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2004

 

05/04/2004: Sadam Aleikum

Tras ser testigos de excepción, la semana pasada, del asesinato ante las cámaras de varios civiles norteamericanos, icinerados, descuartizados, arrastrados, pisoteados y exterminados por la plebe, la sospecha, leve quizás, pero sospecha al fin y al cabo, comienza a instalarse entre los ciudadanos: existe una remota posibilidad de que “la experiencia democrática iraquí” desarrollada por las tropas de la Coalición Humanitaria suscite una oposición ligeramente mayor a la asumible. No en vano todos los días mueren civiles, policías y soldados iraquíes, todos los días hay enfrentamientos armados a lo largo y ancho de Irak, e incluso varias veces a la semana se producen bajas entre las tropas de la Coalición Humanitaria, en los contados momentos en los que no tienen más remedio que salir del búnker que habitualmente les sirva de alojamiento para confraternizar con el buen pueblo iraquí disparando al aire.

Salvo los españoles, por cierto. Éstos no salen ni siquiera en esas contadas ocasiones, manteniéndose permanentemente en el interior de la base Al Andalus como diciendo “dónde ayudaremos mejor a los iraquíes que aquí, jugando a las cartas mientras esperamos que venga el relevo”. Lo ha dicho uno más de los medios de comunicación manipulados por la cadena SER: el diario El Mundo desveló recientemente que la función de las tropas españolas se reduce a permanecer en la base, lanzando balones fuera cada vez que los iraquíes les piden que hagan algo. Por lo visto, las órdenes del Ministro de Defensa son tajantes: a los iraquíes, ni agua, no sea que nos maten soldados y con ello causemos la alegría de todos aquellos que en España no ven la hora de que lleguen los féretros. Y es que, si los demás países de la Coalición Humanitaria se enfrentan a ciertas discrepancias puntuales de índole cultural con la mayoría de la población iraquí, los españoles añaden a esto la peligrosísima presencia en Irak de una nutrida representación de la banda terrorista ETA, la cual, agrupada en torno a la Brigada Euskal Herria, no ceja en su empeño de destruir los ancestrales vínculos de solidaridad entre la Coalición Humanitaria y el buen pueblo iraquí, así como el compromiso democrático de este último.

Lo cierto es que la situación en Irak está llegando a un punto de no retorno: las tropas Humanitarias se mantienen, aterrorizadas, en sus cuarteles, el buen pueblo iraquí despedaza salvajemente a aquéllos que se atreven a asomarse por ahí, y el integrismo religioso de todo signo no hace más que acaparar poder en una rebelión cada vez más abierta y generalizada. Y todo ello a pocos meses de las elecciones presidenciales de EE.UU., y además con el joputa metrosexual de ZP anunciando que retirará las tropas (total, para tenerlas en un cuartel en Irak cobrando medio kilo al mes, mejor que estén en un cuartel en Melilla cobrando cinco veces menos). De una manera que difiere significativamente de las encuestas más fiables arrojadas por la Coalición Humanitaria sobre el grado de satisfacción de los iraquíes con las tropas de ocupación, en Irak la gente tiene una irritante tendencia, cada vez más acentuada, a morir, pero a morir llevándose por delante a las sufridas tropas de la Coalición. ¿Todo está perdido? No lo crean, los estrategas norteamericanos creen haber encontrado por fin al hombre adecuado para arreglarlo todo.

Según el Servicio de Investigación de LPD, que afirma haber encontrado en una papelera unos documentos secretos de incuestionable valor procedentes del CNI, EE.UU. estaría pensándose devolverle el control de Irak a Sadam Husein, no en vano:

a) Desde que Sadam Husein fue capturado en Diciembre, la actividad terrorista contra las Tropas de Liberación, lejos de mitigarse, es cada vez más acentuada y sangrienta. Sadam no sólo no era el núcleo de la resistencia terrorista / islamista / radical, sino que, bien al contrario, intentaba desde su infecto agujero mitigar el salvajismo de los opositores a EE.UU.
b) Además, Sadam Husein, contrariamente a lo que los servicios secretos estadounidenses consideraron, al parecer, en un principio, no tiene absolutamente nada que ver con Al Qaeda. Bien al contrario, Sadam se significó durante sus años en el poder por oponerse firmemente, como bastión de Occidente en Irak, amigo y aliado tradicional de EE.UU., a toda forma de terrorismo e integrismo islámicos.
c) A estas alturas, parece claro que Sadam no disponía de armas de destrucción masiva. Por tanto, el terrible riesgo que suponían dichas Armas para Occidente (recuerden: Sadam podía atacar cualquier país Occidental en sólo 45 minutos) quedaría considerablemente reducido.
d) En sus años en el poder, Sadam demostró una capacidad para domeñar toda forma de oposición terrorista significativamente mayor que la que han exhibido hasta la fecha las Tropas de Liberación.
e) En cuanto a los problemillas de orden ético que pudiera causar la “solución Sadam”, derivados fundamentalmente de la peculiar forma de entender los derechos humanos por parte del sátrapa de Bagdad, dichos problemillas, en la práctica, pueden subsanarse sin problemas, dado que: 1) cunden cada vez más las dudas entre los inspiradores intelectuales de la Coalición Humanitaria respecto de la condición humana del moro medio; 2) tres meses después de su captura, Sadam no ha reconocido ni uno solo de los cargos que se le imputan. Y eso que EE.UU. no ha demostrado piedad alguna en enviarle de continuo a Sadam a los más acreditados dentistas de Occidente para que le hagan sádicas limpiezas bucales, extracción de muelas y curación de caries mientras se producen los interrogatorios.

No sabemos qué habrá pedido Sadam a cambio de tomar las riendas de nuevo (aunque no es descartable que en el paquete vayan incluidas unas cuantas Armas de Destrucción Masiva para hacer frente con eficacia a toda forma de oposición), pero el tiempo se acaba. Sólo quedan siete meses para las elecciones presidenciales, y el chapapote iraquí comienza a arrojar unas cifras diarias de muertos “buenos” inasumibles desde la perspectiva de convertir Irak en la democracia más de puta madre que jamás se haya visto en Oriente Medio.

Guillermo López (Valencia)

 
La Radio Definitiva