Elecciones
2000
ESPAÑA
VUELVE A SER AZUL
ELECCIONES
12-M: Resultados en escaños:
Partido
Popular 183 diputados (1 menos que el PSOE en el 86)
PSOE
125 diputados (s.c.)
IU
8 diputados (Que se presenten como PCE y al menos guardarán la honra
ya que no los barcos)
La
cosa nacionalista queda como sigue:
CIU
15 diputados (los enviamos a Madrid para que sesteen)
PNV
7 diputados (los enviamos a la capital del Estado español no
sabemos para qué)
CC
4 diputados (horas y horas de avión sin recompensa)
BNG
3 diputados (tres personas que huyen del inestable entorno de Beiras)
EA
1 diputado (cuota femenina del pacto de Estella)
PA
1 diputado (por la circunscripción de la revolucionaria Teófila)
ERC
1 diputado (excelente noticia, no se trata de Pilar Rahola)
CHA
1 diputado (como a sus años no puede tirarse al monte Labordeta
se tira al Congreso)
ANÁLISIS
Las
elecciones del 2000 han cumplido un importantísimo papel, el de
acabar con los tópicos absurdos al uso de la política española.
La aplastante victoria del Partido Popular hace que ya casi nadie
se permita pontificar sobre cómo debe hacerse tal o cual cosa aportando
como único argumento de que "España es un país de izquierdas" o,
a lo sumo, de que "España es un país de centro-izquierda". Se trata,
creemos, de una consecuencia muy positiva, en la medida en que va
a permitir centrar el debate político en los términos que le son
propios. Esto es, el libre debate de ideas y la adopción de las
políticas respaldadas mayoritariamente siempre y cuando puedan quedar
encuadradas dentro de los amplios límites de la Constitución. Esperamos
que tras estos resultados se haya acabado la consideración de que
no todas las opciones son igual de válidas de la que han hecho gala
demasiados políticos e intelectuales, y se pase de la lógica de
la pataleta a la de la papeleta. No vale deslegitimar ciertas políticas
y decir sandeces del tipo "tal partido no tiene derecho a hacer
tal cosa", pues queda claro que sí tiene derecho y además el aval
de que representa a la mayoría de los ciudadanos, que les votaron
para hacer precisamente esas políticas.
La
labor de oposición del PSOE a lo largo de estos cuatro años se ha
centrado no en explicar alternativas y en tratar de transmitir por
qué consideran que ciertas cosas no deben hacerse, exponiendo las
ventajas de las vías alternativas sino en tratar de vender cualquier
iniciativa política del Gobierno como algo ilegítimo. Tal estrategia,
que consideramos profundamente equivocada en tanto irrespetuosa
con los ciudadanos, a los que se les considera inmaduros en términos
políticos, quizá hubiera funcionado si España siguiera siendo ahora
como hace 15 años. Pero el cambio operado en nuestro país y el relevo
generacional se han encargado de convertirla en un suicidio político.
Se trata de algo que ya comentamos en su día antes de las elecciones,
y constatamos con satisfacción cómo ahora se unen a este análisis
numerosos medios de comunicación hasta el 12 de marzo clamorosamente
ciegos.
Los
resultados de las elecciones confirman que los resultados presentados
por el Gobierno Aznar han satisfecho a la ciudadanía, que percibe
que las cosas le van moderadamente bien (o muy bien) y confía en
un equipo, sobre todo económico, al que se identifica con esta situación.
Es obvio que la coyuntura europea e internacional han coadyuvado
a esta bonanza, pero también que la gestión del PP, continuadora
de la línea socialista, ha sido acertada. Iniciar una campaña de
descalificación de un modelo económico que es el mismo que fue aplicado
por ellos era una estrategia socialista profundamente demagógica,
que ha sido en consecuencia castigada electoralmente. La ciudadanía,
repetimos, no es tonta. Creemos sinceramente que una de las claves
del éxito del PP ha sido su mayor confianza en la madurez política
de los ciudadanos, que le ha llevado a basar su estrategia electoral
en la famosa estrategia de la lluvia fina: al cabo de cuatro años
la gente vota en función de cómo le parece que ha sido gestionado
el país y de las alternativas realistas que se presentan.
Por
el contrario el PSOE ha recurrido a las más vergonzosas incoherencias
con lo que fue su acción de gobierno (que es una excelente tarjeta
de presentación) con el fin de criticar gratuitamente cualquier
iniciativa popular. La situación postelectoral es desalentadora
para la izquierda. El PSOE
debe reflexionar seriamente sobre los motivos del desastre electoral.
Esperamos, aunque sinceramente no creemos que esto vaya a ocurrir
a corto plazo, que de esta reflexión surja la voluntad de trasladar
propuestas alternativas y serias y que la labor de oposición se
realice con el rigor necesario. De otro modo el desastre, con cualquier
candidato, volverá a producirse. Y básica es también una renovación
a fondo de los dirigentes del partido, definitivamente marcados
por los acontecimientos de estos últimos años. Esencial en política
es que un ex ministro no puede ser quien realice labor de oposición,
por motivos obvios: o bien es demasiado prudente o acaba poniendo
en cuestión su propia gestión; además siempre está expuesto al famoso
estribillo "Ud. tuvo muchos años para hacer eso que ahora propone".
El
PP va a tener una legislatura tranquila, que sólo se turbará al
final con el asunto de la sucesión de Aznar. Este va a ser el verdadero
problema que puede desestabilizar al partido, absolutamente cohesionado
porque "hay para todos". No creemos que las relaciones con CIU vayan
a ser malas y los resultados de las elecciones acabarán forzando
al PNV a volver al redil, donde será magnánimente acogido por ese
gran estadista que es Jose Maria Aznar. La otra posibilidad del
PNV es profundizar la vía de Estella, lo que acabaría provocando
un efecto nefasto para su propia supervivencia, la polarización
del voto en torno al PP y EH (con clara ventaja para el primero
a medio plazo). El terrorismo va
a ser el gran problema de la España que Aznar va a gobernar con
mayoría absoluta y cómoda. No creemos que la solución esté próxima,
pero es posible que desde la fuerza otorgada por los resultados
en el País Vasco podamos ver más intentos de negociación.
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