"Al"
Gore
EL
CANDIDATO QUE SE SUBE EL PANTALÓN HASTA EL OMBLIGO
POSIBILIDADES:
Gore
es el más probable ganador, porque, como se dice por aquí, así no
se las ponían ni a Felipe II. Si resumimos un poco el panorama este
es, más o menos, así. Gore es el vicepresidente leal de uno de los
presidentes más populares de este siglo, cuyo mandato ha coincidido
con uno de los mayores ciclos de prosperidad en el mundo. Además
el candidato que le han buscado es un ex alcohólico y un ex mujeriego
(algo letal por lo de “ex”) que va de metida de pata en metida de
pata. Pero, sobre todo, Gore no es conocido por su nombre de pila,
sino por un simpático apodo: Al. Esta es la señal inequívoca de
que cuenta con grandes posibilidades de éxito. Mientras que durante
una época para ser presidente de los Estados Unidos era imprescindible
contar con unas iniciales molonas (casos de F.D. Roosvelt, de D.D.
Eisenhower y, sobre todo, de J.F.K.) desde hace unos años lo que
condena a un político estadounidense al fracaso es no tener un nombre
de clase obrera. Y si no observen cómo William Jefferson Clinton
se hace llamar “Bill” o cómo James Earl Carter era “Jimmy” Carter.
Incluso en el campo republicano podemos asegurar que Ronald Wilson
Reagan hubiera sido un fracasado si no hubiera sido popularmente
conocido como “Nancy” Reagan. En consecuencia creemos que el que
Albert Gore se haga llamar desde hace años “Al” le convierte inmediatamente
en favorito en un país de horteras como son los Estados Unidos.
BIOGRAFÍA:
Albert
Gore es hijo de congresista y el tópico dice que desde pequeñito
ha sido educado para ser presidente de los Estados Unidos. Esta
extendida idea, así como la de que Gore no ha trabajado en su vida,
es una absoluta falsedad, ya que Gore demostró que su vocación era
el ejercicio del periodismo al dedicar un par de años de su vida
a ello. Una vez saciado su apetito pasó a dedicarse al mundo de
la política, en la que lleva unos 25 años. Todo lo contrario a un
“burócrata de Washington”. A diferencia de otros presidentes de
los Estados Unidos (o de otros candidatos a la poltrona) Gore tiene
una inmaculada hoja de servicios sirviendo a la patria. Él es el
un vivo ejemplo de que al líder del mundo libre se le defiende por
las calles de Saigón portando en las manos un instrumento de precisión
capaz de tirar en 1 minuto más de 300 ....... fotos.
Como
fotógrafo de guerra en Vietnam Gore demostró una sin par valentía,
y cuentan que los mejores documentos gráficos de las reuniones de
los mandos del Ejército yanqui en Vietnam para tomar el té o jugar
al tenis fueron realizadas por ese chico tan majo, el hijo del congresista.
Como político Gore fue senador durante 8 años, en los que se significó
por sus ideales humanitarios. Encendido defensor de la guerra del
Golfo, acompañó a su mujer en una cruzada contra el sexo y la violencia
en los medios de comunicación (guerra que ahora parece reeditar).
Sorprendentemente Gore no se percata de que si hubiera tenido éxito
en su campaña las televisiones no hubieran podido emitir el beso
de tornillo que le clavó a Tipper Gore en la convención demócrata,
ya que su intervención era en un horario en el que todavía había
niños presentes. Durante todos esos años como senador Gore inició
incluso una pronto frustrada carrera presidencial y no logró subir
de peldaño hasta que Clinton le llamó a su vera.
Como
vicepresidente la labor de Gore ha sido calificarse a sí mismo como
el inventor de Internet y aportar cierta imagen de seriedad a la
administración del juerguista Clinton. Éste, sin embargo, lo relegó
inteligentemente a aspectos tan apasionantes como la defensa del
medio ambiente. Gore alardea de que sus 8 años dedicados intensamente
a preservar la naturaleza han sido un éxito. Mientras tanto la capa
de ozono y el efecto invernadero se empeñan tercamente en desmentirlo.
Como buen burócrata de Washington Gore ha pasado desapercibido.
