Debate
sobre los nacionalismos
CARTA
ABIERTA DE ZEBULÓN PACHECO* A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
*ZEBULÓN
PACHECO ES PORTAVOZ DE LA PLATAFORMA CASCAJALES DEL PÁRAMO
POR EL AMOR DE DIOS YA ESTÁ BIEN
Cascajales
del Páramo existe. Quizá a muchos este nombre no les
diga nada. Y es lógico. La pujanza de las grandes urbes nos
ha arrinconado desde hace demasiado tiempo. Somos ninguneados, pisoteados...
y por eso pedimos el auxilio de los medios, para reivindicar la
atención que merecemos, ni mayor ni menor que la de otras
muchas poblaciones de España. La que creemos justa. Concretamente,
calculamos que la atención asciende a 750 millones de euros
en inversiones.
Sí, los cascaparamenses hemos estado olvidados, viendo como
todo crece a nuestro alrededor por una cuestión de puro mercado.
La capital, los grandes pueblos...y aquí...nada. ¿Y
Cascajales? Situada en la cúspide del monte Santa Zita de
los Muflones, nuestra villa permanece ajena a infraestructura viales,
no es ya que no se pueda acceder a Cascajales en tren o en automóvil,
es que tampoco a pie. Los ancianos del pueblo (el 80 por ciento
de los habitantes) están incapacitados para la utilización
correcta y efectiva del piolet. Y no podemos estar subiendo a pulso
con una cuerda a todo aquel que sale de nuestras lindes para ver
a su familia. Asimismo, la villa tiene un desnivel medio del 14
por ciento en todas sus calles, por lo que hay que pasear agarrándose
a las barandillas que el Ayuntamiento ha puesto por todo el pueblo
para evitar los despeñamientos. Aún así, no
es extraño que algún ciudadano ruede y se precipite
al valle por falta de precaución. De ahí nuestro sobrenombre
"los despeñadizos", vil burla de los pueblos circundantes.
Esta
situación hace peligrar nuestras tradiciones. Por ejemplo,
la gastronomía. Nuestra famosa "caldereta vernácula"
está a punto de pasar a la historia. No podemos casi salir
del pueblo y, por tanto, es harto difícil conseguir los ingredientes
necesarios: morcilla, chorizo, morcón, venado sin orear,
ajo, cebolla, guindilla y aguardiente. Hemos aprendido a ser autosuficientes,
y como el pequeño tamaño del pueblo no permite la
cría de ganado, somos vegetarianos. Mejor dicho, ovolactovegetarianos,
ya que hay una vaca y una gallina en casa de Doña Hortensia.
Esta alimentación, unida a las cuestas de la villa, hace
que la mayoría de los cascaparamenses, y a nuestro pesar,
tengamos la capacidad aeróbica de un maratoniano, de ahí
que demandemos la designación de nuestro pueblo como "Ciudad
saludable por cojones". Otra tradición en peligro: nuestra
típica batalla naval sobre vino del día de San Baco.
Convertida nuestra villa en naumaquia, mediante el taponamiento
de las calles limítrofes con argamasa y excrementos vacunos,
se dividía al pueblo en herejes y ortodoxos. Al mando de
sus embarcaciones (balsas de playa con remos), ambos bandos trataban
de eliminarse mutuamente con diversas artimañas. Cierto es
que el caudal de vino animaba a más de uno a hacerse el arrojado
por la borda, pero la jornada transcurría pacífica
entre risas y comas etílicos. Eso prácticamente se
acabó. La pobreza del lugar hace que no podamos reformar
el alcantarillado por falta de presupuesto municipal, y la evacuación
del vino por los desagües corrientes ha dado origen, con el
transcurso de los años, a una nueva variedad de rata de cloaca,
la rata ebria o de la bota, que tiene tres veces más panza,
la nariz roja y una inusual querencia por el exhibicionismo. Compartimos
nuestro pueblo con roedores que deambulan en zig-zag por la plaza.
Nuestra petición para obtener la figura de "reserva
natural de alimañas exclusivas" ha sido rechazada, y
con ello muchas ayudas económicas. Un último ejemplo
de tradición maltrecha: el "baile de los rapaces".
