecha.

Al margen de que no sea nada evidente que una actitud de semejante naturaleza vaya a lograr conjurar el riesgo de que Le Pen logre un resultado honroso (porque el populacho, por mucho que crean esas elites, es menos influenciable de lo que parece y, es más, no sería de extrañar una reacción de asco hacia un sistema que emplea cualquier recurso, por antidemocrático que sea, en la cacería de unas ideas, por reprobables que éstas sean), el problema evidente es que Francia, por primera vez en muchos años, no va a tener unas elecciones libres, sino un pucherazo institucional. Y eso, ¡en 2.002 y en pleno corazón de Europa occidental!

Pucherazo tanto más infame cuanto innecesario. Las elecciones presidenciales francesas de 2.002 han supuesto la muerte de la V República porque han provocado el abandono de una práctica imprescindible en cualquier democracia: un mínimo de limpieza electoral. Ni siquiera se exige la absoluta ecuanimidad de los medios de comunicación, por supuesto (incluso a los públicos se les concede que tengan sus "preferencias" más o menos claramente esbozadas). Pero lo que no puede admitirse es que todo el aparato del Estado, incluyendo la propaganda institucional, todos los servicios públicos, todos los políticos, todos los medios de comunicación, todos los personajes públicos (escritores, actores, futbolistas...) no sólo muestren claramente sus preferencias sino que además llamen públicamente a eliminar a otro candidato y a sus votantes. Votantes a los que, de paso, se insulta y estigmatiza constantemente. Y todo ello pagado por los ciudadanos franceses, para que elijan de entre sólo una opción, sin entrar a enjuiciar siquiera que, en realidad, deben elegir entre dos.

Despreciando y atacando el voto de los ciudadanos una democracia no puede defenderse nunca de los peligros de la extrema derecha. Tratando por todos los medios de cambiarlo e influirlo con métodos dignos del siglo XIX español, menos. La democracia francesa ha sufrido un duro golpe precisamente a manos de aquellos que dicen querer preservarla.

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