Actualidad
Metapolítica
Personajes
Especiales
POLÍTICA
BOLSA
MASS MEDIA
DEPORTES
CINE
HISTORIA
TEOLOGIA
LITERATURA
CULTURA POPULAR
LA RED
MUSICA
CIENCIA
LIBROS
SEXO

 

Constitución

Santiago Muñoz Machado

 

En España es constatable un sintomático fracaso de todos los intentos de la industria editorial por desarrollar mercados en papel impreso que funcionan bien en otras naciones. Aunque el reciente boom de la literatura dedicada a la autoayuda parece indicar que algunas cosas empiezan a cambiar y que el país se normaliza (a este paso podemos incluso esperar que los libros de jardinería empiecen a convertirse en best-sellers), la literatura política llamémosla "densa" sigue siendo, lamentablemente, poco menos que un erial. Más allá de los inevitables tratados que periódicamente ponen de manifiesto las contradicciones, por ejemplo, del sistema, la dieta de literatura política a disposición de los españoles se compone de poco más que los clásicos.

En gran parte, la culpa es de los intelectuales y universitarios españoles, pues es un hecho que no han logrado crear un público receptivo ni educar convenientemente a las masas. En el mundo del Derecho estas carencias son si cabe más espectaculares. Los libros de Profesores de esta disciplina que han logrado cierta presencia en el debate público desde la Transición se cuentan con los dedos de una mano (si es que existe alguno). Se trata de una anomalía curiosa, pues en los países de nuestro entorno sí existe una literatura accesible e interesante que conforma y atraviesa el espacio de debate público. Pero los juristas españoles, al parecer, ni saben escribir para el gran público ni tienen especial interés en intentarlo.

La aparición de una obra como "Constitución", de Santiago Muñoz Machado, acreditado Profesor de la Universidad Complutense de Madrid, es por ello una noticia especialmente digna de ser saludada.

Porque, en primer lugar, rompe con las pautas habituales, al contener un esfuerzo explicativo y didáctivo que convierte al trabajo en objeto de interés no sólo para el especialista sino,también y destacadamente, para todos los ciudadanos. Entendido que a quienes se sienten tales han de interesar las bases políticas y jurídicas de la vida en común y la organización de las mismas. Es decir, lo que en los modernos Estados de Derecho se hace, precisamente, a través de una Constitución. Como es una triste realidad que los académicos españoles han descuidado esta obligación social de mostrar los elementos estructurales de las sociedades democráticas y del proceso de maduración que nos ha llevado a ellas (hay excepciones, evidentemente, como el conocido y excelente trabajo de García de Enterría "La lengua de los derechos"), la obra que comentamos es una apreciada delicatessen.

Pero, además, la obra merece un mayor interés por aparecer el libro en un momento en el que la reflexión en torno a lo que han de ser y son las Constituciones, a lo que fueron y a lo que supusieron, a cómo surgieron y han evolucionado. Tema que es en la actualidad (o debiera ser) absolutamente central como consecuencia del (tímido) debate público suscitado en torno a la consulta a que hemos sido convocados los españoles para dar, previsiblemente, el sí a la Constitución Europea.

O a la llamada Constitución Europea. Porque para determinar si dentro de un análisis riguroso de lo que es la dinámica constitucional puede entenderse incluido un texto como el que votamos el próximo día 20 es conveniente, entre otras labores, atender a razones como las que desarrolla "Constitución".

Adicionalmente, el contenido de la obra de Santiago Muñoz Machado es de enorme interés por, al menos, dos razones en nada menores. En primer lugar, porque desarrolla una ajustada síntesis de lo que son los elementos esenciales para comprender el moderno constitucionalismo. Tal labor, por mucho que a algunos pueda parecer superflua, dista de ser sencilla y de poder ser acometida con garantías de éxito por cualquiera. La latente exhibición de conocimiento de los clásicos y de la historia constitucional europea y estadounidense que impregna la certera exposición de Muñoz Machado es prueba de ello. Porque sin un impresionante dominio de esa información es ciertamente complicado realizar una depuración que cribe de manera tan satisfactoria lo que son los principales hitos de un proceso complejo y en ocasiones oscuro. En segundo lugar, porque junto a esta exposición, la obra desarrolla una labor de limpieza no menos notable, depurando algunos de los tradicionales contenidos mitológicos de nuestra historia constitucional. Si ya es complicado realizar un resumen interesante y completo en una materia como la que nos ocupa, mucho más lo es, de consuno, acometer un interesantísimo ejercicio de limpieza y deconstrucción del imaginario constitucional europeo. Tan complicada tarea como imprescindible, porque la liberación del mito es paso imprescindible para poder afrontar la realidad con un mínimo de garantías. Algo de lo que, sin duda, estamos necesitados.

La obra que comentamos es pues absolutamente básica y muy recomendable para todo el que desee acercarse a la historia de las Constituciones y a un estudio de sus caracteres más básicos y de cómo han llegrado y sobrevivido a la actualidad. A partir de un análisis tanto de las características técnicas de las normas constitucionales como de los diversos contenidos jurídicos que las mismas integran, Muñoz Machado se introduce en una exposición que, con fundamento en la evolución histórica, pone de manifiesto cómo la misma juridicidad (consideración como norma jurídica) y primacía (consideración como norma suprema) de los textos constitucionales han ido modulándose con el tiempo. Lo que no significa ni que en algunos momentos no existieran en modo alguno, en contra de lo que se viene habitualmente explicando, como tampoco supone que en la actualidad se exhiban tales caracteres de manera absoluta en todos los ámbitos.

Junto a estas explicación, el libro acomete en su segunda parte una reflexión todavía por hacer hasta la fecha en España, como es la de resituar totalmente la noción clásica de Constitución que hemos venido manejando y todavía empleamos en un contexto nuevo, el de la integración supranacional y, muy particularmente, comunitaria. La misma Unión Europea, al dotarse de una Constitución, obliga a avanzar en el estudio de cómo este nuevo texto afecta a las Constituciones nacionales. Partiendo de la idea de que las bases constitucionales subyacentes al concepto que ha guiado el devenir jurídico de Occidente a lo largo de los siglos XIX y XX (separación y control del poder, reconocimiento y garantía de los derechos de los ciudadanos) están perfectamente contenidas en la llamada Constitución Europea, Muñoz Machado se adentra en las últimas páginas de su trabajo en un interesantísimo ejercicio de sistematización de la nueva realidad: la europeización de las Constituciones nacionales y la aparición de un texto fundacional como es la Carta Magna Europea que respectivamente mutadas en sus fines y posición, de un lado, y de otro muestra de cómo la esencia de una Constitución puede encontrarse en textos en muchos aspectos totalmente alejados de la consideración que tradicionalmente hemos tenido de lo que era un texto constitucional, han acabado configurando un panorama en el que la noción misma de Constitución ha de ser analizada desde otro prisma, abandonando la exposición decimonónica tradicional y afrontando las transformaciones que obligan a replantearnos lo que para nuestras sociedades, a principios del siglo XXI, significa tener una Constitución.

ABP (València)

 
La Radio Definitiva