AUTONÓMICAS
2003 EN NAVARRA
Glorias
pasadas, estabilidad presente, y la incógnita de los votos
de EH
Historia
Navarra
es una región que presenta una acusada personalidad en el
conjunto de las naciones, pueblos y condados que componen esta rica
y plural nación que llamamos España. Exactamente igual
que las otras dieciséis comunidades autónomas, dirán,
centralistas, Ustedes. Pues sí y no. La de Navarra es una
historia gloriosa, como la de cualquiera de sus ancestros (sean
de donde sean, hablen la lengua que hablen y bailen el folklórico
baile regional que sea), pero con un plus de Gloria en los factores
que compendian el complicado logaritmo de Españolidad que
sirve para saber quiénes de nosotros somos más españoles
y, al mismo tiempo, lo somos menos: el bestialismo. Como explicamos
en la Histeria de España,
Navarra presenta en este particular un jugoso currículum
superado únicamente por los vascos (y gracias al entusiasmo
demostrado por algunos superbaskos en los años de la democracia,
que según algunos puristas de la competición, deberían
quedar invalidados por llegar en fechas fuera de concurso).
En
efecto, desde bien pronto Navarra demostró que a ellos a
bestias no les ganaba nadie, atizándose con los moros, con
los demás cristianos peninsulares, con los franceses, con
los vascos (en plan "no somos como vosotros, ni queremos serlo;
somos mejores") e incluso, cuando se aburrían, entre
ellos.
Y atizándose
por razones nobles, de clara raigambre espiritual, no crean. A diferencia
del foco agitador del "proyecto Euskal Herria 2000 a.c.",
que a la hora de la verdad se mueve por intereses crematísticos
moralmente poco honorables (el cupo, los impuestos; Ustedes ya saben),
en Navarra las razones del uso de la violencia fueron históricamente
de otro tipo, con relación, naturalmente, con los fueros
navarros, superiores en algunos aspectos a los de los vascos, pero
entroncados con la defensa de la religión y con un proyecto
de España, el carlista, de extrema derecha, reaccionario,
patético,
todos los adjetivos descalificativos son
pocos, pero en cuanto a pegar yoyah, y hacerlo por razones
tan españolas como la defensa de la religión (por
no hablar de la negativa a aceptar a débiles mujeres en el
varonil Trono de España, raíz de la aparición
del carlismo), a Navarra no le gana nadie: tres guerras civiles
en el siglo XIX y la activa participación en la Guerra Civil
española, y además en el bando "correcto"
(el de siempre), les hizo acreedores, por un lado, de una fama de
acrisolada españolidad de alcance mundial ("cuidao que
ese es navarro, a la que te descuides te suelta una hostia que no
veas"), y por otro, del disfrute de los fueros y de los beneficios
que daba el favor del Caudillo durante cuarenta años, de
manera que, arreglado el enojoso asunto económico, en Navarra
pudieron dedicarse con entusiasmo a "lo otro", cultivar
la espiritualidad religiosa, representada sobre todo por los múltiples
hijos del Padre San José
María que pueblan esa bella región.
Características
En
Navarra conviven, producto de su historia, dos filosofías:
la primera, minoritaria y circunscrita a los pueblos colindantes
con el País Vasco, es de carácter ultraderechista
de raíz extranjera, esto es, son patriotas vascos, pero no
gente del PNV que rechace la violencia (es decir, "compañeros
de viaje de los violentos"), no crean, sino directamente jovencitos
de Jarrai (o como se llame ahora) dispuestos a demostrar su hombría
asesinando malvados concejales de UPN por el mero hecho de serlo
o volcando autobuses por llevar matrícula de Españaza.
Es una forma de decir "estamos aquí", de hacer
méritos ante la base espiritual de Euskal Herria, es decir,
el País Vasco y, más concretamente, la provincia de
Guipuzcoa (los poblachos de esta provincia, claro, no las ciudades,
sospechosas compañeras de viaje de los violentos constitucionalistas).
Afortunadamente, se trata de un apoyo minoritario, del orden del
15% en sus mejores momentos, pero suficiente para que no pueda olvidarse
sin más.
