PROSPECTIVA:
Lo primero que cabría decir de Álava es que
pertenece al País Vasco. Este factor, que en la mayoría
de circunstancias nos llevaría a exigir su expulsión
inminente del juego electoral, habida cuenta del amplio historial
de patadas, agarrones y Tamagotchi
- Sushi de los malignos vascuences, en realidad juega
en favor de Álava, pues en tanto provincia traidora
por antonomasia del ser euskérico, puede exigir con
toda dignidad formar parte de la comunidad hispánica
(y así seguir disfrutando del chollo del Gobierno autónomo
combinado por las subvenciones de la Diputación gobernada
por el PP, que convierten a Álava, junto al factor
superior y producto neto de la solidaridad interterritorial
que es el Cupo, en una de las provincias más ricas
de España).
El
otro factor que convierte a Álava en un objeto de estudio
interesante es una coincidencia muy curiosa: quien gana las
elecciones en Álava, históricamente y desde
tiempos inmemoriales (o sea, desde 1977, antes el asunto se
dirimía con un Estado de Excepción), acaba ganando
las elecciones en España. En este contexto, observar
los resultados de Álava en el pasado inmediato es la
mejor garantía de una nueva victoria del PP en 2004:
ampliamente beneficiado por su política antiterrorista,
el PP sacó una enorme ventaja al PSOE en 2000 que,
incluso en el peor de los casos, le garantiza la supremacía
en estos comicios. Por tanto, el pronóstico es taxativo:
PP 2, PSOE 1, PNV 1, probablemente con el mantenimiento de
la segunda plaza para el PSOE, aunque por los pelos. |