Elecciones
2000
¿DE
QUÉ VA LA PARTIDA? (Hasta el 12-M)
Expresado
con toda su crudeza lo que se discute desde hace ya varios, demasiados,
años es la respuesta a una pregunta clave: ¿Qué es más importante,
tener esos 15 diputados trascendentes para la gobernabilidad de
España o una banda terrorista? La respuesta es muy fácil, donde
esté un buen puñado de encapuchados que se quite lo demás.
La
apuesta de Convergència i Unió por la participación en el gobierno
de España ha sido un ejemplo de responsabilidad que ha contribuido
tanto a mejorar la imagen de Cataluña en el resto del país como,
no lo olvidemos, a beneficiar enormemente a Cataluña en muchos aspectos
(infraestructuras, por ejemplo, con el AVE Madrid Barcelona uniendo
todas las capitales catalanas o la conversión a ancho europeo de
toda la red ferroviaria que conecta los puertos catalanes con Europa).
Se trata, sin embargo, de una opción absolutamente legítima, que
les dignifica además por la forma en la que la han llevado a cabo.
No debe olvidarse el en muchas ocasiones único remanso de racionalidad
y sosiego que suponía CIU en medio del lamentable guirigay montado
por PP y PSOE. Además la aportación de los convergentes ha sido
también beneficiosa para España porque, dejémonos de zarandajas,
las grandes decisiones de política económica adoptadas por el PP
no son muy diferentes a lo que hizo el PSOE en los últimos años.
El euro y la convergencia no son un logro de Aznar, que sólo ha
continuado políticas ya iniciadas. Iniciadas y continuadas por Gobiernos
distintos, pero ambos respaldados y alentados en esa vía por CIU.
Ahora
bien, donde esté un buen puñado de salvajes, apoyados alegremente
por el 15% de la población de un territorio, país, nación, o lo
que quieran y "comprendidos porque esta situación tiene unos orígenes
históricos que ......" por otro 30% no hay dignidad política y sentido
de la responsabilidad que pueda competir. El PNV pone sobre la mesa
sus cinco diputados e incita a la risa más que a otra cosa (como
le pasaba a Coalición canaria, que se ha ganado el respeto con años
de trabajo serio y responsable), pero después recuerda amigablemente
que ya hay 800 muertos y que como siga la cosa depende un poco de
cómo sean tratados ellos. El resultado es inmediato y extraordinariamente
eficaz.
En
Euskadi se pagan menos impuestos que en ninguna parte (porque el
hecho diferencial, ya se sabe, hace que les resulte agradable ahorarrse
unas pelillas), y la Administración garantiza más servicios que
en ningún otro sitio (porque este RH tan majo que tienen supone
unas necesidades de prestaciones sociales mayores) con el dinero
que recaudan del resto de las españoles (el cupo vasco es una manifestación
de esas entrañables señas propias y supone que esos tíos no contribuyen
a financiar al Estado que les dota de infraestructuras y de fondos
a su Gobierno autónomo). Además las empresas se instalan allí dada
la bonanza del clima y el carácter hacendoso de su gente (así como
los descuentos fiscales), y cuando la Unión Europea empieza a investigar
en serio ese tema, de repente, reaparece el hecho diferencial.
Porque
el hecho diferencial, no nos engañemos, es el que es. Los vascos
mean igual que todos, tienen un par de ojos, piernas, brazos ...
La sustancial diferencia es que muchos de ellos las utilizan para
liquidar gratuitamente a sus congéneres. Gran parte del resto, y
entre ellos está el PNV, miran el espectáculo pirotécnico un poco
molestos (para algo son católicos de pro y comulgan todos los domingos)
pero acuden a la vieja doctrina tomista del mal menor y la extirpación
de los miembros corruptos y duermen tan tranquilos. Saben que los
beneficios compensan ese mal trago de conciencia (los que la tienen).
Eso sí, para que la paraeta no se fastidie conviene mantener un
término medio (un atentado de vez en cuando, cada tres meses, en
Madrid, cargándose a un militar o un guardia civil a ser posible;
porque si es en EuskalHerria y matan a un civil y encima hay un
par seguidos, y no digamos si el "afortunado" habla euskera pues
la cosa es algo enojosa y les piden la dimisión y hay que sacar
al CESID por medio y lloriquear un poco por lo poco que les queremos)..
Una sociedad curiosa esta vasca. Los chicos de medios desfavorecidos
de barrios obreros acaban abrazando el sozialismo abertzale, que
a lo que se ve consiste en hacer felices a los grandes empresarios
peneuvistas, la burguesía de toda la vida. A lo mejor esto también
es hecho diferencial vasco, la disolución de la conciencia de clase
en la imbecilidad y la depravación moral.
Y
AHORA, ¿QUÉ HAY DE LO MÍO? (La
resaca electoral)
Pues
mucho nos tememos que de lo de Jordi poco. Si en otros tiempos en
que los escaños de CIU eran claves para la gobernabilidad a la hora
de la verdad una buena banda de pistoleros lograba mejores condiciones
la mayoría absoluta del PP va a permitir mucha más tranquilidad
a los gestores de Madrid. Tampoco conviene engañarse mucho, la situación
no es trágica para Cataluña, fundamentalmente por dos razones de
peso: a. 2004. Las elecciones que como muy tarde se celebrarán dentro
de cuatro años no tienen por qué continuar ofrendando tan bella
mayoría absoluta al PP, con lo que conviene ir con cuidado, por
lo que pudiera pasar. b. Es falso que el centralismo sin cortapisas
vaya a saquear Cataluña. Históricamente, de hecho, ha ocurrido siempre
todo lo contrario. El seny catalán ha sabido siempre provocar que
la sardina, inevitablemente, acabara arrimándose a su ascua. Nunca
se ha tratado mal a Cataluña desde Madrid, y ahora no se va a empezar.
Sin embargo es evidente que el peso de los nacionalistas catalanes
va a disminuir considerablemente. Ya no van a dictar, como hasta
ahora, las grandes líneas de la política fiscal y económica de España.
Esperemos que esto no provoque graves consecuencias (desde que vienen
siendo ellos quienes mandan los ministros de economía españoles
han adquirido un prestigio internacional sin parangón, véase el
caso de Solbes primero y ahora de Rato). Los nacionalistas vascos,
como ya hemos visto, no basan su fuerza en su grupo parlamentario.
Ahora siguen con 7 diputados y el de EA, con la diferencia que los
siete van a acudir a la Carrera de San Jerónimo a hacer un poco
el paripé. Sus judías se las juegan en otros campos y ellos lo saben
bien. Este es un asunto que excede el mero análisis electoral, por
lo que nos remitimos a nuestro análisis sobre los nacionalismos.
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