El
lado oscuro del corazón
Cine
alternativo para reducir el gasto en somníferos
Nada
mejor para empezar esta sección que una película argentina.
Demasiado fácil, pensarán Ustedes. Pues se equivocan.
Cualquiera que haya visto la película y haya sobrevivido
para contarlo coincidirá en la dificultad de seleccionar
sólo UNA escena para esta sección. Tras muchas discusiones
nos decantamos por la escena en la que el poeta vende sus poesías
por los semáforos y acaba cambiándolas por unos "choricillos".
Hace más de 6 años que ví la escena y todavía
la recuerdo perfectamente. Esas cosas no se olvidan. ¿Por
qué, junto a las poesías, el sujeto no acompañaba
los consabidos pañuelos de papel? ?¿Por qué
en el cine no nos los vendían para que nos desfogáramos
a gusto?.
La
escena, de un ñoño subido, demuestra que todavía
hay cosas peores que le realismo mágico, por ejemplo, el
intento de imitar e intelectualizar todavía más esos
horrores. Lo peor de todo es que, desde entonces, me han asaltado
un par de veces tipos harapientos y con un concepto heterodoxo de
la idea de higiene personal pretendiendo venderme poesías
por la calle, "como en el lado oscuro del corazón". Esa gente,
¿por qué no optará por "ponerse a trabajar",
como en "manos a la obra"? Ya sé que todo eso está
basado en un hecho real (ay, Benedetti). No voy a transcribir lo
que me parece que así sea. En cualquier caso consideramos
que un criterio básico es que hay que respetar al espectador
y entretenerle. Claro que pasan muchas cosas desagradables en la
vida real (pocas como esta, pero alguna más hay), pero no
es preciso que nos las trasladen miméticamente al cine.
Un
respeto.
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