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Valdano es un intelectual de
postín que, de cuando en cuando, entrena equipos de fútbol, dándonos la impagable
sensación de que, en efecto, el fútbol y el pensamiento están totalmente reñidos.
Después de una brillante carrera como jugador en lo más granado del fútbol
español (Alavés, Zaragoza e incluso Real Madrid, además, claro está, de la
selección argentina), Valdano pasó a entrenar al Tenerife, equipo con el que
cosechó sus mayores éxitos, a saber: le birló dos ligas al Madrid en los tiempos
en que la liga española aún era una competición que merecía la pena.
Naturalmente, Valdano fue fichado
por el Madrid, gracias a lo cual millones de aficionados descubrimos lo importante
que era formar una "sociedad" en el fútbol (Valdano fue un visionario,
alguien que desde el principio supo ver que el futuro del fútbol estaba en
el mercado de valores). Además de eso, Valdano consiguió ganar una liga con
un equipo de derribo y jugando razonablemente bien. Descubrió a Raúl y convirtió
a Amavisca y Zamorano en jugadores de calidad (¡).
Hasta ahí, todo bien. El error
de Valdano, motivo de su destitución, fue considerar que los jugadores de
fútbol son hombres adultos que sienten pasión por su trabajo y a los que hay
que tratar con respeto. Rápidamente, el muy masculino vestuario del Madrid
le demostró hasta qué punto estaba equivocado y el filósofo del fútbol tuvo
que salir por la puerta falsa.
Poco después, nos encontramos
a Valdano en Valencia, donde su mensaje no fructificó y el hombre empezó a
ganarse fama de profeta: mientras Jorge hablaba y hablaba, el Valencia culminaba
una mediocre temporada y se dirigía, bajo la égida de Paco Roig, a culminar
el experimento Romario con cuatro partidos consecutivos perdidos y el intempestivo
despido definitivo de Valdano como consecuencia.
A partir de ese momento, Valdano
volvió a casa (la cadena SER) y se convirtió en uno de los más significados
y activos personajes de la cultura española (nada que objetar, salvo que es
ilustrativo del estado de la cultura española que sus máximos representantes
vengan del mundo del fútbol). Con buen criterio, se negó a convertirse en
manager general del Real Madrid hace unos meses, lo que, sin duda alguna,
le habría quemado definitivamente en el ámbito deportivo. De esta manera,
y hasta ahora, Valdano sigue en lo suyo: comentar partidos para la cadena
SER, trabajar en un misterioso proyecto consistente en aplicar criterios futbolísticos
al mundo empresarial (ya lo indicábamos: un visionario) y, en general, hablar
todo lo que sea posible: porque Valdano habla, y mucho, a veces parece que
no terminará nunca, pero al menos habla bien. |