ACTUALIDAD DE ESPAÑA ABRIL
DE 2003
29/04/2003:
Ánsar, a por todas
Envalentonado
a partes iguales por los éxitos militares de las fuerzas
españolas enviadas a Irak (el único ejército,
tras la baja de un pinche de cocina australiano, que no ha sufrido
pérdidas), las sinceras conversaciones en las que importantes
dirigentes del PP le han expresado con la acrisolada independencia
de criterio y valentía propia de su condición la opinión
que les merece la guerra ("Marciaaal, eres el más grandeee...")
y el visionado de un par de telediarios de Televisión española,
José María Aznar se ha metido de lleno en la campaña
electoral. Y, fiel a su estilo conciliador y responsable, lo ha
hecho aclarando a los ciudadanos, por si alguno está despistado,
cómo son las cosas:
-
En primer lugar, el PP habla de política y de proyectos,
no como el PSOE, que sólo sabe hacer propaganda de pancarta
hablando sobre la guerra. De forma que nuestra campaña, la
de los demócratas centristas reciamente españoles,
se basa en resaltar una serie de ideas-fuerza de impronta municipal.O
sea, que hemos ganado y eso demuestra que teníamos razón.
La ciudadanía ha de ser consciente de que las guerras ganadas
son las guerras buenas, y por ello los más significados representantes
del centro reformista español estuvieron a lo largo del siglo
pasado con quienes ganaban. Porque, de otra forma, ¿para
qué meterse? Así, hemos ganado una guerra más,
como en el 36, o como en la Segunda Guerra Mundial, donde fuimos
ganando varios años y luego, en vez de perder, cambiamos
de bando. Los ciudadanos españoles, por mucho que infectados
por el liberalismo y la democracia, han de aprobar esta política
si saben lo que les conviene. Las Bolsas suben y el petróleo
baja.
-
Por si fuera poco, los del PSOE no sólo hablan de la guerra,
sino que, para empeorar las cosas, son deudores de una peligrosísima
deriva totalitaria y liberticida: la izquierda. Ojito, que los rojos
están ahí y, lo que es peor, tienen la intención
de meterse en nuestras casas y obligarnos a pactar con los comunistas
(no se sabe muy bien si de IU o, incluso, de Corea del Norte). El
Partido Popular, en un logrado intento de dejar a esta página
sin munición para su deconstrucción del discurso de
campaña popular, ha comenzado a usar el apelativo que venimos
empleando aquí desde hace tres años para reflejar
lo que el Presidente considera que es la oposición: "La
Amenaza Socialcomunista". Vuelven los buenos viejos tiempos.
La
apuesta de Ánsar parece, en consecuencia, definitiva. Lejos
de rectificar siquiera un ápice, de tender puentes o de tratar
de normalizar la situación, y frente a una oposición
bastante medida y cuidadosa de no caer en la desligitimación
a base de berridos, ha optado por ahondar en la línea seguida
hasta la fecha. La firmeza del Gobierno contra los violentos, los
terroristas y sus amigos es sólo el principio de un nuevo
modo de hacer las cosas con el que se debe comulgar, bajo pena de
derrotismo. Los demás son unos peligrosísimos "socialcomunistas"
que tratan de sacar a España del mundo civilizado. Y quienes
les apoyan/votan/comprenden... pueden ir mirando a los ciudadanos
vascos que votan a partidos de la izquierda radical para ver lo
que les esperaría si no fuera por la magnanimidad del Presidente.
Al
margen de la pobreza democrática de este juego, del elemento
de vileza y falta de respeto que supone hacia la ciudadanía
ese argumentario, no estamos nada seguros de que sea lo más
favorable para el PP su difusión. Ánsar es un peligro
público, no sólo para España (y especialmente
para el País Vasco y Cataluña) sino también
para su propio partido. Desmintiendo con hechos sus propias afirmaciones
(estas son unas elecciones que no se juegan en clave nacional) el
Presidente ha programado más actos electorales que nunca
para unos comicios de estas características. Con lo que tendremos
más ocasiones de alucinar con esta estrategia electoral,
ciertamente original.
Dos
puntos, eso sí, juegan a favor del PP y afianzan su balance.
Ya ha explicado Ánsar que desde que ellos gobiernan "se
han multiplicado las conexiones a Internet en España".
Cuando los ciudadanos perciban cómo los socialistas fueron
responsables del atraso en la implantación de las redes de
comunicación en España e incluso en el mundo, su voto
quedará muy decantado. ¡Con Felipe González
ni siquiera Bush padre gozaba de conexión a la Red! Nos permitimos,
además, apuntar un último y revelador dato: LPD no
existió mientras gobernaron los socialcomunistas.
