ACTUALIDAD INTERNACIONAL                    JULIO DE 2001

 

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20/07/2001: ¡Una de antiglobalización!

Siguiente parada (pacífica, por supuesto, como demuestra la preparación paramilitar y el instrumental que les acompaña): Génova.

La bella ciudad portuaria de Génova acoge desde hace un par de días a fauna más pintoresca si cabe que los recios marineros, las prostitutas y los descendientes de Colón que habitualmente componen la estampa de su hermoso puerto: antiglobalizadores de todo el mundo (y no abundaremos en la paradoja, por conocida), comandados por lo más excelso del progresismo militante del planeta (es decir, agrupaciones católicas integristas italianas y grupos neo-hippies estadounidenses), se han concentrado allí para protestar enérgicamente contra los malvados deseos de los miembros del G-8, que pretenden reunirse, tomar unas copas y hacer algo de turismo.

Confirmada la inanidad ideológica de las concentraciones (con saña y crueldad los medios de comunicación se empecinan en entrevistar a "portavoces" y "representantes españoles" de los grupos antiglobalización, para reiterar a todos aquellos que todavía no se han enterado que los pobres chicos ni son capaces de articular palabra ni saben muy bien contra qué protestan) y las derivas salvajes habituales, tenido ya por seguro que estos tipos están forrados (no sé Ustedes pero yo no tengo ni tiempo ni dinero como para irme cada mes a una Cumbre distinta en lugares diversos del planeta) y que además deben ser financiados por entes misteriosos (presumiblemente sus padres, claro), habiendo quedado como evidente que estas rituales manifestaciones de protesta no esconden sino una nueva moda (el turismo protestatario, como antes esta misma gente se iba a Ibiza, y con similares objetivos, "pillar cacho"), queda ya sólo una pregunta: ¿estamos, en realidad, ante movimientos controlados y manipulados por los propios convocantes?

Esta sospecha empieza a instalarse en muchos, porque gracias a estos saraos los medios de comunicación prestan por fin atención a reuniones que, por inútiles y reiteradas, venían pasando desapercibidas desde hace tiempo. Ahora, gracias a las batallas campales y a los estados de sitio sus protagonistas pueden volver a sentirse, al fin, como lo que son (eso, protagonistas). Incluso hay quien va más allá y sostiene que gracias a estas juergas es posible que dejen de realizarse estas reuniones, con lo que cobra fuerza la sospecha de que, efectivamente, los Gobiernos están detrás de ellas: así se ahorran dinero en reuniones inútiles y sus dirigentes, que se aburren y cansan gratuitamente en ellas, pueden liberar agenda para dedicar más tiempo a recaudar fondos para sus campañas electorales

18/07/2001: Los tories dan "portillo" a nuestro semi-compatriota

Lamentamos comunicar a todos aquellos españoles interesados en el debate ideológico abierto en el seno del Partido Conservador británico con la esperanza (y necesidad) de encontrar el antídoto a la no por vacía menos eficaz Tercera Vía blairista, que ya no encontrarán apenas información en los medios de comunicación nacionales.

Los medios de comunicación españoles tenían claro que este asunto era muy interesante porque un hijo de españoles, Michael Portillo, era hasta hace unas horas firme candidato a ocupar el liderazgo tory. A pesar de que la cosa no es para tanto (si Margaret Tatcher llegó a esta situación y no desentonó debe ser que el cargo no es complejo) desde España la cosa se ha vivido como un acontecimiento, en lo que ha sido una de las habituales muestras de paletismo a las que nos acostumbran nuestros informadores patrios. Daba igual la ieología de Portillo o su pasado como gestor: los demás candidatos eran "malvados euroescépticos" o "liberales sin posibilidades" que habían de caer ante el arrollador carisma de un tipo que, a fin de cuentas, tenía sangre española.

Paradójicamente el desinterés que desde España despertaba el programa de Portillo ha sido todo lo contrario entre sus compañeros, que no han acabado de ver con buenos ojos que el otrora martillo de progresistas haya tenido devaneos de todo tipo con posturas menos retrógadas. Estas impurezas ideológicas y la pretensión de "nadar y guardar la ropa" han cavado la fosa de Portillo, cuyo perfil ha quedado en exceso difuminado. De forma que la pugna queda ahora entre dos candidatos que, al menos, se atrevieron a afirmar abiertamente lo que pretenden: entregar al Reino Unido y su Graciosa Majestad a las pérfidas garras de los burócratas del Banco Central Europeo uno, y tratar de retrasar este momento lo más posible, con la vida si es necesario, el otro (y disculpen que no nos aprendamos sus nombres, pero esperaremos a que uno sea elegido para no desperdiciar más capacidad neuronal en otro candidato que, al igual que Portillo, acabará en el más oscuro de los anonimatos).

10/07/2001: Milosevic, ante el Tribunal Penal de La Haya

Este mundo esperpéntico en el que vivimos ha permitido asistir en los últimos días a un espectáculo desolador. La defensa que ha realizado el ex-Dictador y más que presunto genocida Slobodan Milosevic de principios básicos de la justicia moderna, olvidados miserablemente en estos timepos que corren.

Siglos y siglos de esfuerzos por lograr avances en materia de legalidad penal corren el riesgo de ver cómo acaban lanzados por la borda debido, paradójicamente, a las ansias por hacer Justicia. Se olvida en ocasiones, al perseguir con excesivo denuedo un fin plausible (es decir, merecedor de aplauso), que las garantías por las que tanto se ha luchado no deben enervarse ni siquiera para facilitar la consecución de logros tan importantes como sería, por ejemplo, una hipotética condena de Slobodan Milosevic por sus crímenes de guerra.

Conviene a estas alturas releer a Cesare de Beccaria y su excelente ensayo "Delos delitos y de las penas". Y sorprende comprobar que en materia de Justicia internacional estamos todavía en un estado previo al preconizado hace más de dos siglos por este ilustrado. No se debiera abdicar con tanta facilidad de una iea tan básica y sencilla como la de que nadie debe ser condenado por actos que, en el momento de su comisión, no estaban claramente definidos como criminales y con una previsión expresa del castigo por su comisión. Igualmente, nadie debería ser juzgado por Tribunales creados ad hoc y posteriormente para juzgar ciertos actos.

Nullum crimen, nulla pena, sine lege praevia, scripta et stricta.

 

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