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Esto es Jolibud

Noticias del mundo del cine (por decir algo)

 

08/11/2002: EL PAPÁ DE E.T. VISITA EL CARIBE

Esta semana, el director de cine estadounidense Steven Spielberg se ha ido de romería progre a La Habana. Se trata de un deporte asiduamente practicado por la vanguardia intelectualoide norteamericana (entre otras), consistente en cursar visita a los paraísos socialistas más acrisolados para soltar unos cuantos lugares comunes políticamente correctos cincelando de esa forma otra muesca en su revólver progresista-solidario.

Mr. Steven ha protestado enérgicamente en tierras caribeñas por el injusto bloqueo económico al que los Estados Unidos tienen sometida a la isla, un bloqueo de lo más peculiar puesto que todos los países occidentales siguien comerciando y haciendo negocios (sobre todo turísticos) con el régimen cubano. Pero no es de la innegable capacidad para el análisis geopolítico del creador de Indiana Jones de lo que queremos hablarles, sino de la contradicción (pequeñita, no vayan a pensar mal) que detectamos al respecto en la dialéctica antiglobal. Dado que el discurso oficial progresista nos advierte de la perversidad intrínseca de lo que se ha dado en llamar globalización (también capitalismo salvaje, neoliberalismo), el hecho de que la isla caribeña esté aislada de su maléfica influencia debería convertirla en un ejemplo de desarrollo democrático, social y sobre todo económico. Puesto que la situación económica cubana no es exactamente esplendorosa y sus cárceles siguen atestadas de presos políticos, podemos concluir que algo falla. Si fueramos lo suficientemente atrevidos, no dudaríamos en calificar de grave la evidente discordancia entre el discurso utópico de la avanzadilla progre y la realidad desnuda. Sin embargo, después asistir al extraordinario espectáculo ofrecido por los más conspicuos analistas económicos de la izquierda concluyendo que la caída del muro de Berlín había demostrado de forma indiscutible el fracaso .... ¡del capitalismo!, nos guardaremos mucho de extraer conclusiones precipitadas, no sea que la doctrina renovada del movimiento antiglobalizador, en una de sus convenciones periódicas de incuestionable valor académico, nos acabe demostrando nuevamente lo profundo de nuestro error.

Pablo

 

01/04/2002: BAJO CAE BASTANTE IDEM

La polémica desatada tras el espectáculo perpetrado por el autodenominado cineasta español Bajo Ulloa en la clausura de un Salón del Cómic de Granada, es una prueba más del escaso respeto que siente parte de la progresía cultureta de nuestro país por la inteligencia de sus conciudadanos.

Esta subclase de creadores supone, no sabemos bien el motivo, que cualquier montaje escénico en el que el mal gusto sea la nota imperante, sube de inmediato varios peldaños en la escala de la excelencia artística gracias a la archifamosa y poliédrica etiqueta de "transgresor". Suponen nuestros simpáticos revolucionarios que cualquier cosa que atropelle las convenciones sociales ha de ser por fuerza una exquisitez artística. Y hombre, pues no. Generalmente el público, si ha de ver a los actores lanzándose excrementos unos a otros en medio de un escenario (lamento no recordar ahora el nombre de esta insigne obra, también transgresora qué duda cabe) exige que debajo de esa fachada de innegable belleza estética exista al menos algún elemento inteligible medianamente decoroso.

Sacar a escena a una tía haciendo una mamada o a un par de cretinos disfrazados de Bin Laden rompiendo imágenes de la Virgen puede ser "transgresor" (me cago en la puta palabreja, dicho sea de paso), avanzado, osado, vanguardista, la hostia de destroyer en una palabra, pero lo que no está tan claro es que haya que admitirlo como una manifestación artística de calidad. Mas bien denota una inexistente imaginación (hacer chistes con Bin Laden a estas alturas...) un pésimo gusto y, como dijimos al principio, una ausencia total de respeto por la inteligencia del espectador.