La
otra filosofía, la de siempre, es la de un recio conservadurismo
típicamente español, que bebe de las fuentes eternas
de nuestra Historia y se manifiesta en la enorme concentración
de curas por metro cuadrado (en particular, jesuitas y sacerdotes
de la Obra) y en la predominancia absoluta de una clase media moderadamente
boyante y de carácter tranquilo, sin interés por echarse
al monte desde que el Monte y todo lo que significa gobernó
en el conjunto del país durante cuarenta años.
Navarra,
por tanto, como región satisfecha de sí misma y al
mismo tiempo temerosa del empuje de la Gran Euskal Herría,
no sólo aceptó el marco autonómico sino que
lo acogió con cierto entusiasmo (salvo, naturalmente, los
"patriotas fronterizos" de los que ya hemos hablado),
habida cuenta de que, en su caso, las competencias eran enormes
(se respetaban los dichosos fueros), la prosperidad alcanzada indudable
(Navarra es, al igual que La
Rioja, una de esas comunidades semidesconocidas que se ubican
en el Top Cinco de renta per cápita) y la insoportable humillación
diaria que supone ser gobernados desde "Madrid" se relativiza
en gran medida si la opción alternativa es ser gobernados
por el lehendakari desde Bilbao.
Navarra,
en este sentido, es una región de gran importancia estratégica
para la articulación del Estado -no sólo del Estado
de las Autonomías- como freno a los majaras del otro lado
de la frontera y sus prácticas terroristas, y también
es un factor de peso importantísimo contrario a las aspiraciones
independentistas del PNV. Fue una grandísima noticia, en
este sentido, la pérdida del tradicional escaño cosechado
por HB en todos los comicios generales a partir de las elecciones
de 1993 (si no recuerdo mal), pues suponía que, definitivamente,
la ideología de pueblo y boina calada quedaba circunscrita
a su hábitat natural.
Candidatos
y prospectiva
En
Navarra el poder se lo han repartido alternativamente PSOE y UPN
desde prácticamente los comienzos de la autonomía,
si bien la fortaleza electoral del PSOE se resintió enormemente
a raíz del desgaste sufrido en la política nacional
y los escándalos económicos que afectaron al presidente
de la Comunidad Foral Gabriel Urralburu. UPN, contrariamente a lo
que podría suponerse, no es el PP "disfrazado",
sino un partido regionalista con entidad propia, de sólida
implantación en Navarra desde los inicios del marco autonómico,
que concurre coaligado con el PP tanto en las Autonómicas
como en las Generales desde principios de los años 90, pero
no se confunde totalmente con él, como ha demostrado, para
satisfacción de todos los que rezábamos por algún
gesto, alguno, de comprensión hacia los manifestantes en
las recientes protestas por la Acción
Humanitaria Conjunta por parte de dirigentes políticos
del PP, desmarcándose de la línea de actuación
del Gobierno, no criticándolo pero sí, al menos, rechazando
las razones de la invasión de Irak. Un aval para el Presidente
de la Comunidad Foral, Miguel Sanz, que posiblemente mitigue la
caída de votantes del PP a causa de la guerra (si es que
finalmente se produce, que nosotros, como hemos explicado cientos
de veces, creemos que así debería ser y así
será), y además demuestra la autonomía, al
menos, relativa (pues no se reprodujo en los tres diputados de UPN
en el Congreso) de UPN respecto del PP.
Lo
más probable, por tanto, es una holgada victoria de UPN.
Otra cuestión es si logra mantener el Gobierno, pues la desaparición
de EH (AuB) del Parlamento significa, por un lado, que la mayoría
absoluta es más "cara" en escaños (hacen
falta más que antes, pues ya no se cuenta con el pasotismo
generalizado de EH y sus representantes), y por otro, que no se
sabe muy bien adónde irán a parar esos votos. Lo más
lógico es que beneficien al nacionalismo pro - vasco en sus
diversas facetas (PNV y Aralar), aunque es pronto para indagar en
qué medida; dejará de ser "pronto" a partir
del Domingo 25 de Mayo por la noche, esto es: no tenemos ni la menor
idea de qué va a pasar con estos votos en Navarra.
Guillermo López
(Valencia)
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