Cuando un cascaparamense cumplía quince años, independientemente
de su sexo, se celebraba su bienvenida a la edad adulta con una
danza ejecutada por los iniciados el año anterior. Tal danza
colectiva consistía básicamente en unos movimientos
circulares a la pata coja alrededor de una hoguera, mientras cada
bailarín se asía a la oreja de un compañero.
De ahí nuestro sobrenombre "los desorejados", vil
burla de los pueblos circundantes. Con el envejecimiento de la población,
este rito ha perdido su sentido, y la promoción del "baile
de los desdentados" no tuvo ningún éxito.
También nuestra industria ha sido desmantelada debido a la
precariedad económica resultante de este abandono. ¿La
famosa fábrica de dedales? Cerrada. ¿La famosa fábrica
de sombreros donde se hacían las mejores chisteras, bombines,
gorros para dormir y canotieres del mundo? Cerrada. ¿La famosa
fábrica de braseros de picón? En suspensión
de pagos. Esto ha afectado a todo, incluso a nuestra otrora pujante
artesanía. Poco queda ya del esplendor de aquellos célebres
botijos sin pitorro de Cascajales.
Sin
agricultura, sin ganadería, sin industria... el sector terciario
en nuestra villa también sufre. Se limita al bar Aixalag
(pusieron al revés el rótulo y lo dejaron por desidia),
a ultramarinos Onacle (los del rótulo eran los mismos) y
a Cuchi Cuchi's, que es... otro tipo de bar. Los jóvenes
emigran y sólo el sector de las pompas fúnebres tiene,
paradójicamente, un respiro.
¿Cultura?
Nuestro festival de teatro de montaña, acabado. ¿Deportes?
Nuestro equipo de fútbol y voleibol (los mismos jugadores
servían para uno y otro deporte), acabado. ¿Empleo?
Los únicos con contrato, y temporal, son el párroco
y el alcalde. ¿Tecnología? No hay siquiera cobertura
de telefonía tradicional, y para las comunicaciones con el
exterior se sigue utilizando un foco para el morse, desde una torreta.
De ahí nuestro sobrenombre "los rayapunto", vil
burla de los pueblos circundantes.
¿Más?
Hasta los cartógrafos nos desprecian. No aparecemos en los
mapas de la comarca, ya sea el físico o el político,
y eso que la comarca es pequeña. En nuestro lugar suele aparecer
un mirador natural que no existe (y para colmo mira para el otro
lado). Tras una serie de llamadas realizadas por un servidor, distintas
multinacionales del mapa argumentaron razones de imagen para este
tratamiento, ofderrécor, por supuesto. Por eso decimos Por
El Amor de Dios Ya Está Bien.
Esta
realidad ha generado algunos hechos diferenciales. La consanguinidad
derivada de nuestra situación se manifiesta en el mal de
Cascajales (ausencia de campanilla, con las obvias toses, de ahí
nuestro sobrenombre "los ingleses", por nuestro carácter
"flemático", vil burla de ya sabe quien), y el
aburrimiento hace que cualquier habitante de más de trece
años tenga en sangre una proporción de orujo de miel
bastante mayor a la de cualquier ciudadano de España. Teniendo
en cuenta que Asdrúbal Barca alcanzó la cima del monte
donde nos ubicamos para encomendarse a sus dioses antes del combate
contra los romanos (algunos historiadores desconsiderados hablan
de que no subió, sino que se quedó en la falda, en
cuclillas, con el objeto de evacuar tranquilamente lejos de sus
tropas; una malintencionada falsedad, por supuesto), no dudaremos
en luchar por nuestro africanismo castellano si las inversiones
no nos satisfacen. Para ello, y en el punto 3.3 del séptimo
epígrafe de la constitución de la plataforma, se contempla
la metamorfosis en Cascajales del Páramo Por El Amor De Nuestra
Señora Déjeme Usted Ya Pero Pagando. De que nos sigamos
considerando insultados depende que nos solidaricemos con Soria
y Teruel o bien con el señor Ibarreche.
Alfredo
Martín-Górriz (Córdoba)
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