Nadie
conoce a nadie
Aunque
Mateo Gil sí que conoce a mucha gente; ¿cómo
le iban a dejar, en caso contrario, grabar este bodrio?
El
cine español comienza a estar bien representado en esta sección,
pero no les quepa duda alguna de que es por méritos propios.
Si alguien lo duda que se pase por cualquier sala donde aún
esté en Cartelera "Nadie conoce a Nadie" y que se siente
a disfrutar. Mateo Gil, ínclito compañero de Amenábar,
debuta en la dirección , como no podía ser de otra
forma, con un thriller intelectual. La escena espeluznante
con la que todavía tenemos pesadillas transcurre en pleno
Barrio de Triana (y olé). El protagonista es perseguido por
las fuerzas del mal, que aparecen tras cada esquina, tras cada recoveco
del barrio del arte y del tronío, .... y le disparan. Pero
le disparan con unas pistolitas de juguete que hacen un ruidito
que es algo así como (fuiufuiuifiuiuifiufiuiufiui). Imaginen
la escena, unos malos malísimos con pistolitas de juguete
que ni le persiguen sino que hacen fiufifuifuifuifufiu, el protagonista
con la cara desencajada huyendo de esta peligrosísima agresión
a su integridad física y, encima, la escenita de marras se
prolonga en esos términos durante 5 minutos. Al parecer a
muchos críticos les encantó la escena, que tiene una
"fuerza increíble" y "refleja perfectamente lo que Mateo
Gil quiere expresar". No se engañen¨: se trata de una
pazguatada de cuidado (y esos críticos deben estar a sueldo
de la productora).
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