Radomir Antic

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Antic apareció en España a principios de los años 90, como entrenador de derribo del Zaragoza. Sorprendentemente, hilando un equipo en torno a Vizcaíno (¡), consiguió meterlo en la UEFA, motivo por el cual fue despedido poco después. Tuvo tiempo, sin embargo, de traer a Chilavert al Zaragoza, iniciando la moda de los porteros – líberos que luego continuaría en el Atlético y desesperando a la tradicional afición zaragocista, porque Chilavert meterá muchos goles de falta ahora, pero en aquella época su especialidad era hacer la estatua en cualquiera de los múltiples goles que le metían a él.

Este éxito inicial en el Zaragoza supuso que Ramón Mendoza llamara desesperado a Antic para intentar que el Madrid se metiera en la UEFA en la primera de las cuatro ligas de Cruyff. Radomir consiguió tan preciado objetivo y, de paso, convirtió a Hierro en un goleador nato (algo que los amantes del fútbol exquisito de este peso pesado del Madrid no olvidaremos nunca). En consecuencia, Mendoza renovó a Antic, pero para echarlo a mitad de temporada, cuando el Madrid era líder con tres puntos de ventaja sobre el segundo. El motivo era que el Madrid no jugaba todo lo bien que se pudiera desear (inexplicable, tratándose de un equipo montado en torno a Hierro), así que se pidió a Beenhakker que solucionara el desastre. A partir de allí, el Madrid jugó el mejor fútbol del continente, en especial en el partido de Tenerife, donde Sanchis y Buyo nos demostraron cómo se pierde tiempo con un resultado favorable.

Antic, postergado, tuvo que conformarse con entrenar al Oviedo, y debió ser todo un éxito su perpetuo décimo puesto en la liga, porque Gil, uno de los presidentes más exigentes de España en lo que al entrenador se refiere, le dio una oportunidad. Esta fue la época dorada de Antic: ganó la Liga y la Copa, consiguió convencer a los periodistas de que ofrecía buen juego y aguantó tres años al frente del Atlético. Durante ese periodo, Antic fue haciéndose cada vez más y más insoportable, se enfrentó a muchísimos personajes del mundo del fútbol, se hizo asesor del ex presidente González en el conflicto de Bosnia (ahora entendemos el brillante resultado de las gestiones de Felipe ante Milosevic) y, poco antes de que Gil se lo cargara, comenzó a colaborar con la cadena SER.

Esta es la fase más oscura de Antic como personaje público. Sabemos que en la SER son bastante sectarios, pero nos negamos a creer que metieran a Antic sólo por ser enemigo de Clemente; por su afición por el buen juego no puede ser, porque no es lo suficientemente horizontal (como Valdano, por ejemplo) para ser contertulio de la SER; tampoco es tan idiota como Poli Rincón, pero al menos nos deleita diariamente con su peculiar concepción del español como una especie de inglés in pectore, a saber: "campo está lleno", "jugadores no disfrutan con juego", césped está con agua, y eso no bueno", o sea, que habla igual que Van Gaal, pero lo peor es que intenta hacernos creer que son comentarios técnicos de calidad.

Periódicamente, el Atlético nos libra de su presencia en la SER llamándolo para que hunda un poco más al equipo, labor a la que se dedica con brío e indudable eficacia, como podemos comprobar actualmente. Sin duda, el amor de Gil por Radomir debe derivar no sólo de haber ganado la Liga (mérito que nadie, ni nosotros tampoco, le discute), sino de su defensa a capa y espada del presidente Milosevic durante la guerra de Kosovo (en la línea de Mijatovic, que sugería que nos cargásemos a todo portugués que cruzara la frontera y se instalase en Extremadura; ¿recuerdan?).

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