Nosotros, la verdad, nos hemos reído un huevo del tipo éste, (¿Bajo Ulloa era?). Sobre todo porque estamos seguros de que el muy mamarracho ni siquiera se ha dado cuenta aún del ridículo que ha hecho. Suponemos que estará a salvo de realizar un mínimo ejercicio de autocrítica, dado que esta tropa siempre está convenientemente rodeada de un coro de patanes dispuestos a reírles la gracieta, lo que les evita caer en ciertas tentaciones de carácter introspectivo.

Y lo peor de todo es que como los que protestan públicamente por este tipo de espectáculos lo hacen desde los sectores más inmovilistas "del sistema" (según el pliego de acusaciones formulado por estos arriesgados creadores), su rabieta sirve de retroalimentación para que el interfecto siga cometiendo atentados estéticos de mayor envergadura.

Esperamos con ansiedad la próxima chorradita de Bajo. Por si se encuentra en un mal momento creativo le sugerimos, modestamente, que vea de nuevo "Airbag". Hay material más que suficiente para otros cuatro o cinco atentados escénicos.

 

01/02/2002: LA XENOFOBIA DEL CINE PATRIO

La Federación de Productores Audiovisuales se queja amargamente del abuso que comenten con ellos los distribuidores de películas foráneas. En concreto se refieren a los casos de películas como "Harry Potter" o "El Señor de los Anillos", que han quitado numerosos espectadores a las producciones españoles. Coño, ¿dónde hemos dejado el mestizaje y la tolerancia? ¿no habíamos quedado en que lo bonito y lo progre es la multiculturalidad y la eliminación de barreras culturales?, pues sí, pero siempre y cuando esto no afecte a nuestro bolsillo, parece deducirse de la actitud de los cineastas españoles.

Según la vigente Ley del Cine las salas están obligadas a proyectar una película comunitaria por cada tres foráneas (que principalmente son estadounidenses). Se trata de una norma patética y dudosamente legal puesto que limita el derecho del espectador a ver las películas que le dé la gana, aunque todo hacía pensar que se sería suficiente para garantizar una asistencia mínima a los bodrios cinematográficos españoles. Pero miren ustedes por donde, aun así, a los putos espectadores les da por las americanadas en lugar de paladear el néctar artístico de nuestras producciones nacionales. Para colmo, las películas españolas que más gustan son las de Torrente, así que es comprensible que los empresarios estén francamente preocupados.

Poca confianza deben tener en la calidad de su trabajo cuando dependen de la imposición de trabas arancelarias (injustas y anacrónicas por donde se mire) para poder vender su arte. Y eso por no hablar de las subvenciones concedidas de todo organismo público que se precie, pagadas con nuestros impuestos, que en muchos casos han servido para perpetrar auténticos insultos a la inteligencia que luego han sido estruendosos fracasos de taquilla, no por la invasión yanqui, sino porque en realidad no eran más que un enorme montón de mierda (subvencionado, eso sí). Pero es que la voracidad de nuestros artistas no tiene fin: No sólo hacen que les paguemos el capricho sino que además tenemos que ir a verlo por cojones, y hombre, eso ya nos parece excesivo.

Y a pesar de todo, ya ven cómo son las cosas, cuando una película española tiene calidad y está bien hecha, la gente acude a verla aunque en la sala de al lado pongan una de chuachenegger. Es lo que ha pasado por ejemplo este año con "Los otros" o "Juana la loca", lo que nos permite concluir que, el hecho de que el público asista a las películas españolas no depende tanto de la competencia foránea como de la calidad del producto exhibido. Sí, el argumento es demoledor pero quizá va siendo hora de que nuestros artistas empiecen a adquirir la madurez intelectual necesaria para adaptarse a la realidad, y de paso dejen nuestros bolsillos en paz ¿no creen ustedes?.

 

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