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Historia del Fútbol |
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LOS ORÍGENES DEL FÚTBOL ESPAÑOL (I) |
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A mediados del siglo XIX, durante un juego de pelota, a un estudiante de la
Universidad de Rugby llamado William Webb Ellis, (posiblemente atemorizado
por la presencia cercana de un tipo de más de cien kilos y con intenciones
poco amistosas), no se le ocurrió otra cosa que coger la pelota con las manos
y salir corriendo a toda pastilla, algo que estaba prohibido ya que en el
juego de pelota de la época, únicamente se permitía tener el balón en las
manos escasos segundos. Pero como no existía ninguna reglamentación al respecto,
a algún avispado se le ocurrió diferenciar dos deportes, uno en el que los
jugadores tuvieran el balón en las manos el tiempo que les diera la gana (con
permiso del rival) al que se le llamó rugby, en recuerdo de la localidad que
le vio nacer, y otro en el que los jugadores no pudieran tocar la pelota con
las manos (salvo el cancerbero) al que se le llamó fútbol; aquí se produjo
la primera división, ya que los tipos más bestias podrían darse mamporros
a gusto jugando al rugby, y los más cobardes podrían practicar el fútbol sin
tener el miedo de que podría venir el bestia de turno a darles un revolcón
(aunque con jugadores como Arzeno esto no está del todo erradicado). Poco
podría imaginar entonces William Webb Ellis y algunos de sus coetáneos (imagínense
a los antepasados de Rivaldo en la selva amazónica) la importancia que tendría
para sus descendientes aquel descubrimiento casual. El fútbol se hizo muy
popular en Gran Bretaña, y poco después se extendió más allá de aquellas islas,
gracias a los trabajadores ingleses que se marchaban al extranjero. Era una
época en donde las inversiones británicas en otros países estaban en plena
expansión y la instalación de grandes sociedades financieras como la Banca
Rotschild o de empresas mineras, hacía que muchos británicos tuvieran que
emigrar a otros países, exportando con ellos aquel nuevo deporte. Se dice
que la primera vez que se practicó el fútbol en España, se hizo en las cercanías
de las minas de Riotinto en Huelva, pero no se hagan una idea equivocada,
las porterías debían de ser dos piedras, el balón una cosa blanda y suponemos
que un poco redonda y la superficie cualquier descampado de la zona, evidentemente
una cosa así no podía interesar a Unamuno, Pérez Galdós, Ortega y Gasset y
demás intelectuales de la época, pese a que la mayoría de jugadores de entonces
guardasen un gran parecido físico con estos ilustres personajes. En
1.889 nacía el "Huelva Recreation Club", el primer equipo oficial
que se creó en España, por lo que el Huelva se puede autodenominar con toda
justicia como campeón de liga y copa durante tres años consecutivos, justo
hasta que en 1.892 se fundó el Palamós, por lo que resultaría que el Huelva sería
el equipo andaluz con más títulos en sus vitrinas. Como se puede suponer tanto
por la época, como por el nombre del club, el Huelva estaba compuesto exclusivamente
por jugadores extranjeros. Como se ha dicho, el segundo club que se creó fue
el Palamós (justo en el otro extremo de España), por tanto es de suponer que
no serían muy frecuentes los Huelva-Palamós en esa época, por lo que nos es
difícil saber cual fue el primer partido de fútbol que se disputó en España
entre dos equipos oficiales. Más difícil nos es precisarlo, si constatamos
que el Águilas fue el tercer equipo en fundarse. En 1.898 se fundó el Athletic
de Bilbao (se imaginan el cabreo que pillaría Sabino Arana al ver un Athletic
de Bilbao plagado de ingleses) y un año después el F.C. Barcelona, fundado
por Hans (más conocido por Joan) Gamper. Como era la norma (y eso no ha cambiado)
el club catalán estaba plagado de jugadores extranjeros. En 1.902 se disputó
la primera competición oficial, la Copa del Rey Alfonso XIII, en la que el
Vizcaya le ganó al Barcelona en la final por 2-1; es decir un grupo de vascos
(suponemos que mezclarían carlistas traidores con nacionalistas de pura cepa
) e ingleses ganaban a un equipo catalán formado por jugadores de diversas
nacionalidades, ante el orgullo de Sabino Arana y el cabreo de Cambó; sí señores
los discursos nacionalistas, la obsesión por la pureza de la raza y demás
gilipolleces ya estaban en todo su apogeo: acababa de comenzar el siglo XX.
(Continuará) |
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