Blow
Up
Gran
Bretaña, 1966
El
maestro Antonioni decidió adaptar un cuento de Julio Cortázar
para plasmar el Londres de los años 60, en pleno festival
de la psicodelia, las drogas y los melenudos, en una película
enormemente interesante si tenemos en cuenta los siguientes elementos
de juicio:
- Antonioni
es, reiteramos, "el maestro", y esto no lo digo yo, sino
la crítica europea que ama sólo el auténtico
cine, aquél que no recauda un puto duro porque sólo
van a verlo los propios críticos, que, naturalmente, van
de gorra. Es decir, por lo común las películas de
Antonioni son bastante indigestas para el espectador medio, y ni
tan siquiera el patético intento de ligar con una bella joven
con supuestas inquietudes intelectuales (vea nuestro Cursillo para
ligar) justificaría el sufrimiento.
- Julio
Cortázar, por su parte, es un buen escritor que suple su
falta de pericia para alcanzar a Borges (que ya es decir) con un
estilo a veces innecesariamente denso en sus relatos cortos marca
de la casa. Esto quiere decir que ya la materia prima de la película,
un cuento, es de por sí farragosa, y cayendo en manos de
"El Maestro" ya me contarán.
- Por
último, permítanme recordarles el contexto sociopolíticoculturalhistórico
en el que se rueda el aspirante a engendro: años 60, Inglaterra,
cine independiente. O sea, el acabóse. La Nouvelle Vague
y sus sucedáneos en otros países europeos (Nuevo Cine
Alemán, Free Cinema Inglés,
) llevándose
por delante al Moro de Representación Institucional y a todos
los espectadores.
Con
estos mimbres, todo indicaba que Blow Up tenía todos los
números para convertirse en un hito del cine independiente,
y de hecho así es, pero también, en rigurosa concordancia
con la independencia irreductible de los planos, Blow Up debía
ser un tostón voluntariamente incomprensible, y esto sólo
es verdad en parte. Es un tostón la mayor parte del metraje,
es incomprensible, pero no tenemos ni idea de si hay voluntariedad
por parte de El Maestro o simplemente se trata de un arranque más
de genio.
Sin
embargo, algo salva a Blow Up respecto a otras películas
experimentales de la misma factura, y es la densidad de la trama,
o más directamente, la existencia de una trama sólida
y original que justifica la película más allá
de los habituales planos eternamente largos y las acciones sin sentido
que caracterizan al cine independiente de prestigio en muchas ocasiones,
y que también son recurrentes en Blow Up.
Porque
tras la radikal crítica al sistema encontramos también
una historia sumamente original ideada por Cortázar y bien
narrada por Antonioni: un fotógrafo es capaz de reconstruir
un crimen del que no había testigos gracias a una serie de
fotografías sacadas por él en el lugar del crimen
sin tener constancia del mismo. A través de sucesivas ampliaciones
de las fotografías y de su superposición como si se
tratara de un puzzle, el protagonista acaba siendo capaz de situar
la acción del crimen de forma que las circunstancias del
mismo sean esclarecidas. Una excelente historia de cine negro y
además una película que va mucho más allá,
que obliga al espectador a indagar en la verdadera naturaleza de
lo real, en la pulsión escópica inherente al cinematógrafo
que nos hace partícipes de la gran mentira, y también
la gran verdad, del cine como construcción fragmentaria,
como Todo irreal basado en una ideología que pervierte la
transmisión de la información bruta captada por la
cámara, pero también permite que el creador, el Genio,
en suma El Maestro, utilice su fino escalpelo para poner de relieve
a través del montaje del film las contradicciones del sistema
capitalista y, de paso, del jodío Moro de Representación
Institucional.
Como
Ustedes comprenderán, a mi todo ese rollo me la refanfinfla,
pero pese a todo la película sigue siendo correcta e interesante.
Si quieren hacerse los cultos entre sus amistades no lo duden: olviden
a Godard y decántense por esta película, les gustará
algo, podrán decir tonterías pedantes igual que con
Godard y además es incluso posible que alguna de las tonterías
pedantes esté fundamentada en la película, pues esta
no está totalmente desprovista de sentido.
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