No se sabe muy bien qué ha hecho probablemente porque en todos estos
años no ha hecho mucho.
CARÁCTER:
Esta
hoja de servicios aparentemente impecable de Gore tiene un lunar:
su carácter. Gore es, por lo visto, “demasiado perfecto”, algo terrible
para un político. De manera que Al está dedicando toda la campaña
a desmentir esta impresión. Sus asesores han filtrado que suspendió
la clase de plastelina en la escuela primaria, una compañera de
facultad ha aireado que Gore se fijó una vez disimuladamente en
su escote y el propio Gore hace esfuerzos desesperados por convencer
a los americanos de que, de joven, se fumó algún porro. Como estas
tácticas no acababan de calar en el electorado, que en cambio adora
a Clinton y su fogosidad sexual, Gore acabó por escenificar un acto
de acoso sexual a su esposa legítima, pegándole un morreo que sólo
un obseso sexual podría comprender (y si no fíjense en la pinta
de su esposa y reflexionen sobre el hecho de que se llame Tipper).
No contento con ello comunicó a los periodistas después, con una
media sonrisa de maníaco, que él no creía haber estado “efusivo”
y que el mencionado beso fue un “simple saludo, nada comparable
a cuando la beso de verdad”. Recomendamos a las futuras becarias
que cuando vayan a la Casa Blanca no olviden su mascarilla de oxígeno.
La
personalidad de autómata de Gore ha logrado quedar difuminada gracias
a esta portentosa actuación, y ahora las mujeres de EE.UU., por
lo visto, lo adoran (lo que no deja de ser sorprendente en un país
donde un beso así puede llevar a la cárcel a más d euno). Por otra
parte Gore es bastante gárrulo, no sabemos si de manera premeditada
para combatir su fama de robot. Personalmente todavía no me he recuperado
del shock de verle con camisa blanca de manga corta, sin chaqueta,
y con corbata. Hasta un economista habría sentido vergüenza. Y eso
por no hablar de la ostentación con la que exhibe su terrorífico
reloj digital, una cosa negra y monstruosa que debiera estar prohibida
para no dañar la muñeca.
FUNDAMENTOS
IDEOLÓGICOS:
Gore
es un devoto esposo y ejemplar padre de familia. De firmes convicciones
religiosas acude a su congregación baptista con frecuencia y consulta
sus problemas antes de tomar una decisión con su mujer y con el
Señor. Su probidad y honestidad están fuera de toda duda y su preocupación
por los niños y su correcta educación, así como su lucha contra
la violencia y la sexualidad le han hecho famoso. Sin embargo, a
pesar de lo que cualquier observador europeo pueda sospechar, no
estamos hablando del líder de la extrema derecha norteamericana
sino de un posible futuro presidente demócrata. La convicción de
que el pobre Le Pen no tendría ningún éxito en la política norteamericana
“por rojo” embarga a cada vez más personas.
No
obstante Gore es muy transigente en materia religiosa y no le importa
trabajar con gente de otros credos, siempre y cuando sean tan fundamentalistas
como él mismo. Por ello ha escogido como candidato a la vicepresidencia
a “Joe” (si el chico usara de nombre “Joseph” no podría aspirar
a nada) Libbermann, un judío ultraortodoxo que a buen seguro dará
mucho juego a Woody Allen en sus próximas películas. Al margen de
estas características desconocemos el motivo exacto que convierte
a Gore en “progre” mientras Bush es un “facha”, pues que el Gobernador
de Texas ejecute a mucha gente y el vicepresidente se limite a aplaudir
el gesto no es mucha diferencia que digamos.
Sus
menciones constantes al ecologismo quizá expliquen algo (Bush es
un malvado empresario del petróleo), pero no vemos en ellas motivo
suficiente para convertir a Gore en “campeón de las familias medias
americanas”. Ahora bien, esto no significa que los ciudadanos americanos
compartan nuestra ceguera y es probable que acudan masivamente a
votar (en torno al 45% del 40% del censo que votará) a un hombre
que cada vez que se viste establece una competición con el mundo
de la alta costura tratando de subirse los pantalones hasta el ombligo
para marcar el correspondiente paquete.
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