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ACTUALIDAD DE ESPAÑA                         AÑO 2004

 

23/07/2004: Es mejor de pedir que de robar

Ánsar tiene un problema. Uno más, en realidad, que añadir a los traumas psicosociales que le atormentan desde niño o al pavoroso ridículo sufrido por su imagen de rigor y esforzada lucha en pos del bien de España convertida en caricatura de lacayo del Imperio para lograr cuatro caricias en el lomo. Por no hacer referencia a su heroica gestión del 11-M y la rectitud que le guió en todo momento en la gestión de la crisis, en tanto que "ciudadano perseguido por el terror", como le gusta recordar.

El problema de Ánsar que sobreviene a todos los expuestos es que ya no es sólo un apestado en Europa, en los mismos Estados Unidos, entre la ciudadanía española de izquierdas... También para el español conservador medio, con la excepción de cuatro hooligans sin sentido común, Ánsar se ha convertido en un sujeto que provoca más animadversión que otra cosa. Y para sus compañeros de partido, obligados a obrar con un mínimo de inteligencia porque en ello les van las lentejas, no sólo eso. A estas alturas, directamente, muchos de ellos estarían dispuestos a participar en una colecta para que no volviera de Sudamérica, se fuera a hacer un master de 10 años a Estados Unidos o, si fuera posible, recluirlo en Guantánamo una buena temporada. Y es que, como Ánsar sigua suelto, él solito va a encargarse de hacer añicos la labor de oposición del PP.

El discurso del PP, un partido "incompatible con la corrupción" (conviene recordarlo), ha venido criticando al Gobierno ZP, hasta ayer mismo, con esta línea argumental: caos, resentimiento contra la obra del Gobierno del PP, sumisión a los pérfidos catalanes y, para rematar la faena, histriónica concesión de una medallita al Minijtro de Defensa. Antesdeayer mismo con esta simpática puya liquidaba el PP el análisis de los primeros 100 días de Gobierno.

Y es que, hemos de reconocerlo, la imagen del demagogo impresentable que es Bono pidiendo y logrando de ZP una medalla apenas tres semanas después de tomar posesión, pasará a la historia de la verbena política española como el punto álgido de la absoluta decadencia de los honores y condecoraciones patrios, convertidos por los Gobiernos de la democracia en la prolongación del modelo franquista de retribución de los afines.

No obstante, como es mejor de pedir que de robar, no es comparable este ridículo al escándalo que supone apretar las clavijas a los españoles, para lograr el sacrosanto déficit cero, mientras se esconden partidas presupuestarias destinadas a pagar una medallita que honre al Presidente Ánsar, le permita afrontar la recta final de su mandato investido de un aura de estadista que pá qué y demuestre a los pancarteros separatistas que para cojones el Caballo de Espartero, George W. Bush y, un poquillo por encima de ellos, el mismísimo Ánsar.

Políticamente el efecto es demoledor. Y no hace falta extenderse en el asunto. Todo el mundo sabe perfectamente, o lo intuye, para qué se pagó el dinero, con independencia de lo que diga el contrato. El mismo Ánsar, en sus ofuscadas declaraciones de la gira sudamericana, lo certifica. Y más perjudicial todavía es el asunto para Ánsar si tenemos en cuenta que el PP venía dando la coña con el asunto de la medallita del Minijtro. Días tras día, hasta hoy, suponemos.

Nos interesa más la vertiente jurídica, porque las explicaciones de Ana de Palacio (que alega que la formalización del contrato como un mero instrumento de promoción de la imagen de España, y no de la persona de Ánsar, lo convierten en perfectamente lícito) podrían hacer que la cuestión no pasara de ser un escándalo político sin trascendencia penal. Si efectivamente, no pudiera certificarse fehacientemente que la prestación ha consistido en otras tareas que no se correspondan con tan noble finalidad. Lamentablemente, junto con el contrato hay una serie de facturas, que ha dado a conocer la Cadena SER, que se han pagado con fondos del mismo, en las que está claramente especificado que los servicios cobrados comprendían labores como recabar firmas para que le dieran la medallita a Ánsar o promover la asistencia al acto en que le fue entregada. Estas actuaciones no tienen nada que ver, evidentemente, con la promoción de España, sino que son actuaciones en honor de un señor y de su promoción personal. Si se pagaron con cargo a ese contrato es que o alguien se equivocó y directamente hay que reconocerlo, cesarlo y asumir que se hizo un uso fraudulento del contarto ventilando responsabilidades o se está reconociendo que el contrato se suscribió precisamente para este tipo de cositas.

O sea, que el Ministerio de Asuntos Exteriores, mientras no se demuestre que las facturas son falsas o que hubo un error, pagó con fondos públicos para que se hicieran gestiones promoviendo la firma de parlamantarios americanos con el fin de que se tributara un honor personal a Ánsar. Con las debidas cautelas, pero tras haber consultado someramente la cuestión con reputados especialistas en Derecho penal, parece que tal actuación es encuadrable en la jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre apropiaciones indebidas y, muy posiblemente, malversaciones de fondos públicos. Ya veremos cómo acaba todo, aunque, como suele decirse, entre bueyes no hay cornadas.

Al menos, con el nuevo talante. Quizá convenga ahora recordar que por una cuestión mucho más incierta jurídicamente Mariano Rubio se pasó un buen tiempo a la sombra (antes del juicio que acabó dilucidando todo, por cierto, pero eran tiempos en que la prisión provisional se usaba masivamente en aras a calmar a la bestia). Y eso por no recordar la doctrina del PP sobre las bragas de Pilar Miró, por evitar entrar en temas escabrosos. Pero no tenía los cojones tan grandes y hermosos como los de Ánsar, ese recio castellano, sobrio y trabajador, a quien sólo ha preocupado el bienestar y mejoramiento de España. Y ahí quedan sus obras, como mejor prueba del aserto.

ABP (València)

 
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