O Apagào |
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Debate sobre los Nacionalismos |
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Desde el otro lado del charco Esta sección está a cargo de nuestro ínclito Corresponsal en las Indias |
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El gobierno aquí en Brasil nunca dejará de sorprendernos. En medio del mayor escándalo de corrupción jamás visto por estos lares (se imaginan lo que puede haber debajo de la manta?), hemos sido informados de la noche a la mañana de que estamos bajo una gravísima crisis energética que nos va a dejar a oscuras. Los tribunales han denegado al gobierno la clasificación de "emergencial" (horroroso galicismo, mejor sería decir "de excepción") por considerar que se trata de una negligencia en la planificación gubernamental del área de energía, pero aún así se han tomado medidas draconianas, entre las cuales exigir a todos los consumidores una rebaja de 20% con respecto al consumo equivalente del año pasado. Quien no cumpla, claro, será multado con una "sobretasa" en su cuenta, que puede llegar hasta el 300%. Podría parecer un problema menor de alguna distante república bananera. Pero no. Se trata del suministro energético de la mayor economía de Iberoamérica. Donde España ha invertido entrampándose hasta las cejas. Y que, de una previsión anual de crecimiento del 4,5%, se puede fácilmente acabar el año en 2%. O menos. El problema era conocido, y la actual sequía lo ha precipitado. Desde hace ya diez años se intuía que la demanda iba a crecer por encima de la oferta, pero de alguna manera se pensó que la privatización del sector eléctrico iba a solucionar mágicamente el problema. Expliquemos por qué no ha sido el caso. La privatización de la distribución de energía ha sido todo un éxito, con Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa y gas Natural a la cabeza del grupo internacional de compradores. Sin embargo, una regulación tarifaria que incentivó la inversión en infraestructuras sin hacer lo propio con el aumento de productividad y eficiencia en el servicio ha sido a la larga perjudicial. Casos se han dado en que compañías que han sido saneadas han visto denegados los aumentos de tarifa con la excusa de que "la reducción de costos obtenida debía ser repasada al consumidor". Comsumidor, claro, que ha vivido de subvenciones energéticas mientras el cuerpo aguantó. Con este panorama, para qué hacer los deberes en casa? La privatización de la generación de energía ha sido mucho más lenta y dificultosa, y todavía hoy está muy lejos de estar completada. Las razones son fáciles de entender. La generación de energía brasileña es casi en su totalidad (90% o más) de origen hidroeléctrica, es decir, viene de presas. Para construir los monumentales proyectos (Itaipú, Tucuruí, Tietê...todas entre las mayores del mundo) la dictadura militar calcúlase gastó el 40% de la actual deuda externa brasileña. Ni una sola presa salió por el costo presupuestado. Es más, en media costaron una docena de veces el presupuesto original, y eso sin contar los intereses. Pero las generadoras funcionan. Muy bien. No tienen los excesos de personal propios de la función pública y hacen parte de lo que el pueblo considera ha sido su gran sacrificio en aras del progreso. En estas condiciones, venderlas para hacer un poco de caja mientras se sigue pagando el dinero con que se construyeron es percibido por los bienpensantes de izquierdas como una suprema bajada de pantalones. Y, la verdad, no es que les falte razón. Hay que completar que, con la excusa de la inminente privatización, el gobierno no sólo no se ha gastado un real en proyectos de ampliación de la oferta, sino que además los prohibió por decreto. Cojonudo. Si añadimos que, a pesar de tratarse de agua, parte de esta energía está atada a la cotización del dólar (es decir, la parte que Brasil le compra a Paraguay, dueña de 50% del proyecto Itaipú, responsable por 15% de la capacidad total del país) y que éste está por nubes, habiéndose revalorizado 30% en lo que va de año, vemos que el negocio no puede funcionar sin una subida de tarifas. Que compense la bajada de pantalones. Pero es que, con el abandono progresivo de las subvenciones, el consumidor ha visto como la tarifa aumentaba un 270% en los últimos cinco años. Para no molestar a nadie, no diremos cuánto disminuyó el salario