Pero,
si no fuera suficiente, un arma definitiva se ha unido a este remozado
PP y ayer lo anunció el propio Ánsar: "Mi hijo
me ha dicho, 'ahora sí que quiero ser del PP'" (al parecer
la ausencia de perfil ultraderechista no acababa de convencer a
José María junior, formándose y enriqueciéndose
a costa de los españoles y poco inclinado a cuestiones de
política no palaciega que obliguen a codearse con el populacho).
Tierno y a la par demoledor. Ya sólo falta que Alonsito dé
el golpe de gracia a los socialcomunistas afirmando que él
también tiene miedo de los rojos.
ABP
(València)
24/04/2003:
Españoles, la guerra ha terminado
Ánsar
ha comenzado la campaña electoral de las próximas
Elecciones Generales exhibiendo los réditos de estos recién
estrenados días de paz y seguridad. La cita en las urnas
de la primavera de 2004 ha dado comienzo, en realidad, ya. Como
precalentamiento se sitúan las inminentes Elecciones
Municipales y Autonómicas, a las que se unirán
previsiblemente en unos meses las consultas de dos de las Comunides
Históricas (Cataluña y Andalucía) e, incluso,
dependiendo de los resultados de pretemporada, en una tercera: el
País Vasco.
A
diferencia de lo que el PP se empeña en proclamar, así
como repiten hasta la saciedad todos sus incondicionales, los acontecimientos
que han sacudido a España en los primeros meses de 2003 no
son una cuestión ni pasajera ni poco trascendental. La idea
de que la infame agresión sufrida
por Irak queda de alguna forma minimizada por el éxito
militar de las fuerzas angloestadounidenes, por otra parte absolutamente
previsible, no deja de ser más un deseo que demuestra, de
nuevo, la ausencia de contacto con la realidad de las huestes aznaristas.
Y la exposición que en ocasiones la acompaña, que
pretende además desvincular esta cuestión de las inminentes
elecciones simplemente por el hecho de que se trate de una consulta
autonómica y municipal, abunda en esta misma dirección.
La
clase política española, que no se caracteriza en
términos globales ni por su preparación ni por ser
un ejemplo en lo que a su cultura democrática se refiere,
puede llegar a acariciar la idea de que lo que muchos de ellos han
acabado desarrollando como carrera profesional es una mera actividad
de gestión de los servicios públicos y de la conveniente
y atinada publicitación de la misma. Ahora bien, que los
más ineptos y visceralmente ademocráticos de nuestros
políticos puedan llegar a sentir la política de estas
forma no significa, ni mucho menos, que los ciudadanos lo perciban
de igual forma. Porque la política, aunque se esté
eligiendo al último y miserable concejal del más pequeño
y perdido pueblo de España, tiene siempre que ver con la
realización de determinados proyectos de convivencia y de
realización conjunta de mejoras respecto a nuestras sociedades,
formas de organización, y modos de relacionarnos.
Por
ello, y por mucho que Ánsar haga todo lo posible por introducirnos
en otros 40 años de paz, una vez "la guerra ha terminado",
cualquier elección que se desarrolle en los próximos
tiempos en España estará íntimamente ligada
a la misma. No es cuestión baladí, en efecto, decidir
entre dar el voto para que organice y estructure la convivencia
y el desarrollo a quien ha apoyado una acción humanitaria
de las características de la Operación
Libertad Iraquí.
Todos
y cada uno de los candidatos del Partido Popular que hayan dado
su apoyo a la misma, y el sucesor de Ánsar en 2004, se van
a encontrar con una importantísima parte de la población
que no comparte esos procedimientos. Y muchos de ellos, todos aquellos
para los que las consideraciones de tipo ético sean suficientemente
importantes, van a sentirse incapaces de dar su voto a quienes tienen
semejante concepción de lo que es la convivencia, la forma
de tratar a otros seres humanos, y las vías de solucionar
conflictos.
No
se da cuenta el PP de que el hecho de que la fuerza militar de los
aliados haya sido superior a la de la población iraquí,
además de predecible, es absolutamente intrascendente a estos
efectos. La repulsa ética que gran parte de la población
le ha merecido toda la actuación del PP no se basa en que
pensaran que no fuera a conseguir conquistar Irak. Y el focalizar
la estrategia electoral en una impúdica exhibición
de trofeos de guerra no hará nada por cerrar esta brecha.
El
doble leit-motiv con el que Ánsar ha comenzado la
campaña, girando en torno a dos ideas un tanto contradictorias
pero que él pretende complementarias (1: No se acuerden de
la Guerra; 2: ¡Campeones, Campeones, oe, oe, oeeeeeeeee!),
demuestra, una vez más, la lejanía respecto a la realidad
social del Presidente y sus asesores. Pero a esta preocupante incapacidad
para pulsar la realidad social se une en ambas un rasgo todavía
más preocupante: las dos son, asimismo, expresión
de quien concibe a la población y a la ciudadanía
como imbéciles y como seres carentes de principios éticos
sólidos. Afortunadamente, de nuevo, se equivocan.
ABP
(València)
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