La Revolución Rusa
Rosa Luxemburgo
Sin
duda este breve texto de Rosa Luxemburgo representa su obra cumbre,
así como una capital aportación a la bibliografía
política en lo que se refiere a la aportación de elementos
para comprender el marxismo. Escrito en la cárcel y silenciado
durante unos años por el propio KPD (el partido comunista
alemán), este libro demuestra que el marxismo y el izquierdismo
en general ha hecho siempre gala de un grandísismo espíritu
crítico, mucho más del que quieren hacernos creer.
Ante
las repetidas acusaciones de monolitismo que reciben constante e
injustamente los movimientos de filiación comunista hemos
de señalar, para poner las cosas en su sitio, que nada más
alejado del espíritu marxista que la uniformidad. Tal y como
ocurre con Dios, cada cual, a lo largo de los años, ha tenido
vía libre para entender a Marx "a su manera" y
crear una escuela universitaria obrando en consecuencia.
Ni
siquiera en sus orígenes la crítica a la propia Revolución
Rusa fue inexistente, Oponiéndose a las corrientes oficiales
del Partido y del movimiento spartakista, Rosa Luxemburgo nos endilga
una furibunda crítica de los excesos de la Revolución
de Octubre. Excesos, por supuesto, que a juicio de la autora inclinaban
la obra de los bolcheviques hacia una peligrosa derechización.
Resumiendo el pensamiento de la autora podemos concluir que la obra
de Lenin fue profundamente burguesa y, en consecuencia, inadmisible.
Dos
son los problemas principales que detecta Luxemburgo en las equívocas
actividades de los soviets. En primer lugar nos demuestra cómo
la reforma agraria de los mismos es excesivamente respetuosa con
el concepto burgués de propiedad. Para la luchadora alemana
la obra colectivizadora de Lenin deja mucho que desear y es un peligro
de importancia en la medida en que, dejando demasiados cabos sueltos,
introduce el germen de la contra-revolución.
Todavía
más revelador y mucho más interesante es el segundo
aspecto criticado por Luxemburgo. Hilando fina teoría política
sostiene que la dictadura del proletariado, al precindir del apoyo
de la turba y centrarse en un sistema de representación a
través de los sovierts (prescindiendo de asambleas elegidas
por medio de sufragio universal) pierde fuerza revolucionaria. Con
admirable concisión Luxemburgo expone claramente algunas
ideas centrales de su visión del mundo, reducida a una explicación
de cómo la manipulación de las masas puede hacer a
una dictadura del proletariado, a la vez, más dictadura y
más del proletariado.
Semejantes
disensiones, y su hondo calado dogmático, convierten al libro
en imprescindible. El "Todo para el pueblo pero sin el pueblo"
empieza a ser puesto en cuestión a partir de esta obra, que
sostiene que la intervención de las masas puede ser la más
eficaz medida de sujeción. Revolucionaria apreciación
que luego hemos visto poner en práctica a muchos estadistas
(generalmente no comunistas, eso sí, pues estos no perdonaron
a Rosa su traición).
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