Elecciones
2000
LA
AMENAZA FANTASMA
El
título que elegimos, muy a nuestro pesar, para hablar del pacto
de la izquierda o "barullo de progres" ha resultado muy atinado.
Ni durante la campaña, ni en la noche electoral ni en los próximos
cuatro años las fuerzas social comunistas van a suponer trastorno
alguno para el centro reformista triunfante. Si se empeñan, además,
pueden acabar por seguir siendo un fantasma (y no el que recorría
Europa unos años ha) hasta el 2008. Capacidad para eso y para mucho
más han demostrado ya.
Antes
de las elecciones pensábamos que:
No
parece, de momento, que PSOE e IU supongan una real amenaza para
el Partido Popular. Precisamente por este motivo, de momento, los
distintos cabezas de lista del PP en las diferentes provincias han
optado por desaparecer, permitiendo que el ya famoso "barullo de
progres" se busque la cuerda y un alcornoque, haga el nudo corredizo
y .... ya saben. Lo que inicialmente pudo ser una buena idea al
otorgar cierta relevancia política tanto a Frutos como a Almunia
(ambos viven y vivirán por cierto tiempo a la sombra de sus mayores)
se ha convertido en un verdadero fiasco. En primer lugar porque,
en términos de aritmética electoral, lo que cuenta es el Congreso
y no el Senado, y en la Cámara Baja van a seguir perdiéndose los
miles de votos de IU en las famosas 38 provincias (y puede que alguna
más).
Mientras
tanto la rentabilidad para el PSOE es nula, pues no sólo no va a
ganar un solo voto por el centro sino que pierde el de numerosos
electores de izquierdas que, desesperados con la política de Anguita,
habrían podido optar por el voto útil. Más allá de los aspectos
contables los acuerdos programáticos a que han llegado ambos partidos,
de nuevo, perjudican notablemente las expectativas electorales de
ambos. Gracias a Dios acabaron por comprender que no es lo más inteligente
iniciar una campaña electoral al grito de guerra de "os vamos a
freír a impuestos, so cabrones" (ni probablemente tampoco sea esa
la reforma fiscal que haya que acometer), pero el daño y estaba
hecho.
Además
Frutos no pierde ocasión de ir por ahí sacando pecho, y repite con
orgullo que a él no le temblaría la mano para subir el tipo marginal
hasta el 60%. Debe tener algún tipo de complejo freudiano algo misterioso
este tipo, y piensa que únicamente haciendo gala de tener el tipo
más grande se le puede considerar un comunista de verdad. Claro,
las clases medias de este país, cada vez que oyen esto se echan
a temblar (y con razón). Mientras tanto el PP va por ahí alardeando
de su reforma fiscal, de la subida a los 3 millones y pico de la
obligación de declarar (regalo envenenado en muchos casos, pero
demagógicamente muy bien vendido), y prometiendo la supresión del
IAE y la reducción del tipo mínimo del 18%.
Con
este panorama incluso algún votante de izquierdas podría plantearse
la conveniencia de votar al PSOE o IU si, realmente, pensaran que
tienen alguna posibilidad de ganar. Porque, por último, lo más triste
del asunto es que ni siquiera tienen el PSOE e IU la campaña planteada
en términos de búsqueda victoria electoral sino de supervivencia.
Se trata de capear el temporal como se pueda y dentro de cuatro
años ya veremos. Si el PSOE supera los 140 escaños habrá fiesta
en Ferraz, no lo duden. Y como sean capaces de, una vez más, perder
por poco descorcharán el champán y volverán al discurso de las dulces
derrotas. Si es que no aprenden.
Por
otro lado en IU se dan con un canto en los dientes si logran algo
tan nimio como subsistir como partido mínimamente identificable
(para lo que es preciso que obtengan unos 15 diputados, pues de
otro modo hasta un partido que se presenta sólo en 4 provincias
españolas podría considerarles unos parias).
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