CLINT
EASTWOOD
La
estirpe de John Ford
Clint
Eastwood es un fascista. El sinsentido de este postulado se ha venido
defendiendo desde hace ya más de treinta años, desde
los tiempos de "Harry el sucio". Pero no hay que preocuparse.
Demasiados críticos hay que no son más que personajillos
frustrados y envidiosos. Y, como en muchas ocasiones anteriores,
los franceses fueron los primeros europeos que se atrevieron a desmontar
este despropósito. En Europa, claro, porque en Estados Unidos,
fueran o no reaccionarias sus películas, Eastwood iba poco
a poco conviertiéndose en el segundo actor más taquillero
de la historia del cine, sólo por detrás de John Wayne:
sí, retrógrado éste como el que más
en su vida privada, pero actor de aventuras y mito donde los haya.
Pero
no acaba aquí la trayectoria de calificar de fascista a todo
lo que venga de Norteamérica. Muchos esfuerzos se gastaron
en calificar a "Centauros del desierto" (1956) de película
fascista y racista. Los eruditos de la materia decían (y
algunos aún lo insinúan) que la cinta de John Ford
protagonizada, curiosamente, por John Wayne, glorificaba la matanza
de indios en el far west. Nada más lejos de la realidad,
la película muestra lo contrario, la brutalidad de Ethan
Edwards, el personaje antiindio encarnado por Wayne del que Ford
mantiene en toda la película una clara distancia.
En
definitiva, que, retirado Ford, el nuevo fascista era Eastwood.
"Harry el sucio" (1971) levantaba ampollas porque parecía
cuestionarse la seguridad ciudadana en la sociedad actual. Película
de compleja lectura, su director, Don Siegel, peleó siempre
contra la calificación de fascista: "Si hago una película
sobre un asesino, no quiere decir que lo justifique, al igual que
si hago una película sobre un agente de policía con
métodos resolutivos". Desde luego, la identificación
con el personaje no está muy clara: la película muestra
a un Harry Callahan solitario, misógino, insociable, repulsivo.
Una de las secuencias más divertidas muestra a Callahan disparando
a unos ladrones al tiempo que se come un perrito caliente que sostiene
con una mano. La secuencia, cuanto menos, parece una parodia de
todo lo que muchos vieron en la película.
Más
datos. Eastwood estrena a mediados de los años 80 "El
sargento de hierro". Polémica de nuevo por el personaje
que encarna, un maleducado militar que no para de insultar a sus
reclutas durante la instrucción. Los que vieron un alegato
belicista en el film, parece que no aguantaron hasta el final de
la proyección, en que la contienda contra los cubanos muestra
una repulsa a toda la patraña bélica. Los que sí
que parecer ser vieron todo el film fueron algunos altos cargos
del ejército americano, puesto que el cuerpo de marines renegó
de la película y lamentó el apoyo logístico
proporcionado a Eastwood.
A este
batiburrillo se añade la breve peripecia política
de Eastwood, alcalde republicano durante dos años de una
pequeña localidad californiana, Carmel. Se equivocaron de
nuevo los agoreros que vieron en él a un nuevo Reagan. De
hecho, el mismo Eastwood suele recordar con sorna aquella etapa
de su vida, ya que en más de una ocasión ha afirmado
que "mi mayor aportación a la comunidad fue la regulación
para la venta de helados en carrito".
Como
punto de inflexión, Eastwood filma en 1988 "Bird",
una biografía de
Charlie Parker. Filmar un producto que superaba a obras como "Round
midnight" del sobrevalorado Tavernier desconcertó a
este sector de la crítica, que, de todas maneras, le sigue
negando a Eastwood el pan y la sal. Como mucho, hay quien califica
a Eastwood como "el último clásico", expresión
que en realidad significa bien poco.
El
estreno de "Deuda de sangre" nos vuelve a traer a un gran
director, con una película oscura, barata, casi de serie
B, crepuscular y muy triste. Una pequeña composición
de cámara que conmueve por la fragilidad que muestra en sus
personajes, especialmente en el de McClube, el ex - agente enfermo
del corazón encarnado por Eastwood. Rodada en 38 días,
esta pequeña obra es un ejemplo de sencillez, buen hacer
y eficacia. Como todo Eastwood.
Una
película que se añade a una filmografía envidiable
y que reconocemos como única. Veamos los títulos:
- Escalofrío en la noche (Play Misty for Me), 1971. Thriller
debut de Eastwood, que encarna a un locutor de radio acosado. Opera
prima irregular, pero muy entretenida.
- Infierno de cobardes (High Plains Drifter), 1973. Primer western
que dirige y en que se plantea ya un nuevo dibujo del género,
una reflexión que le llevará a reconsiderar la historia
norteamericana y que supondrá su cima como cineasta.
- Primavera en otoño (Breezy), 1973. Una de sus obras menos
conocidas, protagonizada por William Holden. Historia de amor entre
maduro y jovencita, fue su primer fracaso comercial.
- Licencia para matar (The Eiger Sanction), 1976. Derroche de aventuras
en una película tan distraída como floja en su conjunto.
- El fuera de la ley (The Outlaw Josey Wales), 1976. Nuevo western
magnífico, en que se apuntan más rasgos de lo que
será la madurez del cineasta. Primera aparición de
Sondra Locke, quien sería durante algunos años su
compañera sentimental y de reparto.
