El
Porno del Milenio
Rocco
se supera a sí mismo
Cuando
empezaban a elevarse voces que ponían en duda que el mundo
del cine porno fuera capaz de renovarse y adaptarse a los nuevos
tiempos llega Rocco Sifredi (no podía ser otro) y pone los
puntos sobre las íes. La fuerza de esta nueva producción
de la factoría Sifredi es tal que incluso nos permite reactivar
esta sección, algo abandonadilla últimamente.
Si
hay un personaje al que podemos considerar el estandarte de La Página
Definitiva ese es, sin duda, Rocco Sifredi. Aunque nos gustaría
que ese fuera el motivo ello no es debido a que compartamos cualidades
físicas o su envidiable entusiasmo; tampoco es consecuencia
de que la mayor parte de las visitas que recibimos a través
de buscadores en realidad lo busquen a ËL (ya saben cómo
es la Red). Si Rocco es para nosotros algo más es porque
refleja el espíritu de esta página: su actitud renacentista
hacia la vida, que le lleva a picotear de todo un poco, y que le
convierten en un hombre del Renacimiento en pleno cambio de milenio.
Porque
si Rocco ya había demostrado sus cualidades como actor, como
portento físico, como imagen a emular para tantos adolescentes,
como director, como productor, como empresario ..... ¿qué
podía faltarle? Sin duda, una aventura artística,
intelectual. Pues bien, con EL porno del milenio Rocco
realiza esa aventura e innova como ninguno hasta ahora lo había
hecho en el cine porno. En esta cinta encontramos una profunda reflexión
sobre la sociedad actual y la visión deformada que tenemos
de ella, sobre el tratamiento que se da a la mujer y al sexo y sobre
cómo debiera cambiar este. Todo ello unido a una sanísima
preocupación estética que permite al film contar con
una profunda puesta en escena. En esta película, que sigue
el modelo de las últimas producciones de Sifredi, vemos al
recio italiano en acción, él solito, contra una verdadera
manada de hembras de bandera. Pero es que, además, en una
bella metáfora sobre las relaciones personales en estos días
que corren, Rocco logra correrse a su vez sin recurrir a mujeres
completas, sino a habitaciones minimalistas llenas de fragmentos
de cuerpos de mujer. El hondo trastorno que generan estas imágenes
tan poderosas visualmente se suma a otras escenas en que Rocco queda
sumergido por una masa ingente y deshumanizada de mujeres que le
rodean, le desean y le extraen todo su néctar.
Con
esta producción Rocco (director, guionista, productor y supermacho)
demuestra definitivamente que el cine porno es y puede ser arte.
De hecho diríamos que algunas películas de la nouvelle
vague, en realidad, demostraron esto hace ya tiempo (pues
eran cine porno disfrazado), pero sólo Sifredi podía
recuperar esta tradición con tanto vigor. En la actualidad
la reacción contra el cine comercial de Hollywood está
sólo en obras de esta naturaleza. Porque, sin dudarlo, si
hubiéramos tenido sangre suficiente en nuestros cuerpos para
atender las necesidades de tantos órganos a la vez, esta
película nos habría hecho pensar.
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