en el mismo periodo. He aquí otro sapo difícil de tragar. La crisis se ha disparado con la "pertinaz sequía" que ha dejado los embalses a 30% de su nivel máximo. Pero, por una vez y sin que sirva de precedente, no se va a arreglar con la lluvia. Se calcula que, mismo lloviendo a cántaros, no se llegará al nivel de seguridad de 50% hasta el 2004. Tampoco se va a arreglar subiendo la tarifa (pues el consumidor muy pronto se adaptará y volverá a consumir como antes) ni privatizando la generación, ya que se tarda unos años en construir una presa. Aunque podemos estar seguros de que nos la van a meter, ambas, dobladas. De esta vez, hace falta más. Una de las soluciones era el programa "emergencial" (otra vez la maldita palabreja) de usinas termoeléctricas movidas al gas natural comprado a los bolivianos (sí, sí, en Bolivia no sólo hay coca). Se tarda apenas un par de años en poner una central de este tipo en marcha, y el programa se lanzó en el 98. Por qué no hay ni una central en operación de las 35 proyectadas? Creo adivinar que por dos motivos: Por un lado, el precio del gas está atado a la cotización del dólar y del barril de petróleo. Que han encarecido el producto hasta el punto de que la energía producida a base de gas saldrá bastante (pero que bastante) más cara que la actual. Por otro, la construcción de una usina precisa para su liberación de un Estudio de Impacto Ambiental emitido por el correspondiente ayuntamiento. Y no hay nada más lento y corrupto en este país que un ayuntamiento. Hasta ahora, no han conseguido emitir ni uno. Pero se ha creado, sí, una gran demanda en el mercado por "ecologistas" diplomados capaces de emitir el certificado de marras. Para qué contarles los elementos que he podido cruzarme de este ramo... Otra de las soluciones es apretarse el cinturon. Cómo? Muy fácil. Si se quiere reducir en 20% el consumo, se deja de trabajar un día de la semana y punto. Que se reduzca igualmente la producción y el salario en al menos otro 20% es otra historia, pero ya tenemos la Loi Aubry (aquella de las 35 horas semanales) sobrepasada en 35 -(8x4= 24)= 11 horas, o 30%. Para que no se diga. Y esperar a que llueva, claro. En ese sentido, este maravilloso y espiritual pueblo ya está aplicándose en las respectivas ceremonias. Hasta aquí lo que se lee en la prensa. Pero LPD le va a contar la verdadera historia de la crisis del SXXI, en primicia universal. El problema ha sido no considerar inversiones en la red de transmisión eléctrica. El país está dividido en dos regiones energéticas, la Norte (Amazonas+Desierto del Sertão) y el Sur (el resto, con las grandes ciudades). Existe un superávit de energía en el Norte, donde agua además precisamente no falta. Se hizo un gran esfuerzo económico en la interligación de los dos sistemas (algo que, por ponerles un ejemplo, no existe en los EEUU, donde la red Oeste es independiente de la red Este), pero la capacidad de transmisión implantada en el 99 ya no consigue dar abasto. El gobierno, en un intento de promover la competencia de un futuro mercado de energía, no privatizó la transmisión, pensando que una tasa de transporte elevada (léase privada) perjudicaría sus sueños. Y se dispuso a quedarse solito con ella. Como, con el tinglado montado, son las inversiones en transmisión las que peor retorno tienen, no han puesto un duro. Y les recuerdo que, a pesar de las pilas DC, no hay forma humana de almacenar energía en grandes cantidades. Lo que no se usa en el momento de su creación, desparece. Esto ahora está lleno de anuncios incitando al ahorro de energía. Y no tiene visos de acabar. Así estamos: monumentos sin iluminar, calles sin luces (San Pablo por la noche, si antes daba miedo, imagínense ahora), hoteles e industrias parando un día por semana... la risa. Y el gobierno llamando insolidario a quien dice que todo esto es un absurdo...o esto acaba en una subida de tarifas, o aún no nos hemos enterado de cómo funciona este país. Están molestando para crear las condiciones en que el aumento sea bien recibido. Un ejemplo: han prohibido que los centros comerciales abran en domingo. Y por qué trillos no prohiben que abran el lunes, cuando no va nadie? Pues eso, para tocarle las pelotitas al personal. Lo peor es que tampoco va a servir de nada. Por cierto, quién dijo que LPD no analiza a fondo la información? |
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