- Ruta suicida (The Gauntlet), 1977. Magnífico thriller de
acción, increíble en su desmesurada denuncia de la
corrupción policial, con un magnífico Eastwood que
interpreta a un policía alcohólico y acabado.
- Bronco Billy, 1980. Una de sus películas favoritas, una
comedia socarrona sobre el sueño americano.
- Firefox, 1982. Tal vez, su película más floja. Un
argumento ridículo (el robo de un avión nuclear soviético
que se pilota con la mente) en una película para olvidar.
- El aventurero de medianoche (Honkyotnk Man), 1982. Continúa
el proceso de desmitificación del héroe. El hecho
de que el personaje de Eastwood muriera al final de la película
fue un veneno para la taquilla.
- Impacto súbito (Sudden Impact), 1983. La única de
las cinco películas de Harry Callahan dirigida por Eastwood.
No llega a la altura de la primera, pero es un thriller trepidante.
Recordada por la famosa amenaza de Callahan: "Make my day".
- El jinete pálido (Pale Rider), 1985. Empieza la madurez
del cineasta. Un western basado en "Raíces profundas"
que analiza la génesis del mal, en un personaje demoníaco
que baja a la tierra para hacer justicia. Western áspero
y muy duro.
- Vanessa in the Garden, 1985. Película de encargo realizada
para las "Amazing Stories" de Spielberg. Interpretada
por Harvey Keitel y Sondra Locke.
- El sargento de hierro (Heartbreak Ridge), 1986. La más
lograda película antimilitarista de esos años, menos
maniquea que "Platoon" y con un mensaje de denuncia que
ya le gustaría para sí a "La chaqueta metálica".
Obra libre como pocas, que plantea múltiples preguntas para
que el espectador llegue a sus propias conclusiones.
- Bird, 1988. El descubrimiento para muchos. La vida excesiva y
breve de Parker llevada a la pantalla con mucho talento. Lejos de
ser una hagiografía, cuestiona la huida hacia ningún
lado del músico.
- Cazador blanco, corazón negro (White Hunter, Black Heart),
1990. Palma de oro en Cannes, Eastwood narra, según el libro
de Peter Viertel, cómo se desarrolló una parte del
rodaje de "La reina de África". Eastwood encarna
de manera soberbia a un John Huston más preocupado por irse
de safari que por rodar una película. Crítica del
colonialismo a que se ha sometido el continente negro, en la cinta
se reflexiona además sobre el carácter político
de la industria cultural estadounidense. Película, además,
que demuestra la ineptitud de Constantino Romero para doblar todos
los matices de la interpretación de Eastwood.
- El principiante (The Rookie), 1991. Película menor muy
divertida y excesiva. Policíaco de entretenimiento, con un
impagable Raul Julia de villano.
- Sin perdón (Unforgiven), 1992. Lluvia de Oscars y reconocimiento
definitivo por parte de Hollywood, es uno de los mejores westerns
nunca rodados, dedicado a los maestros de Eastwood: Don Siegel y
Sergio Leone. Reflexión sobre el carácter inherente
de la violencia a la naturaleza humana, sobre la verdadera construcción
de la historia de EE.UU. sobre las desigualdades sociales de los
desprotegidos, sobre la soledad, sobre un montón de cosas
que se van descubriendo viendo la película una y otra vez.
Will Munny (Clint Eastwood) es un asesino que cuelga las armas por
amor y que vuelve a empuñarlas unos años más
tardespara ayudar a unas prostitutas. Como el buen cine clásico,
la película cuenta muchas más cosas de las que parece
a simple vista.
- Un mundo perfecto (A Perfect World), 1993. Una de las pocas buenas
interpretaciones de Kevin Costner en una película de persecución
muy bien realizada.
- Los puentes de Madison (The Bridges of Madison County), 1995.
A partir de una mediocre novela, Eastwood logra una pieza hermosísima,
contada de una forma compleja que anticipa una cierta preocupación
por la narración. Emotiva película que plantea el
dilema moral del deber frente al querer.
- Medianoche en el jardín del bien y del mal (Midnight in
the Garden of Good and Evil), 1997. Película sobre el sur,
que recoge toda la literatura escrita sobre el tema. Sensacional
trabajo.
- Poder absoluto (Absolute Power), 1997. Crítica a la corrupción
política en que el héroe es un ladrón de guante
blanco.
- Ejecución inminente (True Crime), 1998. El tema ahora es
la pena de muerte. Final onírico (y discutido por algunos)
para una cinta muy emocionante.
- Space Cowboys, 2000. Clint Eastwood, James Garner, Donald Sutherland
y Tommy Lee Jones en una película irrepetible, un canto a
la experiencia y al respeto. Aventuras y humor en una de las mejores
producciones de Hollywood de los últimos años.
- Y la última, de momento, "Deuda de sangre" ("Blood
work").
Sin
olvidar, por supuesto, que Eastwood siempre ha participado de una
manera muy activa en las películas que interpreta y que,
además, suele producir. Hay títulos tan buenos como
"Harry el sucio", "El seductor", "En la
línea de fuego" o "Dos mulas y una mujer".
¿Es realmente cierto que aún hay que reivindicar lo
obvio?
MS
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